LA MOSCA & EL MERCADO / PRESENTACIÓN






Hicimos "La Mosca & El Mercado" allá por el 2000, 2001.
Teníamos entonces la inconciencia de la aventura y los sabores del riesgo, y la falta absoluta de planes como timón de tormenta.
Teníamos entonces la guerra a flor de piel, y anunciábamos con estridencia revoluciones que nunca llegarían.
Hablábamos de cosas inmediatas, sin saber que acaso repetíamos un mandato quejumbroso y tanguero de una época lanzada hacia su límite. Amigos que bardeaban de pólitica y moral con aforismos nietzscheanos y preocupaciones vagas.
Ahora tenemos -inexorablemente- unos cuantos años más, y muchas canas más, y la extraña sensación de que esos años se desvanecieron sin sentido, perdidos en intentos de nada sobre nada y hacia nada.
Si sólo resguardáramos hechos, noticias, fragmentos del olvido, simples nociones de inmediatez, podríamos decir, con verdad: pasaron tantas cosas desde entonces...
Si sólo resguardáramos hechos, simples nociones superficiales encadenadas a impulsos primitivos de certezas, podríamos entonces registrar nuestras inmóviles estatuas de sal: las asambleas barriales y aquellas tardes de domingo en Parque Centenario (¿te acordás?), Duhalde, el corralito, los golpes con martillos de los viejos frente a los bancos blindados, el puto de Rodríguez Sáa, el default, el riesgo-país, las colas frente a las embajadas, los cinco presidentes en una semana, el tres por uno, y al final Javier asomándose a una política que yo no entendía, y yo escondiéndome en aquella pensión de Seguí para salvar el esqueleto, con poca guita en el bolsillo y los pibes aquellos con los que salvamos las pocas viejas estructuras que por todas partes ya venían cayéndose a pedazos, y con ellas salvar de la deriva mis sentidos más profundos, más ocultos, más míos.
Y después Luján nuevamente, y la historia gota a gota, soneto por soneto, piedra por piedra, escape por escape, y el barco enfilado hacia un rumbo distante y extraño, tripulado por el fuego de aquella piba de Mercedes...
Entonces (creo) éramos más serios que ahora, y menos dolidos.
Todavía no habíamos sido capturados por la aliteración obscena de los mensajes de texto del sin-espacio y el sin-tiempo, ni por la resignación cobarde del enjaulado. Internet no era aún para nosotros este mandato ordenador de nuestras grietas y nuestros descontentos.
La mayoría de los amigos de entonces se perdieron en un limbo.
Las últimas noticias de la derrota siguieron su marcha, infructuosas, incesantes, girando alrededor de los mismos abismos, incólumes, haciendo de cuenta que nada pasaba, que todo era normal y cotidiano. Afganistán, Irak, Al Qaeda, Blumberg, Tinelli, Bush, Guantánamo, Bin Laden, Duhalde, el codificado de los domingos, Clarín y Telenoche... todo con la misma cara de póker de los presentadores de los noticieros y los vecinos de tu cuadra.
Pasaron siete años como siete letanías, y siempre intentando (sin ganas) volver a editar aquella revista, aquel jolgorio de quejas, aquellas pastillas contra el aburrimiento...
Entonces teníamos ganas, desconfianza, vanidad, carácter.
Nos enorgullecimos entonces con cada gesto, con cada palabra de aliento, con cada aceptación.
Ahora tenemos más certezas, o acaso las mismas más hondas, más altas, más claras.
Entonces teníamos la decisión y el tiempo. Podíamos esperar, podíamos esperar a des-esperarnos.
Ahora el hielo de esta congeladora comenzó a descongelarse.










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08 abril, 2008

Pasen y lean: Eduardo Galeano


Un nuevo adelanto de su nuevo libro "Espejos. Una historia casi universal"

La historia que duele

Extraído de www.rebelion.org Abril / 2008

Las clases sociales

En los primeros tiempos, tiempos de hambre, estaba la primera mujer escarbando la tierra cuando los rayos del sol la penetraron por atrás. Al rato nomás, nació una criatura.
Al dios Pachacamac no le cayó nada bien esa gentileza del sol y despedazó al recién nacido. Del muertito brotaron las primeras plantas. Los clientes se convirtieron en granos de maíz, los huesos fueron yucas, la carne se hizo papa, boniato, zapallo...
La furia del sol no se hizo esperar. Sus rayos fulminaron la costa de Perú y la dejaron seca para siempre jamás. Y la venganza culminó cuando el sol partió tres huevos sobre esos suelos.
Del huevo de oro salieron los señores.
Del huevo de plata, las señoras de los señores.
Y del huevo de cobre, los que trabajan.

Organización Internacional del Comercio

Había que elegir al dios del comercio. Desde el trono del Olimpo, Zeus estudió a su familia. No tuvo que pensarlo mucho. Tenía que ser Hermes.
Zeus le regaló sandalias con alitas de oro y le encargó la promoción del intercambio mercantil, la firma de tratados y la salvaguarda de la libertad de comercio. Hermes, que después, en Roma, se llamó Mercurio, fue elegido porque era el que mejor mentía.

División del trabajo

Dicen que fue el rey manu quien otorgó prestigio divino a las castas de la India.
De su boca brotaron los sacerdotes. De sus brazos, los reyes y los guerreros. De sus muslos, los comerciantes. De sus pies, los siervos y los artesanos.
Y a partir de entonces se construyó la pirámide social, que en la India tiene más de tres mil pisos.
Cada cual nace donde debe nacer, para hacer lo que debe hacer. En tu cuna está tu tumba, tu origen es tu destino: tu vida es la recompensa o el castigo que merecen tus vidas anteriores, y la herencia dicta tu lugar y tu función.
El rey Manu aconsejaba corregir la mala conducta: si una persona de casta inferior escucha los versos de los libros sagrados, se le echará plomo derretido en los oídos; y si los recita, se le cortará la lengua. Estas pedagogías ya no se aplican, pero todavía quien se sale de su sitio, en el amor, en el trabajo o en lo que sea, arriesga escarmientos públicos que podrían matarlo o dejarlo más muerto que vivo.
Los sincasta, uno de cada cinco hindúes, están por debajo de los de más abajo. Los llaman intocables, porque contaminan: malditos entre los malditos, no pueden hablar con los demás, ni caminar sus caminos, ni tocar sus vasos ni sus platos. La ley los protege, la realidad los expulsa. A ellos, cualquiera los humilla; a ellas, cualquiera las viola, que ahí sí que resultan tocables las intocables.
A finales del año 2004, cuando el tsunami embistió contra las costas de la India, los intocables se ocuparon de recoger la basura y los muertos.
Como siempre.

Fundación religiosa del racismo

Noé se emborrachó celebrando la llegada del arca al monte Ararat.
Despertó incompleto. Según una de las diversas versiones de la Biblia, su hijo Cam lo había castrado mientras dormía. Y esa versión dice que Dios maldijo a Cam y a sus hijos y a los hijos de sus hijos, condenándolos a la esclavitud por los siglos de los siglos.
Pero ninguna de las diversas versiones de la Biblia dijo que Cam fuera negro. África no vendía esclavos cuando la Biblia nació, y Cam oscureció su piel mucho tiempo después. Quizá su negritud empezó a aparecer allá por los siglos XI o XII, cuando los árabes iniciaron el tráfico de esclavos desde el sur del desierto, pero seguramente Cam pasó a ser del todo negro allá por siglos XVI o XVII, cuando la esclavitud se convirtió en el gran negocio europeo.
A partir de entonces se otorgó prestigio divino y vida eterna al tráfico negrero. La razón al servicio de la religión, la religión al servicio de la opresión: como los esclavos eran negros, Cam debía ser negro. Y sus hijos, también negros, nacían para ser esclavos, porque Dios no se equivoca.
Y Cam y sus hijos y los hijos de sus hijos tendrían pelo motudo, ojos rojos y labios hinchados, andarían desnudos luciendo sus penes escandalosos, serían aficionados al robo, odiarían a sus amos, jamás dirían la verdad y dedicarían a las cosas sucias su tiempo de dormir.

Fundación científica del racismo

Raza caucásica se llama, todavía, la minoría blanca que ocupa la cúspide de las jerarquías humanas.
Así fue bautizada en 1775 por Johann Friedrich Blumenbach.
Este zoólogo creía que el Cáucaso era la cuna de la humanidad y que de allí provenían la inteligencia y la belleza. El término se sigue usando, contra toda evidencia, en nuestros días.
Blumenbach había reunido 245 cráneos que fundamentaban el derecho de los europeos a humillar a los demás.
La humanidad formaba una pirámide de cinco pisos.
Arriba, los blancos.
La pureza original había sido arruinada, pisos abajo, por las razas de piel sucia: los nativos australianos, los indios americanos, los asiáticos amarillos. Y debajo de todos, deformes por fuera y por dentro, estaban los negros africanos.
La ciencia siempre ubicaba a los negros en el sótano.
En 1863, la Sociedad Antropológica de Londres llegó a la conclusión de que los negros eran intelectualmente inferiores a los blancos, y sólo los europeos tenían la capacidad de humanizarlos y civilizarlos. Europa consagró sus mejores energías a esta noble misión, pero no tuvo suerte. Casi un siglo y medio después, en el año 2007, el estadounidense James Watson, premio Nobel de Medicina, afirmó que está científicamente demostrado que los negros siguen siendo menos inteligentes que los blancos.

Inseguridad ciudadana

La democracia griega amaba la libertad, pero vivía de sus prisioneros. Los esclavos y las esclavas labraban tierras, abrían caminos, excavaban montañas en busca de plata y de piedras, alzaban casas, tejían ropas, cosían calzados, cocinaban, lavaban, barrían, forjaban lanzas y corazas, azadas y martillos, daban placer en las fiestas y en los burdeles y criaban a los hijos de sus amos.
Un esclavo era más barato que una mula. La esclavitud, tema despreciable, rara vez aparecía en la poesía, en el teatro o en las pinturas que decoraban las vasijas y los muros. Los filósofos la ignoraban, como no fuera para confirmar que ése era el destino natural de los seres inferiores, y para encender la alarma. Cuidado con ellos, advertía Platón. Los esclavos, decía, tienen una inevitable tendencia a odiar a sus amos y sólo una constante vigilancia podrá impedir que nos asesinen a todos.
Y Aristóteles sostenía que el entrenamiento militar de los ciudadanos era imprescindible, por la inseguridad reinante.

Las agencias de noticias

Napoleón fue definitivamente derrotado por los ingleses en la batalla de Waterloo, al sur de Bruselas.
El mariscal Arthur Wellesley, duque de Wellington, se adjudicó la victoria, pero el vencedor fue el banquero Nathan Rothschild, que no disparó ni un tiro y estaba muy lejos de allí.
Rothschild operó al mando de una minúscula tropa de palomas mensajeras. Las palomas, veloces y bien amaestradas, le llevaron la noticia a Londres. Él supo antes que nadie que Napoleón había sido derrotado, pero hizo correr la voz de que la victoria francesa había sido fulminante, y despistó al mercado desprendiéndose de todo lo que fuera británico, bonos, acciones, dinero. Y en un santiamén todos lo imitaron, porque él siempre sabía lo que hacía, y a precio de basura vendieron los valores de la nación que creían vencida. Y entonces Rothschild compró. Compró todo, a cambio de nada.
Así Inglaterra triunfó en el campo de batalla y fue derrotada en la Bolsa de Valores.
El banquero Rothschild multiplicó por veinte su fortuna y se convirtió en el hombre más rico del mundo.
Algunos años después, a mediados del siglo XIX, nacieron las primeras agencias internacionales de prensa: Havas, que ahora se llama France Presse, Reuters, Associated Press...
Todas usaban palomas mensajeras.

Los campos de concentración

Cuando Namibia conquistó la independencia, en 1990, se siguió llamando Göring la principal avenida de su capital. No por Hermann, el célebre jefe nazi, sino en homenaje a su papá, Heinrich Göring, que fue uno de los autores del primer genocidio del siglo XX.
Aquel Göring, representante del imperio alemán en ese país africano, había tenido la bondad de confirmar, en 1904, la orden de exterminio dictada por el general Lothar von Trotta.
Los hereros, negros pastores, se habían alzado en rebelión. El poder colonial los expulsó a todos y advirtió que mataría a los hereros que encontrara en Namibia, hombres, mujeres o niños, armados o desarmados.
De cada cuatro hereros murieron tres. Los abatieron los cañones o los soles del desierto adonde fueron arrojados.
Los sobrevivientes de la carnicería fueron a parar a los campos de concentración, que Göring programó. Entonces, el canciller Von Bülow tuvo el honor de pronunciar por primera vez la palabra konzentrationslager.
Los campos, inspirados en el antecedente británico de África del Sur, combinaban el encierro, el trabajo forzado y la experimentación científica. Los prisioneros, que extenuaban la vida en las minas de oro y diamantes, eran también cobayos humanos para la investigación de las razas inferiores. En esos laboratorios trabajaban Theodor Mollison y Eugen Fischer, que fueron maestros de Joseph Mengele.
Mengele pudo desarrollar sus enseñanzas a partir de 1933. Ese año, Göring hijo fundó los primeros campos de concentración en Alemania, siguiendo el modelo que su papá había ensayado en África.

Las desapariciones

Miles de muertos sin sepultura deambulan por la Pampa argentina. Son los desaparecidos de la última dictadura militar.
La dictadura del general Videla aplicó en escala jamás vista la desaparición como arma de guerra. La aplicó, pero no la inventó. Un siglo antes, el general Roca había utilizado contra los indios esta obra maestra de la crueldad, que obliga a cada muerto a morir varias veces y que condena a sus queridos a volverse locos persiguiendo su sombra fugitiva.
En Argentina, como en toda América, los indios fueron los primeros desaparecidos. Desaparecieron antes de aparecer. El general Roca llamó conquista del desierto a su invasión de las tierras indígenas. La Patagonia era un espacio vacío, un reino de la nada, habitado por nadie.
Y los indios siguieron desapareciendo después. Los que se sometieron y renunciaron a la tierra y a todo fueron llamados indios reducidos: reducidos hasta desaparecer. Y los que no se sometieron y fueron vencidos a balazos y sablazos, desaparecieron convertidos en números, muertos sin nombre, en los partes militares. Y sus hijos desaparecieron también: repartidos como botín de guerra, llamados con otros nombres, vaciados de memoria, esclavitos de los asesinos de sus padres.

La democracia

En 1889 murió la democracia en Brasil.
Esa mañana, los políticos monárquicos despertaron siendo republicanos.
Un par de años después se promulgó la Constitución que implantó el voto universal. Todos podían votar, menos los analfabetos y las mujeres.
Como casi todos los brasileños eran analfabetos o mujeres, casi nadie votó.
En esa primera elección democrática, 98 de cada 100 brasileños no acudieron al llamado de las urnas.
Un poderoso hacendado del café, Prudente de Morais, fue elegido presidente de la nación. Llegó de São Pablo a Río y nadie se enteró. Nadie fue a recibirlo, nadie lo reconoció.
Ahora goza de cierta fama, por ser calle de la elegante playa de Ipanema. -

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26 marzo, 2008

A 32 años del golpe: "Una larga y tenebrosa noche"

Nota extraída de "Agenda de Reflexión" / 24 de Marzo de 2008.- http://www.agendadereflexion.com.ar/


En su último número del año 1975 la revista Gente, de Editorial Atlántida, titulaba su nota central: “Nochebuena con Videla en Tucumán”. Era la presentación en sociedad del teniente general Jorge Rafael Videla, jefe del Ejército, quien por esos días daba a conocer el primer bando golpista contra el gobierno de María Estela Martínez de Perón. En aquel mensaje, que iniciaba el estado de deliberación permanente de las tres fuerzas, Videla advertía sobre “la sana rabia del verdadero soldado”.

Por su parte, en enero de 1976 la revista Redacción publicaba un editorial de su director, Hugo Gambini, en el que planteaba la ilegitimidad del gobierno peronista. En la opinión del ex-encumbrado comunicador alfonsinista y actual columnista de Gerardo Sofovich en Polémica en el Bar, el movimiento político creado por Juan Domingo Perón carecía históricamente de legitimidad, aun cuando había ganado las elecciones nacionales por un amplísimo margen, algo así como una alucinación impensable para las ridículas cifras que surgen de los sondeos contemporáneos, al punto que si se suman los porcentajes de intención de voto de todos los actuales candidatos, el resultado no se aproxima a los obtenidos en septiembre de 1973 por la fórmula Perón-Perón.

A partir del mes de marzo del 76, los medios gráficos comenzaron a aumentar el espacio dedicado a los temas militares, previendo con buen criterio que la amenaza de Videla fuera cumplida. Uno de los primeros en tomar partido fue el matutino La Prensa, que prestaba sus páginas a las proclamas golpistas de Isaac Rojas, quien desde su movimiento Acción Patriótica Argentina exhortaba a decir “¡Basta!”. El diario de la familia Gainza Paz publicaba el 12 de marzo un editorial que no ahorraba calificativos: “Manirroto, desaprensivo, el gobierno no es dique de contención”, aseguraba.

Cinco días más tarde, Clarín y La Nación coincidían en señalar desde sus editoriales “el sentimiento de indignación e inseguridad” de los argentinos. El matutino de la noble viuda, -perdón, queremos decir de la viuda de Noble- además, titulaba su tapa con un marcado tono sarcástico: “Balbín exhortó a buscar soluciones magistrales”, en referencia al mensaje que el político radical había dirigido por la cadena oficial la noche anterior, en el que pedía la defensa de las instituciones democráticas, al mismo tiempo que el joven senador Fernando de la Rúa solicitaba el juicio político a la presidente y Raúl Alfonsín declaraba lamentándose no encontrar ninguna solución política a la situación.

Mientras los partidos opositores y el gobierno se reunían en la Multipartidaria en un intento de revertir la difícil situación, el vespertino La Razón se anticipaba varios días a los acontecimientos. El 19 de marzo -casi una semana antes del golpe- su principal titular de tapa era: “Culmina el proceso”. Tres días después, le recordaba a sus lectores que “hace 89 días, el comandante general del Ejército, Jorge Rafael Videla, pronunció un significativo mensaje para el país”.
En la mañana del lunes 22, todos los diarios coincidían en señalar la inminencia del golpe de Estado. “Alternativa inconducente”, era el título del editorial de Clarín que se refería a los últimos intentos de los partidos de la oposición y el gobierno por preservar el sistema democrático, al adelantar la fecha de las elecciones de 1977 a octubre de 1976 (sí, solo faltaban seis meses...). Con el slogan: “Blanca y celeste, aunque nos cueste”, la Liga Pro Comportamiento Humano iniciaba una campaña destinada claramente a apoyar el levantamiento militar que tuvo continuidad en otros dos mensajes. El primero mostraba la imagen de un soldado bajo el título “Tu pueblo te respalda” y el otro que, sin eufemismos, aseguraba: “Las papas queman, el pueblo ya no da más”. Los tres avisos fueron publicados en los principales diarios.

“Es inminente el final, está todo dicho”, afirmaba por su parte La Razón con una indisimulable felicidad, el 23 de marzo.

Los implicados la conocían como Operación Aries. El golpe de Estado contra el gobierno constitucional que presidía María Estela Martínez, Isabelita, y que se preparaba desde el día siguiente de la muerte de Perón y con mayor ajuste y precisión desde octubre del año 1975, debía darse entre 21 de marzo y el 20 de abril de 1976. El general Roberto Viola, secuaz de Jorge Videla, cabeza de la conspiración, y su sucesor en la presidencia de la tiranía, sugirió el signo del zodíaco como clave. Sería por eso que le decían “el sabio”.

Sucedió al fin la madrugada del miércoles 24 de marzo de 1976. Como para darle la razón a Carlos Marx, a las 0:45 despegó de la terraza de la Casa Rosada el helicóptero que llevaba a la primera mujer jefe de Estado de América hacia el verde jardín de la residencia presidencial de Olivos. Marx decía que es cierto que la historia se repite, sólo que una vez como tragedia y la otra como comedia; y entonces tuvimos que vivir la misma escena el 20 de diciembre de 2001, aunque –claro- bajo otro sino. Aquella vez simularon una falla en el motor y le avisaron a Isabel que tendrían que aterrizar en el sector militar del Aeroparque. Allí tres representantes de las Fuerzas Armadas le comunicaron que “cesaba como presidente” (sic) y que quedaba arrestada. A las tres y veinte de la madrugada, por la cadena nacional de radio y televisión, los que todavía estaban despiertos pudieron escuchar el comunicado número uno del gobierno de facto, sonorizado por los inconfundibles compases de una marcha militar, anunciando que el país se encontraba bajo el control operacional de la Junta de Comandantes Generales: Jorge Rafael Videla, Emilio Eduardo Massera y Orlando Ramón Agosti. Tierra, agua y aire, los elementos oficiales de un complot nada elemental. A tiempo, la televisión presentaba la nueva imagen de una estrambótica y extrañísima combinación de símbolos que pretendía representar a la Junta de Comandantes, y que tenía toda la apariencia de una bandera corsaria.

Efectivamente, los comandantes le habían encargado a José Alfredo Martínez de Hoz, hijo y nieto de terratenientes, que preparara un plan económico detallado para el fin de semana previo al golpe y que se hiciera cargo del ministerio de Economía. Puso una condición: necesitaba diez años para aplicar su plan. Videla le prometió cinco seguros, con el total apoyo de las Fuerzas Armadas. (Y ya lleva veintisiete...). Ahora se sabe: fue una cacería en la selva. Martínez de Hoz y el general Albano Harguindeguy, futuro ministro del Interior, compartían la afición por la caza mayor: “Les daba placer herir a la presa para luego matarla a cuchillo, degollarla hasta sentir la lenta agonía de su muerte”.

Sin embargo, nadie podía siquiera imaginar entonces la magnitud de la tragedia que se avecinaba. Aquél no era uno más de los rutinarios y sucesivos asaltos al poder, las chirinadas que periódicamente intentaban los milicos, alentados por las clásicas minorías civiles combinadas de aprovechadores e idiotas útiles. Ese módico crimen, en comparación con los que cometerían después, sería el primero y menos violento de la más sanguinaria y feroz tiranía entre todas las instaladas en Latinoamérica durante la década. Nadie mató tanto y con tanta crueldad. Ningún otro régimen alcanzó jamás semejante grado de perversión.

Se instauró junto al terrorismo de Estado un severo plan económico que definió un nuevo modelo de país, responsable de muchas más muertes e injusticias todavía que las de la tortura y el secuestro sistemáticos, y que aún hoy perdura: un modelo de un país de rodillas y acosado por el saqueo de toda su riqueza, la sumisión incondicional a los vampiros de la usura, el remate sin anestesia de los bienes de cualquier tipo a granel, la vergonzosa entrega de las joyas, las de la abuela, las de la madre y las de la nieta, una gigantesca y dolosa deuda externa y la absoluta exterminación de todo patrimonio económico e industrial del país y de sus habitantes.

Volviendo a los diarios, un día después de que se apropiara del poder la tiranía más sangrienta de nuestra historia, ningún medio utilizó la figura “golpe de Estado” para definir la interrupción del proceso democrático. Para La Razón, las Fuerzas Armadas habían “asumido el ejercicio del poder”, La Prensa decía que se trataba de un “control operacional”, La Nación prefería referirse a una “asunción de poder” y Clarín informaba que se trataba simplemente de “Un nuevo gobierno” y que María Estela Martínez de Perón había sufrido un “alejamiento del poder”. En aquel editorial aparecido en Redacción, en el que Hugo Gambini se refería a la ilegitimidad del peronismo tres meses antes del golpe, el periodista invitaba a que sus lectores conocieran la verdad histórica por medio del testimonio de las publicaciones de la época. Gambini aseguraba que así se podría desenmascarar “los falsos testimonios de quienes se empeñan en acomodar la historia a su manera, para jugar a la legalidad o a la ilegalidad según les convenga en cada momento, sin importarles el destino del país”.

“Quien conoce el pensamiento de estos hombres de armas sabe que no vienen a perseguir a nadie. Sólo puede estar preocupado el que ha delinquido, quien abusó del poder o el terrorista de cualquier signo. (...) Las Fuerzas Armadas saben perfectamente que lo suyo es una misión de reordenamiento y reparación de la República” (La Razón, 27 de marzo de 1976). “Es la culminación de un largo proceso, durante el cual los mandos castrenses decidieron prepararse para dar este trascendente paso, en caso de que el proceso tomase un rumbo que pusiera en peligro la integridad nacional” (Clarín, 24 de marzo de 1976). “Señor Teniente General: Queremos hablar con usted abiertamente. Sin aplausos prematuros ni reservas mentales. Lo hemos oído con atención. Su discurso fue una invitación al diálogo. Vamos a dialogar. Usted está al frente de veintiséis millones de argentinos cumpliendo una misión de servicio. Nosotros, hombres comunes y corrientes, también queremos sumarnos a este proceso” (Gente, 8 de abril de 1976). “Hay que salvar a las instituciones: las mujeres oíamos esa frase y no sabíamos exactamente qué pensar. La oíamos en boca de políticos adversarios entre sí, en boca de funcionarios públicos, de legisladores, de ministros. Salvar a las instituciones. Pero, ¿qué sucedía mientras tanto? Estallaban bombas, aparecían cadáveres en todas partes, se cometían crímenes impunemente, el peso perdía aceleradamente su valor, el robo se enseñoreaba en todos los estratos... Salvar las instituciones. ¿Para qué? ¿Para eso? ¿Para que todos los días nos anunciaran que estábamos cayendo más hondo hundiéndonos más en la desesperación, en la desidia, en el odio?” (Para Ti, marzo de 1976).

Además de los medios de comunicación, de los grandes grupos económicos y del poder imperial, el golpe contó con la velada pero muy amplia complicidad de una pequeña burguesía descerebrada, ansiosa de un orden que la democracia no le garantizaba, y que más tarde se justificaría con la famosa frase “yo no sabía...”. Es el caso clásico de los analfabetos políticos. La aguda definición de Bertolt Brecht los condena así: “El peor analfabeto es el analfabeto político. El no oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. El no sabe que el costo de vida, el precio del poroto, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los remedios, dependen de decisiones políticas. El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales”.

Y en relación a los medios de comunicación, a los de ayer y los de hoy, nos permitiremos, en conclusión, remitir a la sencilla advertencia de una viñeta de “El Roto”, el famoso humorista español: "Aviso: Muchas fuentes de información están envenenadas. Prueben las noticias antes de tragarlas".
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Postdata:



Recordar

Un cuento de Antonio Dal Masetto



Recuerdo cierta noche de verano de 1985 cuando en un bar del Bajo, desde otra mesa, alguien me preguntó: “¿Leyó el Nunca Más?”. La voz pertenecía a un anciano que tenía un cuaderno abierto delante de él. Había estado escribiendo, usaba lentes de vidrio muy gruesos y parecía que tuviera dificultades para descifrar sus propias anotaciones. Dijo: “Registran 8.960 desaparecidos, hombres, mujeres y chicos, casi 9.000, pero seguramente son muchos más y es probable que jamás se sepa la cantidad real”. Yo asentí. El anciano insistió. “¿Esa cifra le dice algo? ¿Sería capaz de imaginar 9.000 pares de zapatos?”. “No, creo que no podría”, dije. El anciano se concentró un momento en su cuaderno y volvió a hablar. “¿Sería capaz de imaginar 9.000 cuerpos?”. Dudé nuevamente; contesté: “Tal vez pueda imaginarse una concentración de 9.000 personas vivas, en una plaza, en la calle, en una cancha de fútbol, pero no de otro modo”. Y el anciano: “Estuve haciendo algunos cálculos. Intenté pensar en 9.000 cuerpos acostados en el suelo, uno a continuación del otro, la cabeza de uno contra los pies del siguiente: ¿Tiene idea de qué distancia podrían llegar a cubrir?”. “No podría decirlo”, contesté. “Supongamos que colocamos el primer cuerpo justo en la entrada de la Casa de Gobierno a partir de los dos granaderos, y desde ahí hacia el oeste, todos los demás; y siempre la cabeza de uno contra los pies del siguiente, ¿sabe adónde llegaríamos?”. “No lo sé”. “¿Quiere seguirme en el recorrido?”. Asentí. El anciano: “Avanzamos por la Plaza de Mayo, bordeamos el monumento a Belgrano, la Pirámide, los canteros florecidos, desfilamos ante la Catedral y su antorcha, el Cabildo, alcanzamos la Avenida de Mayo; y siempre la cabeza de uno contra los pies del siguiente, ¿me sigue?”. “Lo sigo”. “¿Prefiere que tomemos por la vereda de los números pares o impares?”. “Lo que usted diga”. “Dejamos atrás la Municipalidad, cruzamos Perú, algunas librerías, negocios, bares y alcanzamos la 9 de Julio, ¿estamos?”. “Estamos”. “En la primera plazoleta pasamos frente a las dos figuras femeninas que simbolizan la Virtud y la Sabiduría: más allá, enfrente, la ridícula caricatura del Quijote; recorremos las últimas cuadras de la Avenida de Mayo; después viene El Pensador, la fuente, las palomas, el edificio del Congreso, El Molino; seguimos por Rivadavia y siempre la cabeza de uno contra los pies del siguiente, ¿me está acompañando?”. “Estoy”. “El café de los Angelitos, negocios, negocios, negocios, el último tramo antes de llegar a Pueyrredón y su aspecto de mercado persa; Plaza Miserere y sus árboles, la bajada de Rivadavia, Medrano, la confitería Las Violetas, bancos, inmobiliarias, agencias de automotores, bocas de subte, testimonios de una ciudad civilizada, avenida La Plata, Parque Rivadavia, el monumento a Bolívar, avenida José María Moreno, pizzerías, negocios, negocios, negocios y siempre la cabeza de uno contra los pies del siguiente, ¿me sigue?”. “Lo sigo”. “Caballito, las rejas de la terminal del subterráneo, Rivadavia que se convierte en doble mano, el cielo que se amplía arriba, los edificios de departamentos más espaciados, Donato Alvarez, Boyacá; y solamente llevamos recorridas unas sesenta cuadras; alcanzamos Plaza Flores, la vieja iglesia, Nazca, mueblerías, casas de antigüedades, los barrios tranquilos que se desgranan a ambos costados de la avenida, las vías del ferrocarril que se entreven a cien metros y nosotros siempre con los cuerpos, ¿los está viendo?”. “Los veo”. “Cruzamos Segurola y ya estamos a la altura ocho mil quinientos; inmediatamente se suceden una serie de calles de nombres gratos: Virgilio, Dante, Víctor Hugo, Manzoni, Leopardi, Molière, Byron, llegamos al once mil seiscientos de Rivadavia, exactamente la última cuadra antes de la General Paz, se nos acabó la Capital y podríamos seguir del otro lado, por la Provincia; y siempre la cabeza de uno contra los pies del siguiente, ¿me estuvo siguiendo?”. “Lo estuve siguiendo”. “Este trayecto y un larguísimo tramo más es lo que se podría cubrir con 9.000 cuerpos”. A esta altura el anciano calló. Se sostuvo la cabeza con ambas manos, se dobló sobre la mesa y era como si realmente lo hubiese deshecho el esfuerzo de esa caminata. Eso es lo que recuerdo de aquella noche.
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Antonio Dal Masetto nació en Italia en 1938 de padres campesinos. Después de la Segunda Guerra emigró a la Argentina. Se radicó en Salto con su familia y aprendió el castellano leyendo libros que elegía al azar en la biblioteca del pueblo. El tema de la inmigración está presente en sus libros, como en las novelas Oscuramente fuerte es la vida y La tierra incomparable. A los 18 años llegó a Buenos Aires. Fue albañil, pintor, heladero, vendedor ambulante de artículos del hogar (sic), empleado público, periodista y, desde los 43 años, escritor. En 1964 publicó su primer libro de cuentos, que mereció una mención en el Premio Casa de las Américas. Recibió dos veces el Segundo Premio Municipal —por Fuego a discreción y Ni perros ni gatos— y el Primer Premio Municipal por la novela Oscuramente fuerte es la vida. Su libro Siempre es difícil volver a casa fue traducido al francés y llevado al cine por Jorge Polaco. Su novela La tierra incomparable recibió el Premio Planeta Biblioteca del Sur 1994. Es un asiduo colaborador del periódico Página/12 de Buenos Aires.


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17 marzo, 2008

Irak: el genocidio

Nota extraída de www.rebelión.org (gracias!)

La ocupación estadounidense de Irak, el crimen más flagrante de la historia moderna

Iman A. Jamas (*)

Traducido del inglés por Beatriz Morales Bastos


El todavía en curso crimen estadounidense de invadir y ocupar Irak desde 2003 ha sido la agresión más infame y exhaustiva (política y militarmente) de la historia moderna, que se mofó tanto de todos los códigos morales de la humanidad como del derecho internacional. A pesar de que el mundo entero, incluyendo el propio gobierno estadounidense, era completamente consciente de que eran falsos todos los pretextos para invadir Irak (sus armas de destrucción masiva, su vinculación con el terrorismo o su liberación) y a pesar de que la comunidad internacional se oponía a esta agresión, el gobierno Bush ignoró todo esto y a todo el mundo, e invadió una de las civilizaciones más antiguas del mundo, Irak, con 6.000 años de historia, la cuna de las civilizaciones, lugar donde se escribió la primera carta, donde se estableció la primera ley, donde se construyó la primera universidad, donde se utilizó la primera moneda, donde se creó el primer sistema de irrigación, donde se escribió el primer poema…

Lo que las autoridades de ocupación y sus agentes iraquíes ha hecho durante estos últimos cinco años de control de Irak y lo que continúan haciendo todavía hoy es incluso más flagrante.
Irak fue sometido a una destrucción sistemática. Han desmantelado el Estado, han abolido las instituciones, han destruido los sistemas educativo, sanitario, económico, de seguridad y de infraestructura; incluso han destruido completamente el tejido social y cultural. Hasta el momento han muerto un millón trescientos mil civiles iraquíes, más de cinco millones se han refugiado fuera de Irak o son desplazados internos (de ellos, un millón y medio son niños), dos millones son huérfanos y más aún viudas, cientos de miles (incluyendo 10.000 mujeres) están prisioneros y expuestos a los peores tipos de tortura y de humillación, y carecen de todo tipo de procedimiento legal…

El 70% de los iraquíes no tiene acceso a un suministro de agua saludable. El suministro de electricidad está por debajo de los niveles previos a la invasión. El 43% de la población vive con menos de medio dólar al día. El nivel de vida en Irak empeora a diario a pesar de los contratos de más de 20.000 dólares pagados a compañías para reconstruir Irak y tragados por la corrupción del gobierno. Irak es ahora el tercer país más corrupto del mundo. Según datos del gobierno, la cifra de desocupación (paro) se sitúa entre un 60% y un 70%. La desnutrición infantil ha aumentado de un 19% durante el llamado “periodo de sanciones económicas” antes de la invasión, al 28% actual. Según Naciones Unidas, 8 millones de iraquíes necesitan ayuda de emergencia.

Pero la peor de todas estas penalidades es el siniestro futuro que espera a Irak. La vieja estrategia colonial de dividir y gobernar es totalmente responsable de las divisiones sectarias y cuanto más tiempo permanezcan en Irak los ejércitos de ocupación, mayor es la posibilidad de una guerra civil y de que el país se divida. La ocupación creó los diferentes cuerpos oficiales de seguridad a partir de las milicias sectarias y, por lo tanto, les dio autoridad o para matar o para apoyar y ayudar a quienes mataban, secuestraban, desplazaban debido a criterios sectarios. Por otro lado, aparte de los 170.000 soldados pertenecientes al ejército estadounidense, en Irak hay 180.000 mercenarios que en nombre del conflicto sectario están cometiendo todo tipo de asesinatos y atentados en zonas civiles.

El gobierno estadounidense está trabajando con sus agentes iraquíes en el gobierno para firmar un tratado a largo plazo que controlará Irak política, económica (incluyendo el petróleo) y militarmente durante las próximas décadas. No hay ni qué decir que este tratado es ilegal ya que las dos partes firmantes son ilegales: el Estado ocupante (que en tanto que ocupante no tiene derecho a firmarlo) y el gobierno iraquí, que fue creado bajo la ocupación y por la ocupación, y que, además, según informes internacionales, es el tercer gobierno más corrupto del mundo.

La única manera de detener estos crímenes, de hacer responsable de ellos a Estados Unidos y a otros criminales, y de empezar la verdadera reconstrucción de Irak es apoyar al pueblo iraquí en su resistencia a la ocupación, movilizar a la comunidad internacional contra ella y acabar con el silencio e indiferencia del mundo ante el primer genocidio del siglo XXI.


(*) Iman A. Jamas es una escritora iraquí, autora del libro Crónicas de Irak, Ediciones del Oriente y del Mediterráneo, 2006. Fue directora del Centro del Observatorio de la Ocupación, en Bagdad, que desde pocos meses después de la invasión anglo-estadounidense se dedicó a documentar los efectos de la ocupación y a recoger testimonios que aportan en sus informes.

03 enero, 2008

Pasen y lean: Jorge L. Borges


Regalo: nota "de opinión política" de JLB.


Nuestro pobre individualismo


Las ilusiones del patriotismo no tienen término. En el primer siglo de nuestra era, Plutarco se burló de quienes declaran que la luna de Atenas es mejor que la luna de Corinto; Milton, en el XVII, notó que Dios tenía la costumbre de revelarse primero a Sus ingleses; Fichte, a principios del XIX, declaró que tener carácter y ser alemán es, evidentemente, lo mismo. Aquí, los nacionalistas pululan; los mueve, según ellos, el atendible o inocente propósito de fomentar los mejores rasgos argentinos. Ignoran, sin embargo, a los argentinos; en la polémica, prefieren definirlos en función de algún hecho externo; de los conquistadores españoles (digamos) o de una imaginaria tradición católica o del “imperialismo sajón”.

El argentino, a diferencia de los americanos del Norte y de casi todos los europeos, no se identifica con el Estado. Ello puede atribuirse a la circunstancia de que, en este país, los gobiernos suelen ser pésimos o al hecho general de que el Estado es una inconcebible abstracción (el Estado es impersonal: el argentino sólo concibe una relación personal. Por eso, para él, robar dineros públicos no es un crimen. Compruebo un hecho; no lo justifico o excuso); lo cierto es que el argentino es un individuo, no un ciudadano. Aforismos como el de Hegel, “el Estado es la realidad de la idea moral”, le parecen bromas siniestras. Los films elaborados en Hollywood repetidamente proponen a la admiración el caso de un hombre (generalmente, un periodista) que busca la amistad de un criminal para entregarlo después a la policía; el argentino, para quien la amistad es una pasión y la policía una maffia, siente que ese “héroe” es un incomprensible canalla. Siente con Don Quijote que “allá se lo haya cada uno con su pecado” y que “no es bien que los hombres honrados sean verdugos de los otros hombres, no yéndoles nada en ello” (Quijote, I, XXII). Más de una vez, ante las vanas simetrías del estilo español, he sospechado que diferimos insalvablemente de España; esas dos líneas del Quijote han bastado para convencerme de error; son como el símbolo tranquilo y secreto de nuestra afinidad. Profundamente lo confirma una noche de la literatura argentina: esa desesperada noche en la que un sargento de la policía rural gritó que no iba a consentir el delito de que se matara a un valiente, y se puso a pelear contra sus soldados, junto al desertor Martín Fierro.

El mundo, para el europeo, es un cosmos, en el que cada cual íntimamente corresponde a la función que ejerce; para el argentino, es un caos. El europeo y el americano del Norte juzgan que ha de ser bueno un libro que ha merecido un premio cualquiera; el argentino admite la posibilidad de que no sea malo, a pesar del premio. En general, el argentino descree de las circunstancias. Puede ignorar la fábula de que la humanidad siempre incluye treinta y seis hombres justos –los Lamed Wufniks- que no se conocen entre ellos pero que secretamente sostienen el universo; si la oye, no le extrañará que esos beneméritos sean oscuros y anónimos...

Su héroe popular es el hombre solo que pelea con la partida, ya en acto (Fierro, Moreira, Hormiga Negra), ya en potencia o en el pasado (Segundo Sombra). Otras literaturas no registran hechos análogos. Consideremos, por ejemplo, dos grandes escritores europeos: Kipling y Franz Kafka. Nada, a primera vista, hay entre los dos de común, pero el tema de uno es la vindicación del orden, de un orden (la carretera en Kim, el puente en The Bridge-Builders, la muralla romana en Puck of Pook’s Hill); el del otro, la insoportable y trágica soledad de quien carece de un lugar, siquiera humildísimo, en el orden del universo.

Se dirá que los rasgos que he señalado son meramente negativos o anárquicos; se añadirá que no son capaces de explicación política. Me atrevo a sugerir lo contrario. El más urgente de los problemas de nuestra época (ya denunciado con profética lucidez por el casi olvidado Spencer) es la gradual intromisión del Estado en los actos del individuo; en la lucha con ese mal, cuyos nombres son comunismo y nazismo, el individualismo argentino, acaso inútil o perjudicial hasta ahora, encontraría justificación y deberes.

Sin esperanza y con nostalgia, pienso en la abstracta posibilidad de un partido que tuviera alguna afinidad con los argentinos; un partido que nos prometiera (digamos) un severo mínimo de gobierno.

El nacionalismo quiere embelesarnos con la visión de un Estado infinitamente molesto; esa utopía, una vez lograda en la tierra, tendría la virtud providencial de hacer que todos anhelaran, y finalmente construyeran, su antítesis.


Buenos Aires, 1946.

10 diciembre, 2007

La América perdida (los otros holocaustos)

Nota del Nº 3 / Julio - Agosto 2001



* "Tendrá toda la cristiandad negocio en ellas" afirmó Cristóbal Colón, tras descubrir, en las playas de Cuba, las supuestas "Indias" que buscaba. Admirado y extasiado por el paisaje caribeño, escribió en su diario de viaje el iluminado presentimiento.

* Era el fatídico año de 1492, cuando América, el continente más rico y por entonces el más poblado, descubrió a sus futuros amos, sus colonizadores, sus nuevos dioses. Descubrió, ese mismo día, al capitalismo y al dios de israel.

* 12 de octubre de 1492: el día que América encontró su nuevo nombre, su nueva historia, su nuevo destino, su condena y su ruina...

* El mismo año 1492 que marcó la definitiva expulsión de los "judíos" (en realidad, todos los "no-cristianos") del territorio español, por parte de los triunfantes reyes católicos, Fernando e Isabel, y la derrota definitiva de los "moros" que por ocho siglos impregnaron de su maravillosa cultura el suelo de lo que hoy es España. Una triste y fatal ¿casualidad?

* Una nueva fe se expandía por el mundo. Habían triunfado, a sangre y fuego, las Cruzadas en Medio Oriente, habían triunfado los ejércitos cristianos en toda Europa, la Santa Inquisición golpeaba a los "herejes" con el fuego "sagrado" y las torturas que "limpiaban" los cuerpos pecadores...

* Milenarios mitos de la mesopotamia y antiguas creencias hebreas se conjugaban en una religión que iba imponiéndose, siglo tras siglo, a costa de las otras... y que llegaba ahora, como un rayo, al nuevo continente.

* Cinco siglos de "negocios" y "cristianización" después, América sobrevive, moribunda, inundada de pobreza y decadencia, arrasadas sus riquezas y condenada la gran mayoría de su gente al atraso, la miseria y la dependencia.

* El 12 de octubre se conmemora y festeja "el día de la raza". ¿Qué raza? ¿la de los triunfadores? ¿la de las víctimas?

* Nunca habrá de saberse con certeza, pero los cálculos más sencillos estiman entre 60 y 70 millones de indígenas americanos exterminados en un lapso de 250 años.

* Indígenas americanos: carne de cañón y brazos fuertes para trabajo de esclavo. El tamaño de este crimen nos resulta incomprensible, imposible casi de entender.

* Tribus enteras masacradas, miles de indios muertos por las nuevas enfermedades traídas desde el otro lado del mar, millones asesinados en las minas de cobre, plata, oro y magnesio... en condiciones tales que hacían que el promedio de vida de un indio joven de 18 o 20 años fuera, según sus nuevos "patrones", de "uno o dos años", y aún menos para las mujeres o los mayores de esa edad... Miles de indios que preferían suicidarse en masa antes que la tortura de las minas... o que preferían dejarse matar antes que caer esclavos. Poblaciones indígenas enteras arrojadas desde peñascos, tribus enteras "pasadas por las armas" por negarse a aceptar la "nueva fe"...

* No tenían "alma" ni "atributos de religiosidad", y eso era motivo suficiente para aniquilarlos...

* Y cuando ya no hubo más "indios", reducidas sus milenarias culturas a cenizas, el nuevo "capitalismo" americano (que consistió siempre en desangrar las riquezas naturales de esta tierra para beneficiar y enriquecer a Europa) necesitó urgentemente nueva "mano de obra" para seguir explotando las minas de plata y oro, y las nuevas plantaciones o explotaciones de los productos que los "países centrales" tanto necesitaban: algodón, caucho, azúcar, cacao, tabaco, papa, carne, cueros, madera, jengibre, sal, café, especias...

* Así arribaron al continente los esclavos negros. Así se desagró Africa, para completar en el suelo americano el segundo y más monstruoso genocidio.

* ¿Cuántos africanos fueron arrancados de su tierra, para ser vendidos como esclavos y morir en América o en el oceáno?

* Dicen los cálculos, que nunca podrán confirmarse ni demostrar toda la verdad, que, por lo menos, entre 35 y 40 millones de personas...

* Sus culturas, sus creencias y sus dioses también eran "herejías": merecían la tortura y la muerte...

* Indios y negros: brazos de trabajo forzoso, piel y sangre entregadas a un sistema de vida que nunca comprendieron... Un cielo prometido para que trabajen la tierra... Martirio que se convirtió en beneficios para los "blancos"... Mujeres que han parido generaciones enteras de nuevos esclavos...

* Indios y negros: el destino perverso de una América invadida...

* ¿Quién podrá medir su sufrimiento? ¿Qué balanza pesará su sacrificio?

* La historia se escribe cada día, en cada acto, en cada símbolo...

* Y nuestra historia es el resultado final de siglos enteros que se escribieron con injusticias, dolor infinito y matanzas...

* Millones y millones de personas sacrificadas... ¿y todo para qué?

* Para que hoy tengamos autos y televisores, peliculitas y revistitas, para que yo escriba estas cosas en una computadora, para que nos vistamos a la moda, para que viajemos por el mundo, para que vendamos y compremos...

* Para que vivamos en la América perdida...


E. S. / Julio 2001

29 noviembre, 2007

Espectros de las velas rojas

Editorial del Nº 3 / Agosto 2001



No tengas miedo.
La luz de la llama baila entre los espectros de las velas rojas, y se refleja en el cristal de la copa. Baila y brilla, indestructible y eterna. Mirémosla, es sólo un instante.
La luz de la llama, la copa de vino, la música lejana, los ruidos de la vida, siguiendo sus pasos, a lo lejos. Eso es todo. No necesitamos nada más.

No tengas miedo.
El frío de este agosto ha empañado las ventanas. Este invierno de desencantos, de tardes lentas, de tristezas. Te agradezco este momento.

Miremos bailar la luz de las velas, escuchemos en silencio la música, podremos sentirnos jóvenes y reírnos, simplemente reírnos. Hablemos de Borges, de Serrat, del sabor del chocolate, de las gotas de vino que resbalan por el cristal de la copa, de los amigos, de todas estas cosas que realmente importan.

Afuera sigue pasando la vida. La vida, las noticias de la vida. Vos sabés, hemos escuchado estas mismas noticias otras veces. Tantas veces.

No te preocupes. Dicen los normales que ésa es la vida normal. Disculpalos: están locos.

No tengas miedo.
Afuera corren, desesperados, los tipos de traje, los bondis, los autos, los paseadores de perros, los taxis, el pibe de la pizzería, el cobrador de esperanzas, los policías del miedo, los salvadores del mundo. ¿Adónde van? ¿Adónde llegan tarde?

Las noticias de la vida, siempre las mismas. Que un tipo ganó la lotería. Que el progreso va ganando cuatro a cero. Que mañana descubrirán la vacuna del sida. Que vendieron a Saviola. Que un rico fue a la luna. Que creció el riesgo-país. Que cinco o seis hijos de puta vendieron la alegría. Que en este mismo momento se recibe otro economista en Harvard y otro esclavo en Mozambique. Que los políticos siguen hablando. Que ya no hay trabajo. Que la ministra de trabajo tiró el corchito en un programa en la tele. Que mataron a otro pibe en Moreno. Que sigue la guerra en alguna parte.

Las noticias de la vida, siempre las mismas.
Que el querido tipo aquel que me regaló el karting y el barrilete, hace tantos años, va muriéndose despacio, en un puto hospital. Que un amigo está en la buena, y otro amigo está en la mala. Que tantas cosas quise hacer y decir, y no pude o no supe. Que la felicidad nos espera a la vuelta de cualquier esquina, y que la tristeza también. Que el viajar no está en el viaje, ni en las fotos. Que hemos llegado hasta aquí, sin saber de dónde hemos venido, ni porqué. Que podemos y debemos ser felices. Que debemos tratar de entender. Que debemos saber partir, aunque nadie nos haya enseñado.

No tengas miedo.
Oigamos la música que se aleja. Brindemos en la oscuridad.
La luz de la llama va apagándose, despacio.



E. S., agosto 2001.-



Pasen y lean: Oscar Wilde

Nota de recopilación del Nº 5 / Diciembre 2001


Oscar Wilde, un dandy entre los gusanos

Escritor Irlandés. Nació y se educó en Dublín y luego en Oxford. Se destacó desde el comienzo de su carrera por sus posturas vanguardistas y su ironía para describir la realidad. Fue mimado por la aristocracia londinense. Escribió novelas, cuentos y comedias. Hasta que fue acusado por "homosexualismo" (sic) y debió enfrentar duras batallas judiciales que finalmente lo condenaron a 2 años de trabajos forzados en la cárcel de Reading. Luego de esto vivió parte de su vida bajo un seudónimo, Sebastien Melmouth. Se lo considera representante del decadentismo vanguardista. Su ingenio, sus diálogos sagaces, sus talentosos juegos de palabras y su ironía lo ubicaron como uno de los grandes de la literatura universal.

Lo que escribió Oscar Wilde nos sigue pareciendo hoy -con la magia de los mejores clásicos- encantador y sugestivo. Intelectualmente brillante, anticonvencional, muy culto, cáustico, y decidido (como él mismo diría) a utilizar todo su arte en vivir -dejando para la obra sólo el ingenio-, brilló en seguida en la sociedad londinense y parisina.
Su dandismo, en el que otros veían extravagancia, estaba en consonancia con sus inclinaciones literarias: “el arte por el arte”, el esteticismo más esteticista, pero accesible, ya que su ansia de éxito corría pareja con sus deseos de ruptura. El Wilde de las levitas raras, del traje estético y de los claveles verdes en la solapa, es el mismo que escribió El retrato de Dorian Gray o la espléndida Balada de la cárcel de Reading. El mismo, y por similar motivo: ser arte; hacer arte.
En su momento de gloria, el marqués de Queensberry, indignado por la relación de su hijo, Alfred Douglas, con Wilde, acusa a este de sodomía. En medio de un enorme escándalo, Wilde es condenado a dos años de trabajos forzados (1895-1897). La prisión supuso un tremendo calvario para el esteta, que aceptó todo como la necesaria parte final de su drama. Al salir de la prisión Wilde abandona de inmediato Inglaterra a la que no volverá jamás.

Oscar Wilde muere, de terrible enfermedad, en París, el 30 de noviembre de 1900.

Era un hombre de extraordinaria sensibilidad y genio desbordante, de conversación exquisita y aguda, cualidades que mientras vivió opacaron su mérito como escritor. Aunque escribió textos poéticos y dramáticos, ensayos y una novela, su maestría brilla en el género del cuento. Wilde es una de los más grandes autores de la literatura irlandesa, y que fue capaz de transformar en belleza los más insondables abismos del ser humano.
Borges afirmó: "La obra de Oscar Wilde no ha envejecido: pudo haber sido escrita mañana".


Acercamiento a Oscar Wilde.


* Cuando me da por pensar de noche en mis defectos, me quedo dormido inmediatamente.

* Un hombre puede ser feliz con una mujer siempre que no la ame.

* Los hombres jóvenes quieren ser fieles y no lo consiguen; los hombres viejos quieren ser infieles y no lo logran.

* A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante.

* Haría cualquier cosa por recuperaar mi juventud... excepto hacer ejercicio, madrugar o ser un miembro útil de la comunidad.

* Jamás viajo sin mi diario. Siempre debería llevarse algo estupendo para leer en el tren.

* Detesto la vulgaridad del realismo en la literatura. Al que es capaz de llamarle "pala" a una pala, deberían obligarle a usar uno. Es lo único para lo que sirve.

* Como no fue genial, no tuvo enemigos.

* Sólo los superficiales llegan a conocerse a sí mismos.

* El hombre que moraliza es, casi siempre, un hipócrita. La mujer que moraliza es, invariablemente, fea.

* La diferencia entre el capricho y la pasión está en que la pasión dura menos.

* Es malo que hablen mal de uno. Pero hay algo peor: que no hablen.

* Las mujeres han sido hechas para ser amadas y no para ser comprendidas.

* Experiencia es el nombre que damos a nuestras equivocaciones.

* Discúlpeme, no lo había reconocido: he cambiado mucho.

* La tragedia de la vejez no es ser viejo, sino haber sido joven.

* Uno debería estar siempre enamorado. Por eso jamás deberíamos casarnos.

* Resulta de todo punto monstruosa la forma en que la gente va por ahí hoy en día criticándote a tus espaldas por cosas que son absoluta y completamente ciertas.

* En éstos tiempos los jóvenes piensan que el dinero lo es todo, algo que comprueban cuando se hacen mayores.

* Como mala persona soy un completo desastre. Hay montones de gente que afirman que no he hecho nada malo en toda mi vida. Por supuesto, sólo se atreven a decirlo a mis espaldas.

* A veces pienso que al crear al hombre, Dios sobreestimó un poco Su Habilidad.

* No voy a dejar de hablarle sólo porque no me esté escuchando. Me gusta escucharme a mí mismo, es uno de mis mayores placeres. A menudo mantengo largas conversaciones conmigo mismo, y soy tan inteligente que a veces no me entiendo ni una palabra de lo que digo.

* Estoy convencido de que en un principio Dios hizo un mundo distinto para cada hombre, y que es en ése mundo, que está dentro de nosotros mismos, donde deberíamos intentar vivir.

* Logro resistirlo todo, salvo la tentación.

* Matar es una estupidez. Nunca debe hacerse nada de lo que no se pueda hablar en la sobremesa.

* Para la mayoría de nosotros la verdadera vida es la vida que no llevamos.

* Los músicos son terriblemente irrazonables. Siempre quieren que uno sea totalmente mudo en el preciso momento en que uno desea ser completamente sordo.

* El trabajo es el refugio de los que no tienen nada que hacer.

* Adoro los placeres sencillos, son el último refugio de los complejos.

* Lo único capaz de consolar al hombre por las estupideces que hace es el orgullo que le proporciona hacerlas.

* La tierra es un teatro, pero tiene un reparto deplorable.

* En el arte, como en el amor, la ternura es lo que da la fuerza.

Pasen y lean: Groucho Marx

Nota del Nº 5 / Diciembre 2001


Semblanza de Julius Henry Marx, alias "Groucho".

Nacido en 1890 y muerto en 1977.
De los cuatro hermanos principales, Groucho era aquel a quien le tocaban las partes mas jugosas en los guiones. Cada una de sus películas mostraba su talento único para la observación "oportuna" e ingeniosa. Sus duelos verbales con Chico o con Margaret Dumont marcan normalmente el punto de mayor interés en sus películas. Se decía que Groucho era el único de los hermanos que tenia adicción por las risas de la audiencia. Puede haber algo de verdad en esto ya que fue actor durante setenta y cinco años.
Groucho era una persona muy nerviosa. Antes de cada uno de sus estrenos estaba muy inquieto y esperaba siempre lo peor. Harpo era como él. Afortunadamente, su madre Minnie y su hermano Chico eran distintos, o su carrera como actor hubiera durado cinco minutos.
De niño tenia una hermosa voz y actuaba como solista, en compañía de sus hermanos, en teatros ambulantes de variedades.
En aquel entonces quería ser medico, pero su madre sentía atracción por los escenarios. Como ella, a pesar de haberlo intentado mucho, no pudo ser actriz, se empeñó en que sus hijos fueran actores.
Groucho fue el más popular y activo de los hermanos Marx. Hizo películas, radio, teatro, escribió libros y guiones, y televisión. Recibió varios premios, incluyendo un Oscar y un Emmy.
Lo que más le gustaba a Groucho era escribir guiones, pero necesitaba el aplauso y la risa del publico.
Al final de la vida de Groucho hubo un movimiento de apreciación hacia su obra, y sus películas fueron repuestas.

El final de su vida fue triste, marcado por peleas con su hijo Arthur acerca del control de su vida y de su herencia.


Las citas más famosas de Groucho Marx:

* Jamás aceptaría pertenecer a un club que admitiera como miembro a alguien como yo.

* A quien va usted a creer, ¿A mi, o a sus propios ojos?

* Estos son mis principios. Si a usted no le gustan, tengo otros.

* El puede parecer un idiota y actuar como un idiota. Pero no se deje engañar. Es realmente un idiota.

* Nunca olvido una cara. Pero en su caso, haré gustoso una excepción.

* Claro que lo entiendo. Incluso un niño de cinco años podría entenderlo. ¡Que me traigan un niño de cinco años!

* Desde el momento en que cogí su libro me caí al suelo rodando de risa. Algún día espero leerlo.

* ¿Por que debería preocuparme por la posteridad? ¿Que ha hecho la posteridad por mi?

* La justicia militar es a la justicia lo que la música militar es a la música.

* La inteligencia militar es una contradicción en los términos.

* Una mañana me desperté y mate a un elefante en pijama. Me pregunto como pudo ponerse mi pijama.

* La televisión ha hecho maravillas por mi cultura. En cuanto alguien enciende la televisión, voy a la biblioteca y me leo un buen libro.

* He pasado una noche estupenda. Pero no ha sido ésta.

* Debo confesar que nací a una edad muy temprana.

* O usted se ha muerto o mi reloj se ha parado.

* Recordad que estamos luchando por el honor de esa mujer, lo que probablemente es más de lo que ella hizo jamás.

* Partiendo de la nada alcance las mas altas cimas de la miseria.

* Citadme diciendo que me han citado mal.

* El matrimonio es una gran institución. Por supuesto, si te gusta vivir en una institución.

* La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnostico falso y aplicar después los remedios equivocados.

* Es mejor estar callado y parecer tonto que hablar y despejar las dudas definitivamente.

* Bebo para hacer interesantes a las demás personas.

* Solo hay una forma de saber si un hombre es honesto. Preguntárselo. Y si responde "si", sabes que esta corrupto.

* ¿Que por qué estaba yo con esa mujer? Porque me recuerda a ti. De hecho, me recuerda a ti más que tú.

* ¿Servicio de habitaciones? Mándenme una habitación mas grande.

* La política no hace extraños compañeros de cama. El matrimonio si.

* El secreto del éxito es la honestidad. Si puedes evitarla, esta hecho.

* Soy tan viejo que recuerdo a Doris Day antes de que fuera virgen.

* Fuera del perro, un libro es probablemente el mejor amigo del hombre, y dentro del perro probablemente esta demasiado oscuro para leer.

*No puedo decir que no estoy en desacuerdo contigo.

* Detrás de cada gran hombre hay una gran mujer. Detrás de ella, esta su esposa.

* El matrimonio es la principal causa de divorcio.

Pasen y lean: Enrique Symns

Nota "homenaje", o apenas un "rescate" emotivo para recordar a la "Cerdos & Peces" y al viejo Enrique Symns, fantasma porteño de un San Telmo casi imaginario, oculto detrás de los espejos del recuerdo...



El odio es una pistola fría


Hasta en el pentagrama frívolo del aroma a piano se está jugando la última batalla.

Todas las charlas en los bares y en las casas, todos los proyectos conversan los términos de la rendición: la guerra ha terminado.


Ha llegado la paz tan ansiada por los comerciantes: el triunfo de la democracia asesina que mata con una invisible crueldad, crueldad más siniestra que la de los militares. En la tarjeta que el obrero marca a las seis de la mañana en la fábrica de filtros mecánicos para autos está ya dibujado el símbolo del Cuarto Reich, el implacable sueño de ordenar el mundo, la siniestra mente que somete a sus designios la azarosa tirada de dados que la vida inventa.

El orden es el intento del tiempo por matar la eternidad.

Desnudo, el plan nos dice con todo descaro: no hay más que esto.

Todos los fantasmas de todas las miles de guerras y matanzas, de todas las luchas contra la esclavitud hoy brindan en las páginas de los diarios; aliviados, los bisnietos de los fantasmas lamen sus cadenas, porque ahora podrán tener sus cuatro paredes para cuidarse del cáncer.
Habrá ahora palabras de más sazonando un plato vacío. Una tela de ojos y la araña tejiendo en su miedo dormido.

Tendrás esas luchas intestinas en la quietud: esa angustia que tanto te gusta, ese sufrimiento que inventás para no sentir el dolor del mundo que muere, esa tristeza que te hace tan humano... Hay insectos nuevos: crecen en la desidia de la atención, anidan en ese laberinto mullido, casi shopping, que conecta el cariño con la dosis, la cama con el bar, todo el ruido que hacés con la boca para ocultar el silencio de tus actos.

El virus engramará sus mandatos en tu sinapsis.

En estos lugares que habito, ¿a qué jugaremos? La peste de la literatura, la música de cárcel, las artes del consuelo. No habrá mal de amores sino amores del bien, como los locos del manicomio: un puré de rutinas para seguir moviendo las fichas de un juego perdido.

No son hombres aquellos que pueden imaginarse el mundo que viven.

Ellos han vivido en un mundo imaginado y nada les duele y nada les goza. Odio ese futuro de plazoleta en donde los niños correrán en motos de video; odio al enemigo y acepto este destino. Seremos tragados para envenenarles el plan de sus siembras.

Estaremos en el corazón de todos los terremotos, en el cuchillo envenenado de todos los virus, vomitando junto a la furia de los volcanes. Resistiremos.

Brindo por esto: sobre la tumba del mundo escupirá uno de nosotros.


Enrique Symns. Cerdos & Peces


Pasen y lean: E.M. Cioran

Recopilación de citas para el Nº 6 (inédito)


* Mi escepticismo es inseparable del vértigo, nunca he comprendido que se pueda dudar por método.

* ¿Se comprenderá alguna vez el drama de un hombre que en ningún momento de su vida ha podido olvidar el Paraíso?

* Soy un filósofo aullador. Mis ideas -si ideas son- ladran: no explican nada, explotan.

* El 18 de este mes, muerte de mi padre. No sé, pero siento que lo lloraré en otra ocasión. Estoy tan ausente de mí mismo, que ni siquiera tengo fuerzas para la pesadumbre, y tan bajo, que no puedo elevarme a la altura de un recuerdo ni de un remordimiento.

* Yo podría, si acaso, mantener relaciones verdaderas con el Ser; con los seres, jamás.

* El fondo de la desesperación es la duda sobre uno mismo.

* 24 de febrero de 1958. Desde hace unos días, vuelve a rondarme la idea del suicidio. Cierto es que pienso en él a menudo, pero una cosa es pensarlo y otra sufrir su dominio. Acceso terrible de obsesiones negras. Me va a ser imposible durar mucho tiempo así por mis propios medios. He agotado mi capacidad para consolarme.

* Para escribir, hace falta un mínimo de interés por las cosas; es necesario creer aún que las palabras pueden atraparlas o al menos rozarlas; yo ya no tengo ese interés ni esa fe...

* París: insectos comprimidos en una caja. Ser un insecto célebre. Toda gloria es ridícula; quien a ella aspira ha de tener en verdad el gusto por la decadencia.

* 22 de agosto. No se me oculta que en todo lo que hago hay una mezcla de periodismo y metafísica.

* He leído demasiado... La lectura ha devorado mi pensamiento. Cuando leo, tengo la impresión de «hacer» algo, de justificarme ante la sociedad, de tener un empleo, de escapar a la vergüenza de ser un ocioso... un hombre inútil e inutilizable.

* 29 de noviembre de 1959. Nada hay más decepcionante, frágil y falso, que una inteligencia brillante. Son preferibles las aburridas: respetan la trivialidad, lo que de eterno tienen las cosas o las ideas.

* Albert Camus se ha matado en un accidente de coche. Ha muerto en el momento en que todo el mundo -y tal vez el mismo también- sabía que ya nada tenía que decir y viviendo tan sólo podía perder su desproporcionada, abusiva -ridícula incluso-, gloria. Inmensa pena al enterarme de su muerte, anoche, a las 23 horas, en Montparnasse. Un excelente escritor menor, pero que fue grande por haber carecido totalmente de vulgaridad, pese a todos los honores que cayeron sobre él.

* 6 de enero de 1960. Sólo hablé con Camus una vez, en 1950, creo; he hablado mal de él muchísimo y ahora me siento presa de un remordimiento terrible e injustificado. Ante un cadáver, sobre todo cuando es respetable, me siento impotente. Tristeza inclasificable.

* James Joyce: el hombre más orgulloso del siglo, porque quiso -y en parte alcanzó- lo imposible con el empecinamiento de un dios loco y porque nunca transigió con el lector y no estaba dispuesto a ser legible a toda costa. Culminar en la oscuridad.

* No pierdas el tiempo criticando a los otros, censurando sus obras; haz la tuya, dedícale todas tus horas. El resto es fárrago o infamia. Sé solidario con lo que es verdad en ti e incluso eterno.

* B.: Fue un muchacho que, cuando era pobre, me hablaba de la inanidad de la vida y, ahora que es rico, sólo sabe contar manarradas. No se puede traicionar impunemente la miseria. Toda forma de posesión es causa de muerte espiritual.

* Sé por qué, a la edad a la que he llegado, prefiero leer a historiadores que a filósofos: es que, por aburridos que sean los detalles relativos a un personaje o a un acontecimiento, el desenlace de uno o de otro intriga necesariamente. Pero las ideas no tienen, ¡ay!, desenlace.

* Vivir es poder indignarse. El sabio es un hombre que ha dejado de indignarse. Por eso, no está por encima, sino al lado, de la vida.

* Cuando se quiere adoptar una decisión, lo más peligroso es consultar a otro. Aparte de dos o tres personas, no hay ninguna otra persona en el mundo que quiera nuestro bien.

* El genio francés es el genio de la fórmula. Es un pueblo al que le gustan las definiciones, es decir, lo que menos relación tiene con las cosas.

* Lo que temo no es la muerte, sino la vida. Por mucho que me remonte en la memoria, siempre me ha parecido insondable y aterradora. Mi incapacidad para insertarme en ella. Miedo, además, de los hombres, como si perteneciera a otra especie. Siempre el sentimiento de que en ningún punto coincidían mis intereses con los suyos.

* Los dos pueblos que más he admirado: los alemanes y los judíos. Esa doble admiración -que después de Hitler, es incompatible- me ha conducido a situaciones como mínimo delicadas y ha suscitado en mi vida conflictos que preferiría haberme evitado.

* Los pesimistas no tienen razón: vista de lejos, la vida nada tiene de trágica, sólo lo es de cerca observada en detalle. La vista de conjunto la vuelve inútil y cómica. Y eso es aplicable a nuestra experiencia íntima.

* Ionesco me dice que en el monólogo de Hamlet sólo hay trivialidades. Es posible, pero esas trivialidades agotan lo esencial de nuestras interrogaciones. Las cosas profundas no necesitan originalidad.

* La palabra que más se me viene a la cabeza, tanto si estoy fuera como si estoy en casa, es engaño. Por sí sola resume toda mi filosofía.

* Aceptarnos tal como somos: la única forma de evitar la amargura. En cuanto «nos negamos», en lugar de pagarlo con nosotros mismos, lo pagamos con los demás, y ya sólo segregamos hiel.

* El drama de Alemania es el de no haber tenido un Montaigne. ¡Qué ventaja para Francia haber comenzado con un escéptico!

* El hombre que más me deprime es el satisfecho por sí mismo. No entro en sus razones, su éxito no me lo parece, la vanidad que le inspira me parece ridícula o demente, aunque todos la consideran legítima. Es que para mí todo éxito exterior es peor que un fracaso y siento piedad de quienquiera que se eleve sobre el mundo.

* Toda literatura empieza con himnos y acaba con ejercicios.

* Si la palabra nobleza tiene algún sentido, sería tan sólo el de designar el consentimiento a morir por una causa perdida.

* No son los pesimistas, sino los decepcionados, los que escriben bien.

* Sé de dónde proviene mi pasión por Talleyrand: es que toda su vida se encontró en situaciones falsas; por eso pudo traicionar a todo el mundo.

* 13 de mayo. Los «malos deseos», los vicios, las pasiones dudosas y condenables, el gusto por el lujo, la envidia, la emulación siniestra, etcétera, son los que mueven a la sociedad, ¿qué digo?, los que hacen posible la existencia, la «vida».

* Los débiles, los enfermos, los encamados que se atreven a proponer un nuevo credo a la Humanidad: Nietzsche, el más lamentable y el más esperanzado de todos.Pasó del pesimismo al delirio; por eso tuvo tantos discípulos, la mayoría grotescos.

* Un día le preguntaron a Fontenelle, casi centenario, cómo había conseguido tener sólo amigos y ningún enemigo. -Siguiendo dos axiomas: todo es posible y todo el mundo tiene razón.

* La desesperación colectiva es el factor de ruina más potente. El pueblo que cae en ella nunca llega a recuperarse del todo.

* Sin la idea de un universo fracasado, el espectáculo de la injusticia bajo todos los regímenes conduciría a la camisa de fuerza incluso a un indiferente.

* Me horrorizaría ejercer influencia alguna; sin embargo, me gustaría ser alguien... por mi ineficacia. Turbar las mentes, sí; dirigirlas, no.

(*) Fragmentos extraídos del libro Cuadernos (1957-1972), editado por Tusquets, selección de Verena von der Hieden-Rynsch, y traducción de CARLOS MANZANO. Recopilados por enfocarte (página web).

Breve reseña:

Emil Michel Cioran nace en Rasinari, Rumania, en 1911, y muere en París, en 1995. Profesor de la Universidad de Bucarest, es una de las figuras más destacadas de su país, que abandonó en 1937 para establecerse en París. Su pensamiento, incluido en el campo existencialista y presentado por voluntad de su autor en forma fragmentaria y asistemática, es para muchos una incansable reflexión sobre el vacío y la desesperación, aunque para otros, incluido el propio Cioran, constituye una exaltación vital y casi salvaje. Su obra está escrita originalmente en francés, salvo un primer libro en rumano: En las cimas de las desesperación (1934). Obras: Breviario de podredumbre (1949), La tentación de existir (1956), Historia y Utopía (1960), La caída en el tiempo (1964), Del inconveniente de haber nacido (1973), El aciago Demiurgo (1974), Desgarradura (1979), Adiós a la filosofía y otros textos (1982) -textos seleccionados por Fernando Savater-, Contra la Historia (1983), Ensayo sobre el pensamiento reaccionario (1985), y este año (2001) Tusquets Editores ha publicado Cuadernos (1957-1972), selección de treinta y cuatro cuadernos manuscritos que dejó Cioran a su muerte, escritos desde el 26 de junio de 1957 hasta finales de 1972.

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