LA MOSCA & EL MERCADO / PRESENTACIÓN






Hicimos "La Mosca & El Mercado" allá por el 2000, 2001.
Teníamos entonces la inconciencia de la aventura y los sabores del riesgo, y la falta absoluta de planes como timón de tormenta.
Teníamos entonces la guerra a flor de piel, y anunciábamos con estridencia revoluciones que nunca llegarían.
Hablábamos de cosas inmediatas, sin saber que acaso repetíamos un mandato quejumbroso y tanguero de una época lanzada hacia su límite. Amigos que bardeaban de pólitica y moral con aforismos nietzscheanos y preocupaciones vagas.
Ahora tenemos -inexorablemente- unos cuantos años más, y muchas canas más, y la extraña sensación de que esos años se desvanecieron sin sentido, perdidos en intentos de nada sobre nada y hacia nada.
Si sólo resguardáramos hechos, noticias, fragmentos del olvido, simples nociones de inmediatez, podríamos decir, con verdad: pasaron tantas cosas desde entonces...
Si sólo resguardáramos hechos, simples nociones superficiales encadenadas a impulsos primitivos de certezas, podríamos entonces registrar nuestras inmóviles estatuas de sal: las asambleas barriales y aquellas tardes de domingo en Parque Centenario (¿te acordás?), Duhalde, el corralito, los golpes con martillos de los viejos frente a los bancos blindados, el puto de Rodríguez Sáa, el default, el riesgo-país, las colas frente a las embajadas, los cinco presidentes en una semana, el tres por uno, y al final Javier asomándose a una política que yo no entendía, y yo escondiéndome en aquella pensión de Seguí para salvar el esqueleto, con poca guita en el bolsillo y los pibes aquellos con los que salvamos las pocas viejas estructuras que por todas partes ya venían cayéndose a pedazos, y con ellas salvar de la deriva mis sentidos más profundos, más ocultos, más míos.
Y después Luján nuevamente, y la historia gota a gota, soneto por soneto, piedra por piedra, escape por escape, y el barco enfilado hacia un rumbo distante y extraño, tripulado por el fuego de aquella piba de Mercedes...
Entonces (creo) éramos más serios que ahora, y menos dolidos.
Todavía no habíamos sido capturados por la aliteración obscena de los mensajes de texto del sin-espacio y el sin-tiempo, ni por la resignación cobarde del enjaulado. Internet no era aún para nosotros este mandato ordenador de nuestras grietas y nuestros descontentos.
La mayoría de los amigos de entonces se perdieron en un limbo.
Las últimas noticias de la derrota siguieron su marcha, infructuosas, incesantes, girando alrededor de los mismos abismos, incólumes, haciendo de cuenta que nada pasaba, que todo era normal y cotidiano. Afganistán, Irak, Al Qaeda, Blumberg, Tinelli, Bush, Guantánamo, Bin Laden, Duhalde, el codificado de los domingos, Clarín y Telenoche... todo con la misma cara de póker de los presentadores de los noticieros y los vecinos de tu cuadra.
Pasaron siete años como siete letanías, y siempre intentando (sin ganas) volver a editar aquella revista, aquel jolgorio de quejas, aquellas pastillas contra el aburrimiento...
Entonces teníamos ganas, desconfianza, vanidad, carácter.
Nos enorgullecimos entonces con cada gesto, con cada palabra de aliento, con cada aceptación.
Ahora tenemos más certezas, o acaso las mismas más hondas, más altas, más claras.
Entonces teníamos la decisión y el tiempo. Podíamos esperar, podíamos esperar a des-esperarnos.
Ahora el hielo de esta congeladora comenzó a descongelarse.










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22 enero, 2012

Pasen y lean: Federico García Lorca

Discurso de Federico García Lorca en el pueblo de Fuente Vaqueros (Granada, España) en septiembre de 1931:

"Cuando alguien va al teatro, a un concierto o a una fiesta de cualquier índole que sea, si la fiesta es de su agrado, recuerda inmediatamente y lamenta que las personas que él quiere no se encuentren allí.

«Lo que le gustaría esto a mi hermana, a mi padre», piensa, y no goza ya del espectáculo sino a través de una leve melancolía.

Esta es la melancolía que yo siento, no por la gente de mi casa, que sería pequeño y ruin, sino por todas las criaturas que por falta de medios y por desgracia suya no gozan del supremo bien de la belleza que es vida y es bondad y es serenidad y es pasión.

"Por eso no tengo nunca un libro, porque regalo cuántos compro, que son infinitos, y por eso estoy aquí honrado y contento de inaugurar esta biblioteca del pueblo, la primera seguramente en toda la provincia de Granada.

Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos.

Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan.

Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio de Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social.

Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un hambriento.

Porque un hambriento puede calmar su hambre fácilmente con un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene ansia de saber y no tiene medios, sufre una terrible agonía porque son libros, libros, muchos libros los que necesita y ¿dónde están esos libros?

"¡Libros! ¡Libros! Hace aquí una palabra mágica que equivale a decir: «amor, amor», y que debían los pueblos pedir como piden pan o como anhelan la lluvia para sus sementeras.

Cuando el insigne escritor ruso Fedor Dostoyevsky, padre de la revolución rusa mucho más que Lenin, estaba prisionero en la Siberia, alejado del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas llanuras de nieve infinita; y pedía socorro en carta a su lejana familia, sólo decía: «¡Enviadme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!».

Tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua: pedía libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras para subir la cumbre del espíritu y del corazón.

Porque la agonía física, biológica, natural, de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy poco, pero la agonía del alma insatisfecha dura toda la vida.

"Ya ha dicho el gran Menéndez Pidal, uno de los sabios más verdaderos de Europa, que el lema de la República debe ser: «Cultura».

Cultura porque sólo a través de ella, se pueden resolver los problemas en que hoy se debate el pueblo lleno de fe, pero falto de luz.



(TRAS CUMPLIRSE 80 AÑOS DE AQUEL DISCURSO, SIGUE AÚN VIGENTE)




22 septiembre, 2011

RETROSPECTIVA HORACIO SPALLETTA / Pinturas de una vida



Les dejo aquí, amigos, un breve resumen sobre la Exposición Retrospectiva de homenaje a mi padre, recordado artista plástico de Luján que falleciera en el 2007.

La noche del sábado 10 de septiembre pasado fue una gran velada, con muchísimos amigos presentes que se acercaron a recordar su imborrable figura, su arte y su trayectoria de vida. Gracias desde aquí a todos los que lo hicieron posible.

Les dejo en este resumen una de las notas de prensa aparecidas en los periódicos de Luján al respecto, para aquellos que necesiten un contexto sobre cómo se organizó todo esto y quién fue mi padre, Horacio Spalletta.

También les dejo algunas fotos, y el poema que leí la noche de la inauguración de la Muestra.

Un abrazo, Eduardo.



Se inauguró la Muestra Retrospectiva del gran artista lujanense Horacio Spalletta



(Gacetilla de "Luján Hoy" aquí)


El pasado sábado 10 de septiembre, en el Edificio “La Cúpula” de Luján, sede de la Dirección de Cultura y Turismo Municipal, se inauguró la Muestra plástica retrospectiva “Pinturas de una vida”, donde se exhibieron las mejores obras pictóricas del artista lujanense Horacio Spalletta. Estuvieron presentes su hijo Eduardo y su gran amigo, el artista plástico Luis Nápoli.

Durante la jornada se compartió música en vivo de jazz con la artista local Silvana Muñóz y un numeroso público acompañó ese momento. Además, en un clima de mucha emotividad, se escucharon palabras alusivas hacia el reconocido Maestro tanto de su hijo, el periodista Eduardo Spalletta, como de su amigo personal, el pintor Luis Nápoli.
 

Esta Muestra fue organizada por la Dirección de Cultura y Turismo de la Municipalidad de Luján, y permanecerá abierta hasta el próximo 10 de octubre, pudiendo ser visitada de lunes a viernes de 9 a 17 y sábados, domingos y feriados de 10 a 18. La Muestra servirá para conocer obras nunca exhibidas del artista y rememorar su figura y trayectoria.

El acto de inauguración contó con las palabras del Director de Turismo y Cultura lujanense, Lic. Sebastián Miglioranza, del artista plástico Luis Nápoli, amigo personal del recordado pintor, y del periodista Eduardo Spalletta, hijo del homenajeado.
 

Horacio Spalletta, nacido en San Andrés de Giles en 1919 y fallecido en Luján en 2007, fue uno de los artistas cuya labor como director del Museo de Bellas Artes local fue una de las más reconocidas en los últimos años. De su mano, llegaron a Luján figuras de la plástica nacional como Raúl Soldi y Vicente Forte, quienes dejaron obras de valor incalculable en la entidad.

Con más de cincuenta años en la plástica, Spalletta obtuvo gran trascendencia por su acción cultural, artística y humana. Fue alumno del maestro Demetrio Urruchúa y asistente al Taller de Quinquela Martín. Además, participó en varias exposiciones integrando el denominado “Grupo del Oeste”. En Luján, obtuvo el Premio Adquisición Cooperativa Eléctrica en una exposición realizada en la Asociación Ameghino.
 

En el transcurso de su vida desarrolló con fervor innumerables pasiones, ya que también fue taxidermista, músico, ajedrecista, fotógrafo y pintor.

En 1958 viajó a Europa para asistir a conferencias y cursos en los museos del Louvre, en París; Del Prado, en Madrid; de Arte Moderno, en Barcelona, y cursos especiales sobre pintura de “El Greco”, en Toledo. A mediados de 1973 llegó a la Dirección del Museo de Bellas Artes que funcionaba en el actual edificio “La Cúpula”. Y bajo su Dirección fue creada oficialmente la Escuela de Bellas Artes de Luján.



Banner de presentación de la Muestra



El Director de Cultura y Turismo de Luján, Sebastián Miglioranza, y Eduardo Spalletta, hijo del recordado pintor, el pasado sábado 10 de septiembre en "La Cúpula"


Aquí el poema:


Sólo palabras


Misteriosamente, de los rasgos, la voz, los gestos parcos,
ahora sólo puedo rescatar unos detalles…
Las imágenes de un patio, unos cuadros, unas calles,

y una foto amarillenta de un puerto y unos barcos.

Siempre así. Sólo quedan, del destino de los hombres,
unas pocas palabras extraviadas y dispersas…
Del caudal inabarcable de Atenas, de Roma o de los persas,
sólo queda el vacío de los nombres.

No volvamos a Borges. Tan sólo bastará
recordar que en cada frase, en cada verso,
supo que de símbolos y letras está hecho este universo
del que nada más sabremos, ni nada quedará.


También Hölderlin lo dijo. El pasado es legendario,
creado con la magia de las efes, las jotas y las zetas.
Hay libros incesantes, bibliotecas, pero no Bibliotecario,
y siempre “lo que perdura, lo escriben los poetas”.

Si somos lo que fuimos, la leyenda que forjaron
nuestros pasos en tantas madrugadas
de imágenes borrosas, de palabras pronunciadas,
y que luego las tardes olvidaron,


nada hubo ni habrá que nos trascienda,
salvo en esta misteriosa forma rara
de símbolos que trazan las rasgos de una cara
que el tiempo olvidará. Salvo en la leyenda.


Y si somos la leyenda que perdura
en fragmentos borrosos de sentido,
cada mínima cosa es todo lo que ha sido
y cada paso, el final de la aventura.


¿Serán ciertas entonces tus leyendas, tantas cosas
que hoy recordamos vanamente? No sabemos,
y no importa demasiado. Tan sólo imaginemos,
que el sueño y la verdad son palabras misteriosas.


Soñemos. Soñemos con el patio del ciruelo,
con los viajes viajados, viajes imaginarios,
soñemos que la muerte no ha sembrado el suelo,
y que también nosotros somos legendarios.


Soñemos que el tiempo no pasó rápidamente,
que tus óleos están frescos todavía,
que dijimos lo que perdonamos, lo que nos unía,
lo que pudo y debió ser igual o diferente.


¡Cuántas cosas agrandarán tu nombre, ahora
que la noche llegó sin compasiones!
Las risas compartidas, los amigos, las reuniones,
tus viajes, tus recuerdos caprichosos y a deshora.


Con los años habremos de dudar si fueron mitos
las historias que viviste y nos contabas,
aquel mural de Soldi, aquel barco en que viajabas,
aquel Toledo de las calles y museos infinitos…


¿Y el cordero aquel que nació con dos cabezas
y que en tu afán de perdurar, embalsamaste?
¿Será cierto? ¿Será cierto acaso que cruzaste
seis meses por el mar aquel de aguas espesas?


¿Qué palabras nos dirás en tu leyenda ya postrera?
¿Ajedrez? ¿pintor? ¿taxidermista?
¿buen amigo? ¿cocinero? ¿quizá artista?
¿compositor de valses? ¿fotógrafo? ¿quimera?


De tantos momentos felices o inciertos,
unos pocos se han salvado, y se han perdido miles.
Y sólo nos quedan leyendas en nuestros desiertos,
legendario zorro de San Andrés de Giles.


A mi padre, en el día de su muerte. Eduardo Spalletta, 22 y 23 de octubre de 2007.-



Aquí también les dejo algunos links a notas:





 

Y por último algunas fotos "retrospectivas"



Cartel para la Muestra: Horacio Spalletta y sus pinturas de juventud, en San Andrés de Giles


España, 1958



Sur argentino, finales de los años 40'



Horacio Spalletta junto al gran Maestro Raúl Soldi, en Luján, 1973




La Plata: la famosa foto perdida por décadas. Embalsamando a aquel recordado cordero de dos cabezas...


 

En algún lugar de Europa, allá lejos y hace tiempo...



Horacio joven, pintando en su ciudad natal...



Algunos de sus cuadros expuestos en esta Muestra Retrospectiva


18 marzo, 2011

Luis Nápoli: presentación del libro "Italia, tierra de mis ancestros"


Luis Nápoli presentó el pasado sábado 12 de marzo de 2011 su cuarto libro: "Italia, tierra de mis ancestros" en la Asociación Cultural y Biblioteca Ameghino de Luján, ante gran concurrencia, y junto a una muestra retrospectiva de su obra pictórica. Nuevamente, como en su libro anterior "Pinceladas Lujaneras II", me solicitó que lo presente, con una breve reseña del libro. Y nuevamente, claro, fue un gran honor para mí. Acá está el texto que leí esa noche, y algunas imágenes del evento.



Buenas noches.

Cuando Luis Nápoli me pidió hacer esto (que hago hoy aquí, ya por segunda vez, y nuevamente con muchas ganas y con un sentimiento de profunda gratitud por habérmelo nuevamente solicitado), ésto de presentar su cuarto libro “Italia, tierra de mis ancestros”, me encontré sin quererlo ante un problema, ante un problema que no era para nada desagradable, pero era un problema al fin.


Porque, a diferencia de los libros anteriores de Luis, que son esencialmente libros de relatos, de anécdotas, de recuerdos contados de manera campechana y profundamente sincera, este nuevo libro que Luis presenta hoy se trata, ni más ni menos, que del primer libro-artístico o libro-arte publicado por un lujanense aquí en Luján. No recuerdo (quizá haya aquí algún memorioso que pueda ayudarme) que en Luján se haya hecho y presentado un libro como éste, donde cada uno de sus ejemplares se acompaña con veinte postales de primerísima calidad de impresión, y, más que un libro destinado a las lecturas pasivas y a las bibliotecas, es un objeto artístico que se vive, se comparte, se toca, se huele, se intercambia, se colecciona y se disfruta. Es un libro decididamente hecho para la contemplación y, en definitiva, para el regocijo de los sentidos.

Y digo que era un problema porque pensé que yo no encontraría las palabras adecuadas para una presentación a la altura de este libro. Y no por que me falten palabras habitualmente sino por una cuestión que en principio era estética y hasta ideológica. Y es que a mí siempre me pareció que este tipo de obras, este tipo de libro artístico, se circunscribía dentro de ese concepto de arte elitista, arte para pocos, arte “culto”, arte “cultivado”, donde la “cultura” es aquello que debe rendir pleitesía, deber rendir “culto”, precisamente, a la pertenencia a unas minorías ilustradas, al arte como mero concepto abstracto, que se sostiene y se agasaja a sí mismo y no tiene contacto alguno con la realidad, realidad que, para ése tipo de arte, es siempre profana y no suele entender de sus cosas exclusivas; realidad que, por lo tanto, no participa de este “culto”, de esta “cultura” y suele permanecer “o-culta”.

El problema con el que yo temía encontrarme era, en fin, el mismo que está clara y perfectamente expresado en aquel famoso poema breve de Bertolt Brecht:


“¿Quién construyó Tebas, la de las siete puertas?
En los libros se mencionan los nombres de los reyes.
¿Acaso los reyes acarrearon las piedras?
Y Babilonia, tantas veces destruida,
¿Quién la construyó otras tantas? ¿En qué casas
de Lima, la resplandeciente de oro, vivían los albañiles?
¿Adónde fueron sus constructores la noche que terminaron la Muralla China?
Roma la magna está llena de arcos de triunfo.
¿Quién los construyó?
¿A quienes vencieron los Césares? Bizancio, tan loada,
¿Acaso sólo tenía palacios para sus habitantes?
Hasta en la legendaria Atlántida, la noche que fue devorada por el mar,
los que se ahogaban clamaban llamando a sus esclavos.
El joven Alejandro conquistó la India.
¿Él sólo?
César venció a los galos;
¿no lo acompañaba siquiera un cocinero?
Felipe de España lloró cuando se hundió su flota,
¿Nadie más lloraría?
Federico Segundo venció en la Guerra de Siete Años,
¿Quién más venció?
Cada página una victoria
¿Quién guisó el banquete del triunfo?
Cada década un gran personaje.
¿Quién pagaba los gastos?
Tantos informes,
tantas preguntas.”


Así que, ya ven, lejos como estoy yo de profesar ésas ideas sobre el arte culto (porque creo en la posibilidad de un arte que también se viva, se comparta, se toque, se huela, se intercambie, se coleccione y se disfrute), pensé entonces que no sería la persona adecuada, esta vez, para presentar este objeto de arte que hablaría, seguramente, de ideas abstractas, de viajes inaccesibles o de pretenciosos conceptos imperativos, morales y filosóficos.


Claro, todavía no había leído el libro. Y reconozco ahora que mi temor era un temor infundado. Porque Luis Nápoli ha sido siempre quien es, y no podía ser de ningún modo otra cosa.


Porque no hay aquí, en este libro, memorias de viajes como si fueran hazañas pasatistas o aventuras turísticas. Hay, en cambio, una casi desesperada búsqueda de encontrar las raíces, de comprenderlas, de volver a sentirlas y vivirlas, para reconocerlas y traerlas al presente.

No hay aquí, en este libro, profusión de ideas abstractas, ni mucho menos conceptos moralizantes. Hay realidad. Hay fragmentos de realidad tal cual suelen presentársenos: hechos de sabores, texturas, colores, aromas, sentimientos, nostalgias, dolores, encuentros, desencuentros, olvidos y felicidades fugaces. Hay por todas partes huellas de vida. Hay recetas de cocina y anécdotas dolorosas. Hay partidas y viajes y sueños y leyendas de pueblo y datos históricos verídicos o falaces, hay viejas costumbres que fueron cambiando y perdiéndose, y también las cosas comunes de la gente que nunca cambian ni nunca cambiarán. Aquí están los paisajes, las casas, los festejos y las miserias de la gente común, manifestándose a cada paso, a cada pincelada, en cada página. Hay, en este libro que habla de tierras lejanas y de tiempos lejanos, mucha vida: recuerdos y nostalgias, y las queribles imágenes de gente, como los antepasados de Luis, que se abrió paso por la vida luchando y creyendo. Casi como todos. Casi como ésa gente que nunca suele aparecer en los libros, y mucho menos en los libros artísticos.


Así que yo me había equivocado, y el problema no era tal. Ahora pienso, en honor a la verdad, que siempre, desde que lo conozco, es decir de toda mi vida, Luis Nápoli ha sido fiel, en cada uno de sus cuadros, de sus bocetos, de sus textos y, lo que es todavía más importante, en cada uno de sus días cotidianos, a una manera de ser y de expresarse donde jamás faltó, ni una sola vez, la presencia del hombre común, del laburante, del que ríe y sueña y sufre y suele expresarse con el arte verdadero de las herramientas y los conocimientos y los medios que la vida o la suerte le puso en sus manos, con mayor o menor fortuna. Ésa es la verdadera expresión del arte, y ése es el único arte verdadero.

En la región de Umbría, en el pueblito de Orvieto, cuenta el propio Luis en este libro que tocando las milenarias piedras grabadas por desconocidos escultores antiguos, no se cansaba de repetir, precisamente, que “el arte es la única verdad”.


Y créanme, porque seguro a ustedes también les pasará: cuando leí la receta de la “callia”, de ésos garbanzos cocidos y horneados que comían allá en la lejana, mítica Sicilia de los antepasados de Luis, yo me acordé de pronto, misteriosamente, de un aroma que hacía tanto tiempo que no sentía: el aroma aquel que había en la cocina de mi abuela, en San Andrés de Giles, hace tantos años.


Eso, amigos, es el arte de la gente común.


Porque este libro artístico que se presenta hoy dice, efectivamente, bellamente, con imágenes y con palabras, con sueños y con recuerdos, que esa gente sigue estando, sigue construyendo, todos los días, como antes, como hoy, como siempre, eso que los académicos llaman “la historia”, y que no es otra cosa que la vida manifestándose a cada paso, tratando de abrirse camino, y creando, siempre creando, igual, exactamente igual, a como ha vivido siempre, fiel a sus ancestros, toda su vida, el amigo Luis Nápoli.


Eduardo Spalletta, marzo 2011.-






10 diciembre, 2010

Deshechos


Por Sandra Russo


Veámoslo así: hay algo de confesional en los dos bandos, aunque uno de ellos no sabe exactamente cuál es el nombre de su fe, y el otro no es exactamente un bando, sino un espectro que de pronto toma cuerpo y ataca. El mundo occidental cree ciegamente en una deidad que a veces invoca bajo el nombre de libertad, pero cuya filiación es siamesa del mercado. Occidente desespera ante enemigos que encarnan de una manera cada vez más tajante Lo Extraño y Lo Otro. No tiene reflejos para enfrentarse a una identidad fantasmática que acecha desde las sombras y parece solidificarse cada vez más ante las opciones líquidas que ofrece el modo de vida norteamericano o europeo. Si hay una guerra, Occidente la ganaría. Pero lo que asoma no es una guerra convencional: se parece más bien a la irrupción de un malestar constante, a un estado aletargado de amenaza. De Oriente viene una lógica desconocida, enloquecedora. El Islam logra captar muchachos que gozaron desde su nacimiento de todos los beneficios de la vida moderna occidental. Los capta y los empuja a inmolarse porque, por algún resquicio, por alguna ranura que los occidentales no logran detectar, se cuelan el odio y el resentimiento, pero también el desprecio. Esos muchachos, que hasta hace muy poco tiempo pronunciaban la palabra “nosotros” para referirse a sus compañeros de clase o de equipo de fútbol, fueron persuadidos, de alguna extraña manera -esa manera, por lo misteriosa e ininteligible, es lo que más inquieta-, de sentirse miembros de “otro nosotros”. Los dos bandos fabrican terror. Lo de Londres está fresco. En los últimos dos años, murieron 25.000 civiles iraquíes.

Hace treinta años, algunas corrientes sociológicas analizaban las diferentes formas que iba adquiriendo el “nosotros” occidental. Richard Sennet advertía que, tras el advenimiento de la modernidad, se reemplazó la antigua “identidad compartida” por los más pragmáticos “intereses compartidos”. Los rasgos que antes unían a la gente mediante vínculos fraternos derivados de alguna identidad nacional o racial fueron sustituidos por otros que surgieron de lo que se llamó “mixofobia”: la búsqueda maníaca de semejantes muy semejantes. Los occidentales empezaron a sentir un miedo demasiado fuerte hacia lo diferente -a punto tal que, desinvestidos de su humanidad, los diferentes requirieron la creación y la defensa de sus “derechos humanos”-, y dieron rienda suelta a sentimientos comunitarios fragmentados. La comunidad empezó a ser cada vez más pequeña: fue la del club, la del barrio, la del country, la del consorcio.

Mientras tanto, allí lejos, ¿qué pasaba? En los basureros territoriales, ¿qué pasaba? “Desde sus comienzos, la modernidad produjo y siguió produciendo enormes cantidades de sobrantes humanos”, escribió el sociólogo Zigmunt Bauman. Fue en dos ramas específicas que brotaron esos sobrantes sacrificables: primero, en la producción y reproducción del orden social. Todo orden es selectivo y exige segregación y exclusión. Después, en el progreso económico, que “en un determinado momento exige la invalidación, el desmantelamiento y la eventual aniquilación de ciertos modos de vida y de subsistencia del ser humano, ya que no pueden ni podrían alcanzar los crecientes estándares de productividad y rentabilidad”. Los sobrantes humanos de la modernidad fueron recolocados. Huestes de refugiados en todo el mundo pueden dar cuenta de eso. “La industria de la eliminación de desechos humanos” originó oleadas de migraciones legales e ilegales que Occidente toleró, aunque a regañadientes, porque eso le servía para mantener cerrada la olla a presión que significan esos sobrantes que el progreso económico occidental va creando con su propia dinámica. Esa industria de eliminación de desechos es la que ha entrado en crisis ahora. Hay una parte del mundo tan pobre y territorios tan indeseables que los bárbaros han empezado a corroer los intestinos del imperio.

En junio de 2002, los Estados Unidos anunciaron el arresto de un sospechoso de pertenecer a Al Quaida, que se había plegado a la red terrorista a su regreso de un viaje a Pakistán. Se trataba de un ciudadano norteamericano, José Padilla, que se había convertido al islamismo y había adoptado una nueva identidad, la de Abdullah al Mujahir. Había sido instruido para fabricar “bombas sucias” que eran “pavorosamente fáciles de armar” con explosivos convencionales. En su momento, el personaje PadillaAbdullah resultó funcional a los requerimientos de la seguridad interior norteamericana: agitó el fantasma de que la hospitalidad ofrecida a los extranjeros era una trampa cazabobos, hizo emerger un nuevo “sujeto peligroso”: el norteamericano reciente que, pudiendo ser “uno de los nuestros”, elige ser “otro, extranjero perenne, enemigo”. El caso Padilla-Abdullah fue inmediatamente silenciado. “Bombas sucias” que se arman de un modo “pavorosamente fácil” no eran un objetivo que permitiera defender en el Congreso un escudo antimisiles multimillonario, y enemigos de entrecasa que despreciaban el modo de vida norteamericano no contribuían a reforzar la idea de ir hasta Irak a aplastar las cuevas terroristas.

Cuando se supo, la semana pasada, que algunos de los responsables de los atentados de Londres eran ciudadanos británicos de ascendencia paquistaní, ciudadanos aparentemente integrados, con trabajo, de clase media y sin antecedentes, una zozobra debe haber recorrido las mentes de los dirigentes del aspaventosamente llamado “Eje del bien”: ey, muchachos, esto hay que pensarlo todo de nuevo, somos una vacuna homeopática al revés, generamos nuestras propias bacterias letales, los tenemos metidos en nuestros barrios, sus hijos son amigos de los nuestros, les hemos dado nuestras sobras, han bebido de nuestra mano y nos devuelven una mochila cargada con explosivos.

La cultura de mercado, que crece a expensas de reducir al resto del planeta a simples basureros territoriales y humanos, desfallece bajo la repentina certeza de que no hay nada más temible que un enemigo al que le ha sido concedida una vida que no vale la pena de ser vivida.

Alguien dijo una vez que el sistema económico occidental es una serpiente que inevitablemente alguna vez se morderá la cola. Ya la mordió.

[Publicado en la Contratapa de Página12 el 23/07/2005 - Derechos reservados]




29 octubre, 2010

Kirchner








 
Cuando Ana vió este blog por primera vez me mandó un mail que decía más o menos así: ¿tan desencantado estás?. No Ana, si alguna vez lo estuve, ya no. Hace muchos años que no. Ya no.

¿Sabés que pasa? "La Mosca & El Mercado" siempre fue -por entonces, en papel, y después, en versión blog- un ejemplo típico de la (silenciosa) resistencia de los finales de los noventa, de toda esa maldita acumulación de bronca, represión y postergación que marcó a todos los jóvenes de toda la década anterior... Ya sabés, el puto menemismo, la puta alianza... Reflejo acaso de una época nefasta, cristal de algo que nunca, jamás, debiéramos olvidar... Vos sos más chica y quizá no lo viste así... Yo en cambio caminé todas, pero todas las putas calles del menemismo, de esa época infame de pizza y champagne, de la Revista Caras, de Yabrán, de Dromi, de Ruckauf, de Corach, de la AMIA, de María Julia Alsogaray, de Río Cuarto, y de tantas y tantas cosas que no quiero seguir recordando...

Éste blog no es (nunca quiso ser) un compilado de todo aquello, sino una muestra de haber resistido todo aquello... Hecho quizá con la esperanza (tonta e inútil, acaso) de testimoniar mi juventud y la de tantos amigos que atravesaron los 90 dejando jirones de su talento y sus capacidades, de su digna resistencia, de su digno decir no. Estudié periodismo y hubo veces en que me cagué de hambre, laburé de comisionista para la UNLu y nunca, pero nunca, en esos años quise transar con lo que había... Jamás fuí a pedir laburo a Clarín o a la La Nación o a Multicanal o a la revista Noticias... Algo en mí (y en muchos de mis amigos) siempre se negó a aceptar ése orden de cosas, que muchos pibes más jóvenes terminaron por aceptar casi como algo "natural"... Yo no. Y hoy puedo estar casi orgulloso de toda aquella resistencia, que ya es también parte de mi historia y de mi vida.

"La Mosca..."-versión blog es éso, nada más (y nada menos) que éso... Y quizás por eso es que tampoco nunca me pareció errada la bajada del nombre de la revista, aquello de "últimas noticias de la derrota", porque pensaba (y sigo pensando) que la historia y la política es el encadenamiento y el resultado de sucesivas luchas, a veces heroicas, a veces catastróficas, a veces dolidas... Y sí, es cierto: los argentinos casi que estábamos ya acostumbrados a la continua derrota, aquello que Symns llamó "la derrota del mundo"...

Así que si éste blog te pareció muy "oscuro" o "pesimista", quiero decirte que sólo es éso: un reflejo, y un testimonio. Nada más. Y nada menos.

Ah! y en cuanto a lo de estar desencantado de la vida, o de la política, o de la realidad, la respuesta que se me ocurre ahora es muy sencilla: si por aquellos años lo estuve (yo no lo sé), hoy ya no, definitivamente ya no. Algo pasó en el medio, acaso, y por eso este post, hoy, y esta respuesta a tu comentario, tanto tiempo después...

Lo que pasó en el medio tiene nombre y apellido: Néstor Kirchner. Vos sabés.

Por eso esta respuesta, justo hoy, 28 de octubre, cuando lo acaban de enterrar, al tipo. Justo hoy, que todos lloramos como pelotudos grandes que somos...

Porque esta respuesta también va a ser, con el tiempo, un reflejo, y un testimonio.




05 octubre, 2010

Pasen y lean: Vicente Zito Lema


Palabras para Ernesto Guevara

Sobre la tierra sureña, humillada durante siglos por el crimen de la pobreza, un crimen que hace añicos las mil máscaras con que la razón protege las crueles lógicas del poder. Sobre los cuerpos que reproducen el dolor, sacrificados por la necesidad de la riqueza, hasta convertir su humanidad viva en un espejo opacado de tanta humanidad muerta. Allí, junto a la mujer que agoniza, devorada por el hambre –un hambre que ahora es fiebre y es peste–, planta Ernesto Guevara a caballo de la poesía el estandarte de sus palabras, que es el inicio de su gesta: tus hijos todos vivirán la aurora / lo juro.

Guevara se nacerá a sí mismo en el dolor del otro, es un proceso de conciencia que lleva a la existencia en el dolor. Será su padre y su madre en el lenguaje absoluto de su cuerpo, cruzado por todos los cuerpos. Será un espesor de vida que legitima cada uno de sus pensamientos para la construcción de lo que está pensado pero no escrito en la realidad de la historia

Guevara, tan restallante como lúcido, y como tal ejecutor de palabras que queman, signos de un cuerpo que desnuda, con su sola presencia, un pentagrama de silencios en este tiempo de esencial ambigüedad, cuya gestualidad mayor es lavarse las manos.

Hay ahí un fuego que no se termina de consumir, desbordando las vestiduras formales que lo contienen, para abrir, aún hoy, un espacio de voluntad capaz de hacer frente a una quietud entronizada como única verdad posible.

Se trata de una ética, fundada en la acción, que jamás aceptó traicionar su destino: subvertir el saber de la época.

En un espacio de resistencia y trasgresión, Guevara levanta su atalaya para seguir el curso de un mundo que, en su imperativo agónico, deberá ser descifrado y rehecho de cuajo. ¿Cómo si no volver libre, con conciencia crítica y capacidad creadora, al hombre antiguo, momificado en estereotipos, ciego y seco por siglos de mansedumbre oscura?

Guevara logra acercarse, hasta tocarlo, al hombre concreto de carne y hueso, nombrándolo como nunca en una subjetividad a devenir, en su capacidad de sujeto histórico, de hacedor necesario de su deseo. Es a ese hombre al que Guevara abraza y enriquece con su más íntimo sentimiento, el amor: “déjeme decirle, a riesgo de parecer ridículo, que el revolucionario verdadero está movido por grandes sentimientos de amor”.


Guevara es una imagen emocionada del mundo a construir; es una dura indagación del sistema a destruir como paso previo. Y nos ofrece, finalmente, una experiencia de naturaleza estética, en tanto la verdad es la forma más acabada y peligrosa de la belleza.



Su muerte, en la forma en que se dio en Bolivia, ratifica, elocuentemente ahora, que nunca puede haber historia más allá del lenguaje que la propone, la interpreta y la imagina. Porque su final fue un principio, y su imagen (el cadáver) un preciso y extraño instante de recreación de los significados, de parte de una generación que amaba asumir el escándalo del mundo.

La muerte del Che consagró la nobleza, no las lógicas, que portan los sueños. Aseguró la distancia de la política, en nombre de la política. Inscribió, como sentimiento, no como reconocimiento, que se estaba en ese indescifrable tiempo de la revolución.

La ética, ese sobrehumano forzamiento de la realidad común y oscura de los hombres, necesitaba reinar sin atenuantes, con sus cuotas de belleza y locura implacables. Y en aquel lienzo infinito, latinoamericano, de una edad no muy lejana, se pudo amar tanto al campesino de Bolivia, indiferente a la tragedia, condenado a la pobreza en el núcleo extremo y deshumanizante de la pobreza, como al héroe que ofrendaba su vida creyendo lapidariamente en principios universales.

Palabras para Guevara, tantos años después, con el sueño convertido en pesadilla.

Palabras para Guevara, cuando vamos enterándonos con dolor, día a día, que nadie es eterno, ni siquiera él.

Palabras para Guevara, en un escenario donde se repite hasta el hartazgo que la utopía se agotó, la era de los grandes relatos existe sólo en algún lugar que está detrás de las espaldas de la humanidad, y que la esperanza de cambiar el mundo duerme bajo el pesado manto del fracaso.

Un tiempo patético de tan pragmático, groseramente injusto de tan capitalista y para colmo de males, de una vulgaridad que lo torna canallesco.


Frente a un tiempo así, paradójicamente, ¿cómo no esforzarnos para superar esa pátina sombría que el espíritu de la época insiste en colocar sobre los asuntos humanos, y levantar los ojos hacia lo que fue y seguir imaginando lo que podrá ser?


Palabras para Guevara, que nos ayuden a pensarlo, fuera de las modas que lo desguazan e instalarlo legítimo, otra vez, frente a un viaje de miles y miles de kilómetros, viaje que, como bien se sabe, siempre se inicia dando un paso.


 
Miradas al Sur 03/10/03

 


* Vicente Zito Lema nació en Buenos Aires, Argentina, en 1939. Trabajó como periodista en distintos periódicos como Clarín, El Cronista Comercial y La Opinión. Fue director y fundador de la revistas Cero de 1964 a 1967, colaborando con poetas del grupo "Barrilete", entre quienes se encontraban poetas como Miguel Ángel Bustos y Roberto Jorge Santoro. En la revista se llegó a publicar poemas de Ho Chi Minh por primera vez en castellano, traducidos por Juan L. Ortiz. En 1969, funda y dirige la revista literaria Talismán, en la cual revindica la figura intelectual de Jacobo Fijman y se ganó la censura por un dossier dedicado a la familia, cuya portada presentaba la fotografía de Zito Lema, su compañera y sus dos hijas, desnudas. La fotografía habría de ser ganadora de un certamen nacional. Talismán estuvo ligada al surrealismo de André Bretón y su manifiesto firmado junto a León Trotsky. En la década del '70 se vincularía con distintas revistas como Liberación colaborando con Julio Cortázar y Rodolfo Walsh, Nuevo Hombre, y Crisis junto con Eduardo Galeano, Haroldo Conti y Federico Vogelius. También dirigió la revista "Cultura y Utopía", revista cultural de la Universidad Popular Madres Plaza de Mayo. Tras el golpe de estado de 1976 en Argentina, decide emigrar en 1977 hacia Europa. Tras haber estado en varios países decide finalmente radicarse en Holanda. Entre sus actividades en el exilio está el haber conformado la Comisión Argentina por los Derechos Humanos (CADHU) junto con otros intelectuales como Julio Cortazar, David Viñas, entre otros. Estando exiliado escribe Mater, obra de teatro sobre la gestación de Madres de Plaza de Mayo y su lucha. Regresa a la Argentina en 1983.
Fue discípulo del creador de la escuela de psicología social, Enrique Pichon-Rivière. Junto con las Madres de Plaza de Mayo funda en 2000 la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo, de la cual fue rector hasta 2003.
Su poesía aborda temas de la problmática social incluyendo relatos, crónicas, datos de episodios políticos. Un lenguaje despojado y veraz refleja la clara intencionalidad de comunicación directa con el lector.

 

04 septiembre, 2010

Fidel Castro: la palabra imprescindible

El ex presidente cubano, Fidel Castro, habló durante 45 minutos en la Universidad de La Habana acerca de los peligros de una guerra nuclear, en el primer acto masivo al que asiste desde que la enfermedad lo obligó a ceder el gobierno de la isla a su hermano Raúl, en 2006. El discurso completo.





Queridos compañeros:

Les pedí reunirnos hoy temprano, antes de que nuestro Sol caliente demasiado.

Esta escalinata, a la que nunca imaginé volver, guarda imborrables recuerdos de los años en que comencé a tener conciencia de nuestra época y de nuestro deber. Se puede adquirir conocimientos y conciencia a lo largo de toda la vida, pero jamás en ninguna otra época de su existencia una persona volverá a tener la pureza y el desinterés con que, siendo joven, se enfrenta a la vida. A esa edad, descubrí mi verdadero destino.

Es por ello inevitable que, en estos instantes, me acompañe el recuerdo de tantos compañeros que conocí hace exactamente 65 años. Fue en la primera semana de septiembre cuando ingresé en esta Universidad, que era la única del país. Es mejor que no intente siquiera preguntar por cada uno de ellos, y guardar solo el recuerdo de cuando todos eran jóvenes y entusiastas y, por lo general, desinteresados y puros.

Me anima sobremanera tener presente a los que son hoy, como nosotros ayer, aunque incomparablemente más cultos, más libres y más conscientes.

Entonces, sobre esta colina universitaria caía el poder de la fuerza bruta y la brutalidad de la fuerza, la inconsciencia y la corrupción aplicada a nuestro pueblo.

Gracias al ejemplo de los que nos habían precedido, a los estudiantes fusilados por exigencia de las hordas de los llamados voluntarios españoles, nacidos muchos en esta tierra que se ponían al servicio de la tiranía española, gracias al Apóstol de nuestra independencia y a la sangre derramada por decenas de miles de patriotas en tres guerras de independencia, nos precedía realmente una historia que inspiraba nuestras luchas. No merecíamos ser colonia de un imperio mucho más poderoso todavía, que se apoderó de nuestra Patria y de una buena parte de la conciencia nacional, sembrando el fatalismo con la idea de que era imposible sacudirse de tan poderoso yugo.

Peor aún, había surgido ya una poderosa capa explotadora que, al servicio de los intereses del imperio, saqueaba a nuestro pueblo extrayendo riquezas, manteniéndolo maniatado e ignorante a través de la fuerza, y no pocas veces, utilizando a otros nacidos en el país, para actuar como torturadores y asesinos de sus hermanos.

La Revolución puso fin a esos horrores, es por ello que podemos reunirnos aquí esta mañana de septiembre.

Cuán lejos estábamos de pensar después del triunfo que, en una ocasión como esta, volveríamos a reunirnos en esfuerzos aún mayores y con objetivos superiores a los que, en un tiempo, nos parecieron las más altas metas de los pueblos, en aras de la justicia y la felicidad de los seres humanos.

No pareciera posible que un país tan pequeño como Cuba se viera obligado a cargar el peso de la lucha contra aquellos que han globalizado y sometido el mundo a un inconcebible saqueo, y le ha impuesto un sistema que hoy amenaza la propia supervivencia de la humanidad.

No hablo solo en pro de los intereses de nuestra nación. Podría decirse que tales objetivos quedaron atrás, en la medida en que la existencia y el bienestar de los pueblos dejaron de ser nuestros objetivos, en aras de intereses mundiales, sin los cuales, la vida de las naciones es imposible. También es cierto que, en nuestras luchas por la emancipación nacional y social, nuestro país, bastión del coloniaje español en este hemisferio, fue el primero en ser ocupado y el último en sacudir ese yugo después de más de 400 años de dominación.

Nuestra lucha por la liberación nacional se mezcló con el tenaz esfuerzo de los trabajadores de nuestro país por su liberación social. No fue obra de la voluntad; lo fue del azar. El mérito del pueblo cubano es haber sabido comprender y fortalecer los indisolubles lazos entre ambos.

El tiempo que la humanidad dispone para librar esta batalla, es increíblemente limitado. A lo largo de más de tres meses de incesante batallar me esforcé modestamente por divulgar, ante un mundo inadvertido, los terribles peligros que amenazan la vida humana en nuestro planeta. Es sabido, y no me queda otra alternativa que recordar el hecho, de que no estamos viviendo la época de la caballería y el acero de las espadas acompañados por arcabuces de un disparo, que fueron precedidos durante siglos por las máquinas que demolían murallas o trataban de hacerlo, o los carros de combate tirados por caballos, que portaban cuchillos en las ruedas; armas, en fin, siempre crueles, pero de limitado poder destructivo que los humanos usaron para guerrear entre sí, desde que inventaron las mazas, hasta la Primera y Segunda Guerra Mundial, en las que usó armas automáticas, tanques, aviones de combate y fortalezas volantes, submarinos, torpedos, acorazados y portaaviones que elevaron las pérdidas humanas a decenas de millones de muertos, y a cientos de millones las víctimas de la destrucción, las heridas, las enfermedades y el hambre, secuelas inevitables de las guerras.

Dos artefactos nucleares fueron utilizados al final de la última contienda. Nunca el hombre concibió tan terrible destrucción y exterminio. Hace más de 60 años se habla del bombardeo de Hiroshima y Nagasaki; por ahí hemos señalado que el poder destructivo de las armas acumuladas equivale a más de cuatrocientas cuarenta mil veces el poder de alguna de aquellas bombas. Es así, es lo que dice la matemática. No añado más porque tendría que usar palabras bastante duras respecto a las causas y a los responsables de esa tristísima realidad.

Pero eso no bastó. La pretensión de dominio económico y militar de los primeros en utilizar esos aterradores instrumentos de destrucción y muerte, condujeron a la humanidad a la posibilidad real de perecer que hoy enfrenta. No necesito argumentarles lo que ustedes ya de sobra conocen. El problema de los pueblos hoy día, digamos, el de más de siete mil millones de seres humanos, es impedir que tal tragedia suceda.

No me agrada decir la dolorosa verdad, que constituye una vergüenza para todo lo que se identifica como política y gobierno. Al mundo se le ocultó deliberadamente esta realidad y le ha correspondido a Cuba la dura tarea de advertir a la humanidad del peligro real que está confrontando. En esa actividad no debemos desmayar. He utilizado argumentos que no deseo repetir ahora. Frente a los escépticos, nuestro inconfundible deber es seguir librando la batalla. Me consta que un número creciente de personas en el mundo han tomado conciencia de la realidad.

Comentando la primera parte de la entrevista, publicada el lunes 30 de agosto por la directora de La Jornada en ese prestigioso órgano de prensa mexicano, un ciudadano de Nuestra América, que la conoció por el sitio Web CubaDebate, hizo llegar su opinión con palabras tan profundas que decidí incluir, en este mensaje a los estudiantes universitarios de Cuba, lo fundamental de sus ideas:

“Hago un llamado, a todos los países que hoy se encuentran involucrados en conflictos militares. Por favor, piensen siempre en lograr una paz verdadera, que es lo que nos conviene a todos. Nuestros hijos, nuestros nietos y seres humanos del mundo, todos se lo vamos a agradecer. Necesitamos vivir en paz y seguros en un planeta que cada día es menos habitable. Es muy fácil de entender. El armamento nuclear debe desaparecer, ningún país debe poseerlo, la energía atómica debe ser usada solo para el bien. LA ÚNICA VERDADERA VICTORIA ESTÁ EN GANAR LA PAZ.

“Hoy enfrentamos dos grandes desafíos: la consolidación de la paz mundial y salvar el planeta del cambio climático. Lo primero es lograr una paz duradera sobre bases sólidas, la segunda es la de revertir el cambio climático. Hay que tomar conciencia de estos problemas que nosotros mismos los hemos creado y que somos los protagonistas de los cambios que tenemos que lograr. El panorama del siglo pasado no era igual que el de este siglo. El armamento, en estos momentos, es más sofisticado y mortífero y el planeta más débil y contaminado.

“Conferencia Mundial de Cambio Climático de Cancún. [...] la única oportunidad que nos queda. [...] Estamos llegando a un punto crítico donde no existe marcha atrás. En ese momento, por miedo, quisiéramos hacer cualquier cosa para salvar nuestras vidas, pero ya todo sería en vano y demasiado tarde. Las oportunidades en nuestras vidas pasan por delante de nosotros una sola vez y hay que saberlas aprovechar. Nuestra Madre Naturaleza es como un fumador pasivo que aunque no tiene vicio, la enfermamos indiscriminadamente.”

“Nadie tiene el derecho de usar la violencia contra ningún ser humano, país o nación. Nadie puede cortar un árbol si antes no plantó tres. [...] No podemos estar de espalda a la naturaleza. Todo lo contrario, debemos permanecer siempre abrazados a ella. Porque nosotros mismos somos naturaleza, formamos parte de ese abanico de colores, de sonidos, equilibrio y armonía. La naturaleza es perfecta.

“Kioto significó para todos los seres humanos una esperanza…”

“Si no hacemos nada. Nadie se salvará, no habrá lugar seguro sobre la tierra, ni en el aire, ni en el cosmos. La gran energía que diariamente se acumula por el efecto invernadero, ya que los rayos solares quedan atrapados y descargan más energía cada día sobre la superficie terrestre. Provocará que se produzcan desastres naturales de consecuencias impredecibles ¿Alguien en la tierra tendría un botón capaz de poder detener semejante desastre?”

“…no podemos perder tiempo en guerras anacrónicas que nos debilitan y agotan nuestras energías. Los enemigos hacen las guerras. Eliminemos todas las causas que provocan que el hombre vea al hombre como su enemigo. Ni los que se enfrentan en una guerra están conscientes de que esa sea la solución a sus problemas, reaccionan ante sus emociones y no les hacen caso a su conciencia pensando erróneamente que el camino a la paz es la guerra. Yo digo, sin ninguna posibilidad de error, que la paz con la paz se logra y: SI QUIERES LA PAZ, PREPARETE PARA CAMBIAR TU CONCIENCIA.”


El miércoles primero de septiembre, cuando elaboraba este mensaje, una información publicada por el sitio Web CubaDebate nos trajo la siguiente noticia: “Una nueva ola de filtraciones sobre un ataque contra los objetivos nucleares de Irán que Israel prepara junto con Estados Unidos esta vez puede tener un fundamento real, considera en un artículo publicado este martes George Friedman, director ejecutivo del prestigioso centro Stratfor, que cuenta con antiguos analista de la CIA entre sus colaboradores.” Es una persona bien preparada y con prestigio.

La información continúa expresando:

“Han sido numerosas las ocasiones en las que se han difundido diferentes versiones del posible ataque contra la República Islámica supuestamente filtradas desde los servicios secretos. Según expertos, se trataba de un intento de ejercer presión psicológica sobre Teherán para hacerlo buscar el consenso con Occidente.”

“…esta técnica no prosperó y es muy poco probable que se vuelva a emplear con el mismo objetivo, señala Friedman…”

“‘Es paradójico, pero la nueva tanda de rumores sobre la guerra esta vez puede ir dirigida a convencer a Irán precisamente de que no habrá guerra, mientras en realidad se está preparando ya’…”

“El analista descarta por completo que Tel Aviv se atreva a emprender una operación militar sin contar con el apoyo del Pentágono.”

“Al mismo tiempo, el experto advierte que la consecuencia más grave del posible ataque contra Irán sería que la República Islámica bloqueara el estrecho de Ormuz, entre los golfos de Omán y Pérsico, lo cual colapsaría el 45% de los suministros mundiales de petróleo haciendo que se disparase su precio y dificultando la recuperación de la economía mundial tras la recesión.”

Así concluye la información.

Para mí resulta increíble que el temor a un ataque se deba a las consecuencias que puede tener en el precio del petróleo y en la lucha contra la recesión. No albergo, por mi parte, la menor duda de que la capacidad de respuesta convencional de Irán provocaría una feroz guerra, cuyo control escaparía de las manos de las partes beligerantes y la misma se tornaría irremediablemente en un conflicto nuclear global. Es lo que vengo sosteniendo.

Un significativo despacho de la AFP afirma que, “El ex primer ministro británico Tony Blair advirtió este miércoles que la comunidad internacional podría no tener otra alternativa que la opción militar si Irán desarrolla armas nucleares, en una entrevista con la BBC con motivo de la llegada de sus memorias a las librerías.”

Y continúa:

“‘Pienso que no hay alternativa a esto si continúan desarrollando armas nucleares. Deben recibir este mensaje alto y claro’, agregó haciéndose eco de una amenaza que ya han blandido varias veces Estados Unidos e Israel.” concluyo Blair.

Claro, si están fabricando armas nucleares ellos no tienen ninguna prueba ni la pueden tener, porque lo que están es usando unos centros de investigación, haciendo investigaciones; no tienen, hasta dentro de uno o dos años, como ellos mismos han declarado, material para empezar a fabricar una bomba. Esto, sin tomar en cuenta que los fabricantes de armas nucleares tienen 25 000 armas nucleares, sin contar las convencionales inimaginables. No tienen pruebas para ello, se trata de un centro de investigación. ¿Es una razón para atacarlos? Tener una planta que produzca energía eléctrica, partiendo del uranio, es algo que no constituye un delito, y para ellos es una prueba de la fabricación de armas. Ya lo hicieron, lo hicieron en el 1981 contra un centro de investigación iraquí, y lo hicieron en el 2007 contra un centro de investigación sirio; de ese no se habló, es una especie de misterio por qué no se habló. Porque hay cosas terribles que ocurren de las que no se habla y nadie las publica.

Bueno, esas son las pruebas, porque se habla de atacar esos reactores y esos centros de investigación. Por eso no hay que dejarse confundir con la palabrita de “si intentan” fabricar armas nucleares.

Un despacho noticioso de la agencia ITAR-TASS comunica que: ”Las sanciones contra Irán no reportarán un resultado deseado, el problema iraní no debe ser resuelto por ningún método de fuerza. Así manifestó hoy el jefe de la diplomacia rusa Serguéi Lavrov en su intervención ante estudiantes del Instituto -qué casualidad- de Relaciones Internacionales MGIMO.”

Y continúa el cable:

“Partimos de que ningún problema mundial debe resolverse por métodos de fuerza, señaló. Lavrov llamó atención a la postura del presidente de EE.UU., Barack Obama, en relación con Irán, particularmente, la involucración de Irán en el proceso negociado. Saludamos una normalización de las relaciones entre EE.UU. e Irán, acotó.”

Estimo que Rusia no es solo miembro del Consejo de Seguridad con derecho a veto, sino también un poderoso país cuya opinión no puede ser ignorada. Independientemente de que en esa Resolución del 9 de junio, todos los que tienen derecho al veto apoyaron la Resolución. Turquía y Brasil no la apoyaron, y Líbano se abstuvo. Ese era un momento de gran importancia, porque la Resolución quedó aprobada, la que autoriza la inspección de los mercantes iraníes y además establecieron un plazo, decían 90 días, hay algunos que dicen que el 9 se vence, otros que el 7. Además dice que ese día tenían que informar si acataron o no.

Ahora hay que ponerse a esperar a ver qué hacen dentro de esta situación, cómo valoran la opinión mundial, qué efecto tendrá, si inventan otro plazo o no, si declaran que no lo van a hacer, o si ratifican que lo van a hacer, podrá tardar más o menos, no puede ser mucho tiempo.

Les recomiendo que estemos atentos, que les pidamos a nuestros medios de información que nos comuniquen, para seguir de cerca la situación.

Gracias a los medios electrónicos hay personas en el mundo, un número creciente de personas, que se informan, porque no pueden impedirlo, independientemente de que las agencias noticiosas y los grandes medios de información en manos de poderosas empresas capitalistas, guarden silencio, el mundo se está enterando. Se los digo por la cantidad de mensajes que llegan. Yo les leí una opinión que escogí: es a las 4:52, a las 4:54, otra a las 4:55, los compañeros que recogen explican que llegan de todas partes del mundo, no solo de América Latina. Es imposible recogerlos y comentarlos, tenemos una idea de los estados de opinión, de la credibilidad que le dan o no, y les puedo decir que dan una credibilidad grande, como ustedes se la están dando. Se ve claro, y eso es decisivo. Es una etapa nueva, nunca se conoció una situación parecida a esta.

Por lo tanto, yo les sugiero a ustedes, y a todos nuestros compatriotas que traten de estar atentos, y a nuestros medios de prensa que informen, porque a veces se guarda un silencio extraño en la prensa internacional y después aparecen, de repente, una serie de noticias. Las que van a venir sucesivamente, cada día son más interesantes.

Nadie puede decir una palabra exacta de lo qué va a pasar, porque están desenvolviéndose estos acontecimientos.

¿Qué pasará el 7, el 9, el 15, el 20? Tenemos que hacer nuestros planes, los planes de trabajo, cada uno el suyo. Yo, por mi parte, me concentro; vengo concentrado en esto hace rato, recogiendo cuanta información es posible.

Pero en este problema todos tenemos una parte de trabajo, una parte de responsabilidad que no significa detener las cosas que estemos haciendo.

Además, otro país muy importante, es el último mencionado aquí, porque fue el último cable, fue de ayer por la tarde.

Un despacho de la agencia Reuters dice que: “La Unión Europea presiona a China para que cumpla las sanciones a Irán.”

Porque además del acuerdo famoso del 9 de junio, el número 1929, estableciendo las sanciones que mencioné, estas potencias satelitales europeas y de otras partes, impusieron sanciones adicionales para estrangular al país y, en este caso, se estaban quejando con relación a China, también con relación a Rusia sobre lo que harán, pero decía así:

“La responsable de política exterior de la Unión Europea Catherine Ashton, dijo el jueves que ha presionado a China para que se asegure que las empresas chinas no ocupen el lugar dejado por las otras compañías que han abandonado Irán a causa de las sanciones…” No dice cuáles sanciones, si las del Consejo o las de ellos, se debe estar refiriendo a todas, por supuesto.

Cualquier persona honesta puede comprender la complejidad del gravísimo problema que hoy amenaza al mundo.

Compañeros estudiantes universitarios, como en otros tiempos, al parecer lejanos y que a mí me parece fue ayer, les agradezco la presencia y el apoyo moral que ustedes le están ofreciendo a esta lucha por la paz. Los exhorto a no dejar de batallar en esa dirección. En esta, como en muchas luchas del pasado, es posible vencer.

¡Que la vida humana se preserve! ¡Que los niños y los jóvenes disfruten de ella en un mundo de justicia! ¡Que los padres y los abuelos compartan con ellos el privilegio de vivir!
La distribución justa de las riquezas materiales y espirituales, que el hombre es capaz de crear por el fabuloso desarrollo de sus fuerzas productivas, es ya la única alternativa posible.

Muchas gracias.


Septiembre 3 de 2010





Video, fotos y más información: www.cubadebate.cu

Hasta aquí lo esencial de sus palabras, bien sencillas y al alcance de cualquier ciudadano del mundo.

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