LA MOSCA & EL MERCADO / PRESENTACIÓN






Hicimos "La Mosca & El Mercado" allá por el 2000, 2001.
Teníamos entonces la inconciencia de la aventura y los sabores del riesgo, y la falta absoluta de planes como timón de tormenta.
Teníamos entonces la guerra a flor de piel, y anunciábamos con estridencia revoluciones que nunca llegarían.
Hablábamos de cosas inmediatas, sin saber que acaso repetíamos un mandato quejumbroso y tanguero de una época lanzada hacia su límite. Amigos que bardeaban de pólitica y moral con aforismos nietzscheanos y preocupaciones vagas.
Ahora tenemos -inexorablemente- unos cuantos años más, y muchas canas más, y la extraña sensación de que esos años se desvanecieron sin sentido, perdidos en intentos de nada sobre nada y hacia nada.
Si sólo resguardáramos hechos, noticias, fragmentos del olvido, simples nociones de inmediatez, podríamos decir, con verdad: pasaron tantas cosas desde entonces...
Si sólo resguardáramos hechos, simples nociones superficiales encadenadas a impulsos primitivos de certezas, podríamos entonces registrar nuestras inmóviles estatuas de sal: las asambleas barriales y aquellas tardes de domingo en Parque Centenario (¿te acordás?), Duhalde, el corralito, los golpes con martillos de los viejos frente a los bancos blindados, el puto de Rodríguez Sáa, el default, el riesgo-país, las colas frente a las embajadas, los cinco presidentes en una semana, el tres por uno, y al final Javier asomándose a una política que yo no entendía, y yo escondiéndome en aquella pensión de Seguí para salvar el esqueleto, con poca guita en el bolsillo y los pibes aquellos con los que salvamos las pocas viejas estructuras que por todas partes ya venían cayéndose a pedazos, y con ellas salvar de la deriva mis sentidos más profundos, más ocultos, más míos.
Y después Luján nuevamente, y la historia gota a gota, soneto por soneto, piedra por piedra, escape por escape, y el barco enfilado hacia un rumbo distante y extraño, tripulado por el fuego de aquella piba de Mercedes...
Entonces (creo) éramos más serios que ahora, y menos dolidos.
Todavía no habíamos sido capturados por la aliteración obscena de los mensajes de texto del sin-espacio y el sin-tiempo, ni por la resignación cobarde del enjaulado. Internet no era aún para nosotros este mandato ordenador de nuestras grietas y nuestros descontentos.
La mayoría de los amigos de entonces se perdieron en un limbo.
Las últimas noticias de la derrota siguieron su marcha, infructuosas, incesantes, girando alrededor de los mismos abismos, incólumes, haciendo de cuenta que nada pasaba, que todo era normal y cotidiano. Afganistán, Irak, Al Qaeda, Blumberg, Tinelli, Bush, Guantánamo, Bin Laden, Duhalde, el codificado de los domingos, Clarín y Telenoche... todo con la misma cara de póker de los presentadores de los noticieros y los vecinos de tu cuadra.
Pasaron siete años como siete letanías, y siempre intentando (sin ganas) volver a editar aquella revista, aquel jolgorio de quejas, aquellas pastillas contra el aburrimiento...
Entonces teníamos ganas, desconfianza, vanidad, carácter.
Nos enorgullecimos entonces con cada gesto, con cada palabra de aliento, con cada aceptación.
Ahora tenemos más certezas, o acaso las mismas más hondas, más altas, más claras.
Entonces teníamos la decisión y el tiempo. Podíamos esperar, podíamos esperar a des-esperarnos.
Ahora el hielo de esta congeladora comenzó a descongelarse.










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10 diciembre, 2010

Deshechos


Por Sandra Russo


Veámoslo así: hay algo de confesional en los dos bandos, aunque uno de ellos no sabe exactamente cuál es el nombre de su fe, y el otro no es exactamente un bando, sino un espectro que de pronto toma cuerpo y ataca. El mundo occidental cree ciegamente en una deidad que a veces invoca bajo el nombre de libertad, pero cuya filiación es siamesa del mercado. Occidente desespera ante enemigos que encarnan de una manera cada vez más tajante Lo Extraño y Lo Otro. No tiene reflejos para enfrentarse a una identidad fantasmática que acecha desde las sombras y parece solidificarse cada vez más ante las opciones líquidas que ofrece el modo de vida norteamericano o europeo. Si hay una guerra, Occidente la ganaría. Pero lo que asoma no es una guerra convencional: se parece más bien a la irrupción de un malestar constante, a un estado aletargado de amenaza. De Oriente viene una lógica desconocida, enloquecedora. El Islam logra captar muchachos que gozaron desde su nacimiento de todos los beneficios de la vida moderna occidental. Los capta y los empuja a inmolarse porque, por algún resquicio, por alguna ranura que los occidentales no logran detectar, se cuelan el odio y el resentimiento, pero también el desprecio. Esos muchachos, que hasta hace muy poco tiempo pronunciaban la palabra “nosotros” para referirse a sus compañeros de clase o de equipo de fútbol, fueron persuadidos, de alguna extraña manera -esa manera, por lo misteriosa e ininteligible, es lo que más inquieta-, de sentirse miembros de “otro nosotros”. Los dos bandos fabrican terror. Lo de Londres está fresco. En los últimos dos años, murieron 25.000 civiles iraquíes.

Hace treinta años, algunas corrientes sociológicas analizaban las diferentes formas que iba adquiriendo el “nosotros” occidental. Richard Sennet advertía que, tras el advenimiento de la modernidad, se reemplazó la antigua “identidad compartida” por los más pragmáticos “intereses compartidos”. Los rasgos que antes unían a la gente mediante vínculos fraternos derivados de alguna identidad nacional o racial fueron sustituidos por otros que surgieron de lo que se llamó “mixofobia”: la búsqueda maníaca de semejantes muy semejantes. Los occidentales empezaron a sentir un miedo demasiado fuerte hacia lo diferente -a punto tal que, desinvestidos de su humanidad, los diferentes requirieron la creación y la defensa de sus “derechos humanos”-, y dieron rienda suelta a sentimientos comunitarios fragmentados. La comunidad empezó a ser cada vez más pequeña: fue la del club, la del barrio, la del country, la del consorcio.

Mientras tanto, allí lejos, ¿qué pasaba? En los basureros territoriales, ¿qué pasaba? “Desde sus comienzos, la modernidad produjo y siguió produciendo enormes cantidades de sobrantes humanos”, escribió el sociólogo Zigmunt Bauman. Fue en dos ramas específicas que brotaron esos sobrantes sacrificables: primero, en la producción y reproducción del orden social. Todo orden es selectivo y exige segregación y exclusión. Después, en el progreso económico, que “en un determinado momento exige la invalidación, el desmantelamiento y la eventual aniquilación de ciertos modos de vida y de subsistencia del ser humano, ya que no pueden ni podrían alcanzar los crecientes estándares de productividad y rentabilidad”. Los sobrantes humanos de la modernidad fueron recolocados. Huestes de refugiados en todo el mundo pueden dar cuenta de eso. “La industria de la eliminación de desechos humanos” originó oleadas de migraciones legales e ilegales que Occidente toleró, aunque a regañadientes, porque eso le servía para mantener cerrada la olla a presión que significan esos sobrantes que el progreso económico occidental va creando con su propia dinámica. Esa industria de eliminación de desechos es la que ha entrado en crisis ahora. Hay una parte del mundo tan pobre y territorios tan indeseables que los bárbaros han empezado a corroer los intestinos del imperio.

En junio de 2002, los Estados Unidos anunciaron el arresto de un sospechoso de pertenecer a Al Quaida, que se había plegado a la red terrorista a su regreso de un viaje a Pakistán. Se trataba de un ciudadano norteamericano, José Padilla, que se había convertido al islamismo y había adoptado una nueva identidad, la de Abdullah al Mujahir. Había sido instruido para fabricar “bombas sucias” que eran “pavorosamente fáciles de armar” con explosivos convencionales. En su momento, el personaje PadillaAbdullah resultó funcional a los requerimientos de la seguridad interior norteamericana: agitó el fantasma de que la hospitalidad ofrecida a los extranjeros era una trampa cazabobos, hizo emerger un nuevo “sujeto peligroso”: el norteamericano reciente que, pudiendo ser “uno de los nuestros”, elige ser “otro, extranjero perenne, enemigo”. El caso Padilla-Abdullah fue inmediatamente silenciado. “Bombas sucias” que se arman de un modo “pavorosamente fácil” no eran un objetivo que permitiera defender en el Congreso un escudo antimisiles multimillonario, y enemigos de entrecasa que despreciaban el modo de vida norteamericano no contribuían a reforzar la idea de ir hasta Irak a aplastar las cuevas terroristas.

Cuando se supo, la semana pasada, que algunos de los responsables de los atentados de Londres eran ciudadanos británicos de ascendencia paquistaní, ciudadanos aparentemente integrados, con trabajo, de clase media y sin antecedentes, una zozobra debe haber recorrido las mentes de los dirigentes del aspaventosamente llamado “Eje del bien”: ey, muchachos, esto hay que pensarlo todo de nuevo, somos una vacuna homeopática al revés, generamos nuestras propias bacterias letales, los tenemos metidos en nuestros barrios, sus hijos son amigos de los nuestros, les hemos dado nuestras sobras, han bebido de nuestra mano y nos devuelven una mochila cargada con explosivos.

La cultura de mercado, que crece a expensas de reducir al resto del planeta a simples basureros territoriales y humanos, desfallece bajo la repentina certeza de que no hay nada más temible que un enemigo al que le ha sido concedida una vida que no vale la pena de ser vivida.

Alguien dijo una vez que el sistema económico occidental es una serpiente que inevitablemente alguna vez se morderá la cola. Ya la mordió.

[Publicado en la Contratapa de Página12 el 23/07/2005 - Derechos reservados]




29 octubre, 2010

Kirchner








 
Cuando Ana vió este blog por primera vez me mandó un mail que decía más o menos así: ¿tan desencantado estás?. No Ana, si alguna vez lo estuve, ya no. Hace muchos años que no. Ya no.

¿Sabés que pasa? "La Mosca & El Mercado" siempre fue -por entonces, en papel, y después, en versión blog- un ejemplo típico de la (silenciosa) resistencia de los finales de los noventa, de toda esa maldita acumulación de bronca, represión y postergación que marcó a todos los jóvenes de toda la década anterior... Ya sabés, el puto menemismo, la puta alianza... Reflejo acaso de una época nefasta, cristal de algo que nunca, jamás, debiéramos olvidar... Vos sos más chica y quizá no lo viste así... Yo en cambio caminé todas, pero todas las putas calles del menemismo, de esa época infame de pizza y champagne, de la Revista Caras, de Yabrán, de Dromi, de Ruckauf, de Corach, de la AMIA, de María Julia Alsogaray, de Río Cuarto, y de tantas y tantas cosas que no quiero seguir recordando...

Éste blog no es (nunca quiso ser) un compilado de todo aquello, sino una muestra de haber resistido todo aquello... Hecho quizá con la esperanza (tonta e inútil, acaso) de testimoniar mi juventud y la de tantos amigos que atravesaron los 90 dejando jirones de su talento y sus capacidades, de su digna resistencia, de su digno decir no. Estudié periodismo y hubo veces en que me cagué de hambre, laburé de comisionista para la UNLu y nunca, pero nunca, en esos años quise transar con lo que había... Jamás fuí a pedir laburo a Clarín o a la La Nación o a Multicanal o a la revista Noticias... Algo en mí (y en muchos de mis amigos) siempre se negó a aceptar ése orden de cosas, que muchos pibes más jóvenes terminaron por aceptar casi como algo "natural"... Yo no. Y hoy puedo estar casi orgulloso de toda aquella resistencia, que ya es también parte de mi historia y de mi vida.

"La Mosca..."-versión blog es éso, nada más (y nada menos) que éso... Y quizás por eso es que tampoco nunca me pareció errada la bajada del nombre de la revista, aquello de "últimas noticias de la derrota", porque pensaba (y sigo pensando) que la historia y la política es el encadenamiento y el resultado de sucesivas luchas, a veces heroicas, a veces catastróficas, a veces dolidas... Y sí, es cierto: los argentinos casi que estábamos ya acostumbrados a la continua derrota, aquello que Symns llamó "la derrota del mundo"...

Así que si éste blog te pareció muy "oscuro" o "pesimista", quiero decirte que sólo es éso: un reflejo, y un testimonio. Nada más. Y nada menos.

Ah! y en cuanto a lo de estar desencantado de la vida, o de la política, o de la realidad, la respuesta que se me ocurre ahora es muy sencilla: si por aquellos años lo estuve (yo no lo sé), hoy ya no, definitivamente ya no. Algo pasó en el medio, acaso, y por eso este post, hoy, y esta respuesta a tu comentario, tanto tiempo después...

Lo que pasó en el medio tiene nombre y apellido: Néstor Kirchner. Vos sabés.

Por eso esta respuesta, justo hoy, 28 de octubre, cuando lo acaban de enterrar, al tipo. Justo hoy, que todos lloramos como pelotudos grandes que somos...

Porque esta respuesta también va a ser, con el tiempo, un reflejo, y un testimonio.




05 octubre, 2010

Pasen y lean: Vicente Zito Lema


Palabras para Ernesto Guevara

Sobre la tierra sureña, humillada durante siglos por el crimen de la pobreza, un crimen que hace añicos las mil máscaras con que la razón protege las crueles lógicas del poder. Sobre los cuerpos que reproducen el dolor, sacrificados por la necesidad de la riqueza, hasta convertir su humanidad viva en un espejo opacado de tanta humanidad muerta. Allí, junto a la mujer que agoniza, devorada por el hambre –un hambre que ahora es fiebre y es peste–, planta Ernesto Guevara a caballo de la poesía el estandarte de sus palabras, que es el inicio de su gesta: tus hijos todos vivirán la aurora / lo juro.

Guevara se nacerá a sí mismo en el dolor del otro, es un proceso de conciencia que lleva a la existencia en el dolor. Será su padre y su madre en el lenguaje absoluto de su cuerpo, cruzado por todos los cuerpos. Será un espesor de vida que legitima cada uno de sus pensamientos para la construcción de lo que está pensado pero no escrito en la realidad de la historia

Guevara, tan restallante como lúcido, y como tal ejecutor de palabras que queman, signos de un cuerpo que desnuda, con su sola presencia, un pentagrama de silencios en este tiempo de esencial ambigüedad, cuya gestualidad mayor es lavarse las manos.

Hay ahí un fuego que no se termina de consumir, desbordando las vestiduras formales que lo contienen, para abrir, aún hoy, un espacio de voluntad capaz de hacer frente a una quietud entronizada como única verdad posible.

Se trata de una ética, fundada en la acción, que jamás aceptó traicionar su destino: subvertir el saber de la época.

En un espacio de resistencia y trasgresión, Guevara levanta su atalaya para seguir el curso de un mundo que, en su imperativo agónico, deberá ser descifrado y rehecho de cuajo. ¿Cómo si no volver libre, con conciencia crítica y capacidad creadora, al hombre antiguo, momificado en estereotipos, ciego y seco por siglos de mansedumbre oscura?

Guevara logra acercarse, hasta tocarlo, al hombre concreto de carne y hueso, nombrándolo como nunca en una subjetividad a devenir, en su capacidad de sujeto histórico, de hacedor necesario de su deseo. Es a ese hombre al que Guevara abraza y enriquece con su más íntimo sentimiento, el amor: “déjeme decirle, a riesgo de parecer ridículo, que el revolucionario verdadero está movido por grandes sentimientos de amor”.


Guevara es una imagen emocionada del mundo a construir; es una dura indagación del sistema a destruir como paso previo. Y nos ofrece, finalmente, una experiencia de naturaleza estética, en tanto la verdad es la forma más acabada y peligrosa de la belleza.



Su muerte, en la forma en que se dio en Bolivia, ratifica, elocuentemente ahora, que nunca puede haber historia más allá del lenguaje que la propone, la interpreta y la imagina. Porque su final fue un principio, y su imagen (el cadáver) un preciso y extraño instante de recreación de los significados, de parte de una generación que amaba asumir el escándalo del mundo.

La muerte del Che consagró la nobleza, no las lógicas, que portan los sueños. Aseguró la distancia de la política, en nombre de la política. Inscribió, como sentimiento, no como reconocimiento, que se estaba en ese indescifrable tiempo de la revolución.

La ética, ese sobrehumano forzamiento de la realidad común y oscura de los hombres, necesitaba reinar sin atenuantes, con sus cuotas de belleza y locura implacables. Y en aquel lienzo infinito, latinoamericano, de una edad no muy lejana, se pudo amar tanto al campesino de Bolivia, indiferente a la tragedia, condenado a la pobreza en el núcleo extremo y deshumanizante de la pobreza, como al héroe que ofrendaba su vida creyendo lapidariamente en principios universales.

Palabras para Guevara, tantos años después, con el sueño convertido en pesadilla.

Palabras para Guevara, cuando vamos enterándonos con dolor, día a día, que nadie es eterno, ni siquiera él.

Palabras para Guevara, en un escenario donde se repite hasta el hartazgo que la utopía se agotó, la era de los grandes relatos existe sólo en algún lugar que está detrás de las espaldas de la humanidad, y que la esperanza de cambiar el mundo duerme bajo el pesado manto del fracaso.

Un tiempo patético de tan pragmático, groseramente injusto de tan capitalista y para colmo de males, de una vulgaridad que lo torna canallesco.


Frente a un tiempo así, paradójicamente, ¿cómo no esforzarnos para superar esa pátina sombría que el espíritu de la época insiste en colocar sobre los asuntos humanos, y levantar los ojos hacia lo que fue y seguir imaginando lo que podrá ser?


Palabras para Guevara, que nos ayuden a pensarlo, fuera de las modas que lo desguazan e instalarlo legítimo, otra vez, frente a un viaje de miles y miles de kilómetros, viaje que, como bien se sabe, siempre se inicia dando un paso.


 
Miradas al Sur 03/10/03

 


* Vicente Zito Lema nació en Buenos Aires, Argentina, en 1939. Trabajó como periodista en distintos periódicos como Clarín, El Cronista Comercial y La Opinión. Fue director y fundador de la revistas Cero de 1964 a 1967, colaborando con poetas del grupo "Barrilete", entre quienes se encontraban poetas como Miguel Ángel Bustos y Roberto Jorge Santoro. En la revista se llegó a publicar poemas de Ho Chi Minh por primera vez en castellano, traducidos por Juan L. Ortiz. En 1969, funda y dirige la revista literaria Talismán, en la cual revindica la figura intelectual de Jacobo Fijman y se ganó la censura por un dossier dedicado a la familia, cuya portada presentaba la fotografía de Zito Lema, su compañera y sus dos hijas, desnudas. La fotografía habría de ser ganadora de un certamen nacional. Talismán estuvo ligada al surrealismo de André Bretón y su manifiesto firmado junto a León Trotsky. En la década del '70 se vincularía con distintas revistas como Liberación colaborando con Julio Cortázar y Rodolfo Walsh, Nuevo Hombre, y Crisis junto con Eduardo Galeano, Haroldo Conti y Federico Vogelius. También dirigió la revista "Cultura y Utopía", revista cultural de la Universidad Popular Madres Plaza de Mayo. Tras el golpe de estado de 1976 en Argentina, decide emigrar en 1977 hacia Europa. Tras haber estado en varios países decide finalmente radicarse en Holanda. Entre sus actividades en el exilio está el haber conformado la Comisión Argentina por los Derechos Humanos (CADHU) junto con otros intelectuales como Julio Cortazar, David Viñas, entre otros. Estando exiliado escribe Mater, obra de teatro sobre la gestación de Madres de Plaza de Mayo y su lucha. Regresa a la Argentina en 1983.
Fue discípulo del creador de la escuela de psicología social, Enrique Pichon-Rivière. Junto con las Madres de Plaza de Mayo funda en 2000 la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo, de la cual fue rector hasta 2003.
Su poesía aborda temas de la problmática social incluyendo relatos, crónicas, datos de episodios políticos. Un lenguaje despojado y veraz refleja la clara intencionalidad de comunicación directa con el lector.

 

04 septiembre, 2010

Fidel Castro: la palabra imprescindible

El ex presidente cubano, Fidel Castro, habló durante 45 minutos en la Universidad de La Habana acerca de los peligros de una guerra nuclear, en el primer acto masivo al que asiste desde que la enfermedad lo obligó a ceder el gobierno de la isla a su hermano Raúl, en 2006. El discurso completo.





Queridos compañeros:

Les pedí reunirnos hoy temprano, antes de que nuestro Sol caliente demasiado.

Esta escalinata, a la que nunca imaginé volver, guarda imborrables recuerdos de los años en que comencé a tener conciencia de nuestra época y de nuestro deber. Se puede adquirir conocimientos y conciencia a lo largo de toda la vida, pero jamás en ninguna otra época de su existencia una persona volverá a tener la pureza y el desinterés con que, siendo joven, se enfrenta a la vida. A esa edad, descubrí mi verdadero destino.

Es por ello inevitable que, en estos instantes, me acompañe el recuerdo de tantos compañeros que conocí hace exactamente 65 años. Fue en la primera semana de septiembre cuando ingresé en esta Universidad, que era la única del país. Es mejor que no intente siquiera preguntar por cada uno de ellos, y guardar solo el recuerdo de cuando todos eran jóvenes y entusiastas y, por lo general, desinteresados y puros.

Me anima sobremanera tener presente a los que son hoy, como nosotros ayer, aunque incomparablemente más cultos, más libres y más conscientes.

Entonces, sobre esta colina universitaria caía el poder de la fuerza bruta y la brutalidad de la fuerza, la inconsciencia y la corrupción aplicada a nuestro pueblo.

Gracias al ejemplo de los que nos habían precedido, a los estudiantes fusilados por exigencia de las hordas de los llamados voluntarios españoles, nacidos muchos en esta tierra que se ponían al servicio de la tiranía española, gracias al Apóstol de nuestra independencia y a la sangre derramada por decenas de miles de patriotas en tres guerras de independencia, nos precedía realmente una historia que inspiraba nuestras luchas. No merecíamos ser colonia de un imperio mucho más poderoso todavía, que se apoderó de nuestra Patria y de una buena parte de la conciencia nacional, sembrando el fatalismo con la idea de que era imposible sacudirse de tan poderoso yugo.

Peor aún, había surgido ya una poderosa capa explotadora que, al servicio de los intereses del imperio, saqueaba a nuestro pueblo extrayendo riquezas, manteniéndolo maniatado e ignorante a través de la fuerza, y no pocas veces, utilizando a otros nacidos en el país, para actuar como torturadores y asesinos de sus hermanos.

La Revolución puso fin a esos horrores, es por ello que podemos reunirnos aquí esta mañana de septiembre.

Cuán lejos estábamos de pensar después del triunfo que, en una ocasión como esta, volveríamos a reunirnos en esfuerzos aún mayores y con objetivos superiores a los que, en un tiempo, nos parecieron las más altas metas de los pueblos, en aras de la justicia y la felicidad de los seres humanos.

No pareciera posible que un país tan pequeño como Cuba se viera obligado a cargar el peso de la lucha contra aquellos que han globalizado y sometido el mundo a un inconcebible saqueo, y le ha impuesto un sistema que hoy amenaza la propia supervivencia de la humanidad.

No hablo solo en pro de los intereses de nuestra nación. Podría decirse que tales objetivos quedaron atrás, en la medida en que la existencia y el bienestar de los pueblos dejaron de ser nuestros objetivos, en aras de intereses mundiales, sin los cuales, la vida de las naciones es imposible. También es cierto que, en nuestras luchas por la emancipación nacional y social, nuestro país, bastión del coloniaje español en este hemisferio, fue el primero en ser ocupado y el último en sacudir ese yugo después de más de 400 años de dominación.

Nuestra lucha por la liberación nacional se mezcló con el tenaz esfuerzo de los trabajadores de nuestro país por su liberación social. No fue obra de la voluntad; lo fue del azar. El mérito del pueblo cubano es haber sabido comprender y fortalecer los indisolubles lazos entre ambos.

El tiempo que la humanidad dispone para librar esta batalla, es increíblemente limitado. A lo largo de más de tres meses de incesante batallar me esforcé modestamente por divulgar, ante un mundo inadvertido, los terribles peligros que amenazan la vida humana en nuestro planeta. Es sabido, y no me queda otra alternativa que recordar el hecho, de que no estamos viviendo la época de la caballería y el acero de las espadas acompañados por arcabuces de un disparo, que fueron precedidos durante siglos por las máquinas que demolían murallas o trataban de hacerlo, o los carros de combate tirados por caballos, que portaban cuchillos en las ruedas; armas, en fin, siempre crueles, pero de limitado poder destructivo que los humanos usaron para guerrear entre sí, desde que inventaron las mazas, hasta la Primera y Segunda Guerra Mundial, en las que usó armas automáticas, tanques, aviones de combate y fortalezas volantes, submarinos, torpedos, acorazados y portaaviones que elevaron las pérdidas humanas a decenas de millones de muertos, y a cientos de millones las víctimas de la destrucción, las heridas, las enfermedades y el hambre, secuelas inevitables de las guerras.

Dos artefactos nucleares fueron utilizados al final de la última contienda. Nunca el hombre concibió tan terrible destrucción y exterminio. Hace más de 60 años se habla del bombardeo de Hiroshima y Nagasaki; por ahí hemos señalado que el poder destructivo de las armas acumuladas equivale a más de cuatrocientas cuarenta mil veces el poder de alguna de aquellas bombas. Es así, es lo que dice la matemática. No añado más porque tendría que usar palabras bastante duras respecto a las causas y a los responsables de esa tristísima realidad.

Pero eso no bastó. La pretensión de dominio económico y militar de los primeros en utilizar esos aterradores instrumentos de destrucción y muerte, condujeron a la humanidad a la posibilidad real de perecer que hoy enfrenta. No necesito argumentarles lo que ustedes ya de sobra conocen. El problema de los pueblos hoy día, digamos, el de más de siete mil millones de seres humanos, es impedir que tal tragedia suceda.

No me agrada decir la dolorosa verdad, que constituye una vergüenza para todo lo que se identifica como política y gobierno. Al mundo se le ocultó deliberadamente esta realidad y le ha correspondido a Cuba la dura tarea de advertir a la humanidad del peligro real que está confrontando. En esa actividad no debemos desmayar. He utilizado argumentos que no deseo repetir ahora. Frente a los escépticos, nuestro inconfundible deber es seguir librando la batalla. Me consta que un número creciente de personas en el mundo han tomado conciencia de la realidad.

Comentando la primera parte de la entrevista, publicada el lunes 30 de agosto por la directora de La Jornada en ese prestigioso órgano de prensa mexicano, un ciudadano de Nuestra América, que la conoció por el sitio Web CubaDebate, hizo llegar su opinión con palabras tan profundas que decidí incluir, en este mensaje a los estudiantes universitarios de Cuba, lo fundamental de sus ideas:

“Hago un llamado, a todos los países que hoy se encuentran involucrados en conflictos militares. Por favor, piensen siempre en lograr una paz verdadera, que es lo que nos conviene a todos. Nuestros hijos, nuestros nietos y seres humanos del mundo, todos se lo vamos a agradecer. Necesitamos vivir en paz y seguros en un planeta que cada día es menos habitable. Es muy fácil de entender. El armamento nuclear debe desaparecer, ningún país debe poseerlo, la energía atómica debe ser usada solo para el bien. LA ÚNICA VERDADERA VICTORIA ESTÁ EN GANAR LA PAZ.

“Hoy enfrentamos dos grandes desafíos: la consolidación de la paz mundial y salvar el planeta del cambio climático. Lo primero es lograr una paz duradera sobre bases sólidas, la segunda es la de revertir el cambio climático. Hay que tomar conciencia de estos problemas que nosotros mismos los hemos creado y que somos los protagonistas de los cambios que tenemos que lograr. El panorama del siglo pasado no era igual que el de este siglo. El armamento, en estos momentos, es más sofisticado y mortífero y el planeta más débil y contaminado.

“Conferencia Mundial de Cambio Climático de Cancún. [...] la única oportunidad que nos queda. [...] Estamos llegando a un punto crítico donde no existe marcha atrás. En ese momento, por miedo, quisiéramos hacer cualquier cosa para salvar nuestras vidas, pero ya todo sería en vano y demasiado tarde. Las oportunidades en nuestras vidas pasan por delante de nosotros una sola vez y hay que saberlas aprovechar. Nuestra Madre Naturaleza es como un fumador pasivo que aunque no tiene vicio, la enfermamos indiscriminadamente.”

“Nadie tiene el derecho de usar la violencia contra ningún ser humano, país o nación. Nadie puede cortar un árbol si antes no plantó tres. [...] No podemos estar de espalda a la naturaleza. Todo lo contrario, debemos permanecer siempre abrazados a ella. Porque nosotros mismos somos naturaleza, formamos parte de ese abanico de colores, de sonidos, equilibrio y armonía. La naturaleza es perfecta.

“Kioto significó para todos los seres humanos una esperanza…”

“Si no hacemos nada. Nadie se salvará, no habrá lugar seguro sobre la tierra, ni en el aire, ni en el cosmos. La gran energía que diariamente se acumula por el efecto invernadero, ya que los rayos solares quedan atrapados y descargan más energía cada día sobre la superficie terrestre. Provocará que se produzcan desastres naturales de consecuencias impredecibles ¿Alguien en la tierra tendría un botón capaz de poder detener semejante desastre?”

“…no podemos perder tiempo en guerras anacrónicas que nos debilitan y agotan nuestras energías. Los enemigos hacen las guerras. Eliminemos todas las causas que provocan que el hombre vea al hombre como su enemigo. Ni los que se enfrentan en una guerra están conscientes de que esa sea la solución a sus problemas, reaccionan ante sus emociones y no les hacen caso a su conciencia pensando erróneamente que el camino a la paz es la guerra. Yo digo, sin ninguna posibilidad de error, que la paz con la paz se logra y: SI QUIERES LA PAZ, PREPARETE PARA CAMBIAR TU CONCIENCIA.”


El miércoles primero de septiembre, cuando elaboraba este mensaje, una información publicada por el sitio Web CubaDebate nos trajo la siguiente noticia: “Una nueva ola de filtraciones sobre un ataque contra los objetivos nucleares de Irán que Israel prepara junto con Estados Unidos esta vez puede tener un fundamento real, considera en un artículo publicado este martes George Friedman, director ejecutivo del prestigioso centro Stratfor, que cuenta con antiguos analista de la CIA entre sus colaboradores.” Es una persona bien preparada y con prestigio.

La información continúa expresando:

“Han sido numerosas las ocasiones en las que se han difundido diferentes versiones del posible ataque contra la República Islámica supuestamente filtradas desde los servicios secretos. Según expertos, se trataba de un intento de ejercer presión psicológica sobre Teherán para hacerlo buscar el consenso con Occidente.”

“…esta técnica no prosperó y es muy poco probable que se vuelva a emplear con el mismo objetivo, señala Friedman…”

“‘Es paradójico, pero la nueva tanda de rumores sobre la guerra esta vez puede ir dirigida a convencer a Irán precisamente de que no habrá guerra, mientras en realidad se está preparando ya’…”

“El analista descarta por completo que Tel Aviv se atreva a emprender una operación militar sin contar con el apoyo del Pentágono.”

“Al mismo tiempo, el experto advierte que la consecuencia más grave del posible ataque contra Irán sería que la República Islámica bloqueara el estrecho de Ormuz, entre los golfos de Omán y Pérsico, lo cual colapsaría el 45% de los suministros mundiales de petróleo haciendo que se disparase su precio y dificultando la recuperación de la economía mundial tras la recesión.”

Así concluye la información.

Para mí resulta increíble que el temor a un ataque se deba a las consecuencias que puede tener en el precio del petróleo y en la lucha contra la recesión. No albergo, por mi parte, la menor duda de que la capacidad de respuesta convencional de Irán provocaría una feroz guerra, cuyo control escaparía de las manos de las partes beligerantes y la misma se tornaría irremediablemente en un conflicto nuclear global. Es lo que vengo sosteniendo.

Un significativo despacho de la AFP afirma que, “El ex primer ministro británico Tony Blair advirtió este miércoles que la comunidad internacional podría no tener otra alternativa que la opción militar si Irán desarrolla armas nucleares, en una entrevista con la BBC con motivo de la llegada de sus memorias a las librerías.”

Y continúa:

“‘Pienso que no hay alternativa a esto si continúan desarrollando armas nucleares. Deben recibir este mensaje alto y claro’, agregó haciéndose eco de una amenaza que ya han blandido varias veces Estados Unidos e Israel.” concluyo Blair.

Claro, si están fabricando armas nucleares ellos no tienen ninguna prueba ni la pueden tener, porque lo que están es usando unos centros de investigación, haciendo investigaciones; no tienen, hasta dentro de uno o dos años, como ellos mismos han declarado, material para empezar a fabricar una bomba. Esto, sin tomar en cuenta que los fabricantes de armas nucleares tienen 25 000 armas nucleares, sin contar las convencionales inimaginables. No tienen pruebas para ello, se trata de un centro de investigación. ¿Es una razón para atacarlos? Tener una planta que produzca energía eléctrica, partiendo del uranio, es algo que no constituye un delito, y para ellos es una prueba de la fabricación de armas. Ya lo hicieron, lo hicieron en el 1981 contra un centro de investigación iraquí, y lo hicieron en el 2007 contra un centro de investigación sirio; de ese no se habló, es una especie de misterio por qué no se habló. Porque hay cosas terribles que ocurren de las que no se habla y nadie las publica.

Bueno, esas son las pruebas, porque se habla de atacar esos reactores y esos centros de investigación. Por eso no hay que dejarse confundir con la palabrita de “si intentan” fabricar armas nucleares.

Un despacho noticioso de la agencia ITAR-TASS comunica que: ”Las sanciones contra Irán no reportarán un resultado deseado, el problema iraní no debe ser resuelto por ningún método de fuerza. Así manifestó hoy el jefe de la diplomacia rusa Serguéi Lavrov en su intervención ante estudiantes del Instituto -qué casualidad- de Relaciones Internacionales MGIMO.”

Y continúa el cable:

“Partimos de que ningún problema mundial debe resolverse por métodos de fuerza, señaló. Lavrov llamó atención a la postura del presidente de EE.UU., Barack Obama, en relación con Irán, particularmente, la involucración de Irán en el proceso negociado. Saludamos una normalización de las relaciones entre EE.UU. e Irán, acotó.”

Estimo que Rusia no es solo miembro del Consejo de Seguridad con derecho a veto, sino también un poderoso país cuya opinión no puede ser ignorada. Independientemente de que en esa Resolución del 9 de junio, todos los que tienen derecho al veto apoyaron la Resolución. Turquía y Brasil no la apoyaron, y Líbano se abstuvo. Ese era un momento de gran importancia, porque la Resolución quedó aprobada, la que autoriza la inspección de los mercantes iraníes y además establecieron un plazo, decían 90 días, hay algunos que dicen que el 9 se vence, otros que el 7. Además dice que ese día tenían que informar si acataron o no.

Ahora hay que ponerse a esperar a ver qué hacen dentro de esta situación, cómo valoran la opinión mundial, qué efecto tendrá, si inventan otro plazo o no, si declaran que no lo van a hacer, o si ratifican que lo van a hacer, podrá tardar más o menos, no puede ser mucho tiempo.

Les recomiendo que estemos atentos, que les pidamos a nuestros medios de información que nos comuniquen, para seguir de cerca la situación.

Gracias a los medios electrónicos hay personas en el mundo, un número creciente de personas, que se informan, porque no pueden impedirlo, independientemente de que las agencias noticiosas y los grandes medios de información en manos de poderosas empresas capitalistas, guarden silencio, el mundo se está enterando. Se los digo por la cantidad de mensajes que llegan. Yo les leí una opinión que escogí: es a las 4:52, a las 4:54, otra a las 4:55, los compañeros que recogen explican que llegan de todas partes del mundo, no solo de América Latina. Es imposible recogerlos y comentarlos, tenemos una idea de los estados de opinión, de la credibilidad que le dan o no, y les puedo decir que dan una credibilidad grande, como ustedes se la están dando. Se ve claro, y eso es decisivo. Es una etapa nueva, nunca se conoció una situación parecida a esta.

Por lo tanto, yo les sugiero a ustedes, y a todos nuestros compatriotas que traten de estar atentos, y a nuestros medios de prensa que informen, porque a veces se guarda un silencio extraño en la prensa internacional y después aparecen, de repente, una serie de noticias. Las que van a venir sucesivamente, cada día son más interesantes.

Nadie puede decir una palabra exacta de lo qué va a pasar, porque están desenvolviéndose estos acontecimientos.

¿Qué pasará el 7, el 9, el 15, el 20? Tenemos que hacer nuestros planes, los planes de trabajo, cada uno el suyo. Yo, por mi parte, me concentro; vengo concentrado en esto hace rato, recogiendo cuanta información es posible.

Pero en este problema todos tenemos una parte de trabajo, una parte de responsabilidad que no significa detener las cosas que estemos haciendo.

Además, otro país muy importante, es el último mencionado aquí, porque fue el último cable, fue de ayer por la tarde.

Un despacho de la agencia Reuters dice que: “La Unión Europea presiona a China para que cumpla las sanciones a Irán.”

Porque además del acuerdo famoso del 9 de junio, el número 1929, estableciendo las sanciones que mencioné, estas potencias satelitales europeas y de otras partes, impusieron sanciones adicionales para estrangular al país y, en este caso, se estaban quejando con relación a China, también con relación a Rusia sobre lo que harán, pero decía así:

“La responsable de política exterior de la Unión Europea Catherine Ashton, dijo el jueves que ha presionado a China para que se asegure que las empresas chinas no ocupen el lugar dejado por las otras compañías que han abandonado Irán a causa de las sanciones…” No dice cuáles sanciones, si las del Consejo o las de ellos, se debe estar refiriendo a todas, por supuesto.

Cualquier persona honesta puede comprender la complejidad del gravísimo problema que hoy amenaza al mundo.

Compañeros estudiantes universitarios, como en otros tiempos, al parecer lejanos y que a mí me parece fue ayer, les agradezco la presencia y el apoyo moral que ustedes le están ofreciendo a esta lucha por la paz. Los exhorto a no dejar de batallar en esa dirección. En esta, como en muchas luchas del pasado, es posible vencer.

¡Que la vida humana se preserve! ¡Que los niños y los jóvenes disfruten de ella en un mundo de justicia! ¡Que los padres y los abuelos compartan con ellos el privilegio de vivir!
La distribución justa de las riquezas materiales y espirituales, que el hombre es capaz de crear por el fabuloso desarrollo de sus fuerzas productivas, es ya la única alternativa posible.

Muchas gracias.


Septiembre 3 de 2010





Video, fotos y más información: www.cubadebate.cu

Hasta aquí lo esencial de sus palabras, bien sencillas y al alcance de cualquier ciudadano del mundo.

Luis Nápoli, o la fundación mítica de Luján



* Este texto que reproduzco aquí es el de la charla ofrecida en la presentación del libro “Pinceladas Lujaneras 2” del artista plástico y amigo Luis Nápoli, casi un padre para mí.
Es una versión adaptada de la nota “Fundación mítica de Luján” aparecida en la revista “La Canoa” Nº 4 (diciembre 2009), con motivo de la presentación de la primera parte del libro “Pinceladas Lujaneras”. El propio Luis confió en mí y me brindó el honor de pedirme que presente su nuevo libro, cosa que hice con mucho placer aquel sábado 7 de agosto, ante muchísimos amigos y conocidos.
A manera de introducción copio una nota aparecida en los medios locales, para situar el contexto, y luego el texto que leí aquella noche. Espero que les guste tanto como le gustó al propio Luis, cosa que para mí fue más que suficiente.


El artista plástico Luis Nápoli presentó su libro “Pinceladas Lujaneras (II)”



Junto a una muestra retrospectiva de sus obras, el reconocido artista plástico Luis Nápoli presentó el pasado sábado 7 de agosto su último libro, “Pinceladas Lujaneras (II)”, en la Asociación Cultural y Biblioteca Ameghino de Luján (San Martín 485).

Esta presentación, junto a una muestra de lo más destacado de su obra plástica pudo verse hasta el siguiente jueves 12 de agosto, y quedó formalmente inaugurada ante una gran concurrencia, y con la presencia del propio artista y autor, y palabras alusivas del Presidente de la Asociación Cultural, Cdor. Hernán Giordano, y la presentación del periodista Eduardo Spalletta.

Éste es el tercer libro del artista, luego de sus anteriores “Recuerdos de Alcañiz”, de 1998, y de la primera entrega de “Pinceledas Lujaneras”, editado el año pasado.

Luis Nápoli es hoy el mayor artista plástico zonal, con más de cuatro mil obras en su haber, y participación en innumerables exposiciones individuales y colectivas en el país y en el extranjero. Sus trabajos han sido adquiridos por pinacotecas de Argentina y el extranjero, como Uruguay, Japón, Rusia, Holanda, Brasil, España e Italia y asimismo desarrolló actividades docentes, coordinando talleres de plástica en General Rodríguez, Capitán Sarmiento y Luján, al punto que en reconocimiento un Salón Regional de artes plásticas lleva su nombre. Dio cursos de pintura al aire libre en Peruggia, Italia, becado por el Fondo Nacional de las Artes e invitado por instituciones culturales. Fue también designado ciudadano ilustre de Luján por su trayectoria de más de 50 años junto al arte.



Sábado 7 de agosto de 2010. Presentación de "Pinceladas Lujaneras II"

Buenas noches. Permítanme para comenzar, agradeciendo profundamente estar aquí esta noche, y con un minuto apenas de su paciencia, decirles que es mi función presentarles hoy un conjunto de historias, así, en plural, reunidas en un libro, o, lo que es lo mismo, de un libro de historia, así, en singular, que suena más serio y formal, y que demuestra que este plural es bien singular

Porque de historia estamos hablando hoy aquí, amigos. O de su materia esencial, el tiempo.

Por eso inmediatamente pensé en aquel viejo y conocido poema de Jorge Luis Borges que se llama “Fundación mítica de Buenos Aires”, que seguramente Uds. recordarán. Es uno de los poemas más famosos de Borges, y su tema, su tema profundo, su tema esencial, es el tiempo, el misterioso tiempo que nos lleva y nos pierde y nos arrastra… Pues si las viejas eternas preguntas de quiénes somos, de dónde venimos y a dónde vamos siguen y seguirán seguramente estando allí, intactas, la tarea de toda literatura, de todo arte, acaso, sea imaginar, construir mitos, soñar las respuestas, crear “la historia”…
Ese poema se pregunta cómo pudo haber empezado, cómo pudo ser posible que haya empezado, alguna vez, la ciudad de Buenos Aires, la ciudad de Borges. Y sueña, para responderlo, un comienzo, una fundación mítica, un punto de partida que es casi mágico, y por cierto muy hermoso…

Y pensando en aquel Fundación mítica de Buenos Aires fue que me dí cuenta entonces de la tremenda, la profunda importancia de lo que ha hecho el querido Luis Nápoli con estas historias queribles y nostálgicas, y por eso a mi presentación de esta noche, que hago con profundo orgullo y emoción, la he denominado, si así me lo permiten… “Fundación mítica de Luján”.
Y en la primera lectura que le dí a este nuevo libro de Luis (y digo primera porque sin duda tiene muchas lecturas posibles), ya de entrada nomás me encontré con una frase contundente y con la que plenamente coincido (y seguramente coincidirán Uds. también, cuando lo lean), que dice que “el hombre sin historia no es nadie”. Y es cierto, pues la necesidad de conocer, de saber nuestro pasado es tal que acarrea casi un compromiso vital y una condición irrenunciable para poder vivir, para ser alguien en la vida, para encontrar nuestro camino, nuestra dignidad, nuestro sentido…

Pero también pensé que la historia, el pasado, es además de imprescindible, también, por su misma condición, inabarcable, irrecuperable… Y hay que relatarlo, resignificarlo, construirlo, hacerlo visible una y otra vez, y en la mayoría de los casos también inventarlo, o imaginarlo…

Es una anécdota muy conocida también que el propio Borges, siendo profesor universitario, nunca preguntó fechas ni lugares en sus exámenes. Estaba convencido que las circunstancias biográficas (es decir, temporales) eran vagas referencias incomprobables (como toda historia), y afirmaba que sólo las ideas (constructoras de mundos, de cosmovisiones) podían discutirse, proponerse y perdurar…

Sólo las ideas perduran, sólo nuestros incesantes sueños proyectivos crean el mundo que solemos pensar como verdadero, que solemos creer dado de una vez y para siempre, ingenuamente…

Así, por ejemplo, es sabido que Borges creó con símbolos, con letras, una Buenos Aires mítica de cuchilleros, lupanares, tangos, caudillos, tradiciones y coraje varonil… Mágicamente, hoy ese pasado es para nosotros verdadero y mucho más certero que el amarillento registro apolillado de los científicos y de los historiadores…

Y siempre vuelve a repetirse esta magia, una y otra vez.

He aquí, por ejemplo, a Luis Nápoli, a sus ochenta y tantos años, con más de seis décadas pintando y contando su aldea para mostrarnos el mundo, con su ya gigantesca obra artística de más de cuatro mil pinturas y su nombre formando parte también ya de nuestras historias, de nuestras vidas…

He aquí a Luis Nápoli contándonos otra vez en éste, su tercer y último libro cómo era aquel Luján que él vió, que él soñó, que vivió y que pintó…

Y he aquí la magia que mencionaba, sucediendo nuevamente: acaso él mismo haya creído que con este trabajo nos dejaba y nos compartía sus recuerdos particulares, sus anécdotas, sus propias vivencias juveniles, su propio pasado, y nada más… Sin embargo, acaso él mismo no sepa que increíblemente está inventando, en éste mismo hecho, en éste mismo acto misterioso, por éste mismo libro, también un pasado ilusorio, creando una ciudad ilusoria, un Luján mítico, un ayer mágico y bello y mejor…

No importa si fue cierto, eso no tiene ningún valor: leemos su libro y soñamos también que así fue Luján, y es hermoso imaginar que así sucedieron las cosas, que así fue su gente, sus paisajes, sus rincones, sus personajes legendarios…

Pues el pasado y el futuro son también construcciones simbólicas, leyendas, mitología, magia de las letras y las palabras, sueños soñados por artistas y poetas, apenas pinceladas… Sueños soñados hacia atrás y hacia adelante…

¿Y acaso –me pregunto- no ha sido así toda la obra pictórica de Luis Nápoli, todas sus pinceladas? ¿Acaso no son cada uno de sus cuadros un fragmento de pasado, visto como entre sueños?

Necesitamos, podemos y solemos imaginarnos un futuro y un pasado… Y entre los muchos pasados posibles, entre las muchas genealogías lujaneras de sobreactuadas o fingidas alcurnias, yo prefiero, sin duda alguna, el pasado que nos ha legado Nápoli, el que humildemente nos ha creado: arriesgo que con el correr del tiempo no habrá otros mejores, y entonces se habrá producido otra vez, mágicamente, el hecho artístico. …Y habremos vivido siempre, nosotros y nuestros antepasados, en aquel Luján maravilloso, cálido y sencillo… Sin saber nunca, acaso, que se lo debemos y se lo deberemos a él, al demiurgo, al artista, al soñador…

Humildemente: gracias, Luis Nápoli.

Eduardo Spalletta
Luján, agosto de 2010.-






Pasen y lean: Oliverio Girondo

Vuelvo -con profundo placer- a dejarles nuevas "lecturas ociosas", esta vez de un poeta imprescindible, único, en la historia de nuestros (muchos) poetas. Es el des-esperado Oliverio Girondo, viajero y demiurgo de las palabras, baqueano (como pocos, como nadie) del amor y de la náusea. Les dejo unos pocos poemas que elegí. Bastan.


VISITA

No estoy.
No la conozco.
No quiero conocerla.
Me repugna lo hueco,
La afición al misterio,
El culto a la ceniza,
A cuanto se disgrega.
Jamás he mantenido contacto con lo inerte.
Si de algo he renegado es de la indiferencia.
No aspiro a transmutarme,
Ni me tienta el reposo.
Todavía me intrigan el absurdo, la gracia.
No estoy para lo inmóvil,

Para lo inhabitado.
Cuando venga a buscarme,
Díganle:
"se ha mudado".


¡AZOTADME!

¡Azotadme!
Aquí estoy,
¡azotadme!
Merezco que me azoten.
No lamí la rompiente,
la sombra de las vacas,
las espinas,
la lluvia;
con fervor,
durante años;
descalzo,
estremecido,
absorto,
iluminado.
No me postré ante el barro,
ante el misterio intacto
del polen,
de la cama,
del gusano,
del pasto;
por timidez,
por miedo,
por pudor,
por cansancio.
No adoré los pesebres,
las ventanas heridas,
los ojos de los burros,
los manzanos,
el alba;
sin restricción,
de hinojos,
entregado,
desnudo,
con los poros erectos,
con los brazos al viento,
delirante,
sombrío;
en comunión de espanto,
de humildad,
de ignorancia,
como hubiera deseado...


¡cómo hubiera deseado!



LO QUE ESPERAMOS

Tardará, tardará.
Ya sé que todavía
los émbolos,
la usura,
el sudor,
las bobinas
seguirán produciendo,
al por mayor,
en serie,
iniquidad,
ayuno,
rencor,
desesperanza;
para que las lombrices con huecos portasenos,
las vacas de embajada,
los viejos paquidermos de esfínteres crinudos,
se sacien de adulterios,
de hastío,
de diamantes,
de caviar,
de remedios.

Ya sé que todavía pasarán muchos años
para que estos crustáceos
del asfalto
y la mugre
se limpien la cabeza,
se alejen de la envidia,
no idolatren la saña,
no adoren la impostura,
y abandonen su costra
de opresión,
de ceguera,
de mezquindad.
de bosta.

Pero, quizás, un día,
antes de que la tierra se canse de atraernos
y brindarnos su seno,
el cerebro les sirva para sentirse humanos,
ser hombres,
ser mujeres,
-no cajas de caudales,
ni perchas desoladas-,
someter a las ruedas,
impedir que nos maten,
comprobar que la vida se arranca y despedaza
los chalecos de fuerza de todos los sistemas;
y descubrir, de nuevo, que todas las riquezas
se encuentran en nosotros y no bajo la tierra.

Y entonces...
¡Ah!, ese día
abriremos los brazos
sin temer que el instinto nos muerda los garrones,
ni recelar de todo,
hasta de nuestra sombra;
y seremos capaces de acercarnos al pasto,
a la noche,
a los ríos,
sin rubor,
mansamente,
con las pupilas claras,
con las manos tranquilas;
y usaremos palabras sustanciosas,
auténticas;
no como esos vocablos erizados de inquina
que babean las hienas al instarnos al odio,
ni aquellos que se asfixian
en estrofas de almíbar
y fustigada clara de huevo corrompido;
sino palabras simples,
de arroyo,
de raíces,
que en vez de separarnos
nos acerquen un poco;
o mejor todavía
guardaremos silencio
para tomar el pulso a todo lo que existe
y vivir el milagro de cuanto nos rodea,
mientras alguien nos diga,
con una voz de roble,
lo que desde hace siglos
esperamos en vano.


CANSANCIO


Cansado.
¡Sí!
Cansado
de usar un solo bazo,
dos labios,
veinte dedos,
no sé cuántas palabras,
no sé cuantos recuerdos,
grisáceos,
fragmentarios.

Cansado,
muy cansado
de este frío esqueleto,
tan púdico,
tan casto,
que cuando se desnude
no sabrá si es el mismo
que usé mientras vivía.


Cansado.
¡Sí!
Cansado
por carecer de antenas,
de un ojo en cada omóplato
y de una cola autentica,
alegre
desatada,
y no este rabo hipócrita,
degenerado,
enano.


Cansado,
sobre todo,
de estar siempre conmigo,
de hallarme cada día,
cuando termina el sueño,
allí, donde me encuentre,
con las mismas narices
y con las mismas piernas;

como si no deseara
esperar la rompiente con un cutis de playa,
ofrecer, al rocío, dos senos de magnolia,
acariciar la tierra con un vientre de oruga,
y vivir, unos meses, adentro de una piedra.


GRATITUD

Gracias aroma
azul,
fogata
encelo.
Gracias pelo
caballo
mandarino.
Gracias pudor
turquesa
embrujo
vela,
llamarada
quietud
azar
delirio.
Gracias a los racimos
a la tarde,
a la sed
al fervor
a las arrugas,
al silencio
a los senos
a la noche,
a la danza
a la lumbre
a la espesura.
Muchas gracias al humo
a los microbios,
al despertar
al cuerno
a la belleza,
a la esponja
a la duda
a la semilla
a la sangre
a los toros
a la siesta.
Gracias por la ebriedad,
por la vagancia,
por el aire
la piel
las alamedas,
por el absurdo de hoy
y de mañana,
desazón
avidez
calma
alegría,
nostalgia
desamor
ceniza
llanto.
Gracias a lo que nace,
a lo que muere,
a las uñas
las alas
las hormigas,
los reflejos
el viento
la rompiente,
el olvido
los granos
la locura.
Muchas gracias gusano.
Gracias huevo.
Gracias fango,
sonido.
Gracias piedra.
Muchas gracias por todo.
Muchas gracias.
Oliverio Girondo,
agradecido.



DESMEMORIA

"Primero: ¿entre corales?
Después: ¿bajo la tierra?
Más cerca: ¿por los campos?
Ayer: ¿sobre los árboles?"


Quizás.
Es muy probable.


Pero, ¿qué hacer?
¡Decidme!


Me baño.
Como pasto.
Escarbo.
Trepo a un árbol.

¡Es inútil!
¡Inútil!


¡Son demasiados siglos!
No puedo recordarlo.


 



* Poeta argentino nacido en Buenos Aires en 1891, en el seno de una familia adinerada que le procuró una esmerada educación en importantes centros educativos europeos.
Estudió Derecho, y muy pronto, a raíz de sus contactos con los poetas exponentes de la vanguardia europea, publicó en 1922 su primer libro de poemas, «Veinte poemas para ser leídos en el tranvía», seguidos luego por «Calcomanías» en 1925, «Espantapájaros» en 1932, «Persuasión de los días» en 1942, «Campo nuestro» en 1946 y «En la masmédula» en 1954, obra que constituye en su trabajo más audaz en el campo de la poesía.
Al iniciarse la década de los años cincuenta, guiado por su interés en las artes plásticas, incursionó en la pintura con una marcada tendencia surrealista, gracias a su profundo conocimiento de la pintura francesa.
En 1961 sufrió un grave accidente que le disminuyó sus condiciones físicas. En 1965 viajó por última vez a Europa. Falleció en Buenos Aires, en 1967.

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Chau. Hasta la próxima vez