Para acceder al mismo, o a info sobre la UNLu, ingresar a www.prensa.unlu.edu.ar
o suscribirse gratuitamente al mismo, solicitándolo a los mails prensaydifusion@unlu.edu.ar y/o radio@unlu.edu.ar
Los organizadores informaron que del mismo participaron 67 obras inéditas, tanto de Luján como del interior del país, la Ciudad de Buenos Aires, La Plata, y Uruguay. Esta premiación marcó asimismo el cierre del ciclo 2008 del programa "La Huella...", y fue transmitido en vivo por Radio Universidad, oficiando los conductores del mismo, Julián Sotelo y Guillermo Rellán, como presentadores del Acto.
Junto a la destacada presencia de Osvaldo Bayer y Zito Lema, también en la oportunidad tuvo la palabra un representante de los trabajadores del ajo de la Provincia de Mendoza, exponiendo la lucha reivindicativa que estos trabajadores llevan adelante y denunciando las graves condiciones en las que desarrollan su tarea.
Tanto Bayer como Zito Lema destacaron la importancia de manifestaciones culturales como el Concurso en cuestión, y resaltaron la imborrable figura de Dorronzoro, sus luchas, su voluntad inquebrantable y su talento poético. Los galardonados, que tuvieron asimismo la oportunidad de leer sus obras en el evento, fueron, con el Primer Premio, el lujanense Isidoro González, con su poema "El dolor de las voces", con el Segundo Premio Liliana Ricciardulli (también de Luján), con la obra "Ni de olvidos ni de muerte", y con el Tercer Premio María del Carmen Rolandelli, de la localidad de Pergamino, con su poema "Una rosa marchita en el asfalto". También el jurado decidió otorgar una Mención Especial a Eduardo Spalletta (Luján) por su poema "Los mayores".
Estuvieron asimismo entre la concurrencia la Sra. Intendenta Municipal de Luján, Dra. Graciela Rosso, y el Director de Cultura Municipal, Lic. Mauro Perna, co-organizador del evento. En el mismo se hallaban expuestas pinturas alusivas de Martín Dorronzoro (hermano del escritor homenajeado), y Luis Nápoli, reconocido artista de la ciudad de Luján, que fuera también amigo personal del herrero y poeta desaparecido.
Para más información de este evento, consultar al mail
persiguiendoandares@argentina.com ó a cultura@lujan.gov.ar / te. 02323 420755.
Agregado (I):
Y justo en el salón Dardo Dorronzoro de la Universidad presentamos el libro Hermano, Paco Urondo, escrito por su hermana, Beatriz Urondo, y su sobrino nieto Germán Amato. En ese libro está todo Paco: sus versos, sus fotos, su espíritu que va creciendo página a página. Recuerdo su muerte. En la biblioteca del Instituto Iberoamericano de Berlín, durante el exilio, recibimos la noticia. Llegó ese día Manuel Puig, el escritor que escribía de la misma forma como habría plantado flores y begonias. Manuel Puig, que al enterarse de la triste nueva lloró prolongadamente sobre mi hombro.
Sí, y así siguió la semana con la memoria que va creciendo día a día. En la Biblioteca Nacional presentamos el libro de Eudeba Biblioclastas, sobre la destrucción del libro, editoriales y bibliotecas populares durante la dictadura de la infamia de Videla, Massera, Agosti... En el acto leí el escrito del almirante Massera, donde la estupidez y la soberbia se igualan en dimensiones inimaginables de prepotencia e ignorancia. Textual, escritas para el diario La Opinión de los militares, el 26/11/77: “Hacia fines del siglo XIX, Marx publicó tres tomos de El Capital y puso en duda la intangibilidad de la propiedad privada. A principios del siglo XX, es atacada la sagrada esfera íntima del ser humano por Freud, en su libro La interpretación de los sueños y como si fuera poco, para problematizar el sistema de los valores positivos de la sociedad, Einstein, en 1905, hace conocer la Teoría de la Relatividad, donde pone en crisis la estructura estática y muerta de la materia”. Es decir, contra Marx, Freud y Einstein, “Dios, Patria y Hogar”, lema bajo el cual se quemaron los libros. El nuevo libro de Eudeba finaliza con la obra teatral Biblioclastas de Jorge Gómez y María Victoria Ramos, genial diálogo entre dos quemadores de libros oficiales. La maldad, la estupidez, la ignorancia, en su forma más realista. Mientras se queman libros se grita el gol del seleccionado. Argentina, Argentina.
Pero las fantasías de la realidad me regalaron otro momento que guardé en lo más profundo de mi conciencia viva. La Cooperativa Unión Solidaria de Trabajadores, que lleva a cabo planes que corresponden a la recepción y la transferencia de disposición de residuos sólidos urbanos de Capital y conurbano, al mantenimiento de áreas verdes y parquización, y al mantenimiento de caminos internos y trabajos de relleno sanitario, está haciendo realidad un Proyecto Pedagógico Institucional, que incluye el Bachillerato Popular Arbolito, con títulos oficiales. Ese es el primer paso, luego la cooperativa organizará escuelas de formación técnica, talleres de capacitación de trabajadores de todos los sectores de acuerdo con las distintas ramas de productividad, y servicios y asesorías técnicas a trabajadores autogestionados. Ese es el futuro. Una república que se vaya democratizando cada vez más mediante cooperativas de trabajo igualitario y propia responsabilidad. Todos para uno y uno para todos. Y justamente ellos eligieron para su colegio de bachillerato el bello nombre de Arbolito, el joven ranquel que en 1827 hizo justicia contra el militar europeo genocida coronel Federico Rauch, que venía a cumplir el contrato firmado con Rivadavia para “exterminar a los indios ranqueles”, por supuesto, pago con buen sueldo de mercenario. Esto me da una profunda alegría porque yo, en 1963, di una conferencia en la ciudad bonaerense de Coronel Rauch donde pedí que esa población votara para cambiar el nombre del genocida Coronel Rauch por el hermoso nombre del joven ranquel que puso fin a la vida de ese mercenario jugándose entero. Arbolito se llamaba... Por esa propuesta sufrí 63 días de prisión ya que el ministro del Interior de la dictadura militar que volteó a Frondizi era el general Juan Enrique Rauch, bisnieto directo del coronel genocida. Nunca se cambió el nombre a esa ciudad. Los habitantes y los políticos miraron para otro lado. “Hay que mirar para adelante”, el lema de todos los que tienen que esconder algo. Y ahora, mi júbilo: una cooperativa de educación para trabajadores se llama Arbolito y una orquesta de rock plena de sangre joven lleva también el nombre del vindicador de esas enormes pampas.
Pero las emociones no terminaron allí. En Mendoza, antes de una conferencia en la radio Libertador, se aproximó una delegación de los más humildes de los humildes, los más explotados, los recolectores de ajo. Me trajeron como regalo un hermoso ajo envuelto en una cinta que decía: “Recolectores de ajos”. Y me presentaron su denuncia, con palabras claras recalcadas con gestos sobrios de sus manos encallecidas. El petitorio estaba titulado: “Los trabajadores esclavos de Campo Grande”. Son recolectores de ajo del establecimiento El Resguardo, del exportador Carlos Adrián Sánchez. Desde el 7 de noviembre los recolectores de ajo están en conflicto con la empresa. Protestaron porque no se hacen aportes jubilatorios ni tampoco se les reconocen los doce años de trabajo. Son hombres y mujeres. El 29 de noviembre, los 23 delegados y sus familiares fueron impedidos de trabajar por “patovicas”. Se organizó entonces el paro general. Los obreros se quedaron en el portón principal. Pero muy pronto se hizo presente la fiscal Liliana Giner con 150 hombres armados y ordenó a los trabajadores retirarse del lugar. Entrelazadas de brazos todas las mujeres hicieron un cordón humano, también había algunas embarazadas, y a los hombres los hicieron poner detrás de ellas. Vino entonces la orden de represión. A machetazos, les tiraron balas de goma y perdigones de pimienta... Los manifestantes fueron perseguidos más de quinientos metros y resultaron más de cuarenta heridos. Quedaron todos despedidos. Desde ese entonces no se ha hecho justicia. Hay pruebas de que la empresa hace uso del trabajo infantil. Los recolectores piden justicia. Se llaman Ana, María, Graciela, Yemina, Pamela, Celeste, Javier... y siguen los nombres.
Y por ello cómplices de la entereza
Porque el ajo es fuerza vegetal
Que nos aclara la conciencia
Y aunque los patrones negrean nuestro destino
La intensidad cabeza a cabeza
Nos convence que debemos seguir
Apretando los dientes
Para que la sabrosura de la vida
Se sirva en nuestras mesas,
En la de Todos.
Agregado (II)
Concurso "Dardo Dorronzoro"
Los siguientes son los cuatro poemas que resulatron ganadores del Primer Concurso de Poesía "Dardo Sebastián Dorronzoro":
y descubrimos que lo nuestro es egoísta y pequeño
nos avergonzamos y decimos: Yo guardaré este dolor
junto al que no regresa porque ha sido capturado
el que alarga las manos mientras puede y ve en sueños
y sufre su muerte al sentir lo que sentirán los Otros
en una eterna noche de niebla
en continuo viaje sin rumbo
a tientas
II
en un llanto silencioso
lento reflexivo de interminable operación
de búsqueda y resistencia
III
Cruzamos las ciudades con pensamiento
IV
Enmudecieron los hombres / las mujeres
Que prefieren no ver
Y no oír el pedido de auxilio de las víctimas
V
De agudo oído nocturno se vuelve la espera
Los sonidos se amplían se agigantan
Hasta el viento se disfraza de enemigo
VI
Hace sonar un timbre perturbador asesino
VII
Una ráfaga divide la noche en campos de dolor
VIII
La culpa manea la fuga
El regreso y la huída significan muerte
IX
Con puño de acero
El balancín de brazos en la espalda
X
Rozábamos los cardos
XI
Con bolsa de plástico transparente y zapatos de cemento
Para visitar los cuerpos de los amigos muertos
XII
y el cepo de chapas soleadas
y las ataduras de cuero resecas y el dolor
y la bronca y la impotencia
y la crucifixión y el agua fría en el cuerpo
hasta morir de madrugada
XIII
XIV
dice: “El país avanza” “Venturosos días nos esperan”
XV
XVI
El cuchillo que perfora ovarios y riñones distingue a los infantes
Maniobrar con tanques en la puerta de las cárceles es misión de caballeros
La marca en la frontera con presos derrotados es cosa de gendarmes
Eyectar sin mochila es tarea de aviadores
Picanear es habilidad de paracaidistas
Adormecer es oficio de marinos
XVII
La policía corta las manos
XVIII
Distinguen los días de la infamia y
Los muertos al costado de las rutas
y las mutilaciones
y el terror que avanza
XIX
La muerte está a la vuelta
Apenas a una cuadra
XX
Ni de olvidos ni de muerte
de mirada esquiva, de corazón de costado
Uno se muere de no ver los que rascan la tierra
con infancias marrones de cascotes y piedras
de persianas cerradas a la mañana
que es lo único que tienen, porque el mañana
se les hace rompecabezas sin una pieza
barriletes sin viento, en el suelo
sin cielos.
con lo que es de otros, con lo que no nos ganamos
con lo que falta tanto y algunos de esos lo tienen
en el bolsillo oscuro del que promete y miente.
con el corazón de costado
los paraísos esquivan octubres
los renacuajos no nacen en los charcos
las infancias no tienen bicicletas
y no hay rayuelas en la siesta.
porque el vivir nos ha quedado lejos
porque los ojos no se entendieron con el alma
y lo visto y lo vivido se hizo todo lo perdido
con el corazón al frente
con la mano extendida ajada de soles
con las flores de los paraísos remarcando octubres
con los charcos y sus lluvias de noviembre.
Con el pan partido al medio
con el martillo y el yunque
con la maravilla del hacer
con la inmensamente liviana carga de los sueños
como bandera de luchas y tiempos
Aunque los haga morir
a esos de corazón al frente
no les quitan las palabras
aunque los maten cien veces
porque se muere también
pero ni de olvidos ni de muerte
no hay olvidos… no hay muerte…
para esos de corazón al frente.
(Para los que como Dardo, usaron los ojos como ventana al alma)
Eduardo Spalletta (Luján) / Mención especial
La Patria, con sus días, su historia singular y su cultura,
no es un libro, ni la fecha de ningún aniversario,
ni un mandato, ni una ley, ni un día puntual del calendario:
es un sueño que se hereda y que perdura.
Es un sueño conjugado en pasado y en presente;
de un pasado que bien puede ser real o imaginario,
con anónimos héroes, y un jinete de bronce legendario
que hoy preside una glorieta, tristemente.
Es un sueño hecho de olvidos y memorias,
de azares e ideales, de pasiones inmigrantes,
de lejanas y perdidas poblaciones, de habitantes
que forjaron un futuro en sus historias.
¿Qué nos queda de aquel sueño?: sólo instantes.
Fragmentos sin sentido ni coherencia,
episodios lejanos de dolor e indiferencia
como un último eco de palabras ya distantes.
Sólo eso: pedazos dispersos de uno mismo,
de tus padres, de tu calle, tus amigos, tus hermanos,
de los mismos tres o cuatro quehaceres cotidianos
y la angustia de estar siempre ante el abismo.
Sólo eso: vértices de nada que escaparon
hacia el lejano confín de sus ayeres.
¿Para qué tantas noches, tantos atardeceres?
-las mañanas cobardes los negaron.
Tantos sueños, tantos hombres y mujeres
olvidados en el tiempo y la ceniza,
que en una tarde puntual, clara y precisa,
soñaron estas cosas que son hoy nuestros deberes.
Hubo una vez tal sueño; lo sé. Me lo juraron,
en una tarde ya irreal de tan lejana
un par de hombres mayores, detrás de una ventana
que daba a un corredor. Ellos también soñaron.
Ellos también fueron, como tantos, ese sueño
de pedazos de otros sueños, como piezas
de un borroso y fatal rompecabezas
que no tuvo un solo nombre, jamás, o un solo dueño.
La Patria no es la suma de los días ni los hechos,
ni ese nombre melancólico, Argentina. Solamente
es un sueño solitario, sencillo y consecuente
que soñaron esos hombres, cabales y derechos,
sentados en un patio de macetas florecidas
y baldosas rosadas donde pasé mi infancia,
entre el verdor del ciruelo y la fragancia
de las triviales cosas inmortales y queridas.
(a la memoria de Armando & Roberto Neira)