LA MOSCA & EL MERCADO / PRESENTACIÓN






Hicimos "La Mosca & El Mercado" allá por el 2000, 2001.
Teníamos entonces la inconciencia de la aventura y los sabores del riesgo, y la falta absoluta de planes como timón de tormenta.
Teníamos entonces la guerra a flor de piel, y anunciábamos con estridencia revoluciones que nunca llegarían.
Hablábamos de cosas inmediatas, sin saber que acaso repetíamos un mandato quejumbroso y tanguero de una época lanzada hacia su límite. Amigos que bardeaban de pólitica y moral con aforismos nietzscheanos y preocupaciones vagas.
Ahora tenemos -inexorablemente- unos cuantos años más, y muchas canas más, y la extraña sensación de que esos años se desvanecieron sin sentido, perdidos en intentos de nada sobre nada y hacia nada.
Si sólo resguardáramos hechos, noticias, fragmentos del olvido, simples nociones de inmediatez, podríamos decir, con verdad: pasaron tantas cosas desde entonces...
Si sólo resguardáramos hechos, simples nociones superficiales encadenadas a impulsos primitivos de certezas, podríamos entonces registrar nuestras inmóviles estatuas de sal: las asambleas barriales y aquellas tardes de domingo en Parque Centenario (¿te acordás?), Duhalde, el corralito, los golpes con martillos de los viejos frente a los bancos blindados, el puto de Rodríguez Sáa, el default, el riesgo-país, las colas frente a las embajadas, los cinco presidentes en una semana, el tres por uno, y al final Javier asomándose a una política que yo no entendía, y yo escondiéndome en aquella pensión de Seguí para salvar el esqueleto, con poca guita en el bolsillo y los pibes aquellos con los que salvamos las pocas viejas estructuras que por todas partes ya venían cayéndose a pedazos, y con ellas salvar de la deriva mis sentidos más profundos, más ocultos, más míos.
Y después Luján nuevamente, y la historia gota a gota, soneto por soneto, piedra por piedra, escape por escape, y el barco enfilado hacia un rumbo distante y extraño, tripulado por el fuego de aquella piba de Mercedes...
Entonces (creo) éramos más serios que ahora, y menos dolidos.
Todavía no habíamos sido capturados por la aliteración obscena de los mensajes de texto del sin-espacio y el sin-tiempo, ni por la resignación cobarde del enjaulado. Internet no era aún para nosotros este mandato ordenador de nuestras grietas y nuestros descontentos.
La mayoría de los amigos de entonces se perdieron en un limbo.
Las últimas noticias de la derrota siguieron su marcha, infructuosas, incesantes, girando alrededor de los mismos abismos, incólumes, haciendo de cuenta que nada pasaba, que todo era normal y cotidiano. Afganistán, Irak, Al Qaeda, Blumberg, Tinelli, Bush, Guantánamo, Bin Laden, Duhalde, el codificado de los domingos, Clarín y Telenoche... todo con la misma cara de póker de los presentadores de los noticieros y los vecinos de tu cuadra.
Pasaron siete años como siete letanías, y siempre intentando (sin ganas) volver a editar aquella revista, aquel jolgorio de quejas, aquellas pastillas contra el aburrimiento...
Entonces teníamos ganas, desconfianza, vanidad, carácter.
Nos enorgullecimos entonces con cada gesto, con cada palabra de aliento, con cada aceptación.
Ahora tenemos más certezas, o acaso las mismas más hondas, más altas, más claras.
Entonces teníamos la decisión y el tiempo. Podíamos esperar, podíamos esperar a des-esperarnos.
Ahora el hielo de esta congeladora comenzó a descongelarse.










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29 noviembre, 2007

Espectros de las velas rojas

Editorial del Nº 3 / Agosto 2001



No tengas miedo.
La luz de la llama baila entre los espectros de las velas rojas, y se refleja en el cristal de la copa. Baila y brilla, indestructible y eterna. Mirémosla, es sólo un instante.
La luz de la llama, la copa de vino, la música lejana, los ruidos de la vida, siguiendo sus pasos, a lo lejos. Eso es todo. No necesitamos nada más.

No tengas miedo.
El frío de este agosto ha empañado las ventanas. Este invierno de desencantos, de tardes lentas, de tristezas. Te agradezco este momento.

Miremos bailar la luz de las velas, escuchemos en silencio la música, podremos sentirnos jóvenes y reírnos, simplemente reírnos. Hablemos de Borges, de Serrat, del sabor del chocolate, de las gotas de vino que resbalan por el cristal de la copa, de los amigos, de todas estas cosas que realmente importan.

Afuera sigue pasando la vida. La vida, las noticias de la vida. Vos sabés, hemos escuchado estas mismas noticias otras veces. Tantas veces.

No te preocupes. Dicen los normales que ésa es la vida normal. Disculpalos: están locos.

No tengas miedo.
Afuera corren, desesperados, los tipos de traje, los bondis, los autos, los paseadores de perros, los taxis, el pibe de la pizzería, el cobrador de esperanzas, los policías del miedo, los salvadores del mundo. ¿Adónde van? ¿Adónde llegan tarde?

Las noticias de la vida, siempre las mismas. Que un tipo ganó la lotería. Que el progreso va ganando cuatro a cero. Que mañana descubrirán la vacuna del sida. Que vendieron a Saviola. Que un rico fue a la luna. Que creció el riesgo-país. Que cinco o seis hijos de puta vendieron la alegría. Que en este mismo momento se recibe otro economista en Harvard y otro esclavo en Mozambique. Que los políticos siguen hablando. Que ya no hay trabajo. Que la ministra de trabajo tiró el corchito en un programa en la tele. Que mataron a otro pibe en Moreno. Que sigue la guerra en alguna parte.

Las noticias de la vida, siempre las mismas.
Que el querido tipo aquel que me regaló el karting y el barrilete, hace tantos años, va muriéndose despacio, en un puto hospital. Que un amigo está en la buena, y otro amigo está en la mala. Que tantas cosas quise hacer y decir, y no pude o no supe. Que la felicidad nos espera a la vuelta de cualquier esquina, y que la tristeza también. Que el viajar no está en el viaje, ni en las fotos. Que hemos llegado hasta aquí, sin saber de dónde hemos venido, ni porqué. Que podemos y debemos ser felices. Que debemos tratar de entender. Que debemos saber partir, aunque nadie nos haya enseñado.

No tengas miedo.
Oigamos la música que se aleja. Brindemos en la oscuridad.
La luz de la llama va apagándose, despacio.



E. S., agosto 2001.-



Pasen y lean: Oscar Wilde

Nota de recopilación del Nº 5 / Diciembre 2001


Oscar Wilde, un dandy entre los gusanos

Escritor Irlandés. Nació y se educó en Dublín y luego en Oxford. Se destacó desde el comienzo de su carrera por sus posturas vanguardistas y su ironía para describir la realidad. Fue mimado por la aristocracia londinense. Escribió novelas, cuentos y comedias. Hasta que fue acusado por "homosexualismo" (sic) y debió enfrentar duras batallas judiciales que finalmente lo condenaron a 2 años de trabajos forzados en la cárcel de Reading. Luego de esto vivió parte de su vida bajo un seudónimo, Sebastien Melmouth. Se lo considera representante del decadentismo vanguardista. Su ingenio, sus diálogos sagaces, sus talentosos juegos de palabras y su ironía lo ubicaron como uno de los grandes de la literatura universal.

Lo que escribió Oscar Wilde nos sigue pareciendo hoy -con la magia de los mejores clásicos- encantador y sugestivo. Intelectualmente brillante, anticonvencional, muy culto, cáustico, y decidido (como él mismo diría) a utilizar todo su arte en vivir -dejando para la obra sólo el ingenio-, brilló en seguida en la sociedad londinense y parisina.
Su dandismo, en el que otros veían extravagancia, estaba en consonancia con sus inclinaciones literarias: “el arte por el arte”, el esteticismo más esteticista, pero accesible, ya que su ansia de éxito corría pareja con sus deseos de ruptura. El Wilde de las levitas raras, del traje estético y de los claveles verdes en la solapa, es el mismo que escribió El retrato de Dorian Gray o la espléndida Balada de la cárcel de Reading. El mismo, y por similar motivo: ser arte; hacer arte.
En su momento de gloria, el marqués de Queensberry, indignado por la relación de su hijo, Alfred Douglas, con Wilde, acusa a este de sodomía. En medio de un enorme escándalo, Wilde es condenado a dos años de trabajos forzados (1895-1897). La prisión supuso un tremendo calvario para el esteta, que aceptó todo como la necesaria parte final de su drama. Al salir de la prisión Wilde abandona de inmediato Inglaterra a la que no volverá jamás.

Oscar Wilde muere, de terrible enfermedad, en París, el 30 de noviembre de 1900.

Era un hombre de extraordinaria sensibilidad y genio desbordante, de conversación exquisita y aguda, cualidades que mientras vivió opacaron su mérito como escritor. Aunque escribió textos poéticos y dramáticos, ensayos y una novela, su maestría brilla en el género del cuento. Wilde es una de los más grandes autores de la literatura irlandesa, y que fue capaz de transformar en belleza los más insondables abismos del ser humano.
Borges afirmó: "La obra de Oscar Wilde no ha envejecido: pudo haber sido escrita mañana".


Acercamiento a Oscar Wilde.


* Cuando me da por pensar de noche en mis defectos, me quedo dormido inmediatamente.

* Un hombre puede ser feliz con una mujer siempre que no la ame.

* Los hombres jóvenes quieren ser fieles y no lo consiguen; los hombres viejos quieren ser infieles y no lo logran.

* A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante.

* Haría cualquier cosa por recuperaar mi juventud... excepto hacer ejercicio, madrugar o ser un miembro útil de la comunidad.

* Jamás viajo sin mi diario. Siempre debería llevarse algo estupendo para leer en el tren.

* Detesto la vulgaridad del realismo en la literatura. Al que es capaz de llamarle "pala" a una pala, deberían obligarle a usar uno. Es lo único para lo que sirve.

* Como no fue genial, no tuvo enemigos.

* Sólo los superficiales llegan a conocerse a sí mismos.

* El hombre que moraliza es, casi siempre, un hipócrita. La mujer que moraliza es, invariablemente, fea.

* La diferencia entre el capricho y la pasión está en que la pasión dura menos.

* Es malo que hablen mal de uno. Pero hay algo peor: que no hablen.

* Las mujeres han sido hechas para ser amadas y no para ser comprendidas.

* Experiencia es el nombre que damos a nuestras equivocaciones.

* Discúlpeme, no lo había reconocido: he cambiado mucho.

* La tragedia de la vejez no es ser viejo, sino haber sido joven.

* Uno debería estar siempre enamorado. Por eso jamás deberíamos casarnos.

* Resulta de todo punto monstruosa la forma en que la gente va por ahí hoy en día criticándote a tus espaldas por cosas que son absoluta y completamente ciertas.

* En éstos tiempos los jóvenes piensan que el dinero lo es todo, algo que comprueban cuando se hacen mayores.

* Como mala persona soy un completo desastre. Hay montones de gente que afirman que no he hecho nada malo en toda mi vida. Por supuesto, sólo se atreven a decirlo a mis espaldas.

* A veces pienso que al crear al hombre, Dios sobreestimó un poco Su Habilidad.

* No voy a dejar de hablarle sólo porque no me esté escuchando. Me gusta escucharme a mí mismo, es uno de mis mayores placeres. A menudo mantengo largas conversaciones conmigo mismo, y soy tan inteligente que a veces no me entiendo ni una palabra de lo que digo.

* Estoy convencido de que en un principio Dios hizo un mundo distinto para cada hombre, y que es en ése mundo, que está dentro de nosotros mismos, donde deberíamos intentar vivir.

* Logro resistirlo todo, salvo la tentación.

* Matar es una estupidez. Nunca debe hacerse nada de lo que no se pueda hablar en la sobremesa.

* Para la mayoría de nosotros la verdadera vida es la vida que no llevamos.

* Los músicos son terriblemente irrazonables. Siempre quieren que uno sea totalmente mudo en el preciso momento en que uno desea ser completamente sordo.

* El trabajo es el refugio de los que no tienen nada que hacer.

* Adoro los placeres sencillos, son el último refugio de los complejos.

* Lo único capaz de consolar al hombre por las estupideces que hace es el orgullo que le proporciona hacerlas.

* La tierra es un teatro, pero tiene un reparto deplorable.

* En el arte, como en el amor, la ternura es lo que da la fuerza.

Pasen y lean: Groucho Marx

Nota del Nº 5 / Diciembre 2001


Semblanza de Julius Henry Marx, alias "Groucho".

Nacido en 1890 y muerto en 1977.
De los cuatro hermanos principales, Groucho era aquel a quien le tocaban las partes mas jugosas en los guiones. Cada una de sus películas mostraba su talento único para la observación "oportuna" e ingeniosa. Sus duelos verbales con Chico o con Margaret Dumont marcan normalmente el punto de mayor interés en sus películas. Se decía que Groucho era el único de los hermanos que tenia adicción por las risas de la audiencia. Puede haber algo de verdad en esto ya que fue actor durante setenta y cinco años.
Groucho era una persona muy nerviosa. Antes de cada uno de sus estrenos estaba muy inquieto y esperaba siempre lo peor. Harpo era como él. Afortunadamente, su madre Minnie y su hermano Chico eran distintos, o su carrera como actor hubiera durado cinco minutos.
De niño tenia una hermosa voz y actuaba como solista, en compañía de sus hermanos, en teatros ambulantes de variedades.
En aquel entonces quería ser medico, pero su madre sentía atracción por los escenarios. Como ella, a pesar de haberlo intentado mucho, no pudo ser actriz, se empeñó en que sus hijos fueran actores.
Groucho fue el más popular y activo de los hermanos Marx. Hizo películas, radio, teatro, escribió libros y guiones, y televisión. Recibió varios premios, incluyendo un Oscar y un Emmy.
Lo que más le gustaba a Groucho era escribir guiones, pero necesitaba el aplauso y la risa del publico.
Al final de la vida de Groucho hubo un movimiento de apreciación hacia su obra, y sus películas fueron repuestas.

El final de su vida fue triste, marcado por peleas con su hijo Arthur acerca del control de su vida y de su herencia.


Las citas más famosas de Groucho Marx:

* Jamás aceptaría pertenecer a un club que admitiera como miembro a alguien como yo.

* A quien va usted a creer, ¿A mi, o a sus propios ojos?

* Estos son mis principios. Si a usted no le gustan, tengo otros.

* El puede parecer un idiota y actuar como un idiota. Pero no se deje engañar. Es realmente un idiota.

* Nunca olvido una cara. Pero en su caso, haré gustoso una excepción.

* Claro que lo entiendo. Incluso un niño de cinco años podría entenderlo. ¡Que me traigan un niño de cinco años!

* Desde el momento en que cogí su libro me caí al suelo rodando de risa. Algún día espero leerlo.

* ¿Por que debería preocuparme por la posteridad? ¿Que ha hecho la posteridad por mi?

* La justicia militar es a la justicia lo que la música militar es a la música.

* La inteligencia militar es una contradicción en los términos.

* Una mañana me desperté y mate a un elefante en pijama. Me pregunto como pudo ponerse mi pijama.

* La televisión ha hecho maravillas por mi cultura. En cuanto alguien enciende la televisión, voy a la biblioteca y me leo un buen libro.

* He pasado una noche estupenda. Pero no ha sido ésta.

* Debo confesar que nací a una edad muy temprana.

* O usted se ha muerto o mi reloj se ha parado.

* Recordad que estamos luchando por el honor de esa mujer, lo que probablemente es más de lo que ella hizo jamás.

* Partiendo de la nada alcance las mas altas cimas de la miseria.

* Citadme diciendo que me han citado mal.

* El matrimonio es una gran institución. Por supuesto, si te gusta vivir en una institución.

* La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnostico falso y aplicar después los remedios equivocados.

* Es mejor estar callado y parecer tonto que hablar y despejar las dudas definitivamente.

* Bebo para hacer interesantes a las demás personas.

* Solo hay una forma de saber si un hombre es honesto. Preguntárselo. Y si responde "si", sabes que esta corrupto.

* ¿Que por qué estaba yo con esa mujer? Porque me recuerda a ti. De hecho, me recuerda a ti más que tú.

* ¿Servicio de habitaciones? Mándenme una habitación mas grande.

* La política no hace extraños compañeros de cama. El matrimonio si.

* El secreto del éxito es la honestidad. Si puedes evitarla, esta hecho.

* Soy tan viejo que recuerdo a Doris Day antes de que fuera virgen.

* Fuera del perro, un libro es probablemente el mejor amigo del hombre, y dentro del perro probablemente esta demasiado oscuro para leer.

*No puedo decir que no estoy en desacuerdo contigo.

* Detrás de cada gran hombre hay una gran mujer. Detrás de ella, esta su esposa.

* El matrimonio es la principal causa de divorcio.

Pasen y lean: Enrique Symns

Nota "homenaje", o apenas un "rescate" emotivo para recordar a la "Cerdos & Peces" y al viejo Enrique Symns, fantasma porteño de un San Telmo casi imaginario, oculto detrás de los espejos del recuerdo...



El odio es una pistola fría


Hasta en el pentagrama frívolo del aroma a piano se está jugando la última batalla.

Todas las charlas en los bares y en las casas, todos los proyectos conversan los términos de la rendición: la guerra ha terminado.


Ha llegado la paz tan ansiada por los comerciantes: el triunfo de la democracia asesina que mata con una invisible crueldad, crueldad más siniestra que la de los militares. En la tarjeta que el obrero marca a las seis de la mañana en la fábrica de filtros mecánicos para autos está ya dibujado el símbolo del Cuarto Reich, el implacable sueño de ordenar el mundo, la siniestra mente que somete a sus designios la azarosa tirada de dados que la vida inventa.

El orden es el intento del tiempo por matar la eternidad.

Desnudo, el plan nos dice con todo descaro: no hay más que esto.

Todos los fantasmas de todas las miles de guerras y matanzas, de todas las luchas contra la esclavitud hoy brindan en las páginas de los diarios; aliviados, los bisnietos de los fantasmas lamen sus cadenas, porque ahora podrán tener sus cuatro paredes para cuidarse del cáncer.
Habrá ahora palabras de más sazonando un plato vacío. Una tela de ojos y la araña tejiendo en su miedo dormido.

Tendrás esas luchas intestinas en la quietud: esa angustia que tanto te gusta, ese sufrimiento que inventás para no sentir el dolor del mundo que muere, esa tristeza que te hace tan humano... Hay insectos nuevos: crecen en la desidia de la atención, anidan en ese laberinto mullido, casi shopping, que conecta el cariño con la dosis, la cama con el bar, todo el ruido que hacés con la boca para ocultar el silencio de tus actos.

El virus engramará sus mandatos en tu sinapsis.

En estos lugares que habito, ¿a qué jugaremos? La peste de la literatura, la música de cárcel, las artes del consuelo. No habrá mal de amores sino amores del bien, como los locos del manicomio: un puré de rutinas para seguir moviendo las fichas de un juego perdido.

No son hombres aquellos que pueden imaginarse el mundo que viven.

Ellos han vivido en un mundo imaginado y nada les duele y nada les goza. Odio ese futuro de plazoleta en donde los niños correrán en motos de video; odio al enemigo y acepto este destino. Seremos tragados para envenenarles el plan de sus siembras.

Estaremos en el corazón de todos los terremotos, en el cuchillo envenenado de todos los virus, vomitando junto a la furia de los volcanes. Resistiremos.

Brindo por esto: sobre la tumba del mundo escupirá uno de nosotros.


Enrique Symns. Cerdos & Peces


Pasen y lean: E.M. Cioran

Recopilación de citas para el Nº 6 (inédito)


* Mi escepticismo es inseparable del vértigo, nunca he comprendido que se pueda dudar por método.

* ¿Se comprenderá alguna vez el drama de un hombre que en ningún momento de su vida ha podido olvidar el Paraíso?

* Soy un filósofo aullador. Mis ideas -si ideas son- ladran: no explican nada, explotan.

* El 18 de este mes, muerte de mi padre. No sé, pero siento que lo lloraré en otra ocasión. Estoy tan ausente de mí mismo, que ni siquiera tengo fuerzas para la pesadumbre, y tan bajo, que no puedo elevarme a la altura de un recuerdo ni de un remordimiento.

* Yo podría, si acaso, mantener relaciones verdaderas con el Ser; con los seres, jamás.

* El fondo de la desesperación es la duda sobre uno mismo.

* 24 de febrero de 1958. Desde hace unos días, vuelve a rondarme la idea del suicidio. Cierto es que pienso en él a menudo, pero una cosa es pensarlo y otra sufrir su dominio. Acceso terrible de obsesiones negras. Me va a ser imposible durar mucho tiempo así por mis propios medios. He agotado mi capacidad para consolarme.

* Para escribir, hace falta un mínimo de interés por las cosas; es necesario creer aún que las palabras pueden atraparlas o al menos rozarlas; yo ya no tengo ese interés ni esa fe...

* París: insectos comprimidos en una caja. Ser un insecto célebre. Toda gloria es ridícula; quien a ella aspira ha de tener en verdad el gusto por la decadencia.

* 22 de agosto. No se me oculta que en todo lo que hago hay una mezcla de periodismo y metafísica.

* He leído demasiado... La lectura ha devorado mi pensamiento. Cuando leo, tengo la impresión de «hacer» algo, de justificarme ante la sociedad, de tener un empleo, de escapar a la vergüenza de ser un ocioso... un hombre inútil e inutilizable.

* 29 de noviembre de 1959. Nada hay más decepcionante, frágil y falso, que una inteligencia brillante. Son preferibles las aburridas: respetan la trivialidad, lo que de eterno tienen las cosas o las ideas.

* Albert Camus se ha matado en un accidente de coche. Ha muerto en el momento en que todo el mundo -y tal vez el mismo también- sabía que ya nada tenía que decir y viviendo tan sólo podía perder su desproporcionada, abusiva -ridícula incluso-, gloria. Inmensa pena al enterarme de su muerte, anoche, a las 23 horas, en Montparnasse. Un excelente escritor menor, pero que fue grande por haber carecido totalmente de vulgaridad, pese a todos los honores que cayeron sobre él.

* 6 de enero de 1960. Sólo hablé con Camus una vez, en 1950, creo; he hablado mal de él muchísimo y ahora me siento presa de un remordimiento terrible e injustificado. Ante un cadáver, sobre todo cuando es respetable, me siento impotente. Tristeza inclasificable.

* James Joyce: el hombre más orgulloso del siglo, porque quiso -y en parte alcanzó- lo imposible con el empecinamiento de un dios loco y porque nunca transigió con el lector y no estaba dispuesto a ser legible a toda costa. Culminar en la oscuridad.

* No pierdas el tiempo criticando a los otros, censurando sus obras; haz la tuya, dedícale todas tus horas. El resto es fárrago o infamia. Sé solidario con lo que es verdad en ti e incluso eterno.

* B.: Fue un muchacho que, cuando era pobre, me hablaba de la inanidad de la vida y, ahora que es rico, sólo sabe contar manarradas. No se puede traicionar impunemente la miseria. Toda forma de posesión es causa de muerte espiritual.

* Sé por qué, a la edad a la que he llegado, prefiero leer a historiadores que a filósofos: es que, por aburridos que sean los detalles relativos a un personaje o a un acontecimiento, el desenlace de uno o de otro intriga necesariamente. Pero las ideas no tienen, ¡ay!, desenlace.

* Vivir es poder indignarse. El sabio es un hombre que ha dejado de indignarse. Por eso, no está por encima, sino al lado, de la vida.

* Cuando se quiere adoptar una decisión, lo más peligroso es consultar a otro. Aparte de dos o tres personas, no hay ninguna otra persona en el mundo que quiera nuestro bien.

* El genio francés es el genio de la fórmula. Es un pueblo al que le gustan las definiciones, es decir, lo que menos relación tiene con las cosas.

* Lo que temo no es la muerte, sino la vida. Por mucho que me remonte en la memoria, siempre me ha parecido insondable y aterradora. Mi incapacidad para insertarme en ella. Miedo, además, de los hombres, como si perteneciera a otra especie. Siempre el sentimiento de que en ningún punto coincidían mis intereses con los suyos.

* Los dos pueblos que más he admirado: los alemanes y los judíos. Esa doble admiración -que después de Hitler, es incompatible- me ha conducido a situaciones como mínimo delicadas y ha suscitado en mi vida conflictos que preferiría haberme evitado.

* Los pesimistas no tienen razón: vista de lejos, la vida nada tiene de trágica, sólo lo es de cerca observada en detalle. La vista de conjunto la vuelve inútil y cómica. Y eso es aplicable a nuestra experiencia íntima.

* Ionesco me dice que en el monólogo de Hamlet sólo hay trivialidades. Es posible, pero esas trivialidades agotan lo esencial de nuestras interrogaciones. Las cosas profundas no necesitan originalidad.

* La palabra que más se me viene a la cabeza, tanto si estoy fuera como si estoy en casa, es engaño. Por sí sola resume toda mi filosofía.

* Aceptarnos tal como somos: la única forma de evitar la amargura. En cuanto «nos negamos», en lugar de pagarlo con nosotros mismos, lo pagamos con los demás, y ya sólo segregamos hiel.

* El drama de Alemania es el de no haber tenido un Montaigne. ¡Qué ventaja para Francia haber comenzado con un escéptico!

* El hombre que más me deprime es el satisfecho por sí mismo. No entro en sus razones, su éxito no me lo parece, la vanidad que le inspira me parece ridícula o demente, aunque todos la consideran legítima. Es que para mí todo éxito exterior es peor que un fracaso y siento piedad de quienquiera que se eleve sobre el mundo.

* Toda literatura empieza con himnos y acaba con ejercicios.

* Si la palabra nobleza tiene algún sentido, sería tan sólo el de designar el consentimiento a morir por una causa perdida.

* No son los pesimistas, sino los decepcionados, los que escriben bien.

* Sé de dónde proviene mi pasión por Talleyrand: es que toda su vida se encontró en situaciones falsas; por eso pudo traicionar a todo el mundo.

* 13 de mayo. Los «malos deseos», los vicios, las pasiones dudosas y condenables, el gusto por el lujo, la envidia, la emulación siniestra, etcétera, son los que mueven a la sociedad, ¿qué digo?, los que hacen posible la existencia, la «vida».

* Los débiles, los enfermos, los encamados que se atreven a proponer un nuevo credo a la Humanidad: Nietzsche, el más lamentable y el más esperanzado de todos.Pasó del pesimismo al delirio; por eso tuvo tantos discípulos, la mayoría grotescos.

* Un día le preguntaron a Fontenelle, casi centenario, cómo había conseguido tener sólo amigos y ningún enemigo. -Siguiendo dos axiomas: todo es posible y todo el mundo tiene razón.

* La desesperación colectiva es el factor de ruina más potente. El pueblo que cae en ella nunca llega a recuperarse del todo.

* Sin la idea de un universo fracasado, el espectáculo de la injusticia bajo todos los regímenes conduciría a la camisa de fuerza incluso a un indiferente.

* Me horrorizaría ejercer influencia alguna; sin embargo, me gustaría ser alguien... por mi ineficacia. Turbar las mentes, sí; dirigirlas, no.

(*) Fragmentos extraídos del libro Cuadernos (1957-1972), editado por Tusquets, selección de Verena von der Hieden-Rynsch, y traducción de CARLOS MANZANO. Recopilados por enfocarte (página web).

Breve reseña:

Emil Michel Cioran nace en Rasinari, Rumania, en 1911, y muere en París, en 1995. Profesor de la Universidad de Bucarest, es una de las figuras más destacadas de su país, que abandonó en 1937 para establecerse en París. Su pensamiento, incluido en el campo existencialista y presentado por voluntad de su autor en forma fragmentaria y asistemática, es para muchos una incansable reflexión sobre el vacío y la desesperación, aunque para otros, incluido el propio Cioran, constituye una exaltación vital y casi salvaje. Su obra está escrita originalmente en francés, salvo un primer libro en rumano: En las cimas de las desesperación (1934). Obras: Breviario de podredumbre (1949), La tentación de existir (1956), Historia y Utopía (1960), La caída en el tiempo (1964), Del inconveniente de haber nacido (1973), El aciago Demiurgo (1974), Desgarradura (1979), Adiós a la filosofía y otros textos (1982) -textos seleccionados por Fernando Savater-, Contra la Historia (1983), Ensayo sobre el pensamiento reaccionario (1985), y este año (2001) Tusquets Editores ha publicado Cuadernos (1957-1972), selección de treinta y cuatro cuadernos manuscritos que dejó Cioran a su muerte, escritos desde el 26 de junio de 1957 hasta finales de 1972.

26 noviembre, 2007

Narcotráfico de Estado

Nota "invitada" del Nº 2 / Junio - Julio 2001


La historia secreta del crack
Por Samuel Blixen (1)

Nuevas evidencias confirman la participación de la CIA y de las dictaduras latinoamericanas en el tráfico de drogas para financiar "operaciones encubiertas". La militarización de la "guerra contra las drogas" está bajo sospecha.

1) La cocaína de los pobres

Casi sin saberlo, un joven pandillero del área de la bahía, un suburbio pobre del norte de Los Angeles, inauguró a fines de 1979 el boom del crack (la mortífera alteración de la cocaína que está arrasando literalmente a la población negra de las principales ciudades estadounidenses) cuando comenzó a recibir de un exiliado nicaragüense ingentes cantidades de cocaína pura. Rick Ross revolucionó el meracdo de las drogas: por más que su abastecedor, Danilo Blandón, le entregaba la mercadería a precios tentadores, la cocaína era por entonces muy cara, y por lo tanto reservada a los consumidores de clase media y los intelectuales. Ross experimentó con el método del blow up, cocinando la cocaína mezclada con un anestésico llamado procaína, y logró transformar el polvo en rocas, que podían ser fumadas en pipas. Creyó haber producido la "base", un estado primario de la cocaína que se suele fumar en los países productores de América Latina. Por cada kilo de cocaína, Ross lograba tres kilos de rocas. El furor inicial del crack mató a los atletas Len Blas y Dan Rogers y casi liquidó a Richard Pryor; después se convirtió en "la cocaína de los pobres", y hoy provoca una virtual devastación en la comunidad negra de los EEUU.

Después de un año de meticulosa investigación, un diario de Los Angeles, el San José Mercury News, comprobó que el boom del crack en California (y su irradación al resto del país) es directa responsabilidad de la Central de Inteligencia (CIA) y de una organización anti-sandinista, que organizaron el tráfico de cocaína a Los Angeles, para financiar a los contras nicaragüenses a comienzos de 1980.

La explosiva revelación provocó indignación entre las organizaciones de la minoría negra estadounidense, que llegaron a denunciar la "participación de organismos estatales" en la fundación del comercio del crack "como una agresión planificada contra los negros". En el Congreso de EEUU, en cambio, la sólida información del San José Mercury News reactualizó el costado más oscuro del escándalo Irán-Contras, ventilado en noviembre de 1986: a pesar de los numerosos testimonios, el gobierno de Ronald Reagan logró en aquel entonces enterrar la investigación sobre la forma en que se financió la asistencia secreta de EEUU a los contrarrevolucionarios nicaragüenses. Ahora las evidencias confirman que el Consejo nacional de Seguridad y la CIA traficaron cocaína a fin de obtener los recursos para la compra de armas, que el propio Congreso había embargado.

Las consecuencias de la revelación son impredecibles: no sólo cientos de miles de ciudadanos estadounidenses resultaron víctimas de esas operaciones encubiertas, también surge con claridad que durante diez años diversos organismos gubernamentales (el Pentágono, la CIA, la DEA, el Departamento de Justicia) ocultaron pruebas, destruyeron archivos y manipularon la información para impedir que pudiera conocerse la participación estatal en el tráfico de drogas. No es menor el hecho de que muchos de los traficantes involucrados en esas operaciones encubiertas son hoy agentes secretos estadounidenses afectados a la lucha contra la droga.
Pero la responsabilidad en la financiación (mediante la droga) de las operaciones encubiertas del gobierno no es exclusiva de los organismos estadounidenses. La información del San José Mercury News permite ensamblar los trozos de una historia fragmentada donde los miembros de esa transnacional terrorista conocida como Operación Cóndor (agentes de inteligencia, torturadores, asesinos a sueldo, extorsionadores, traficantes) aparecen con papeles muy destacados. Del esquema surge una conclusión: el narcotráfico, hoy identificado como el enemigo principal de la seguridad hemisférica, fue el recurso preferido de la llamada Doctrina de la Seguridad Nacional para desplegar el terrorismo de estado y el control ideológico de todo el continente.

2) Reunión cumbre en Buenos Aires

A comienzos de 1980 el entonces general Guillermo Suárez Mason, jefe del 1º Cuerpo del Ejéricto Argentino, presidió el 4º Congreso de la Confederación Anticomunista Latinoamericana (CAL), filial de la World Anti-Comunist League (WACL), que se realizó en Buenos Aires. Estuvieron presentes el entonces presidente de la WACL, Woo Jae Sung, miembro relevante de la secta Moon; respresentantes de la logia fascista Propaganda Due (P-2), delegados del dictador nicaragüense Anastasio Somoza y de la organización terrorista anti-castrista Alpha 66; el mayor Roberto D'Aubisson, creador de los escuadrones de la muerte salvadoreños, el general uruguayo Luis Vicente Queirolo, el neo-fascista guatemalteco Mario Sandoval Alarcón y el terrorista italiano Stepano Delle Chiaie, entre otros; John Carbaugh, asistente del senador Jesse Helms, y Margo Carlisle, ayudante del senador James McClure, ambos norteamericanos, participaron como "observadores".

Suárez Mason, directamente implicado en los asesinatos de Zelmar Michelini y Héctor Gutiérrez Ruiz, y "protector" de Aníbal Gordon (jefe de las bandas paramilitares que operaron en los centros clandestinos de detención subordinados al primer cuerpo del Ejército, y especialmente en "Automotores Orletti", de donde desapareció más de un centenar de uruguayos), fundamentó la necesidad de desarrollar la lucha anticomunista en América Central, a partir del triunfo sandinista. El general miembro de la P-Due comprometió la creación, en el seno del Batallón 601 (la estructura de inteligencia del ejército), de un Grupo de Tareas Exterior, el GTE, para desplazar hacia América Central un contingente de "asesores", que transmitiera a los ejércitos y a los comandos paramilitares de la región la experiencia argentina en la "guerra sucia".

Los ocho millones de dólares que la WACL aportó para los gastos iniciales del GTE son el primer y temprano indicio de la asistencia encubierta estadounidense que después instrumentó el coronel Oliver North, por encargo de Reagan y George Bush (padre del actual presidente). Pero la aventura centroamericana (y el fabuloso enriquecimiento de sus protagonistas) requeriría fondos muchos más cuantiosos. Al momento del congreso de la CAL, Suárez Mason ya tenía prevista una fuente significativa de financiamiento: un suministro ilimitado de cocaína boliviana.

Ese punto fue el centro de los contactos informales que Suárez Mason mantuvo en Buenos Aires con el salvadoreño D'Aubisson (yerno del general Amaury Prandt, ex-jefe de la inteligencia militar uruguaya) y el italiano Delle Chialie (lider de la organización fascista Avanguardia Nazionale, responsable del atentado contra el dirigente democristiano chileno Bernardo Leighton, perpetrado en Roma por encargo del jefe de la policía secreta de Pinochet, el general Manuel Contreras). Ambos habían acordado con el coronel boliviano Luis Arce Gómez el suministro de droga para financiar acciones paramilitares, como parte de un plan más amplio y complejo. En realidad, a comienzos de 1980, los militares golpistas y los narcotraficantes bolivianos coincidieron en sus intereses. De ahí surgió la "narcodictadura" del general Luis García Meza que, con el pretexto de combatir a la "izquierda comunista", controló el poder en Bolivia durante dos años. El propósito del golpe fue eliminar el monopolio de los "cárteles" colombianos que asignaban a los barones de la droga bolivianos un papel secundario, limitados a la producción de la pasta-base, con una interdicción para la instalación de fábricas de cocaína.

En marzo de 1980 el agente secreto de la DEA Michael Levine, estacionado en Buenos Aires, descubrió que un trust de narcotraficantes bolivianos impulsaba el golpe militar, financiando la operación. La CIA y la DEA ocultaron la información al gobierno de Jimmy Carter y permitieron que el plan prosperara. En el esquema, el coronel Arce y su primo Roberto Suárez (principal narcotraficante) se comprometieron con D'Aubisson y Delle Chiaie a aportar dinero para América Central si, a la vez, ellos facilitaban el tráfico para financiar el golpe.

Como consecuencia, la dictadura argentina apoyó el golpe de García Meza, desplazando en julio de 1980 a unos 400 "asesores", aportando apoyo logístico (en armas y en vehículos) y destinando casi 800 millones de dólares en asistencia económica al nuevo régimen. Hoy se sabe que buena parte de esa "ayuda" fue en realidad un pasamanos de narcodólares, aportados por los traficantes y así "lavados" por los agentes argentinos en centroamérica.

3) La red se despliega

El teniente coronel Hugo Miori Pereyra, integrante del contingente argentino en Bolivia, fue un enlace clave. Miori ayudó a Delle Chiaie a montar, en Bolivia, un escuadrón terrorista denominado "Novios de la Muerte". Ese escuadrón, con el que estuvo vinculado el criminal de guerra nazi Klaus Barbie y que coordinaba con el Servicio Especial de Seguridad, organizado por el Ministro del Interior Luis Arce Gómez, indistintamente instruía a soldados bolivianos en las técnicas de tortura de detenidos y brindaba protección al comercio de la cocaína.
Miori Pereyra se desplazó después a centroamérica, oficiando de "correo". Se le atribuye un papel fundamental en la organización del tráfico de drogas que fluyó hacia El Salvador. La cocaína era trasbordada en las bases de la Fuerza Aérea Salvadoreña y derivada luego hacia Estados Unidos. Parte de la droga financió los escuadrones de la muerte montados por el mayor D'Aubisson y los grupos paramilitares guatemaltecos asesorados por el teniente coronel Santiago Hoya, alias "Santiago Villegas", otro miembro clave del grupo de asesores argentinos en centroamérica. Miori Pereyra murió en un confuso incidente en 1982, después que se comprobó que había desviado para su propio provecho dinero destinado a la paga de los asesores argentinos.
El coronel Hoya y el coronel José Osvaldo Ribeiro, alias "Balita", responsable máximo del GTE, mantuvieron una decisiva participación en los orígenes de lo que después fue el escándalo Irán-Contras. Ribeiro, a quien se le atribuye una intervención protagónica en la desaparición de exiliados en el marco de la "Operación Cóndor", así como la modernización de los servicios de inteligencia en Paraguay, trasladó las experiencias de coordinación realizadas en Argentina con militares uruguayos, chilenos y paraguayos. Desde su cuartel general en el hotel Honduras Maya de Tegucigalpa, Ribeiro comenzó la coordinación con los exiliados de la Guardia Nacional Somocista, mientras Hoya, como "jefe de operaciones", dirigía la instalación del campo de entrenamiento llamado Sagitario, en las afueras de Tegucigalpa, y del campo de concentración clandestino conocido como "La Quinta". Hoya y Ribeiro estrecharon contactos con el general Gustavo Alvarez Martínez, jefe del G-2 del ejército hondureño, con el ex-capitán de la Guardia Nacional Somocista Emilio Etcheverry y con los líderes "contras" Arístides Sánchez, Enrique Bermúdez y Frank Arana. De hecho, la CIA había delegado en los asesores argentinos la organización de la "contra" nicaragüense; Ribeiro y Hoya tuvieron una actuación destacada en las negociaciones que culminaron con la creación de la segunda dirección colectiva de los "contras". Cuando comenzaba a organizarse la "narco-financiación" de esas operaciones encubiertas, los asesores argentinos instruyeron a los paramilitares centroamericanos en las prácticas de los secuestros extorsivos que tantos dividendos habían dado en Buenos Aires, Córdoba y Rosario. El flujo de dinero en grandes cantidades para la compra de armamento y pago de los mercenarios se materializó recién cuando la CIA se embarcó decididamente en el ingreso de droga al territorio estadounidense. La investigación del San José Mercury News confirma ahora el papel decisivo de uno de los "ahijados" preferidos de los asesores argentinos: el coronel nicaragüense Enrique Bermúdez provocó el salto cualitativo cuando autorizó a dos conciudadanos, Danilo Blandón y José Norwin Menenes, a montar el tráfico de drogas, utilizando la incipiente estructura de la FDN en Los Angeles.

4) Cien kilos por semana

Coordinado el tráfico por los argentinos, la droga boliviana era depositada en las bases aéreas salvadoreñas y desde allí trasladada en avionetas hasta aeropuertos de Texas, con la protección de la CIA. A fines de 1981, la estructura había logrado contrabandear una tonelada de droga. Blandón, quien actualmente cobra un sueldo del gobierno estadounidense como agente especial de la DEA, admitió que entre 1981 y 1988 se llegó a introducir hasta cien kilos semanales de cocaína.

Los argentinos fueron también pioneros de la estructura que después utilizó el gobierno de Ronald Reagan para canalizar ayuda encubierta a los "contras". Los agentes del Batallón 601 Raúl Guglielminetti (alias "Mayor Guastavino"), Leandro Sánchez Reisse (alias "Lenny") y Jorge Franco (alias "Fiorito"), se especializaron en el lavado de dinero de los fondos provenientes del nacotráfico. Franco viajó en dos oportunidades a centroamérica, en una de ellas con su identidad real. Calificado como "experto en finanzas", Franco figura como desaparecido en las listas del Instituto de Obras Sociales del Ejército, pero se sospecha que por lo menos hasta 1987 permanecía en centroamérica. Leandro Sánchez Reisse es el único de los miembros del GTE que ha confesado la vinculación de asesores argentinos con el narcotráfico para la financiación de operaciones encubiertas.

Sánchez Reisse, de profesión contador, fue detenido en Ginebra, Suiza, en 1982, cuando intentaba cobrar el rescate del banquero uruguayo Carlos Koldobsky, secuestrado en Buenos Aires. En 1985 logró fugar del presidio de Champ Dollon. Se refugió en los EEUU, bajo la protección de la CIA. Para evitar la extradición, Sánchez Reisse se ofreció para testimoniar ante la Subcomisión de Terrorismo, Narcotráfico y Operaciones Internacionales del Comité de Relaciones Exteriores del Senado estadounidense.

Sánchez Reisse reveló, en fechas tan tempranas como 1987, que el general Suárez Mason y el sector del ejército bajo su mando recibieron dinero del narcotráfico para financiar la lucha contrainsurgente en América Central. Explicó que dos empresas montadas en Miami -una llamada Argenshow, dedicada a la contratación de cantantes para giras latinoamericanas, y otra llamada Silver Dollar, en realidad una casa de empeño dirigida por Raúl Guglielminetti, fueron las pantallas para la manipulación del dinero. Admitió que Silver Dollar y Argenshow habían canalizado treinta millones de dólares del narcotráfico que fueron girados, vía Panamá, hacia Suiza, Liechtenstein, Bahamas e Islas Caimán. El dinero, dijo, terminó en manos de los contras nicaragüenses.

Reveló también, finalmente, que la CIA estaba al tanto de las actividades de las dos empresas de Florida desde mediados de 1980, y que dio su visto bueno para las operaciones de lavado.




(1) Samuel Blixen es un reconocido y prestigioso periodista uruguayo, redactor político del diario Brecha, colaborador en gran número de publicaciones latinoamericanas, y escritor. La dictadura militar uruguaya lo convirtió en preso político durante más de doce años. Publicó siete libros, el último de los cuales, "Sendic", sobre la vida del militante político uruguayo, fue presentado en fecha reciente en Buenos Aires.
La publicación de la nota que reproducimos fue expresamente autorizada por su autor.
La Mosca & El Mercado agradece su cordialidad y buen trato.


17 noviembre, 2007

La ley de las ausencias

Editorial del Nº 2 / Mayo - Junio 2001

Todo nos dijo adiós, todo se aleja.
La memoria no acuña su moneda.
Y sin embargo hay algo que se queda.
Y sin embargo hay algo que se queja.

Jorge Luis Borges, Son los ríos.



Madrid tiene retazos de angustia y vida en sus esquinas.
Igual, la misma angustia, idéntica, y la misma vida, como aquellas veces (primeras veces) en aquella lejana y borrosa Buenos Aires de las veredas angostas, los paredones y las vías.
Igual, la misma angustia, idéntica, y la misma vida.
La Buenos Aires que parecía guardar secretos en cada una de sus puertas, en los árboles gastados, en los rítmicos semáforos. Todo era tan nuevo y a la vez tan conocido.
Villa Urquiza, Devoto, los caserones antiguos, las tardes lentas de sol en los ventanales de los bares. Luján parecía una cáscara vieja, una piel desprendida con suave violencia, un dulzor.
La avenida Olazábal, el 57 por San Martín, los puentes, la noche.

Era el año 88, hace ya tantos siglos, aquel maravilloso año del kiosco de revistas junto al paso a nivel, de la parada del 114, del café con medialunas, de los incansables pasos por calles que se niegan a borrárseme: Holmberg, Donado, Estomba, Tronador... del otoño fresco en los bancos de las plazas, del tiempo sin tiempo, de los pibes aquellos que buscaban lo que todos buscábamos: los códigos que marcaran, las palabras que unieran, los nombres secretos y orgullosos de una tribu que quería reunirse, esos nombres queridos que se debatían entre cervezas y apuntes: Defe o Excursio, la Cerdo & Peces, Perón o Alfonsín, la Humor, ska o pericos, la Maga, Borges, Cortázar, el boliche donde el sábado tocan los Redonditos de Ricota, Olmedo, The Wall, Sumo, el Bajo Belgrano del flaco Spinetta, los grafitis, Charly o Fito, Freud o Lacan, Rodolfo Walsh, Menotti o Bilardo, el Página 12...
Hace ya tantos siglos de todo aquello.

La vida siguió.
Después, pasados los años, en Madrid, supe lo que ya sabía. En algún punto indescifrable de ese recorrido de turista, en alguna calle de ésas, tan similares y tan distintas, supe lo que ya sabía. En algún momento misterioso, mientras trataba de fijar en mi memoria -como una foto, como una triste foto- esas paredes, esas plazas, esos carteles, lo supe.

Supe que pasaremos, que todas las palabras se borrarán, que cada abrazo es el último abrazo, que cada mirada es la mirada de la despedida, que cada caricia es final.
Que siempre estaremos a punto de comprender, pero no comprenderemos.
Que somos y seremos solamente lo que hemos sido.
Que no hay otros paraísos que los paraísos perdidos.
Que estamos hechos de tiempo y de distancia.
Que sólo nos llevaremos huellas, lejanas pisadas borrosas, marcas de la piel gastadas por los días, tatuajes falsos de nuestros amores, de nuestras caricias, olores y sabores queridos, antiguas carcajadas, antiguas felicidades, viajes que hemos viajado, dos o tres besos que dimos o nos dieron, dos o tres palabras que dijimos. Nada más.
Que debemos ser felices, valerosos, aventureros, nómades, locos.
Que debemos ser salvajes, antiguos corsaros de los mares, astronautas, viajeros incansables, antiguos caballeros de nobleza, pirañas de los ríos, quijotes, cruzar las cordilleras.
Que debemos bailar en las montañas, volar sobre la niebla, morder la vida a dentelladas, jugar a que nadie sabe nada, a que nada tiene algún sentido, jugar a que jugamos.

¿Qué mandato siniestro estableció la ley de las ausencias?
¿Dónde está nuestra manada, nuestra horda, nuestros viejos compañeros, nuestra tribu? ¿Qué perverso plan hizo que olvidáramos reír a carcajadas?
Nos mintieron. Nos dijeron progreso, trabajo, moral, ética, libertad, democracia, religión.
Nos dijeron palabras vacías, cartón y aserrín de un falso decorado, máscaras.
Estamos solos, porque nos separaron. Estamos solos, porque juntos éramos invencibles.

Caminamos, alguna vez, las calles de nuestro barrio, con nuestros amigos, llenos de ideales y sueños, con la fuerza y la voluntad de sabernos indestructibles, de ser el centro del universo, de ser nuestros propios dioses, de ser perfectos. Teníamos las manos listas para cagar a piñas al mundo. Y en algún maldito punto (¿cuándo?, ¿cómo?, ¿dónde?) detuvimos la marcha. Después llegó la desbandada, la huida cobarde... Y no supimos qué trole hay que tomar para seguir...

Algunos benditos dementes nos han susurrado al oído, algunas veces 'no te rindas', 'peleá', 'no tedetengas', 'no olvides'... ¿pero qué importan Artaud, Nietszche, Almafuerte, Ernesto Guevara, Rimbaud, Cioran, Baudelaire, el comandante Marcos, William Borroughs, Bukowski, Bataille o Roberto Arlt, si el mundo nos inyecta desánimo cada mañana?

(-¿un asado? buenísimo, en la semana te llamo... -porque no te pasas por mi casa un día de éstos... -Che, a ver cuándo nos tomamos un café...)

Trabajo, universidad, casa, auto, televisor, novios, novias, maridos, esposas, padres, hijos, dinero, partidos políticos, doctores, bancos, shoppings, farmacias, negocios, escribanos, Tinelli, Mónica y César, restoranes, teléfonos, cementerios, iglesias... Esas cosas nos vencieron. Esas cosas son hoy nuestro mundo. Esa es nuestra dignidad, nuestros ideales. Por eso peleamos.
Eso es lo que quiere la gente.

El individualismo nos llegó de golpe, casi sin darnos cuenta, en algún momento entre la juventud que extrañamos y la madurez que cargamos. Nos enseñaron a seguir nuestro camino. Que debemos pelear solos. Que cada quien es cada cual. Pero, ¿qué camino podemos recorrer olvidando de donde hemos partido? ¿a qué rumbo llegaremos si olvidamos el puerto del que salimos?.
Andamos perdidos, muchas veces, o hemos tomados caminos diferentes, muchas otras. Y cada día que pasa nos resulta más difícil juntarnos, unir ideas, charlar sinceramente, volver a ser los que éramos. (Me da miedo pensar cuánto de mis personas queridas hay en mí. Soy ellos).

(-Hola, ¿cómo estás?... tanto tiempo que no te veía. ¿Tus cosas bien?
Y "bien", en esa maldita frase, dicha por quienes alguna vez fueron nuestros camaradas, nuestros compinches, nuestros hermanos del alma, ahora significa "¿vas por el camino correcto?" "¿no te desviaste ni siquiera un poco de lo que todos debemos hacer?" "¿estás siguiendo la huella marcada?". Todos vigilando, todos controlándonos, los unos a los otros, desde el peor de los resentimientos. "¿Tus cosas bien?" Eramos amigos del alma, ahora somos nuestros propios policías)

¿Cómo pudo pasar? ¿cómo fue que nos robaron nuestra juventud? ¿cómo permitimos que nuestros corazones envejecieran y se doblaran? No lo sé. Pero me siento, muchas veces, culpable.

Mañana sonará el despertador, otra vez, para ir a confirmar que fuimos derrotados. Otra vez la rutina, las frases hechas, las palabras cordiales, los saludos de ocasión, el deber, los compromisos, la responsabilidad, las distracciones pasajeras, el plato de comida que ganamos.
Otra vez la realidad nos dirá que el mundo es un manicomio.
Y allá afuera, en las calles perdidas, igual, con la misma angustia, idéntica, y la misma vida, estarán esperando nuestros amigos, nuestros compañeros, nuestros antiguos proyectos, nuestros sueños olvidados, nuestra tribu.

Es hora de salir a buscarlos.

(Levantate. Vamos afuera, a las calles, a sentir el viento frío en la cara, a los bares, a soñar, a perder el tiempo, a estar vivos sin resentimientos, a pedirles perdón a los amigos que olvidamos, a los sueños que archivamos en cajones viejos... Salgamos, salgamos de las cuevas a tomar otra vez lo que es nuestro, a vivir lo que deseamos y debemos vivir, lo que nos merecemos, lo que no nos merecemos, a ser valientes de nuevo, a perder el sentido, o a encontarlo. Salgamos, ahora que nos dicen que ya no se puede salir a la calle, salgamos a reencontrarnos, a perdernos, a volvernos a juntar. Tomá tus cosas y salí. No es tarde. Vestite y andate)



* A los amigos.


15 noviembre, 2007

El mundo del espectáculo

Nota inédita.-


UNO. Incerteza

¿Cuántas cosas repetimos sin saber absolutamente nada?, ¿de cuántas cosas que damos por verdades no tenemos la más mínima certeza?, ¿cuántas cosas creemos conocer pero ignoramos?, ¿cuántas cosas permanecen profundas en nosotros, porque nunca hemos sabido cómo iluminarlas?.

No hay una sola palabra que digamos que no conlleve su mentira intrínseca.

En este océano de discursos, frases, pensamientos y creencias no hay verdades ni sentidos ni saberes que resistan. ¿A qué le llaman saber?, ¿a qué le llaman conocimiento? ¿a qué le llaman memoria?, ¿qué guardamos? ¿qué nos queda?, ¿qué es lo que realmente sabemos?.

Sabemos que no sabemos nada, pero nuestra única fuerza consiste en ignorarlo, y en demostrarnos (si esto fuese posible) que todo el mundo también lo ignora. Salimos a la calle cada día, a enfrentar a los otros, armados de nuestra ignorancia. Y ahí está la maldita ignorancia de los otros. A ese cambalache de palabras y de gestos, a ese pulular de doctores de la nada se le llama cultura.

Siempre hubo más de una forma, a pesar de tanta prédica de los que siempre propusieron uni-formes, morales y doctrinas. Siempre hubo infinitas explicaciones para todo, tantas como tantas cosas se presentan ante cada persona y ante cada uno de sus cinco sentidos, en cada momento de su sueño o de su vigilia. Sentidos, precisamente, se les llama a esas misteriosas alarmas que inventan un mundo a cada instante, en la sinapsis de tus células cerebrales.

Hay tantas formas y tantos mundos como sensaciones en nuestro tacto, en nuestro oído, en nuestro paladar, en nuestro olfato. Hay una guerra incesante en la frontera impensable de nuestros ojos, donde combaten sin cesar el adentro y el afuera. Hay tanto que es imposible saber nada.

Borges lo dijo claramente, en un maravilloso poema que se llama, precisamente, Poema de la Cantidad: “no me atrevo a juzgar a la lepra o a Calígula”.

Hay tanto, pero nuestra ansiedad denominativa necesitó siempre amarrar a un nombre, a una explicación, a un sentido, todo esto que gira, innominado, a nuestro alrededor. Así funcionó siempre nuestro miedo.

DOS. Proyectar

La vieja y familiar metáfora del viaje, esa línea inverosímil de antes, ahora, después. Esa maldita recta proyectiva de intuición y de esperanza. El viaje, el comienzo, el desarrollo, el fin. La continuidad, la aliteración, el camino secuencial.

¿Qué forma de pensamiento la diseñó? ¿la pura observación de las formas? ¿una razón preexistente?, ¿los fenómenos, en su obtusa simpleza?. ¿Cómo ha surgido? ¿qué íntimo deseo la proyecta, qué sensación de nuestros cuerpos la alberga y la sostiene? ¿No la habrá diseñado, acaso, nuestro miedo?

TRES. Creencia

La geografía, estudio del espacio, y la historia, estudio del tiempo, son también arbitrariedades, como las nociones mismas de espacio y de tiempo. Ambas nos dicen cosas que nunca sabremos, que no podremos confirmar, simples creencias con status de verdad. Creer, ésa es la clave de todo nuestro sistema de vida. Creemos, al levantarnos cada mañana, que el sol volverá a estar ahí. Sin creencias, claro, no podríamos vivir.

Y es raro comprobar que nuestras creencias no se discuten ni se ponen a prueba, como si dudar de ellas nos pusiera, de algún modo, en peligro.

Hablo de creencias a los locos de este manicomio, a los dementes que nos creemos normales. Digo, por ejemplo: “en este mismo momento se mueren mil quinientos chicos de hambre en el mundo”, y mi interlocutor seguramente me mirará con gesto extraño: -“no lo creo”. Es quizá la misma persona que cree, con total seguridad, que un crucificado resucitó, una virgen concibió y las aguas de un mar se abrieron. Y no lo justifica ni siquiera el hecho (por cierto, innegable) de que nunca hubiese llegado a creer semejantes disparates si no fuese por el gigantesco aparato de propaganda que, desde los años más tiernos de su infancia, se encargó de propagar en su cabeza esos absurdos. No lo justifica, pues pudo darse cuenta, y nunca lo hizo. Ahora, claro está, le daría miedo empezar a dudar de sus propios delirios. Está más cómodo así.

Ya sabemos: cualquier estupidez, con miedo, puede convertirse en una irrefutable verdad. Creemos que sabemos algo, pero si alguna vez nos sinceramos (esas cosas que sólo suelen hacer los tipos raros), sólo llegaremos a la conclusión, como Sócrates, que sólo sé que no sé nada.

Me resulta increíble ver, a mi alrededor, a todo el mundo actuando como si supiera. En realidad somos chiflados convenciéndonos, los unos a los otros, de que el cielo es azul y el piso es duro.

CUATRO. Palabras

Destrozar las palabras, capturar las imágenes. Pervertirlas. Aniquilarlas. Matarlas, secuestrarlas. ¿A quienes les pertenecen las palabras, los sonidos, las imágenes? ¿Son de todos, son libres? ¿de quién son?. Lo estamos filmando, para su seguridad, dicen los carteles.

Destrozar las palabras, capturar las imágenes. Llevarlas presas. Eso también hacen los que mandan. Los que tienen el poder para de-nominar y decretar nombres. Los que bautizan. Los que, como alguna vez dijera Pierre Bourdieu “obligan a expresar los problemas que crean con las palabras que imponen”. Los que establecen los mandatos oficiales.

¿De quién son las palabras? ¿del diccionario? ¿del gobierno? ¿de la calle?. Capturar las palabras nuevas, crear palabras nuevas; y en ellas, mostrar el poder desnudo de los que mandan.
El Poder debe mostrarse lo suficiente, y ocultarse lo suficiente. Mostrarse, exhibirse, como se exhiben los ricos, las ceremonias oficiales, la realeza, para decir quién nos manda. Ocultarse, para que no veamos, para que no sepamos, es evitar que el Poder entre en riesgo. Hablamos con palabras establecidas, oficiales. Y casi nunca nos detenemos a pensar cómo y cuánto cambia el sentido de las palabras que usamos.

Palabras prohibidas, palabras tabú. Malas palabras. Palabras vergonzantes y riesgosas: aquí, en Argentina, hace algunos años, algunas palabras podían llevarte al calabozo, a la mesa de tortura, a la ignominia, a la muerte: guerrilla, comunismo, clase, lucha de clase, revolución, cambio social, capitalismo, explotación, desigualdad, dominación, imperialismo.

Palabras, sonidos, imágenes, que crean valores, que nos dicen qué cosa es el mundo, qué cosa tiene que ser el mundo, que nos educan, que dan sentido. Y, por ejemplo, cuando decimos “educación”, ¿en qué pensamos?. Seguramente, en los recursos “institucionales” de siempre: la escuela (el “Ministerio de Educación”), los medios masivos de comunicación, las iglesias, y la familia. (Hoy un padre educa a sus hijos según lo que él aprendió en... ¿dónde? ¿en su escuela?, ¿en la tele?, ¿en la calle?).

¿Quiénes manejan, aparentemente, el mundo? Ya sabemos: empresarios, altos funcionarios internacionales, periodistas, dirigentes políticos, militares y religiosos, filósofos, terratenientes. ¿Qué dicen estos señores? Dicen palabras nuevas, palabras que siempre están de moda, palabras prestigiosas, palabras buenas: mundialización, flexibilidad, gobernabilidad, empleabilidad, desregulación, exclusión, nueva economía, tolerancia cero, multiculturalismo, posmodernidad, minoría y mayoría, identidad, fragmentación, modernización, etc.

Si, de palabras, de frases, de creencias, de imágenes, de símbolos, esta diseñado todo este maldito Plan que nos gobierna. Este Plan que nos ha dejado, fatalmente, en el mundo del espectáculo...

CINCO. Matriz

¿No lo viste? ¿No te diste cuenta todavía? Estás en él, adentro de él, encima de él, frente a él, está a tu alrededor... Si, claro, igualito, como en Matrix... En esa película (estoy casi seguro que la viste...) Neo, el personaje de Keanu Reeves, intuía, y finalmente descubría, un complot mundial de máquinas, que sostenían para su provecho una realidad completamente ficticia, que sujetaba a la población del mundo a vivir en un mundo idealizado, una proyección continua de imágenes y sensaciones que la población finalmente aceptaba como su realidad, mientras era esclavizada así a un sistema productivo determinado, del que ni siquiera podían tener conocimiento o conciencia...

En nuestro mundo wi-fi, en este mundo hollywoodense de Al Qaeda, Bush, internet, Bin Laden y messenger, donde todo sucede ya, en todos lados, en todas partes, sin cesar y sin importarle un carajo a nadie, esas fantasías nos parecen peligrosamente cercanas, peligrosamente reales...

SEIS. Ficción

En este mundo del espectáculo la realidad nos resulta siempre sospechosa, siempre falseada, un dibujo mal hecho, una máscara, una caricatura de mundo, una especie de truchada...
Woody Allen dijo, alguna vez, que la realidad era un invento de los yankis...

Miren ahora las noticias: dicen también, por ejemplo, que nunca hubo un tipo pisando la luna, dicen ahora que aquel acontecimiento, presentado entonces como el más grande de la historia, y que marcó al mundo para siempre, para bien o para mal, fue filmado por un grupo de cineastas, y hasta hay foros de Internet que discuten pistas, pruebas, datos, rumores, análisis fotográficos... Dicen ahora que la NASA ha extraviado las cintas originales de aquel hecho, y que todo quedará así en la nebulosa de la sospecha continua e incomprobable... ¿Será cierto que nunca fueron a la luna? ¿Para qué mierda lloraron mis tías de emoción frente a la tele en blanco y negro?

¿Y lo de las Torres Gemelas, y lo de Afganistán, y Panamá, Chechenia, Irak, Sarajevo, Bosnia, y Bin Laden? ¿será cierto que el mundo se llenó de terroristas? ¿será cierto, como acaban de informar los servicios de inteligencia británicos, que pensaban volar diez aviones con bombas de shampoo y gel para el pelo? ¿será cierto que ya no se puede vivir con tanto miedo? ¿será cierto que ya no se puede salir a la calle, por tanta inseguridad? ¿será cierto?

¿será cierto que Israel invadió El Líbano para liberar a un soldado secuestrado por terroristas de Hezbollah? ¿será cierto que los argentinos somos derechos y humanos? ¿será cierto que el sida lo contagió un mono? ¿y el riesgo-país, será cierto?

SIETE. Miedo

Lo acaba de decir el mismísimo presidente del mundo, George Bush: "los occidentales no podemos darnos el lujo de dejar de tener miedo"... Si, ésas fueron sus exactas palabras... Se refería, creo, a la lucha contra el terrorismo...

“Sin el miedo nuestra doctrina no hubiera sido posible” ¿quién lo dijo? ¿Tony Blair? ¿Condoleeza Rice? No, lo dijo, creo, Santo Tomás de Aquino, en lo más oscuro de la edad media... Claro, sin el miedo al infierno esas ideas no hubieran sido posibles... Por las dudas, siempre era adecuado que las autoridades fueran por las plazas de los pueblos quemando a algunos reos, a la vista de todo el mundo, en un bonito espectáculo en vivo y en directo, no muy alejado de ciertas películas y ciertos programas actuales de televisión, no vaya a ser cosa que se olvidaran de tener miedo por un rato...

Claro, Santo Tomás de Aquino se refería a ciertas ideas religiosas, a la educación de las masas incultas, al cristianismo, no al terrorismo... ¿será cierto que son dos cosas distintas?

OCHO. Guy Debord

Bienvenidos, amigos, al mundo del espectáculo...
Muchos intelectuales lo supieron y lo advirtieron, hace muchos años ya... Entre ellos, sin duda, el francés Guy Debord, escritor y cineasta, una de las cabezas visibles de aquel mayo francés del 68’, hoy revisitado y redescubierto en toda Europa, dada la punzante claridad y actualidad de su pensamiento y su intachable resistencia a renegar jamás, como tantos otros, de su condición de intelectual revolucionario...

Fue Guy Debord, precisamente, uno de los que advirtieron la llegada fatal y progresiva de este nuevo mundo. Ya en los lejanos años 60 intuyó la paulatina aparición y consolidación, tras la (anticipada por él) previsible caída del muro de Berlín, y con ese símbolo la caída de un mundo polarizado, de este nuevo mundo, el mundo del espectáculo globalizado...

Una nota aparecida recientemente en Le Monde Diplomatique lo rescata, recordándonos que fue Guy Debord, precisamente, quien advirtió que la lógica de la mercancía, la lógica del consumo por el consumo mismo, la lógica del capitalismo globalizado y sin trabas, empezaba poco a poco a adueñarse del mundo.

Esa lógica de la mercancía, cuya relación con el sistema de producción había analizado Marx en el siglo XIX, se ha extendido ya a todos los aspectos de la vida cotidiana; el “ocio” resultante del progreso técnico, lejos de suscitar libertades suplementarias, desemboca en la expansión total del espectáculo, que promueve constantemente necesidades ficticias incesantemente renovadas, y somete nuestras vidas a representaciones manipuladas y falseadas, que se convierten en nuestra relación con el mundo...

El espectáculo –escribe Debord en los sesenta- “no es un conjunto de imágenes, sino un vínculo social entre personas, mediatizado por imágenes; la “sociedad del espectáculo” no es tan solo el predominio y la hegemonía del modelo mediático o publicitario sino, más allá de eso, el reinado de la autonomía mercantil, que ya ha conseguido un estatuto de soberanía irresponsable, y todo el conjunto de las nuevas técnicas de gobierno que acompañan a este reinado”. Para el mismo Guy Debord la resistencia a este mundo completamente mercantilizado pasa por afirmar, hacia y contra todo, que es posible vivir de un modo distinto del que nos imponen.

Y fue el mismo Guy Debord quien, tras la caída del muro de Berlín, en 1988, advirtió que la oposición “concentrada” del espectáculo (por ejemplo, los viejos regímenes comunistas) y su forma “difusa” (el capitalismo occidental) estaba a punto de fundirse en lo “espectacular integrado”, que impera ya sin restricciones a nivel planetario...

Y fue él quien advirtió de los nefastos rasgos característicos del mundo del espectáculo global...

¿Cuáles son esos rasgos? La incesante renovación tecnológica, que aleja cada vez más a las personas comunes de los lugares de decisión política (por ejemplo, la imposición de la mercancía informática como único modo de vida posible, que transforma a todo usuario en cliente cautivo y permanente), la fusión entre lo económico y lo estatal, que ha logrado absorber totalmente al Estado por el Mercado, el “secreto generalizado”, donde las verdaderas decisiones son inaccesibles, y triunfa en la instancia política el modelo mafioso; lo “falso sin réplica” (donde por primera vez en toda la historia humana, los dueños del mundo son también los de sus representaciones) y, finalmente, el “presente perpetuo”, que termina por abolir toda conciencia histórica.

Así, de todos estos rasgos ha surgido un universo de servidumbre voluntaria sin precedentes en toda la historia. Ha surgido nuestro actual mundo del espectáculo.

Evidentemente en este mundo no es tiempo ya de grandes utopías colectivas, el espectáculo ha invadido todo, absorbido todo, hasta las críticas parciales, localizadas, de su sistema, que apuntan tan sólo a los efectos periféricos.

NUEVE. Plan 9

Y detrás de cada imagen, de cada noticia, de cada mentira presentada como verdad, está la gente que muere, las víctimas que no vemos, que no nos dejan ver, que no queremos ver...

Y detrás de cada muerto, de cada víctima, de cada guerra mentida, de cada infierno, se está llevando a cabo el Plan. ¿Será cierto, como en Mátrix, que detrás de todo hay un plan? ¿será cierto que hay un plan?

Estamos aquí, en el mundo mediatizado. Aquí, en esta nada hecha un videoclip.

DIEZ. Auto-cine

-No hay ninguna otra cultura más que esta cultura, dice la voz del miedo en tus oídos.
-No hay ninguna otra forma de vivir, dice la voz de la resignación cobarde.
-Debes seguir el camino marcado, dice el resentimiento del atrapado.
-Consíguete un lugarcito, dicen tus vecinos.
-El que abandona no tiene premio, dice la rutina del vacío.
-¿Qué cárcel?, preguntan los barrotes.

Ciegos de la peor ceguera posible, nadie advierte la maquinación horrorosa de un plan perfectamente proyectado, ensayado y ejecutado con rigor de cirujano. Ese plan que, disfrazado de cínico humanitarismo, trata incansablemente y en todas partes de diseñar y equilibrar este demencial Orden Social Establecido.

No hay casualidades. El golpe genial del Plan es que nadie cree que exista el Plan. Pero entonces, ¿quién regula, diseña y distribuye el Orden?. Pues el Orden debe mantenerse y perfeccionarse siempre, más allá de moldear el comportamiento de los individuos que conforman esta Sociedad Anónima, Establecida y Aceptada. Sí, aún más allá. Pues el Plan también digita la vida y la muerte. La vida es lo que el Plan nos dice que sucede dentro del Plan.
En los bordes, acecha la muerte. La población excedente rebasa constantemente los márgenes de este sistema social creado en torno a la oferta y la demanda, en torno al consumo hedonista y acumulativo, en torno al mantenimiento del poder de una casta dominante que se reproduce a sí misma, una y otra vez, generación tras generación. Y el excedente debe ser eliminado.

Así, ese Plan monstruoso ocurre cada día a nuestro alrededor, frente a nuestros propios ojos, pero increíblemente no lo advertimos. Consta de hospitales donde la muerte de la población marginal se decreta y se acepta con resignación indigna. Consta de instituciones carcelarias, militares, policiales, judiciales y represivas que mantienen a raya a esa misma población marginal con el antiguo remedio del castigo, el temor, la tortura y la amenaza. Consta de instituciones escolares donde se enseña a cada nueva generación a repetir y reforzar la misma decadencia degenerativa que consumió a sus padres. Consta de instituciones religiosas que controlan y reprimen los impulsos vitales afirmativos y liberadores de la gente, desde la más tierna infancia, especulando con la obtención de poderes ilimitados, basados en la proyección continua de pautas morales preestablecidas autoritariamente, y no surgidas a partir de las experiencias vitales de cada pueblo o persona. Consta de gigantescos aparatos de propaganda, donde se consolida la hegemonía de un mismo discurso repetido como una letanía, y aplastante como un garrotazo en el ánimo.

Sí, existe esa maldita manipulación. Está en todos lados, a tu alrededor. Está sucediendo ahora mismo, mientras te lavás los dientes y mirás tu cara en el espejo del cansancio. El Plan está cumpliéndose, mientras vos hacés la lista del supermercado, y mirás la cara de idiota de Santo Biasatti.

El Plan sucede en el silencio de nuestros actos, en el miedo de esta espera que no se des-espera ni nos compromete, ni nos arriesga, ni nos mata. El Plan es el intento esquizofrénico de alcanzar lo inalcanzable, de acumular poder en los cofres de la ausencia, de sostener la proyección continua de un dolor insostenible, de trascender a un más allá quimérico que sólo nos reafirma el dolor del que queremos fugarnos, como un perro que busca morder su cola, sin alcanzarla nunca.

El Plan nos ha dejado solos, ante nuestros vacíos.
Es el final. Hemos dejado de advertirlo. El Plan no sucede en realidad. Hemos entrado al nuevo mundo, al mundo del espectáculo. Perdimos.

Bienvenidos.


E. S.




Pasen y lean: F. Nietzsche

Nota de recopilación del Nº 4 / Octubre 2001


Un breve acercamiento al pensamiento de Nietzsche


* ¿Qué puede ser únicamente nuestra doctrina? Esto: que nadie atribuya al hombre sus propias cualidades, ni Dios, ni la sociedad, ni sus padres y antepasados, ni él mismo.
Nadie es responsable del hecho de existir, de estar constituido de este o del otro modo, de encontrarse en esta situación, en este ambiente.
La fatalidad de su existir no se puede desligar de la fatalidad de todo lo que fue y será.
No es la consecuencia de una intención suya propia, de una voluntad, de un fin; con él no se ha hecho la tentativa de llegar a un ideal de hombre, o a un ideal de felicidad, o a un ideal de moralidad; es absurdo el querer desviar el propio ser hacia cualquier fin. Nosotros hemos inventado el concepto de fin: en la realidad falta el fin...; somos cosas necesarias, somos un fragmento de fatalidad, formamos parte del todo, estamos en el Todo; no hay nada que pueda dirigir, medir, confrontar, condenar nuestro ser, pues esto significaría purgar, medir, confrontar, condenar el Todo... ¡Nada hay fuera del Todo!
El hecho de que nadie sea ya responsable, de que el modo de ser no pueda reducirse a una causa primera, que el mundo no sea una unidad, ni como ‘sensorio’ ni como espíritueste hecho precisamente es la gran liberación..., el concepto de Dios fue la primera gran objeción contra la existencia... Nosotros negamos a Dios, negamos la responsabilidad al negar a Dios: sólo de este modo redimimos al mundo.

* La satisfacción nos protege hasta de los resfríos. ¿Se resfrió jamás una mujer que supiera que estaba bien vestida? – ni aún en el caso en que apenas estuviera vestida.

* El gusano pisado se retuerce. Esa es su sabiduría. Haciendo esto disminuyen las probabilidades de volver a ser pisado. En el idioma de la moral, esto se llama humildad.

* La razón es la causa por la cual nosotros falsificamos el testimonio de los sentidos.

* Yo creo que no nos desembarazamos de Dios porque aún creemos en la gramática...

* Primera tesis: Los motivos por los cuales este mundo fue definido como mera apariencia son los que demuestran, por el contrario, su realidad; otra cualidad de realidad es absolutamente indemostrable.

* Segunda tesis: Las características que se han atribuido al verdadero ser de las cosas son las características del no-ser, de la nada; se ha construido el mundo verdadero con la contradicción al mundo real; y es en realidad un mundo aparente en cuanto es simplemente una ilusión de óptica moral.

* Tercera tesis: Carece de sentido hablar de un mundo diverso de éste, suponiendo que no domine en nosotros un mundo de calumnia, de empequeñecimiento, de desconfianza de la vida; si este instinto domina, nosotros nos vengamos de la vida fantaseando otra vida, una vida mejor.

* Cuarta tesis: Dividir el mundo en un mundo verdadero y un mundo aparente, como hace el cristianismo, es sólo una sugestión de la decadencia, un síntoma de vida declinante...

* El artista trágico no es un pesimista; dice precisamente a todo lo que es enigmático y terrible; es dionisíaco...

* Sólo se es fecundo a condición de ser rico en contrastes; se es joven únicamente con la condición de que el alma no bostece, no anhele la paz...

* Sólo es posible querer una de dos cosas: o bien afirmar la vida o bien negarla. Afirmarla en función de un "fin" o una "meta" ajena a la vida misma -en virtud de una trascendencia- es en realidad negarla.

“El ocaso de los ídolos (o Cómo se filosofa con un martillo)”.

* El amor a uno solo es una barbarie, pues se practica a costa de todos los demás. También el amor a Dios.

* El instinto. – Cuando la casa arde, olvidamos incluso el almuerzo. – Sí: pero luego lo recuperamos sobre la ceniza.

* No existen fenómenos morales, sino sólo una interpretación moral de fenómenos...

* Lo que se hace por amor acontece siempre más allá del bien y del mal.

* El sentido de lo trágico aumenta y disminuye con la sensualidad.

* Madurez del varón: significa haber reencontrado la seriedad que de niño se tenía al jugar.

* Merced a la música las pasiones gozan de sí mismas.

* La objeción, la travesura, la desconfianza jovial, el gusto por la burla son indicios de salud: todo lo incondicional pertenece a la patología.

“Más allá del bien y del mal” (1886).

* Los filisteos. “(...) pero entre las bromas, por una parte, y la “seriedad de la vida” –lo que quiere decir: su profesión, sus negocios, además de su mujer y sus hijos-, por otra, el filisteo establece una separación rigurosa; y de las bromas forma parte más o menos todo aquello que se relaciona con la cultura. De ahí que ¡pobre del arte que comience a tomarse en serio a sí mismo y plantee exigencias que atenten contra los sueldos, los negocios y los hábitos del filisteo, es decir, que atenten, en consecuencia, contra lo que para él es serio! (...) “finalmente, para calificar sus propios hábitos, sus modos de considerar las cosas, sus repudios y sus preferencias, el filisteo inventa todavía la fórmula “salud”, que tiene una eficacia general, y con ella se quita de encima a todos los aguafiestas incómodos, arrojando sobre ellos la sospecha de que son unos enfermos y unos extravagantes.”

“Consideraciones Intempestivas, 1”.

* "En algún lugar quedan todavía pueblos y rebaños, pero no entre nosotros, hermanos míos: aquí hay Estados.
Estado es el nombre que se da al más frío de todos los monstruos fríos. El Estado miente con toda frialdad, y de su boca sale esta mentira: “Yo, el Estado, soy el pueblo”.
¡Qué gran mentira! Creadores fueron quienes crearon los pueblos, por la fe y el amor: así sirvieron a la vida. Aniquiladores son quienes ponen trampas a la multitud, y denominan Estado a tal obra: suspenden sobre los hombros una espada, y cien apetitos.
Donde todavía existe pueblo, éste no entiende al Estado, y lo odia, considerándolo como un mal de ojo, como un crimen contra las costumbres y los derechos.
Yo les hago esta advertencia: cada pueblo habla su propia lengua del bien y del mal –y su vecino no la entiende. Cada pueblo se ha inventado su propio lenguaje de costumbres y derechos.
Pero el Estado miente en todas las lenguas del bien y del mal. Todo cuanto dice es mentira, y cuanto tiene es porque lo ha robado.

Estado llamo yo al lugar donde todos, buenos y malos, son bebedores de venenos; Estado, al lugar donde todos, buenos y malos, aseguran su perdición. Estado, al lugar donde se llama “la vida” al lento suicidarse de todos.

¡Miren a esos superfluos!: Roban para sí las obras de los inventores y los tesoros de los sabios, y llaman “cultura” a sus robos.
¡Miren a esos superfluos!: Siempre están enfermos, dan salida libre a su bilis, y los llaman “periódicos”. ¡Unos a otros se devoran, y ni siquiera pueden digerirse!
¡Miren a esos superfluos!: Adquieren riquezas, y con ello resultan cada vez más pobres. Quieren poder, y en primer lugar, la palanca del poder: el oro. ¡esos insolventes!.
¡Miren como trepan esos ágiles simios! Trepan unos por encima de otros, arrastrándose así al barro y a la profundidad.
¡Todos quieren llegar al trono! Su locura consiste en creer que la felicidad radica en el trono. Y con frecuencia, el barro se asienta en el trono, y también el trono se asienta en el barro.
Dementes son para mí todos ellos, y atolondrados simios trepadores. Su ídolo, ese monstruo helado, me huele mal. Todos me huelen mal, esos sirvientes del ídolo.

“Así habló Zarathustra”, -Del nuevo ídolo.

* Hablamos de la naturaleza, y al hacerlo nos olvidamos de nosotros mismos, pero nosotros somos también naturaleza. Por lo tanto, la naturaleza es algo totalmente distinto a lo que pensamos cuando hablamos de ella.

"El caminante y su sombra"

* La naturaleza no conoce formas ni conceptos, ni tampoco, en consecuencia, géneros, sino solamente una X que es para nosotros inaccesible e indefinible.

"Sobre verdad y mentira en sentido extramoral"

Posdatas:

* Así es como quiero vivir: iluminado por las virtudes de un mundo que aún no ha existido.

* Corazón tiene el que conoce el miedo, pero domina al miedo; el que ve el abismo, pero con orgullo.

* Si tu moral no te sirve para vivir, mata tu moral.

09 noviembre, 2007

La Piña del Roña

Nota-editorial del Nº 4 / Octubre 2001
Escrita entre la tarde del martes 11 y la del miércoles 12 de septiembre, en la conmoción de los "atentados terroristas" a los EEUU.

"Una sola cosa cura todos los males: la victoria" (Friedrich Nietzsche)



Para quienes alguna vez (contrariando la opinión de la mayoría de las mujeres) hemos disfrutado de un match de boxeo, la "piña del Roña" es un hito conocido y casi legendario, un acontecimiento de nuestra mitología callejera mediocre.
El "Roña" Castro peleaba, por aquellos días, por un devaluado título de "campeón mundial" de segunda categoría. Era una de ésas noches de sábado de aburridas y (a veces hay que reconocerlo) patéticas peleas clase B por televisión. El "Roña" era el arquetipo del boxeador argentino: gordo y algo lento, pero potente; indisciplinado, pero talentoso; con mucho de canchero, de guapo, de pibe de la calle, de atorrante. El boxeo, como el fútbol, tiene a veces esa magia: héroes del hambre por un día, desclasados que se codean con la fama, con la única razón de su fiereza y su heroísmo, perdedores desafiantes que enfrentan al mundo con el lomo desnudo, geniales cabecitas que escupen a la cara de los poderosos.
De chico, yo siempre admiraba a esos tipos legendarios, a los de estirpe de barrio, los Galíndez, los Monzón, los Maradona, los Bonavena...
Esa noche de sábado el Roña perdía, claramente. Por afano. Ligaba y ligaba. Más rápido, mejor entrenado, más fuerte, táctica y fisicamente mejor preparado, su rival desempeñaba con constancia y criterio su plan demoledor. Golpeaba una y otra vez. Los golpes entraban, cada vez más, en las defensas del Roña, que aguantaba, arrinconado contra las cuerdas, cada vez más desprotegido, con valentía pero con desesperación. Pasaban los rounds, y la desventaja se ampliaba. ¿Cuánto más aguantaría? El K.O. parecía venirse, inexorable. Sólo era cuestión de tiempo. Un golpe del rival, y otro, y otro. El Roña se tambalea, las piernas quieren doblársele, parece que cae. Otro gancho cruzado, y otro. El Roña está desorientado, indefenso.
Otro golpe, el Roña ya baja los brazos, parece groggy, se inclina contra las cuerdas. El árbitro observa casi en cuclillas, dispuesto a parar el combate, que ya casi no es tal. Otro golpe, y otro. El Roña, ahora totalmente apoyado contra las cuerdas, ya casi no se defiende. El rival lo observa, para rematarlo. Ya ganó. Va confiado, para terminarlo.
Entonces sucede: de la nada, desde allá abajo, desde la trampa desesperada y genial que el Roña le ha tendido a la confianza ganadora del otro, surge una piña tremenda, limpia, potentísima, llena de bronca y de resentimiento, que da de lleno en el mentón del rival. Una piña maravillosa y sorpresiva. Una piña genial. El rival cae de boca, besando la lona. La pelea termina. Del público surgen las exclamaciones asombradas, los alaridos, el desahogo inesperado.
El Roña festeja, golpeado y ensangrentado, sin darse cuanta, acaso, que acaba de escribir su página de gloria y leyenda. Sin darse cuenta, acaso, de que esa piña descomunal, mezcla de viveza criolla, de confianza ciega en sí mismo, de manotazo salvador y de revancha, superará a su propio nombre, a su propia historia, para quedar en el recuerdo incesante de los hechos míticos. Una piña que sobrevivirá, porque fue la piña de un sobreviviente.
Ya está en la leyenda. Es la piña del Roña.
Hay veces en que la vida pega estas piñas.
Sucede muy de vez en cuando, pero cuando sucede, cuando la realidad se olvida de pronto de su modorra y atraviesa el desgano de la rutina, ya nada vuelve a ser lo mismo. Hay veces en que la realidad se sacude, como un gigante despertándose de su letargo, y arrasa de un golpe, con sus poderes inigualables, la endeble pequeñez de las personas.
A veces, muy pocas veces, la realidad se desgarra y nos deja desnudos, frente al silencio de nuestros discursos y la soberbia de nuestras creencias.
Ahora, exactamente ahora, está sucediendo.
Por la espina dorsal del mundo corre la tensión de una noticia increíble. Alarmas largamente silenciadas aúllan en todos los tímpanos. Estoy viendo en la televisión lo que nunca creí poder ver. Si un día antes, tan sólo un día antes alguien se hubiera atrevido siquiera a sugerirlo, hubiese pasado por loco. Pero aquí está.
Esta es la piña más increíble de los últimos tiempos. EEUU, el líder del imperio global, recibe en su cara el golpe más impensado. Lo que demuestra este hecho puede ser, ni más ni menos, la más grande lección moral que el planeta haya recibido en mucho, muchísimo tiempo. Será nuestra tarea, ahora, saber entenderla, saber interpretarla.
Nunca, en toda su historia, los EEUU habían sido atacados en su propio territorio por ningún enemigo. EEUU, que en los últimos cincuenta años bombardeó diecinueve países con las más desarrolladas y destructivas bombas, nunca, jamás, había probado en sus propias ciudades de esa medicina. Pero sucedió. La historia guardará esta fecha: 11 de septiembre de 2001.
Al pricipio, cuando la televisión nos mostraba las primeras e increíbles escenas de este ataque inédito en la historia, yo creí (lo confieso) que se trataba de una trampa. Había estado leyendo, estos últimos días, notas periodísticas y textos sobre la política exterior norteamericana, de nuestro pasado reciente y de nuestra actualidad, con el fin de buscar datos para volcarlos en una nota que estaba preparando para esta misma revista. Al ver las primeras imágenes (sobre todo cuando sólo la primera de las torres gemelas había sido atacada) inmediatamente pensé: -acá está. Acá tienen la excusa que estaban buscando. Ya se empezaba a dudar, en los primeros noticieros, de un accidente fatal, y se barajaba la posibilidad de un atentado, que en pocos minutos iba a confirmarse, con el segundo avión, y con el tercero, en el Pentágono.
Pensé: -si esto es un atentado contra una de las torres, seguramente ellos (el gobierno norteamericano, la CIA, y las demás agencias de defensa y seguridad) lo sabían de antemano, o hasta podría ser que fuesen ellos mismos quienes lo prepararon.
¿Porqué pensé de esa forma? Por mi propia desconfianza, claro, y porque recordé un consejo que alguna vez me diera, en una clase, alguien que sabía mucho, demasiado, sobre la manera de actuar de los más poderosos. Este hombre me decía "la gente tiende por lo general a pensar bien de quienes están más arriba en la escala social. Pero la realidad es muy, muy dura: quien empieza a advertir cómo son los manejos en las más altas esferas del poder, siempre tiende a quedarse corto. Sobre todo los más jóvenes creen -me decía-, cuando se informan sobre ciertas realidades, que es imposible que haya gente (los grandes funcionarios del mundo, los altos dirigentes políticos, los representantes de los poderes económicos internacionales, etc.) que sea tan nociva, tan dañina, tan destructiva. Pero hasta el más 'pesimista' de esos jóvenes no llega a advertir ni el diez por ciento de lo que esas personas son en realidad. El que está arriba, el que toma decisiones de enorme poder, es absolutamente capaz de todo. La realidad, en política mundial, es cien, mil, un millón de veces más dura de lo que nosotros podemos advertir o denunciar". Su consejo fue, recuerdo, así: "si algún día vas a trabajar sobre política internacional, aprendé, primero que todo, a desconfiar".
¿Y porqué desconfié, cuando lo que veía con mis propios ojos era un ataque directo a los norteamericanos, a su gente, a su ciudad-símbolo? Porque, no sé si sabrán, no hubiese sido la primera vez en la historia que los EEUU, la mayor potencia industrial, económica, militar y científica del mundo, se deja atacar adrede (o simula ser atacada) por supuestos "enemigos" con el fin de conseguir la excusa propicia para llevar a cabo sus planes y sus estrategias de dominación, previamente establecidos.
¿Ejemplos? Se me ocurren estos cuatro, entre tantos posibles:
* 1898, EEUU obtiene la isla de Cuba, quitándole el derecho de dominación a España. EEUU entró en guerra con los hispanos luego de sufrir la "voladura" del buque Maine, en el puerto de La Habana. Lo habían volado ellos mismos.
* Diciembre de 1941, Pearl Harbor. Hasta este ataque reciente a los torres, era la mayor agresión sufrida por los EEUU. Murieron 2.500 personas, siendo el motivo que llevó a Norteamérica a sumarse a la Segunda Guerra Mundial. Informes recientes de inteligencia, difundidos por la BBC, demuestran que el presidente Roosevelt y las máximas autoridades militares estaban al tanto de lo que sucedería, y pudieron haberlo evitado.
* Agosto de 1964. Supuestos "incidentes" en el Golfo de Tonkín, al otro lado del mundo, disparan una urgente intervención militar norteamericana. Comienza así la guerra de Vietnam. Los incidentes (luego se sabría) fueron sólo una campaña de distracción de los servicios de inteligencia. El objetivo fue, en realidad, intervenir militarmente para impedir el advenimiento de un gobierno comunista.
* 11 de septiembre, pero de 1972: es derrocado el gobierno democrático de Salvador Allende, en Santiago de Chile, por considerárselo "contrario a los intereses del gobierno norteamericano". Aviones de la Fuerza Aérea Chilena bombardean la casa de Gobierno, y el presidente es asesinado. Vendrían luego los quince años de la dictadura de Pinochet, con más de 5.000 víctimas, entre desaparecidos, torturados, secuestrados y asesinados. El tiempo lo confirmó: el golpe había sido planeado y decidido por Henry Kissinger, Secretario de Estado Norteamericano, y apoyado técnica y financieramente por la CIA.
Pero en definitiva, aunque quizás nunca lo sabremos, podemos decir ahora que estos atentados terroristas no han sido, suponemos, una trampa, sino una venganza espantosa. Un tal Osama Bin Laden, dueño aparentemente de una fortuna de más de cinco mil millones de dólares (¿en qué bancos del "primer mundo" los tendría depositados?), reclutado, entrenado y financiado por los militares de EEUU para luchar, con tácticas terroristas, contra los soviéticos en Afganistán, se les ha dado vuelta, ahora, y organizó y ejecutó, para que lo vea todo el mundo en vivo y en directo, un curso acelerado de su profesión. Por lo visto, EEUU pasó a ser, desde unos años a esta parte, su nuevo enemigo, y como tal, ha atacado sus centros financieros y de inteligencia. Ha sido, qué duda cabe, un buen alumno.
¿Hace falta detallar los motivos que tendría -justificables o injustificables- un personaje así para intentar atacar a Norteamérica? ¿Hace falta contar, sin ser redundantes, cuántos enemigos mortales fue ganando este país en las últimas décadas?
Si algún día se escribiese la historia de la "política exterior norteamericana del siglo XX" estaríamos ante la historia de la derrota más profunda y angustiante de la condición humana. Sería una historia de continuas bajezas. Porque EEUU ha intervenido en todas partes, y en todas partes fue sembrando tendales de sufrimiento, miseria y muertes.
¿Cómo no habría de florecer el odio, regado de injusticias? ¿Cómo podría vivir seguro un país que emergió por sobre las ruinas de generaciones enteras?
La memoria de tantos pueblos que tuvieron la desgracia de ser testigos privilegiados de los "tratamientos norteamericanos" nunca podrá ser sometida u ocultada.
Esa es una lección que los EEUU no ha terminado de aprender: los pueblos no olvidan, y de todo crimen siempre quedan testigos.
¿Quién podrá olvidarse de Hiroshima?
Y los 170.000 "opositores" liquidados en Guatemala, y la guerra civil en Nicaragua, donde los "contras" eran financiados y entrenados por oficiales norteamericanos, con fondos secretos que provenían, muchas veces, del tráfico de drogas organizado y llevado adelante, también, por la CIA (1), y Angola, y Panamá (2), y los 30.000 desaparecidos por los militares argentinos entrenados en técnicas de secuestro, tortura y eliminación de cadáveres por expertos de la "inteligencia americana", y los paramilitares de Brasil, Perú y Colombia, también entrenados y financiados por sus "agentes", y los 100.000 muertos en Irak, y Yugoslavia, y El Salvador, y los más de 45 atentados terroristas que intentaron llevar adelante, en los últimos años, contra Cuba, muchas veces con éxito (hasta con el plan de enviar asesinos a sueldo a matar al presidente), y la frontera de México, y Haití, y la invasión a Granada, y la intervención en República Dominicana, y Laos, y Camboya, y el napalm en las selvas vietnamitas, y Sarajevo, y Albania, y Puerto Rico, y las bases militares en Ecuador, y la Escuela de las Américas, que solventaba y entrenaba torturadores, asesinos, traficantes y secuestradores para actuar en todo el continente americano, y las bandas mercenarias y paramilitares que ajusticiaron (y continúan ajusticiando) a supuestos rebeldes, subversivos, terroristas y opositores políticos en nombre de las directrices de Washington, y la Operación Cóndor, y la guerra psicológica, y Chipre, y Grecia, y el genocidio de Timor Occidental, y los 2.500 argentinos muertos en Malvinas, y el apoyo financiero a cientos de dictaduras y gobiernos corruptos de todo el mundo, y los marines invasores, y Bangladesh, y Siria, y Uganda, y Libia, y...
¿Cómo seguir enumerando los casi innumerables actos de barbarie e injusticias que ha cometido, en nombre de su propia seguridad, en su propio beneficio, el gobierno de los EEUU, para poder llegar a ser el mayor imperio global de toda la historia humana?
¿Cómo contabilizar, en una balanza que sería absurda y monstruosa, los millones y millones de muertes que los EEUU han provocado en todas partes, solamente en el siglo XX?
Es difícil, muy difícil. Y en este contexto, en este momento en donde todo el planeta ha visto en directo como se consumaba el mayor espectáculo de muerte pública, en este momento de sensibilidades heridas, enumerar todos estos hechos puede sonar a justificación, precisamente, de lo que es injustificable.
Pero el mayor absurdo al que podríamos llegar sería, también, suponer de antemano que un país como Norteamérica, con su historia de violencia, barbarie e intrigas interminables, es un país inocente, víctima casual de atentados terroristas perpetrados por "locos" aislados.
Por eso, creo, éste es el momento oportuno para pensar cómo los EEUU se han ganado el odio y el desprecio de tantos países, tantos grupos, tantas personas, durante tanto tiempo, en tantos lugares.
¿País inocente?
Es el país que decide, desde sus organismos financieros y bancarios, desde sus centros administrativos y de control, quién manda y quién obedece en todo el mundo, quién obtiene un mayor nivel de vida para sus habitantes y quién cae en la peor de las miserias. Como un titiritero insensible, EEUU maneja los hilos de las relaciones de todos los países.
¿Más ejemplos?: la excusa patética de una "misión humanitaria" lo lleva a bombardear Kosovo, Bosnia o Panamá, donde tiene intereses directos, pero nada lo lleva a intervenir en la bestial guerra civil de Ruanda, más que como un "juez imparcial" que espera, en realidad, el desenlace de los acontecimientos para obtener luego el mayor provecho. Y nada dice de "humanitario" de esa guerra entre las tribus de Hutus y Tutsis (los primeros obtuvieron, dicho sea de paso, durante mucho tiempo, ayuda técnica, financiera y estratégica de la CIA) que, hace tan sólo seis años atrás, dejó en el lapso de dos meses un millón de personas muertas, gran parte de las cuales, increíblememente, fueron destrozadas a machetazos. Y éste es sólo un ejemplo. Uno solo.
Y EEUU es, también, el país del terrorismo disfrazado de "causas nobles". Un lobo que ha dominado el mundo vestido de cordero. El país de la mayor red de inteligencia, que opera en todo el mundo con las tácticas del espionaje mafioso, intentando obtener beneficios a costa de industrias, grupos o gobiernos de todo el mundo, y boicoteando o destruyendo todo emprendimiento que no sea americano o pro-americano.
Y es a éste país, a éstos dirigentes, a éste campeón de todos los pesos, que la roña del mundo le ha sacudido una piña tremenda.
Martes 11 de septiembre de 2001.
Este martes increíble, que nadie creyó poder vivir nunca, está aquí, en vivo y en directo.
La roña del mundo ha pegado una piña salvaje, desesperada, descomunal, irracional.
Pero también algo de heroico, algo de legendario hubo en este acto insensato. Más allá de los cuerpos destrozados y del dolor, hay un símbolo, un ejemplo duro y doloroso, pero claro .
Por primera vez el "tercer mundo" ha atacado el corazón del primero. Por primera vez el sur escupe en la cara del norte. Por primera vez, y sin que nadie lo esperara.
Toda la roña del mundo, los excluídos, los millones de marginados, los fantasmas de todas las miles de guerras y matanzas bestiales, los hambreados y los miserables, todos los millones de ilusiones y esperanzas quebradas, todos los desesperados y desplazados, todas las voces ocultas y subterráneas, todos los gritos callados a palazos e injusticias, todas las infancias arrancadas, todas las manos marginales del mundo, todas se unieron en un puño cerrado que golpeó con la fiereza de los animales acorralados, en el corazón mismo del imperio del capital asesino, la tecnología aniquiladora y el progreso hambreador, en la cara misma de ese monstruo ordenador de destinos, de suertes, de vida y muerte. Una piña bestial en el cerebro del sistema que reparte miserias por el mundo, un desacato impensado en el circo central de esta Nueva Roma que decide a cada momento el destino de todos los hombres, un gancho rebelde, un alarido de furia que surgió desde las entrañas mismas de los condenados a pasar sin sentido por la vida, un espasmo de revancha, tantas veces postergada...
Este martes 11 de septiembre, este martes increíble, que nadie creyó poder vivir nunca, está aquí, en vivo y en directo. Nueva Roma ya está.
Desde los satélites llegan esas imágenes inverosímiles. El punto máximo de desarrollo tecnológico al que ha llegado el hombre, este sistema de comunicación y control global e instantáneo lleva ahora, a todos los hogares del mundo, estas noticias de guerra.
El fuego devora esos edificios en Nueva York. Es casi una broma macabra: las últimas tecnologías no pueden hacer nada frente a la primera de todas las tecnologías, el fuego.
Otra vez, una vez más, la vieja lección nunca aprendida, siempre sistemáticamente negada, una y otra vez: la realidad mostrándonos el sinsentido de nuestras absurdas proyecciones idealizadas.
¿Acaso el Titanic no era inhundible, máximo exponente del racionalismo científico, edén de todas las altas tecnologías, el último avance? Pero ese avance chocó con un cubito gigante que flotaba en el mar. ¿Acaso la división del átomo no marcaría el comienzo de una nueva era de progreso constante, eterno, definitivo? Ciento cuarenta mil japoneses se convirtieron en cenizas, en un instante, saludando la llegada de esa nueva era. ¿Acaso la primera guerra mundial no fue la guerra que "acabaría con todas las guerras"? Quince milones de personas se sacrificaron para preparar el terreno de la siguiente guerra... ¿Acaso la ciencia no triunfaría, tarde o temprano, sobre los misterios de la naturaleza? Chernobyl dejó radioactiva esa idea... Y acaso, y acaso, y acaso...
Los ejemplos, aquí también, podrían ser miles... ¿para qué seguir? Acaso todo el siglo XX no haya sido más que un ejemplo burdo, nefasto, del sinsentido demencial al que se ha largado el "hombre moderno". Acaso toda la historia de esas falacias atroces llamadas progreso, civilización y desarrollo no sea más que la historia de los peores
valores de decadencia a los que ha llegado el ser humano, siguiendo la proa de un rumbo extraviado hacia un "más allá" quimérico y absurdo.
Pero ya está.
Sin saber en verdad quién y porqué fue (porque eso equivaldría a admitir la enorme cuota de culpa que el propio gobierno de los EEUU tiene en la patética historia conocida como "terrorismo mundial"), sin dar a conocer nunca las causas verdaderas de este golpe demencial, o fabricando las pruebas que lo justifiquen, ahora vendrá el tiempo de la represalia.
Será en nombre de las mismas hipocrecías de siempre: la libertad, la democracia, la justicia, la paz, o cualquier otro argumento cínico de los que los poderosos hechan mano cada vez que deben aplastar a los que no aceptan su hegemonía.
¿Con qué argumento disfrazarán ahora, para esa "opinión pública" que manejan a su antojo, su venganza? Porque lo que vendrá ahora será o bien una monstruosa hipocrecía o una monstruosa venganza, pero nunca justicia.
Porque aunque sea una venganza (descartando en principio las horrorosas implicancias de presuponer un auto-atentado, y aún en el supuesto de que la venganza es -en el fondo- un sentimiento noble), lo que los EEUU se niegan a ver, se niegan a entender, es que la venganza siempre generará nuevas venganzas.
¿Y qué importa que Afganistán, o cualquiera que deba ser hoy el chivo expiatorio, deje de existir, barrido del mapa por todos los ejércitos y todas las tecnologías unidas del "mundo civilizado"? Siempre habrá un grito irracional que destrozará la Razón, siempre habrá un odio nuevo que destruirá la absurda parodia del Orden, siempre la selva se devorará con su misterio las paredes de los eternos edificios, siempre habrá un mono con una navaja, siempre habrá una fuga de todos los sistemas perversos de control, siempre habrá un loco con un tramontina que destroce, con el arma indestructible de su voluntad -el gran misterio-, los castillos de naipes que el idealismo va construyendo por todas partes, en la absurda afirmación de un sentido equivocado y fatal.
¿Cuántas veces será necesario golpearse la cabeza contra las mismas alucinaciones? ¿Cuándo parará esta carrera de chiflados que viaja a toda velocidad hacia el abismo de la nada? ¿Cuántas víctimas más costará mantener vivo sobre el mundo el patético espectáculo de la explotación del hombre por el hombre?
No lo saben, no lo quieren saber, no lo admitirán nunca, para no tener que dejar de alimentar, generación tras generación, a este sistema de vida que les da poder ilimitado a unos pocos por sobre el sufrimiento agobiante de las mayorías.
Pero hay algo que sí saben, hay ahora una certeza que les recorre el cuerpo y se hace carne en sus corazones, una certeza que ha llegado a todo el mundo, en directo por las pantallas de los televisores: saben que han sido derrotados. Saben que nunca podrán ganar. Saben que su batalla demencial siempre estuvo perdida de antemano, porque su enemigo es indestructible, porque su enemigo son sus propios fantasmas, su propia e irremediable decadencia. Porque el universo que sueñan controlar es (y será siempre) un caos desconocido, incontrolable. Porque nunca podrán ponerle un chaleco de fuerza a los instintos vitales. Porque las pasiones son eternas, invencibles, y siempre se escapan del control.
Todo este sistema convivencial, esta parodia, este teatro absurdo, se viene abajo con cada llamado de la selva, con cada grito de rebeldía, con el simple argumento de que siempre, en algún lugar, hay alguien que dice no.
Vendrá ahora, quizás, el largo período del super-control militarizado, la paranoia del espionaje y la seguridad constantes.
Los EEUU y sus miserables aliados, entre los que se enfilarán, sin duda, nuestros gobernantes y su corte de parásitos, arrasarán, ahora, con todos los derechos y todas las dignidades, en nombre de su propia salvación. Vendrá ahora, quizás, la irrazonable justificación del gasto de miles y miles de millones para montar proyectos faraónicos como la "guerra de galaxias", con un escudo satelital anti-misiles...
Pero ahora saben que cualquier día, desde la oscuridad, desde la ignorancia, desde el hambre, desde la miseria, vendrá un árabe montado a caballo sobre sus propios satétiles, armado con una tijerita china, y con un alarido de venganza les tirará el escudo de misiles en su propio patio, en sus propias cabezas...
Este es, ni más ni menos, el maravilloso ejemplo que nos ha dejado este martes de locura, este martes 11 de septiembre, este martes increíble, que nadie creyó poder vivir nunca, pero que está aquí, entre nosotros, en vivo y en directo.
La historia se repetirá, una vez más. George Bush o Tomás de Torquemada, no importa quién, los inquisidores traerán otra vez la inquisición. Será ahora "la civilización del bien" contra la "civilización del mal", como antes, como casi siempre, como contra los indígenas, o los moros, o los judíos, o los comunistas. Pero será, en el fondo, más de lo mismo. La locura de dominación criminal, la locura de los poderosos, no podrá tapar nunca las verdades desnudas: querrán disfrazar de moral una lucha de poder. Y no podrán.
¿Qué importa quién represente el "bien" y quién el "mal"? Los fanatismos demenciales no distinguen las verdaderas causas de los hechos. El dios Alá o el dios Progreso exigen los mismos sacrificios, los mismos mártires. Todos creerán tener razón, y finalmente todos se destrozarán.
Dirán que es por justicia, pero es, en el fondo, sólo por petróleo. Dirán que es por la paz, pero es por mantener un poder arrancado a golpes de injusticias.
La historia de esta civilización de dementes, la historia del capitalismo, la historia del triunfo de los sinsentidos, no es otra cosa que la historia de cuerpos reprimidos y destrozados, de torturas y martirios, de castigos, dolores, prohibiciones y sacrificios, de sangre y vísceras...
Pero detrás de los cuerpos, a pesar de los cuerpos, y por encima del dolor de los cuerpos (cuya sangre, en todo tiempo y lugar, fue siempre del mismo color) están los símbolos, nos quedan nada más que los símbolos.
Alguna vez llegará, quizás, el día en que los cuerpos, los maravillosos y misteriosos cuerpos de los seres vivos, sean lo único sagrado sobre la tierra. Pero en este presente de locos, en este sistema social insano, sólo es sagrado el capital, el progreso, la propiedad, el poder y el dinero, y los cuerpos siguen cayendo, uno tras otro, destrozados...
Por eso nos quedan los símbolos, nada más que los símbolos.
Y el símbolo más profundo de este martes, el símbolo escencial será, para mí, inolvidable.
Fue sólo un momento, duró sólo un pequeño instante. Yo creí (como acaso todos creímos), mientras estaban llegando las imágenes en directo, que no eran sólo unos edificios lo que veía derrumbarse. Por un breve, brevíusimo instante, sentí que toda la civilización podía arrancar de cero, que toda la historia podía barajar las cartas y dar de nuevo, que toda la monstruosa cadena de mentiras acumuladas durante siglos y siglos se derretía, de un golpe, en el aire... Sentí, por un mágico instante, que volvíamos a estar en el principio de todo, que era posible volver a los pantanos, a las cuevas, a las selvas, a las cavernas, que toda la historia podía escribirse de nuevo, que podíamos volver a nacer...
Por un pequeño instante, por un brevísimo momento, toda la moral del mundo se derrumbó. Todos nuestros disfraces se cayeron. Tuve ganas de salir corriendo a buscar un amigo y una botella de vino.
Fueron símbolos. Símbolos de un martes terrible que también pudo ser (y fue) un martes de enseñanzas salvajes, un martes de patéticas lecciones, un día para recuperar el sabor perdido de una primitiva felicidad humana, ya lejana, oculta en lo profundo de nuestro ser, tapada por viejas y ruinosas pieles de moral, miedo y cultura...
Una felicidad antigua y reprimida, que por un breve, brevísimo momento emergió con fuerza para gritar y luego desvanecerse...
¡Qué hermoso es ver caer, desde la cima del progreso, la moral del mundo a pedazos! ¡Qué hermoso es ver derrumbarse, en un instante, la matriz de esta pesadilla colectiva, con un avión metido en el culo!
La vida seguirá, peleando en todas partes.
La roña del mundo aún no está derrotada. La pelea continúa.
Hasta el próximo round, mis amigos.
E. S., septiembre 2001

Llamadas:
(1)
Para más datos sobre este tema, puede verse el Nº 2 de "La Mosca & El Mercado", en las notas "Mc'Drogas" y, sobre todo, "Narcotráfico de Estado", del periodista uruguayo Samuel Blixen.
(2) "En diciembre de 1989, durante la invasión a Panamá, para ahogar la resistencia de la Guardia Nacional Panameña, EEUU no vaciló en bombardear el barrio de El Chorrillo, donde habitan decenas de miles de civiles. Aún hoy no se sabe cuántos panameños murieron ni -a diferencia de las Torres Gemelas- se ha difundido ni una sola foto de El Chorrillo devastado" Carlos Gabetta, Le Monde Diplomatique edición argentina, Nº 28, octubre 2001.

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