Les dejo aquí, amigos, un breve resumen sobre la Exposición Retrospectiva de homenaje a mi padre, recordado artista plástico de Luján que falleciera en el 2007.
La noche del sábado 10 de septiembre pasado fue una gran velada, con muchísimos amigos presentes que se acercaron a recordar su imborrable figura, su arte y su trayectoria de vida. Gracias desde aquí a todos los que lo hicieron posible.
Les dejo en este resumen una de las notas de prensa aparecidas en los periódicos de Luján al respecto, para aquellos que necesiten un contexto sobre cómo se organizó todo esto y quién fue mi padre, Horacio Spalletta.
También les dejo algunas fotos, y el poema que leí la noche de la inauguración de la Muestra.
Un abrazo, Eduardo.
Se inauguró la Muestra Retrospectiva del gran artista lujanense Horacio Spalletta
El pasado sábado 10 de septiembre, en el Edificio “La Cúpula” de Luján, sede de la Dirección de Cultura y Turismo Municipal, se inauguró la Muestra plástica retrospectiva “Pinturas de una vida”, donde se exhibieron las mejores obras pictóricas del artista lujanense Horacio Spalletta. Estuvieron presentes su hijo Eduardo y su gran amigo, el artista plástico Luis Nápoli.
Durante la jornada se compartió música en vivo de jazz con la artista local Silvana Muñóz y un numeroso público acompañó ese momento. Además, en un clima de mucha emotividad, se escucharon palabras alusivas hacia el reconocido Maestro tanto de su hijo, el periodista Eduardo Spalletta, como de su amigo personal, el pintor Luis Nápoli.
Durante la jornada se compartió música en vivo de jazz con la artista local Silvana Muñóz y un numeroso público acompañó ese momento. Además, en un clima de mucha emotividad, se escucharon palabras alusivas hacia el reconocido Maestro tanto de su hijo, el periodista Eduardo Spalletta, como de su amigo personal, el pintor Luis Nápoli.
Esta Muestra fue organizada por la Dirección de Cultura y Turismo de la Municipalidad de Luján, y permanecerá abierta hasta el próximo 10 de octubre, pudiendo ser visitada de lunes a viernes de 9 a 17 y sábados, domingos y feriados de 10 a 18. La Muestra servirá para conocer obras nunca exhibidas del artista y rememorar su figura y trayectoria.
El acto de inauguración contó con las palabras del Director de Turismo y Cultura lujanense, Lic. Sebastián Miglioranza, del artista plástico Luis Nápoli, amigo personal del recordado pintor, y del periodista Eduardo Spalletta, hijo del homenajeado.
Horacio Spalletta, nacido en San Andrés de Giles en 1919 y fallecido en Luján en 2007, fue uno de los artistas cuya labor como director del Museo de Bellas Artes local fue una de las más reconocidas en los últimos años. De su mano, llegaron a Luján figuras de la plástica nacional como Raúl Soldi y Vicente Forte, quienes dejaron obras de valor incalculable en la entidad.
Con más de cincuenta años en la plástica, Spalletta obtuvo gran trascendencia por su acción cultural, artística y humana. Fue alumno del maestro Demetrio Urruchúa y asistente al Taller de Quinquela Martín. Además, participó en varias exposiciones integrando el denominado “Grupo del Oeste”. En Luján, obtuvo el Premio Adquisición Cooperativa Eléctrica en una exposición realizada en la Asociación Ameghino.
En el transcurso de su vida desarrolló con fervor innumerables pasiones, ya que también fue taxidermista, músico, ajedrecista, fotógrafo y pintor.
En 1958 viajó a Europa para asistir a conferencias y cursos en los museos del Louvre, en París; Del Prado, en Madrid; de Arte Moderno, en Barcelona, y cursos especiales sobre pintura de “El Greco”, en Toledo. A mediados de 1973 llegó a la Dirección del Museo de Bellas Artes que funcionaba en el actual edificio “La Cúpula”. Y bajo su Dirección fue creada oficialmente la Escuela de Bellas Artes de Luján.
Banner de presentación de la Muestra
El Director de Cultura y Turismo de Luján, Sebastián Miglioranza, y Eduardo Spalletta, hijo del recordado pintor, el pasado sábado 10 de septiembre en "La Cúpula"
Aquí el poema:
Misteriosamente, de los rasgos, la voz, los gestos parcos,
ahora sólo puedo rescatar unos detalles…
Las imágenes de un patio, unos cuadros, unas calles,
y una foto amarillenta de un puerto y unos barcos.
Siempre así. Sólo quedan, del destino de los hombres,
unas pocas palabras extraviadas y dispersas…
Del caudal inabarcable de Atenas, de Roma o de los persas,
sólo queda el vacío de los nombres.
No volvamos a Borges. Tan sólo bastará
recordar que en cada frase, en cada verso,
supo que de símbolos y letras está hecho este universo
del que nada más sabremos, ni nada quedará.
También Hölderlin lo dijo. El pasado es legendario,
creado con la magia de las efes, las jotas y las zetas.
Hay libros incesantes, bibliotecas, pero no Bibliotecario,
y siempre “lo que perdura, lo escriben los poetas”.
Si somos lo que fuimos, la leyenda que forjaron
nuestros pasos en tantas madrugadas
de imágenes borrosas, de palabras pronunciadas,
y que luego las tardes olvidaron,
nada hubo ni habrá que nos trascienda,
salvo en esta misteriosa forma rara
de símbolos que trazan las rasgos de una cara
que el tiempo olvidará. Salvo en la leyenda.
Y si somos la leyenda que perdura
en fragmentos borrosos de sentido,
cada mínima cosa es todo lo que ha sido
y cada paso, el final de la aventura.
¿Serán ciertas entonces tus leyendas, tantas cosas
que hoy recordamos vanamente? No sabemos,
y no importa demasiado. Tan sólo imaginemos,
que el sueño y la verdad son palabras misteriosas.
Soñemos. Soñemos con el patio del ciruelo,
con los viajes viajados, viajes imaginarios,
soñemos que la muerte no ha sembrado el suelo,
y que también nosotros somos legendarios.
Soñemos que el tiempo no pasó rápidamente,
que tus óleos están frescos todavía,
que dijimos lo que perdonamos, lo que nos unía,
lo que pudo y debió ser igual o diferente.
¡Cuántas cosas agrandarán tu nombre, ahora
que la noche llegó sin compasiones!
Las risas compartidas, los amigos, las reuniones,
tus viajes, tus recuerdos caprichosos y a deshora.
Con los años habremos de dudar si fueron mitos
las historias que viviste y nos contabas,
aquel mural de Soldi, aquel barco en que viajabas,
aquel Toledo de las calles y museos infinitos…
¿Y el cordero aquel que nació con dos cabezas
y que en tu afán de perdurar, embalsamaste?
¿Será cierto? ¿Será cierto acaso que cruzaste
seis meses por el mar aquel de aguas espesas?
¿Qué palabras nos dirás en tu leyenda ya postrera?
¿Ajedrez? ¿pintor? ¿taxidermista?
¿buen amigo? ¿cocinero? ¿quizá artista?
¿compositor de valses? ¿fotógrafo? ¿quimera?
De tantos momentos felices o inciertos,
unos pocos se han salvado, y se han perdido miles.
Y sólo nos quedan leyendas en nuestros desiertos,
legendario zorro de San Andrés de Giles.
Sólo palabras
Misteriosamente, de los rasgos, la voz, los gestos parcos,
ahora sólo puedo rescatar unos detalles…
Las imágenes de un patio, unos cuadros, unas calles,
y una foto amarillenta de un puerto y unos barcos.
Siempre así. Sólo quedan, del destino de los hombres,
unas pocas palabras extraviadas y dispersas…
Del caudal inabarcable de Atenas, de Roma o de los persas,
sólo queda el vacío de los nombres.
No volvamos a Borges. Tan sólo bastará
recordar que en cada frase, en cada verso,
supo que de símbolos y letras está hecho este universo
del que nada más sabremos, ni nada quedará.
También Hölderlin lo dijo. El pasado es legendario,
creado con la magia de las efes, las jotas y las zetas.
Hay libros incesantes, bibliotecas, pero no Bibliotecario,
y siempre “lo que perdura, lo escriben los poetas”.
Si somos lo que fuimos, la leyenda que forjaron
nuestros pasos en tantas madrugadas
de imágenes borrosas, de palabras pronunciadas,
y que luego las tardes olvidaron,
nada hubo ni habrá que nos trascienda,
salvo en esta misteriosa forma rara
de símbolos que trazan las rasgos de una cara
que el tiempo olvidará. Salvo en la leyenda.
Y si somos la leyenda que perdura
en fragmentos borrosos de sentido,
cada mínima cosa es todo lo que ha sido
y cada paso, el final de la aventura.
¿Serán ciertas entonces tus leyendas, tantas cosas
que hoy recordamos vanamente? No sabemos,
y no importa demasiado. Tan sólo imaginemos,
que el sueño y la verdad son palabras misteriosas.
Soñemos. Soñemos con el patio del ciruelo,
con los viajes viajados, viajes imaginarios,
soñemos que la muerte no ha sembrado el suelo,
y que también nosotros somos legendarios.
Soñemos que el tiempo no pasó rápidamente,
que tus óleos están frescos todavía,
que dijimos lo que perdonamos, lo que nos unía,
lo que pudo y debió ser igual o diferente.
¡Cuántas cosas agrandarán tu nombre, ahora
que la noche llegó sin compasiones!
Las risas compartidas, los amigos, las reuniones,
tus viajes, tus recuerdos caprichosos y a deshora.
Con los años habremos de dudar si fueron mitos
las historias que viviste y nos contabas,
aquel mural de Soldi, aquel barco en que viajabas,
aquel Toledo de las calles y museos infinitos…
¿Y el cordero aquel que nació con dos cabezas
y que en tu afán de perdurar, embalsamaste?
¿Será cierto? ¿Será cierto acaso que cruzaste
seis meses por el mar aquel de aguas espesas?
¿Qué palabras nos dirás en tu leyenda ya postrera?
¿Ajedrez? ¿pintor? ¿taxidermista?
¿buen amigo? ¿cocinero? ¿quizá artista?
¿compositor de valses? ¿fotógrafo? ¿quimera?
De tantos momentos felices o inciertos,
unos pocos se han salvado, y se han perdido miles.
Y sólo nos quedan leyendas en nuestros desiertos,
legendario zorro de San Andrés de Giles.
A mi padre, en el día de su muerte. Eduardo Spalletta, 22 y 23 de octubre de 2007.-
Aquí también les dejo algunos links a notas:
Cartel para la Muestra: Horacio Spalletta y sus pinturas de juventud, en San Andrés de Giles
España, 1958

Sur argentino, finales de los años 40'
Horacio Spalletta junto al gran Maestro Raúl Soldi, en Luján, 1973

La Plata: la famosa foto perdida por décadas. Embalsamando a aquel recordado cordero de dos cabezas...

En algún lugar de Europa, allá lejos y hace tiempo...
Horacio joven, pintando en su ciudad natal...
Algunos de sus cuadros expuestos en esta Muestra Retrospectiva