LA MOSCA & EL MERCADO / PRESENTACIÓN






Hicimos "La Mosca & El Mercado" allá por el 2000, 2001.
Teníamos entonces la inconciencia de la aventura y los sabores del riesgo, y la falta absoluta de planes como timón de tormenta.
Teníamos entonces la guerra a flor de piel, y anunciábamos con estridencia revoluciones que nunca llegarían.
Hablábamos de cosas inmediatas, sin saber que acaso repetíamos un mandato quejumbroso y tanguero de una época lanzada hacia su límite. Amigos que bardeaban de pólitica y moral con aforismos nietzscheanos y preocupaciones vagas.
Ahora tenemos -inexorablemente- unos cuantos años más, y muchas canas más, y la extraña sensación de que esos años se desvanecieron sin sentido, perdidos en intentos de nada sobre nada y hacia nada.
Si sólo resguardáramos hechos, noticias, fragmentos del olvido, simples nociones de inmediatez, podríamos decir, con verdad: pasaron tantas cosas desde entonces...
Si sólo resguardáramos hechos, simples nociones superficiales encadenadas a impulsos primitivos de certezas, podríamos entonces registrar nuestras inmóviles estatuas de sal: las asambleas barriales y aquellas tardes de domingo en Parque Centenario (¿te acordás?), Duhalde, el corralito, los golpes con martillos de los viejos frente a los bancos blindados, el puto de Rodríguez Sáa, el default, el riesgo-país, las colas frente a las embajadas, los cinco presidentes en una semana, el tres por uno, y al final Javier asomándose a una política que yo no entendía, y yo escondiéndome en aquella pensión de Seguí para salvar el esqueleto, con poca guita en el bolsillo y los pibes aquellos con los que salvamos las pocas viejas estructuras que por todas partes ya venían cayéndose a pedazos, y con ellas salvar de la deriva mis sentidos más profundos, más ocultos, más míos.
Y después Luján nuevamente, y la historia gota a gota, soneto por soneto, piedra por piedra, escape por escape, y el barco enfilado hacia un rumbo distante y extraño, tripulado por el fuego de aquella piba de Mercedes...
Entonces (creo) éramos más serios que ahora, y menos dolidos.
Todavía no habíamos sido capturados por la aliteración obscena de los mensajes de texto del sin-espacio y el sin-tiempo, ni por la resignación cobarde del enjaulado. Internet no era aún para nosotros este mandato ordenador de nuestras grietas y nuestros descontentos.
La mayoría de los amigos de entonces se perdieron en un limbo.
Las últimas noticias de la derrota siguieron su marcha, infructuosas, incesantes, girando alrededor de los mismos abismos, incólumes, haciendo de cuenta que nada pasaba, que todo era normal y cotidiano. Afganistán, Irak, Al Qaeda, Blumberg, Tinelli, Bush, Guantánamo, Bin Laden, Duhalde, el codificado de los domingos, Clarín y Telenoche... todo con la misma cara de póker de los presentadores de los noticieros y los vecinos de tu cuadra.
Pasaron siete años como siete letanías, y siempre intentando (sin ganas) volver a editar aquella revista, aquel jolgorio de quejas, aquellas pastillas contra el aburrimiento...
Entonces teníamos ganas, desconfianza, vanidad, carácter.
Nos enorgullecimos entonces con cada gesto, con cada palabra de aliento, con cada aceptación.
Ahora tenemos más certezas, o acaso las mismas más hondas, más altas, más claras.
Entonces teníamos la decisión y el tiempo. Podíamos esperar, podíamos esperar a des-esperarnos.
Ahora el hielo de esta congeladora comenzó a descongelarse.










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03 enero, 2008

Pasen y lean: Jorge L. Borges


Regalo: nota "de opinión política" de JLB.


Nuestro pobre individualismo


Las ilusiones del patriotismo no tienen término. En el primer siglo de nuestra era, Plutarco se burló de quienes declaran que la luna de Atenas es mejor que la luna de Corinto; Milton, en el XVII, notó que Dios tenía la costumbre de revelarse primero a Sus ingleses; Fichte, a principios del XIX, declaró que tener carácter y ser alemán es, evidentemente, lo mismo. Aquí, los nacionalistas pululan; los mueve, según ellos, el atendible o inocente propósito de fomentar los mejores rasgos argentinos. Ignoran, sin embargo, a los argentinos; en la polémica, prefieren definirlos en función de algún hecho externo; de los conquistadores españoles (digamos) o de una imaginaria tradición católica o del “imperialismo sajón”.

El argentino, a diferencia de los americanos del Norte y de casi todos los europeos, no se identifica con el Estado. Ello puede atribuirse a la circunstancia de que, en este país, los gobiernos suelen ser pésimos o al hecho general de que el Estado es una inconcebible abstracción (el Estado es impersonal: el argentino sólo concibe una relación personal. Por eso, para él, robar dineros públicos no es un crimen. Compruebo un hecho; no lo justifico o excuso); lo cierto es que el argentino es un individuo, no un ciudadano. Aforismos como el de Hegel, “el Estado es la realidad de la idea moral”, le parecen bromas siniestras. Los films elaborados en Hollywood repetidamente proponen a la admiración el caso de un hombre (generalmente, un periodista) que busca la amistad de un criminal para entregarlo después a la policía; el argentino, para quien la amistad es una pasión y la policía una maffia, siente que ese “héroe” es un incomprensible canalla. Siente con Don Quijote que “allá se lo haya cada uno con su pecado” y que “no es bien que los hombres honrados sean verdugos de los otros hombres, no yéndoles nada en ello” (Quijote, I, XXII). Más de una vez, ante las vanas simetrías del estilo español, he sospechado que diferimos insalvablemente de España; esas dos líneas del Quijote han bastado para convencerme de error; son como el símbolo tranquilo y secreto de nuestra afinidad. Profundamente lo confirma una noche de la literatura argentina: esa desesperada noche en la que un sargento de la policía rural gritó que no iba a consentir el delito de que se matara a un valiente, y se puso a pelear contra sus soldados, junto al desertor Martín Fierro.

El mundo, para el europeo, es un cosmos, en el que cada cual íntimamente corresponde a la función que ejerce; para el argentino, es un caos. El europeo y el americano del Norte juzgan que ha de ser bueno un libro que ha merecido un premio cualquiera; el argentino admite la posibilidad de que no sea malo, a pesar del premio. En general, el argentino descree de las circunstancias. Puede ignorar la fábula de que la humanidad siempre incluye treinta y seis hombres justos –los Lamed Wufniks- que no se conocen entre ellos pero que secretamente sostienen el universo; si la oye, no le extrañará que esos beneméritos sean oscuros y anónimos...

Su héroe popular es el hombre solo que pelea con la partida, ya en acto (Fierro, Moreira, Hormiga Negra), ya en potencia o en el pasado (Segundo Sombra). Otras literaturas no registran hechos análogos. Consideremos, por ejemplo, dos grandes escritores europeos: Kipling y Franz Kafka. Nada, a primera vista, hay entre los dos de común, pero el tema de uno es la vindicación del orden, de un orden (la carretera en Kim, el puente en The Bridge-Builders, la muralla romana en Puck of Pook’s Hill); el del otro, la insoportable y trágica soledad de quien carece de un lugar, siquiera humildísimo, en el orden del universo.

Se dirá que los rasgos que he señalado son meramente negativos o anárquicos; se añadirá que no son capaces de explicación política. Me atrevo a sugerir lo contrario. El más urgente de los problemas de nuestra época (ya denunciado con profética lucidez por el casi olvidado Spencer) es la gradual intromisión del Estado en los actos del individuo; en la lucha con ese mal, cuyos nombres son comunismo y nazismo, el individualismo argentino, acaso inútil o perjudicial hasta ahora, encontraría justificación y deberes.

Sin esperanza y con nostalgia, pienso en la abstracta posibilidad de un partido que tuviera alguna afinidad con los argentinos; un partido que nos prometiera (digamos) un severo mínimo de gobierno.

El nacionalismo quiere embelesarnos con la visión de un Estado infinitamente molesto; esa utopía, una vez lograda en la tierra, tendría la virtud providencial de hacer que todos anhelaran, y finalmente construyeran, su antítesis.


Buenos Aires, 1946.

10 diciembre, 2007

La América perdida (los otros holocaustos)

Nota del Nº 3 / Julio - Agosto 2001



* "Tendrá toda la cristiandad negocio en ellas" afirmó Cristóbal Colón, tras descubrir, en las playas de Cuba, las supuestas "Indias" que buscaba. Admirado y extasiado por el paisaje caribeño, escribió en su diario de viaje el iluminado presentimiento.

* Era el fatídico año de 1492, cuando América, el continente más rico y por entonces el más poblado, descubrió a sus futuros amos, sus colonizadores, sus nuevos dioses. Descubrió, ese mismo día, al capitalismo y al dios de israel.

* 12 de octubre de 1492: el día que América encontró su nuevo nombre, su nueva historia, su nuevo destino, su condena y su ruina...

* El mismo año 1492 que marcó la definitiva expulsión de los "judíos" (en realidad, todos los "no-cristianos") del territorio español, por parte de los triunfantes reyes católicos, Fernando e Isabel, y la derrota definitiva de los "moros" que por ocho siglos impregnaron de su maravillosa cultura el suelo de lo que hoy es España. Una triste y fatal ¿casualidad?

* Una nueva fe se expandía por el mundo. Habían triunfado, a sangre y fuego, las Cruzadas en Medio Oriente, habían triunfado los ejércitos cristianos en toda Europa, la Santa Inquisición golpeaba a los "herejes" con el fuego "sagrado" y las torturas que "limpiaban" los cuerpos pecadores...

* Milenarios mitos de la mesopotamia y antiguas creencias hebreas se conjugaban en una religión que iba imponiéndose, siglo tras siglo, a costa de las otras... y que llegaba ahora, como un rayo, al nuevo continente.

* Cinco siglos de "negocios" y "cristianización" después, América sobrevive, moribunda, inundada de pobreza y decadencia, arrasadas sus riquezas y condenada la gran mayoría de su gente al atraso, la miseria y la dependencia.

* El 12 de octubre se conmemora y festeja "el día de la raza". ¿Qué raza? ¿la de los triunfadores? ¿la de las víctimas?

* Nunca habrá de saberse con certeza, pero los cálculos más sencillos estiman entre 60 y 70 millones de indígenas americanos exterminados en un lapso de 250 años.

* Indígenas americanos: carne de cañón y brazos fuertes para trabajo de esclavo. El tamaño de este crimen nos resulta incomprensible, imposible casi de entender.

* Tribus enteras masacradas, miles de indios muertos por las nuevas enfermedades traídas desde el otro lado del mar, millones asesinados en las minas de cobre, plata, oro y magnesio... en condiciones tales que hacían que el promedio de vida de un indio joven de 18 o 20 años fuera, según sus nuevos "patrones", de "uno o dos años", y aún menos para las mujeres o los mayores de esa edad... Miles de indios que preferían suicidarse en masa antes que la tortura de las minas... o que preferían dejarse matar antes que caer esclavos. Poblaciones indígenas enteras arrojadas desde peñascos, tribus enteras "pasadas por las armas" por negarse a aceptar la "nueva fe"...

* No tenían "alma" ni "atributos de religiosidad", y eso era motivo suficiente para aniquilarlos...

* Y cuando ya no hubo más "indios", reducidas sus milenarias culturas a cenizas, el nuevo "capitalismo" americano (que consistió siempre en desangrar las riquezas naturales de esta tierra para beneficiar y enriquecer a Europa) necesitó urgentemente nueva "mano de obra" para seguir explotando las minas de plata y oro, y las nuevas plantaciones o explotaciones de los productos que los "países centrales" tanto necesitaban: algodón, caucho, azúcar, cacao, tabaco, papa, carne, cueros, madera, jengibre, sal, café, especias...

* Así arribaron al continente los esclavos negros. Así se desagró Africa, para completar en el suelo americano el segundo y más monstruoso genocidio.

* ¿Cuántos africanos fueron arrancados de su tierra, para ser vendidos como esclavos y morir en América o en el oceáno?

* Dicen los cálculos, que nunca podrán confirmarse ni demostrar toda la verdad, que, por lo menos, entre 35 y 40 millones de personas...

* Sus culturas, sus creencias y sus dioses también eran "herejías": merecían la tortura y la muerte...

* Indios y negros: brazos de trabajo forzoso, piel y sangre entregadas a un sistema de vida que nunca comprendieron... Un cielo prometido para que trabajen la tierra... Martirio que se convirtió en beneficios para los "blancos"... Mujeres que han parido generaciones enteras de nuevos esclavos...

* Indios y negros: el destino perverso de una América invadida...

* ¿Quién podrá medir su sufrimiento? ¿Qué balanza pesará su sacrificio?

* La historia se escribe cada día, en cada acto, en cada símbolo...

* Y nuestra historia es el resultado final de siglos enteros que se escribieron con injusticias, dolor infinito y matanzas...

* Millones y millones de personas sacrificadas... ¿y todo para qué?

* Para que hoy tengamos autos y televisores, peliculitas y revistitas, para que yo escriba estas cosas en una computadora, para que nos vistamos a la moda, para que viajemos por el mundo, para que vendamos y compremos...

* Para que vivamos en la América perdida...


E. S. / Julio 2001

29 noviembre, 2007

Espectros de las velas rojas

Editorial del Nº 3 / Agosto 2001



No tengas miedo.
La luz de la llama baila entre los espectros de las velas rojas, y se refleja en el cristal de la copa. Baila y brilla, indestructible y eterna. Mirémosla, es sólo un instante.
La luz de la llama, la copa de vino, la música lejana, los ruidos de la vida, siguiendo sus pasos, a lo lejos. Eso es todo. No necesitamos nada más.

No tengas miedo.
El frío de este agosto ha empañado las ventanas. Este invierno de desencantos, de tardes lentas, de tristezas. Te agradezco este momento.

Miremos bailar la luz de las velas, escuchemos en silencio la música, podremos sentirnos jóvenes y reírnos, simplemente reírnos. Hablemos de Borges, de Serrat, del sabor del chocolate, de las gotas de vino que resbalan por el cristal de la copa, de los amigos, de todas estas cosas que realmente importan.

Afuera sigue pasando la vida. La vida, las noticias de la vida. Vos sabés, hemos escuchado estas mismas noticias otras veces. Tantas veces.

No te preocupes. Dicen los normales que ésa es la vida normal. Disculpalos: están locos.

No tengas miedo.
Afuera corren, desesperados, los tipos de traje, los bondis, los autos, los paseadores de perros, los taxis, el pibe de la pizzería, el cobrador de esperanzas, los policías del miedo, los salvadores del mundo. ¿Adónde van? ¿Adónde llegan tarde?

Las noticias de la vida, siempre las mismas. Que un tipo ganó la lotería. Que el progreso va ganando cuatro a cero. Que mañana descubrirán la vacuna del sida. Que vendieron a Saviola. Que un rico fue a la luna. Que creció el riesgo-país. Que cinco o seis hijos de puta vendieron la alegría. Que en este mismo momento se recibe otro economista en Harvard y otro esclavo en Mozambique. Que los políticos siguen hablando. Que ya no hay trabajo. Que la ministra de trabajo tiró el corchito en un programa en la tele. Que mataron a otro pibe en Moreno. Que sigue la guerra en alguna parte.

Las noticias de la vida, siempre las mismas.
Que el querido tipo aquel que me regaló el karting y el barrilete, hace tantos años, va muriéndose despacio, en un puto hospital. Que un amigo está en la buena, y otro amigo está en la mala. Que tantas cosas quise hacer y decir, y no pude o no supe. Que la felicidad nos espera a la vuelta de cualquier esquina, y que la tristeza también. Que el viajar no está en el viaje, ni en las fotos. Que hemos llegado hasta aquí, sin saber de dónde hemos venido, ni porqué. Que podemos y debemos ser felices. Que debemos tratar de entender. Que debemos saber partir, aunque nadie nos haya enseñado.

No tengas miedo.
Oigamos la música que se aleja. Brindemos en la oscuridad.
La luz de la llama va apagándose, despacio.



E. S., agosto 2001.-



Pasen y lean: Oscar Wilde

Nota de recopilación del Nº 5 / Diciembre 2001


Oscar Wilde, un dandy entre los gusanos

Escritor Irlandés. Nació y se educó en Dublín y luego en Oxford. Se destacó desde el comienzo de su carrera por sus posturas vanguardistas y su ironía para describir la realidad. Fue mimado por la aristocracia londinense. Escribió novelas, cuentos y comedias. Hasta que fue acusado por "homosexualismo" (sic) y debió enfrentar duras batallas judiciales que finalmente lo condenaron a 2 años de trabajos forzados en la cárcel de Reading. Luego de esto vivió parte de su vida bajo un seudónimo, Sebastien Melmouth. Se lo considera representante del decadentismo vanguardista. Su ingenio, sus diálogos sagaces, sus talentosos juegos de palabras y su ironía lo ubicaron como uno de los grandes de la literatura universal.

Lo que escribió Oscar Wilde nos sigue pareciendo hoy -con la magia de los mejores clásicos- encantador y sugestivo. Intelectualmente brillante, anticonvencional, muy culto, cáustico, y decidido (como él mismo diría) a utilizar todo su arte en vivir -dejando para la obra sólo el ingenio-, brilló en seguida en la sociedad londinense y parisina.
Su dandismo, en el que otros veían extravagancia, estaba en consonancia con sus inclinaciones literarias: “el arte por el arte”, el esteticismo más esteticista, pero accesible, ya que su ansia de éxito corría pareja con sus deseos de ruptura. El Wilde de las levitas raras, del traje estético y de los claveles verdes en la solapa, es el mismo que escribió El retrato de Dorian Gray o la espléndida Balada de la cárcel de Reading. El mismo, y por similar motivo: ser arte; hacer arte.
En su momento de gloria, el marqués de Queensberry, indignado por la relación de su hijo, Alfred Douglas, con Wilde, acusa a este de sodomía. En medio de un enorme escándalo, Wilde es condenado a dos años de trabajos forzados (1895-1897). La prisión supuso un tremendo calvario para el esteta, que aceptó todo como la necesaria parte final de su drama. Al salir de la prisión Wilde abandona de inmediato Inglaterra a la que no volverá jamás.

Oscar Wilde muere, de terrible enfermedad, en París, el 30 de noviembre de 1900.

Era un hombre de extraordinaria sensibilidad y genio desbordante, de conversación exquisita y aguda, cualidades que mientras vivió opacaron su mérito como escritor. Aunque escribió textos poéticos y dramáticos, ensayos y una novela, su maestría brilla en el género del cuento. Wilde es una de los más grandes autores de la literatura irlandesa, y que fue capaz de transformar en belleza los más insondables abismos del ser humano.
Borges afirmó: "La obra de Oscar Wilde no ha envejecido: pudo haber sido escrita mañana".


Acercamiento a Oscar Wilde.


* Cuando me da por pensar de noche en mis defectos, me quedo dormido inmediatamente.

* Un hombre puede ser feliz con una mujer siempre que no la ame.

* Los hombres jóvenes quieren ser fieles y no lo consiguen; los hombres viejos quieren ser infieles y no lo logran.

* A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante.

* Haría cualquier cosa por recuperaar mi juventud... excepto hacer ejercicio, madrugar o ser un miembro útil de la comunidad.

* Jamás viajo sin mi diario. Siempre debería llevarse algo estupendo para leer en el tren.

* Detesto la vulgaridad del realismo en la literatura. Al que es capaz de llamarle "pala" a una pala, deberían obligarle a usar uno. Es lo único para lo que sirve.

* Como no fue genial, no tuvo enemigos.

* Sólo los superficiales llegan a conocerse a sí mismos.

* El hombre que moraliza es, casi siempre, un hipócrita. La mujer que moraliza es, invariablemente, fea.

* La diferencia entre el capricho y la pasión está en que la pasión dura menos.

* Es malo que hablen mal de uno. Pero hay algo peor: que no hablen.

* Las mujeres han sido hechas para ser amadas y no para ser comprendidas.

* Experiencia es el nombre que damos a nuestras equivocaciones.

* Discúlpeme, no lo había reconocido: he cambiado mucho.

* La tragedia de la vejez no es ser viejo, sino haber sido joven.

* Uno debería estar siempre enamorado. Por eso jamás deberíamos casarnos.

* Resulta de todo punto monstruosa la forma en que la gente va por ahí hoy en día criticándote a tus espaldas por cosas que son absoluta y completamente ciertas.

* En éstos tiempos los jóvenes piensan que el dinero lo es todo, algo que comprueban cuando se hacen mayores.

* Como mala persona soy un completo desastre. Hay montones de gente que afirman que no he hecho nada malo en toda mi vida. Por supuesto, sólo se atreven a decirlo a mis espaldas.

* A veces pienso que al crear al hombre, Dios sobreestimó un poco Su Habilidad.

* No voy a dejar de hablarle sólo porque no me esté escuchando. Me gusta escucharme a mí mismo, es uno de mis mayores placeres. A menudo mantengo largas conversaciones conmigo mismo, y soy tan inteligente que a veces no me entiendo ni una palabra de lo que digo.

* Estoy convencido de que en un principio Dios hizo un mundo distinto para cada hombre, y que es en ése mundo, que está dentro de nosotros mismos, donde deberíamos intentar vivir.

* Logro resistirlo todo, salvo la tentación.

* Matar es una estupidez. Nunca debe hacerse nada de lo que no se pueda hablar en la sobremesa.

* Para la mayoría de nosotros la verdadera vida es la vida que no llevamos.

* Los músicos son terriblemente irrazonables. Siempre quieren que uno sea totalmente mudo en el preciso momento en que uno desea ser completamente sordo.

* El trabajo es el refugio de los que no tienen nada que hacer.

* Adoro los placeres sencillos, son el último refugio de los complejos.

* Lo único capaz de consolar al hombre por las estupideces que hace es el orgullo que le proporciona hacerlas.

* La tierra es un teatro, pero tiene un reparto deplorable.

* En el arte, como en el amor, la ternura es lo que da la fuerza.

Pasen y lean: Groucho Marx

Nota del Nº 5 / Diciembre 2001


Semblanza de Julius Henry Marx, alias "Groucho".

Nacido en 1890 y muerto en 1977.
De los cuatro hermanos principales, Groucho era aquel a quien le tocaban las partes mas jugosas en los guiones. Cada una de sus películas mostraba su talento único para la observación "oportuna" e ingeniosa. Sus duelos verbales con Chico o con Margaret Dumont marcan normalmente el punto de mayor interés en sus películas. Se decía que Groucho era el único de los hermanos que tenia adicción por las risas de la audiencia. Puede haber algo de verdad en esto ya que fue actor durante setenta y cinco años.
Groucho era una persona muy nerviosa. Antes de cada uno de sus estrenos estaba muy inquieto y esperaba siempre lo peor. Harpo era como él. Afortunadamente, su madre Minnie y su hermano Chico eran distintos, o su carrera como actor hubiera durado cinco minutos.
De niño tenia una hermosa voz y actuaba como solista, en compañía de sus hermanos, en teatros ambulantes de variedades.
En aquel entonces quería ser medico, pero su madre sentía atracción por los escenarios. Como ella, a pesar de haberlo intentado mucho, no pudo ser actriz, se empeñó en que sus hijos fueran actores.
Groucho fue el más popular y activo de los hermanos Marx. Hizo películas, radio, teatro, escribió libros y guiones, y televisión. Recibió varios premios, incluyendo un Oscar y un Emmy.
Lo que más le gustaba a Groucho era escribir guiones, pero necesitaba el aplauso y la risa del publico.
Al final de la vida de Groucho hubo un movimiento de apreciación hacia su obra, y sus películas fueron repuestas.

El final de su vida fue triste, marcado por peleas con su hijo Arthur acerca del control de su vida y de su herencia.


Las citas más famosas de Groucho Marx:

* Jamás aceptaría pertenecer a un club que admitiera como miembro a alguien como yo.

* A quien va usted a creer, ¿A mi, o a sus propios ojos?

* Estos son mis principios. Si a usted no le gustan, tengo otros.

* El puede parecer un idiota y actuar como un idiota. Pero no se deje engañar. Es realmente un idiota.

* Nunca olvido una cara. Pero en su caso, haré gustoso una excepción.

* Claro que lo entiendo. Incluso un niño de cinco años podría entenderlo. ¡Que me traigan un niño de cinco años!

* Desde el momento en que cogí su libro me caí al suelo rodando de risa. Algún día espero leerlo.

* ¿Por que debería preocuparme por la posteridad? ¿Que ha hecho la posteridad por mi?

* La justicia militar es a la justicia lo que la música militar es a la música.

* La inteligencia militar es una contradicción en los términos.

* Una mañana me desperté y mate a un elefante en pijama. Me pregunto como pudo ponerse mi pijama.

* La televisión ha hecho maravillas por mi cultura. En cuanto alguien enciende la televisión, voy a la biblioteca y me leo un buen libro.

* He pasado una noche estupenda. Pero no ha sido ésta.

* Debo confesar que nací a una edad muy temprana.

* O usted se ha muerto o mi reloj se ha parado.

* Recordad que estamos luchando por el honor de esa mujer, lo que probablemente es más de lo que ella hizo jamás.

* Partiendo de la nada alcance las mas altas cimas de la miseria.

* Citadme diciendo que me han citado mal.

* El matrimonio es una gran institución. Por supuesto, si te gusta vivir en una institución.

* La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnostico falso y aplicar después los remedios equivocados.

* Es mejor estar callado y parecer tonto que hablar y despejar las dudas definitivamente.

* Bebo para hacer interesantes a las demás personas.

* Solo hay una forma de saber si un hombre es honesto. Preguntárselo. Y si responde "si", sabes que esta corrupto.

* ¿Que por qué estaba yo con esa mujer? Porque me recuerda a ti. De hecho, me recuerda a ti más que tú.

* ¿Servicio de habitaciones? Mándenme una habitación mas grande.

* La política no hace extraños compañeros de cama. El matrimonio si.

* El secreto del éxito es la honestidad. Si puedes evitarla, esta hecho.

* Soy tan viejo que recuerdo a Doris Day antes de que fuera virgen.

* Fuera del perro, un libro es probablemente el mejor amigo del hombre, y dentro del perro probablemente esta demasiado oscuro para leer.

*No puedo decir que no estoy en desacuerdo contigo.

* Detrás de cada gran hombre hay una gran mujer. Detrás de ella, esta su esposa.

* El matrimonio es la principal causa de divorcio.

Pasen y lean: Enrique Symns

Nota "homenaje", o apenas un "rescate" emotivo para recordar a la "Cerdos & Peces" y al viejo Enrique Symns, fantasma porteño de un San Telmo casi imaginario, oculto detrás de los espejos del recuerdo...



El odio es una pistola fría


Hasta en el pentagrama frívolo del aroma a piano se está jugando la última batalla.

Todas las charlas en los bares y en las casas, todos los proyectos conversan los términos de la rendición: la guerra ha terminado.


Ha llegado la paz tan ansiada por los comerciantes: el triunfo de la democracia asesina que mata con una invisible crueldad, crueldad más siniestra que la de los militares. En la tarjeta que el obrero marca a las seis de la mañana en la fábrica de filtros mecánicos para autos está ya dibujado el símbolo del Cuarto Reich, el implacable sueño de ordenar el mundo, la siniestra mente que somete a sus designios la azarosa tirada de dados que la vida inventa.

El orden es el intento del tiempo por matar la eternidad.

Desnudo, el plan nos dice con todo descaro: no hay más que esto.

Todos los fantasmas de todas las miles de guerras y matanzas, de todas las luchas contra la esclavitud hoy brindan en las páginas de los diarios; aliviados, los bisnietos de los fantasmas lamen sus cadenas, porque ahora podrán tener sus cuatro paredes para cuidarse del cáncer.
Habrá ahora palabras de más sazonando un plato vacío. Una tela de ojos y la araña tejiendo en su miedo dormido.

Tendrás esas luchas intestinas en la quietud: esa angustia que tanto te gusta, ese sufrimiento que inventás para no sentir el dolor del mundo que muere, esa tristeza que te hace tan humano... Hay insectos nuevos: crecen en la desidia de la atención, anidan en ese laberinto mullido, casi shopping, que conecta el cariño con la dosis, la cama con el bar, todo el ruido que hacés con la boca para ocultar el silencio de tus actos.

El virus engramará sus mandatos en tu sinapsis.

En estos lugares que habito, ¿a qué jugaremos? La peste de la literatura, la música de cárcel, las artes del consuelo. No habrá mal de amores sino amores del bien, como los locos del manicomio: un puré de rutinas para seguir moviendo las fichas de un juego perdido.

No son hombres aquellos que pueden imaginarse el mundo que viven.

Ellos han vivido en un mundo imaginado y nada les duele y nada les goza. Odio ese futuro de plazoleta en donde los niños correrán en motos de video; odio al enemigo y acepto este destino. Seremos tragados para envenenarles el plan de sus siembras.

Estaremos en el corazón de todos los terremotos, en el cuchillo envenenado de todos los virus, vomitando junto a la furia de los volcanes. Resistiremos.

Brindo por esto: sobre la tumba del mundo escupirá uno de nosotros.


Enrique Symns. Cerdos & Peces


Pasen y lean: E.M. Cioran

Recopilación de citas para el Nº 6 (inédito)


* Mi escepticismo es inseparable del vértigo, nunca he comprendido que se pueda dudar por método.

* ¿Se comprenderá alguna vez el drama de un hombre que en ningún momento de su vida ha podido olvidar el Paraíso?

* Soy un filósofo aullador. Mis ideas -si ideas son- ladran: no explican nada, explotan.

* El 18 de este mes, muerte de mi padre. No sé, pero siento que lo lloraré en otra ocasión. Estoy tan ausente de mí mismo, que ni siquiera tengo fuerzas para la pesadumbre, y tan bajo, que no puedo elevarme a la altura de un recuerdo ni de un remordimiento.

* Yo podría, si acaso, mantener relaciones verdaderas con el Ser; con los seres, jamás.

* El fondo de la desesperación es la duda sobre uno mismo.

* 24 de febrero de 1958. Desde hace unos días, vuelve a rondarme la idea del suicidio. Cierto es que pienso en él a menudo, pero una cosa es pensarlo y otra sufrir su dominio. Acceso terrible de obsesiones negras. Me va a ser imposible durar mucho tiempo así por mis propios medios. He agotado mi capacidad para consolarme.

* Para escribir, hace falta un mínimo de interés por las cosas; es necesario creer aún que las palabras pueden atraparlas o al menos rozarlas; yo ya no tengo ese interés ni esa fe...

* París: insectos comprimidos en una caja. Ser un insecto célebre. Toda gloria es ridícula; quien a ella aspira ha de tener en verdad el gusto por la decadencia.

* 22 de agosto. No se me oculta que en todo lo que hago hay una mezcla de periodismo y metafísica.

* He leído demasiado... La lectura ha devorado mi pensamiento. Cuando leo, tengo la impresión de «hacer» algo, de justificarme ante la sociedad, de tener un empleo, de escapar a la vergüenza de ser un ocioso... un hombre inútil e inutilizable.

* 29 de noviembre de 1959. Nada hay más decepcionante, frágil y falso, que una inteligencia brillante. Son preferibles las aburridas: respetan la trivialidad, lo que de eterno tienen las cosas o las ideas.

* Albert Camus se ha matado en un accidente de coche. Ha muerto en el momento en que todo el mundo -y tal vez el mismo también- sabía que ya nada tenía que decir y viviendo tan sólo podía perder su desproporcionada, abusiva -ridícula incluso-, gloria. Inmensa pena al enterarme de su muerte, anoche, a las 23 horas, en Montparnasse. Un excelente escritor menor, pero que fue grande por haber carecido totalmente de vulgaridad, pese a todos los honores que cayeron sobre él.

* 6 de enero de 1960. Sólo hablé con Camus una vez, en 1950, creo; he hablado mal de él muchísimo y ahora me siento presa de un remordimiento terrible e injustificado. Ante un cadáver, sobre todo cuando es respetable, me siento impotente. Tristeza inclasificable.

* James Joyce: el hombre más orgulloso del siglo, porque quiso -y en parte alcanzó- lo imposible con el empecinamiento de un dios loco y porque nunca transigió con el lector y no estaba dispuesto a ser legible a toda costa. Culminar en la oscuridad.

* No pierdas el tiempo criticando a los otros, censurando sus obras; haz la tuya, dedícale todas tus horas. El resto es fárrago o infamia. Sé solidario con lo que es verdad en ti e incluso eterno.

* B.: Fue un muchacho que, cuando era pobre, me hablaba de la inanidad de la vida y, ahora que es rico, sólo sabe contar manarradas. No se puede traicionar impunemente la miseria. Toda forma de posesión es causa de muerte espiritual.

* Sé por qué, a la edad a la que he llegado, prefiero leer a historiadores que a filósofos: es que, por aburridos que sean los detalles relativos a un personaje o a un acontecimiento, el desenlace de uno o de otro intriga necesariamente. Pero las ideas no tienen, ¡ay!, desenlace.

* Vivir es poder indignarse. El sabio es un hombre que ha dejado de indignarse. Por eso, no está por encima, sino al lado, de la vida.

* Cuando se quiere adoptar una decisión, lo más peligroso es consultar a otro. Aparte de dos o tres personas, no hay ninguna otra persona en el mundo que quiera nuestro bien.

* El genio francés es el genio de la fórmula. Es un pueblo al que le gustan las definiciones, es decir, lo que menos relación tiene con las cosas.

* Lo que temo no es la muerte, sino la vida. Por mucho que me remonte en la memoria, siempre me ha parecido insondable y aterradora. Mi incapacidad para insertarme en ella. Miedo, además, de los hombres, como si perteneciera a otra especie. Siempre el sentimiento de que en ningún punto coincidían mis intereses con los suyos.

* Los dos pueblos que más he admirado: los alemanes y los judíos. Esa doble admiración -que después de Hitler, es incompatible- me ha conducido a situaciones como mínimo delicadas y ha suscitado en mi vida conflictos que preferiría haberme evitado.

* Los pesimistas no tienen razón: vista de lejos, la vida nada tiene de trágica, sólo lo es de cerca observada en detalle. La vista de conjunto la vuelve inútil y cómica. Y eso es aplicable a nuestra experiencia íntima.

* Ionesco me dice que en el monólogo de Hamlet sólo hay trivialidades. Es posible, pero esas trivialidades agotan lo esencial de nuestras interrogaciones. Las cosas profundas no necesitan originalidad.

* La palabra que más se me viene a la cabeza, tanto si estoy fuera como si estoy en casa, es engaño. Por sí sola resume toda mi filosofía.

* Aceptarnos tal como somos: la única forma de evitar la amargura. En cuanto «nos negamos», en lugar de pagarlo con nosotros mismos, lo pagamos con los demás, y ya sólo segregamos hiel.

* El drama de Alemania es el de no haber tenido un Montaigne. ¡Qué ventaja para Francia haber comenzado con un escéptico!

* El hombre que más me deprime es el satisfecho por sí mismo. No entro en sus razones, su éxito no me lo parece, la vanidad que le inspira me parece ridícula o demente, aunque todos la consideran legítima. Es que para mí todo éxito exterior es peor que un fracaso y siento piedad de quienquiera que se eleve sobre el mundo.

* Toda literatura empieza con himnos y acaba con ejercicios.

* Si la palabra nobleza tiene algún sentido, sería tan sólo el de designar el consentimiento a morir por una causa perdida.

* No son los pesimistas, sino los decepcionados, los que escriben bien.

* Sé de dónde proviene mi pasión por Talleyrand: es que toda su vida se encontró en situaciones falsas; por eso pudo traicionar a todo el mundo.

* 13 de mayo. Los «malos deseos», los vicios, las pasiones dudosas y condenables, el gusto por el lujo, la envidia, la emulación siniestra, etcétera, son los que mueven a la sociedad, ¿qué digo?, los que hacen posible la existencia, la «vida».

* Los débiles, los enfermos, los encamados que se atreven a proponer un nuevo credo a la Humanidad: Nietzsche, el más lamentable y el más esperanzado de todos.Pasó del pesimismo al delirio; por eso tuvo tantos discípulos, la mayoría grotescos.

* Un día le preguntaron a Fontenelle, casi centenario, cómo había conseguido tener sólo amigos y ningún enemigo. -Siguiendo dos axiomas: todo es posible y todo el mundo tiene razón.

* La desesperación colectiva es el factor de ruina más potente. El pueblo que cae en ella nunca llega a recuperarse del todo.

* Sin la idea de un universo fracasado, el espectáculo de la injusticia bajo todos los regímenes conduciría a la camisa de fuerza incluso a un indiferente.

* Me horrorizaría ejercer influencia alguna; sin embargo, me gustaría ser alguien... por mi ineficacia. Turbar las mentes, sí; dirigirlas, no.

(*) Fragmentos extraídos del libro Cuadernos (1957-1972), editado por Tusquets, selección de Verena von der Hieden-Rynsch, y traducción de CARLOS MANZANO. Recopilados por enfocarte (página web).

Breve reseña:

Emil Michel Cioran nace en Rasinari, Rumania, en 1911, y muere en París, en 1995. Profesor de la Universidad de Bucarest, es una de las figuras más destacadas de su país, que abandonó en 1937 para establecerse en París. Su pensamiento, incluido en el campo existencialista y presentado por voluntad de su autor en forma fragmentaria y asistemática, es para muchos una incansable reflexión sobre el vacío y la desesperación, aunque para otros, incluido el propio Cioran, constituye una exaltación vital y casi salvaje. Su obra está escrita originalmente en francés, salvo un primer libro en rumano: En las cimas de las desesperación (1934). Obras: Breviario de podredumbre (1949), La tentación de existir (1956), Historia y Utopía (1960), La caída en el tiempo (1964), Del inconveniente de haber nacido (1973), El aciago Demiurgo (1974), Desgarradura (1979), Adiós a la filosofía y otros textos (1982) -textos seleccionados por Fernando Savater-, Contra la Historia (1983), Ensayo sobre el pensamiento reaccionario (1985), y este año (2001) Tusquets Editores ha publicado Cuadernos (1957-1972), selección de treinta y cuatro cuadernos manuscritos que dejó Cioran a su muerte, escritos desde el 26 de junio de 1957 hasta finales de 1972.

26 noviembre, 2007

Narcotráfico de Estado

Nota "invitada" del Nº 2 / Junio - Julio 2001


La historia secreta del crack
Por Samuel Blixen (1)

Nuevas evidencias confirman la participación de la CIA y de las dictaduras latinoamericanas en el tráfico de drogas para financiar "operaciones encubiertas". La militarización de la "guerra contra las drogas" está bajo sospecha.

1) La cocaína de los pobres

Casi sin saberlo, un joven pandillero del área de la bahía, un suburbio pobre del norte de Los Angeles, inauguró a fines de 1979 el boom del crack (la mortífera alteración de la cocaína que está arrasando literalmente a la población negra de las principales ciudades estadounidenses) cuando comenzó a recibir de un exiliado nicaragüense ingentes cantidades de cocaína pura. Rick Ross revolucionó el meracdo de las drogas: por más que su abastecedor, Danilo Blandón, le entregaba la mercadería a precios tentadores, la cocaína era por entonces muy cara, y por lo tanto reservada a los consumidores de clase media y los intelectuales. Ross experimentó con el método del blow up, cocinando la cocaína mezclada con un anestésico llamado procaína, y logró transformar el polvo en rocas, que podían ser fumadas en pipas. Creyó haber producido la "base", un estado primario de la cocaína que se suele fumar en los países productores de América Latina. Por cada kilo de cocaína, Ross lograba tres kilos de rocas. El furor inicial del crack mató a los atletas Len Blas y Dan Rogers y casi liquidó a Richard Pryor; después se convirtió en "la cocaína de los pobres", y hoy provoca una virtual devastación en la comunidad negra de los EEUU.

Después de un año de meticulosa investigación, un diario de Los Angeles, el San José Mercury News, comprobó que el boom del crack en California (y su irradación al resto del país) es directa responsabilidad de la Central de Inteligencia (CIA) y de una organización anti-sandinista, que organizaron el tráfico de cocaína a Los Angeles, para financiar a los contras nicaragüenses a comienzos de 1980.

La explosiva revelación provocó indignación entre las organizaciones de la minoría negra estadounidense, que llegaron a denunciar la "participación de organismos estatales" en la fundación del comercio del crack "como una agresión planificada contra los negros". En el Congreso de EEUU, en cambio, la sólida información del San José Mercury News reactualizó el costado más oscuro del escándalo Irán-Contras, ventilado en noviembre de 1986: a pesar de los numerosos testimonios, el gobierno de Ronald Reagan logró en aquel entonces enterrar la investigación sobre la forma en que se financió la asistencia secreta de EEUU a los contrarrevolucionarios nicaragüenses. Ahora las evidencias confirman que el Consejo nacional de Seguridad y la CIA traficaron cocaína a fin de obtener los recursos para la compra de armas, que el propio Congreso había embargado.

Las consecuencias de la revelación son impredecibles: no sólo cientos de miles de ciudadanos estadounidenses resultaron víctimas de esas operaciones encubiertas, también surge con claridad que durante diez años diversos organismos gubernamentales (el Pentágono, la CIA, la DEA, el Departamento de Justicia) ocultaron pruebas, destruyeron archivos y manipularon la información para impedir que pudiera conocerse la participación estatal en el tráfico de drogas. No es menor el hecho de que muchos de los traficantes involucrados en esas operaciones encubiertas son hoy agentes secretos estadounidenses afectados a la lucha contra la droga.
Pero la responsabilidad en la financiación (mediante la droga) de las operaciones encubiertas del gobierno no es exclusiva de los organismos estadounidenses. La información del San José Mercury News permite ensamblar los trozos de una historia fragmentada donde los miembros de esa transnacional terrorista conocida como Operación Cóndor (agentes de inteligencia, torturadores, asesinos a sueldo, extorsionadores, traficantes) aparecen con papeles muy destacados. Del esquema surge una conclusión: el narcotráfico, hoy identificado como el enemigo principal de la seguridad hemisférica, fue el recurso preferido de la llamada Doctrina de la Seguridad Nacional para desplegar el terrorismo de estado y el control ideológico de todo el continente.

2) Reunión cumbre en Buenos Aires

A comienzos de 1980 el entonces general Guillermo Suárez Mason, jefe del 1º Cuerpo del Ejéricto Argentino, presidió el 4º Congreso de la Confederación Anticomunista Latinoamericana (CAL), filial de la World Anti-Comunist League (WACL), que se realizó en Buenos Aires. Estuvieron presentes el entonces presidente de la WACL, Woo Jae Sung, miembro relevante de la secta Moon; respresentantes de la logia fascista Propaganda Due (P-2), delegados del dictador nicaragüense Anastasio Somoza y de la organización terrorista anti-castrista Alpha 66; el mayor Roberto D'Aubisson, creador de los escuadrones de la muerte salvadoreños, el general uruguayo Luis Vicente Queirolo, el neo-fascista guatemalteco Mario Sandoval Alarcón y el terrorista italiano Stepano Delle Chiaie, entre otros; John Carbaugh, asistente del senador Jesse Helms, y Margo Carlisle, ayudante del senador James McClure, ambos norteamericanos, participaron como "observadores".

Suárez Mason, directamente implicado en los asesinatos de Zelmar Michelini y Héctor Gutiérrez Ruiz, y "protector" de Aníbal Gordon (jefe de las bandas paramilitares que operaron en los centros clandestinos de detención subordinados al primer cuerpo del Ejército, y especialmente en "Automotores Orletti", de donde desapareció más de un centenar de uruguayos), fundamentó la necesidad de desarrollar la lucha anticomunista en América Central, a partir del triunfo sandinista. El general miembro de la P-Due comprometió la creación, en el seno del Batallón 601 (la estructura de inteligencia del ejército), de un Grupo de Tareas Exterior, el GTE, para desplazar hacia América Central un contingente de "asesores", que transmitiera a los ejércitos y a los comandos paramilitares de la región la experiencia argentina en la "guerra sucia".

Los ocho millones de dólares que la WACL aportó para los gastos iniciales del GTE son el primer y temprano indicio de la asistencia encubierta estadounidense que después instrumentó el coronel Oliver North, por encargo de Reagan y George Bush (padre del actual presidente). Pero la aventura centroamericana (y el fabuloso enriquecimiento de sus protagonistas) requeriría fondos muchos más cuantiosos. Al momento del congreso de la CAL, Suárez Mason ya tenía prevista una fuente significativa de financiamiento: un suministro ilimitado de cocaína boliviana.

Ese punto fue el centro de los contactos informales que Suárez Mason mantuvo en Buenos Aires con el salvadoreño D'Aubisson (yerno del general Amaury Prandt, ex-jefe de la inteligencia militar uruguaya) y el italiano Delle Chialie (lider de la organización fascista Avanguardia Nazionale, responsable del atentado contra el dirigente democristiano chileno Bernardo Leighton, perpetrado en Roma por encargo del jefe de la policía secreta de Pinochet, el general Manuel Contreras). Ambos habían acordado con el coronel boliviano Luis Arce Gómez el suministro de droga para financiar acciones paramilitares, como parte de un plan más amplio y complejo. En realidad, a comienzos de 1980, los militares golpistas y los narcotraficantes bolivianos coincidieron en sus intereses. De ahí surgió la "narcodictadura" del general Luis García Meza que, con el pretexto de combatir a la "izquierda comunista", controló el poder en Bolivia durante dos años. El propósito del golpe fue eliminar el monopolio de los "cárteles" colombianos que asignaban a los barones de la droga bolivianos un papel secundario, limitados a la producción de la pasta-base, con una interdicción para la instalación de fábricas de cocaína.

En marzo de 1980 el agente secreto de la DEA Michael Levine, estacionado en Buenos Aires, descubrió que un trust de narcotraficantes bolivianos impulsaba el golpe militar, financiando la operación. La CIA y la DEA ocultaron la información al gobierno de Jimmy Carter y permitieron que el plan prosperara. En el esquema, el coronel Arce y su primo Roberto Suárez (principal narcotraficante) se comprometieron con D'Aubisson y Delle Chiaie a aportar dinero para América Central si, a la vez, ellos facilitaban el tráfico para financiar el golpe.

Como consecuencia, la dictadura argentina apoyó el golpe de García Meza, desplazando en julio de 1980 a unos 400 "asesores", aportando apoyo logístico (en armas y en vehículos) y destinando casi 800 millones de dólares en asistencia económica al nuevo régimen. Hoy se sabe que buena parte de esa "ayuda" fue en realidad un pasamanos de narcodólares, aportados por los traficantes y así "lavados" por los agentes argentinos en centroamérica.

3) La red se despliega

El teniente coronel Hugo Miori Pereyra, integrante del contingente argentino en Bolivia, fue un enlace clave. Miori ayudó a Delle Chiaie a montar, en Bolivia, un escuadrón terrorista denominado "Novios de la Muerte". Ese escuadrón, con el que estuvo vinculado el criminal de guerra nazi Klaus Barbie y que coordinaba con el Servicio Especial de Seguridad, organizado por el Ministro del Interior Luis Arce Gómez, indistintamente instruía a soldados bolivianos en las técnicas de tortura de detenidos y brindaba protección al comercio de la cocaína.
Miori Pereyra se desplazó después a centroamérica, oficiando de "correo". Se le atribuye un papel fundamental en la organización del tráfico de drogas que fluyó hacia El Salvador. La cocaína era trasbordada en las bases de la Fuerza Aérea Salvadoreña y derivada luego hacia Estados Unidos. Parte de la droga financió los escuadrones de la muerte montados por el mayor D'Aubisson y los grupos paramilitares guatemaltecos asesorados por el teniente coronel Santiago Hoya, alias "Santiago Villegas", otro miembro clave del grupo de asesores argentinos en centroamérica. Miori Pereyra murió en un confuso incidente en 1982, después que se comprobó que había desviado para su propio provecho dinero destinado a la paga de los asesores argentinos.
El coronel Hoya y el coronel José Osvaldo Ribeiro, alias "Balita", responsable máximo del GTE, mantuvieron una decisiva participación en los orígenes de lo que después fue el escándalo Irán-Contras. Ribeiro, a quien se le atribuye una intervención protagónica en la desaparición de exiliados en el marco de la "Operación Cóndor", así como la modernización de los servicios de inteligencia en Paraguay, trasladó las experiencias de coordinación realizadas en Argentina con militares uruguayos, chilenos y paraguayos. Desde su cuartel general en el hotel Honduras Maya de Tegucigalpa, Ribeiro comenzó la coordinación con los exiliados de la Guardia Nacional Somocista, mientras Hoya, como "jefe de operaciones", dirigía la instalación del campo de entrenamiento llamado Sagitario, en las afueras de Tegucigalpa, y del campo de concentración clandestino conocido como "La Quinta". Hoya y Ribeiro estrecharon contactos con el general Gustavo Alvarez Martínez, jefe del G-2 del ejército hondureño, con el ex-capitán de la Guardia Nacional Somocista Emilio Etcheverry y con los líderes "contras" Arístides Sánchez, Enrique Bermúdez y Frank Arana. De hecho, la CIA había delegado en los asesores argentinos la organización de la "contra" nicaragüense; Ribeiro y Hoya tuvieron una actuación destacada en las negociaciones que culminaron con la creación de la segunda dirección colectiva de los "contras". Cuando comenzaba a organizarse la "narco-financiación" de esas operaciones encubiertas, los asesores argentinos instruyeron a los paramilitares centroamericanos en las prácticas de los secuestros extorsivos que tantos dividendos habían dado en Buenos Aires, Córdoba y Rosario. El flujo de dinero en grandes cantidades para la compra de armamento y pago de los mercenarios se materializó recién cuando la CIA se embarcó decididamente en el ingreso de droga al territorio estadounidense. La investigación del San José Mercury News confirma ahora el papel decisivo de uno de los "ahijados" preferidos de los asesores argentinos: el coronel nicaragüense Enrique Bermúdez provocó el salto cualitativo cuando autorizó a dos conciudadanos, Danilo Blandón y José Norwin Menenes, a montar el tráfico de drogas, utilizando la incipiente estructura de la FDN en Los Angeles.

4) Cien kilos por semana

Coordinado el tráfico por los argentinos, la droga boliviana era depositada en las bases aéreas salvadoreñas y desde allí trasladada en avionetas hasta aeropuertos de Texas, con la protección de la CIA. A fines de 1981, la estructura había logrado contrabandear una tonelada de droga. Blandón, quien actualmente cobra un sueldo del gobierno estadounidense como agente especial de la DEA, admitió que entre 1981 y 1988 se llegó a introducir hasta cien kilos semanales de cocaína.

Los argentinos fueron también pioneros de la estructura que después utilizó el gobierno de Ronald Reagan para canalizar ayuda encubierta a los "contras". Los agentes del Batallón 601 Raúl Guglielminetti (alias "Mayor Guastavino"), Leandro Sánchez Reisse (alias "Lenny") y Jorge Franco (alias "Fiorito"), se especializaron en el lavado de dinero de los fondos provenientes del nacotráfico. Franco viajó en dos oportunidades a centroamérica, en una de ellas con su identidad real. Calificado como "experto en finanzas", Franco figura como desaparecido en las listas del Instituto de Obras Sociales del Ejército, pero se sospecha que por lo menos hasta 1987 permanecía en centroamérica. Leandro Sánchez Reisse es el único de los miembros del GTE que ha confesado la vinculación de asesores argentinos con el narcotráfico para la financiación de operaciones encubiertas.

Sánchez Reisse, de profesión contador, fue detenido en Ginebra, Suiza, en 1982, cuando intentaba cobrar el rescate del banquero uruguayo Carlos Koldobsky, secuestrado en Buenos Aires. En 1985 logró fugar del presidio de Champ Dollon. Se refugió en los EEUU, bajo la protección de la CIA. Para evitar la extradición, Sánchez Reisse se ofreció para testimoniar ante la Subcomisión de Terrorismo, Narcotráfico y Operaciones Internacionales del Comité de Relaciones Exteriores del Senado estadounidense.

Sánchez Reisse reveló, en fechas tan tempranas como 1987, que el general Suárez Mason y el sector del ejército bajo su mando recibieron dinero del narcotráfico para financiar la lucha contrainsurgente en América Central. Explicó que dos empresas montadas en Miami -una llamada Argenshow, dedicada a la contratación de cantantes para giras latinoamericanas, y otra llamada Silver Dollar, en realidad una casa de empeño dirigida por Raúl Guglielminetti, fueron las pantallas para la manipulación del dinero. Admitió que Silver Dollar y Argenshow habían canalizado treinta millones de dólares del narcotráfico que fueron girados, vía Panamá, hacia Suiza, Liechtenstein, Bahamas e Islas Caimán. El dinero, dijo, terminó en manos de los contras nicaragüenses.

Reveló también, finalmente, que la CIA estaba al tanto de las actividades de las dos empresas de Florida desde mediados de 1980, y que dio su visto bueno para las operaciones de lavado.




(1) Samuel Blixen es un reconocido y prestigioso periodista uruguayo, redactor político del diario Brecha, colaborador en gran número de publicaciones latinoamericanas, y escritor. La dictadura militar uruguaya lo convirtió en preso político durante más de doce años. Publicó siete libros, el último de los cuales, "Sendic", sobre la vida del militante político uruguayo, fue presentado en fecha reciente en Buenos Aires.
La publicación de la nota que reproducimos fue expresamente autorizada por su autor.
La Mosca & El Mercado agradece su cordialidad y buen trato.


17 noviembre, 2007

La ley de las ausencias

Editorial del Nº 2 / Mayo - Junio 2001

Todo nos dijo adiós, todo se aleja.
La memoria no acuña su moneda.
Y sin embargo hay algo que se queda.
Y sin embargo hay algo que se queja.

Jorge Luis Borges, Son los ríos.



Madrid tiene retazos de angustia y vida en sus esquinas.
Igual, la misma angustia, idéntica, y la misma vida, como aquellas veces (primeras veces) en aquella lejana y borrosa Buenos Aires de las veredas angostas, los paredones y las vías.
Igual, la misma angustia, idéntica, y la misma vida.
La Buenos Aires que parecía guardar secretos en cada una de sus puertas, en los árboles gastados, en los rítmicos semáforos. Todo era tan nuevo y a la vez tan conocido.
Villa Urquiza, Devoto, los caserones antiguos, las tardes lentas de sol en los ventanales de los bares. Luján parecía una cáscara vieja, una piel desprendida con suave violencia, un dulzor.
La avenida Olazábal, el 57 por San Martín, los puentes, la noche.

Era el año 88, hace ya tantos siglos, aquel maravilloso año del kiosco de revistas junto al paso a nivel, de la parada del 114, del café con medialunas, de los incansables pasos por calles que se niegan a borrárseme: Holmberg, Donado, Estomba, Tronador... del otoño fresco en los bancos de las plazas, del tiempo sin tiempo, de los pibes aquellos que buscaban lo que todos buscábamos: los códigos que marcaran, las palabras que unieran, los nombres secretos y orgullosos de una tribu que quería reunirse, esos nombres queridos que se debatían entre cervezas y apuntes: Defe o Excursio, la Cerdo & Peces, Perón o Alfonsín, la Humor, ska o pericos, la Maga, Borges, Cortázar, el boliche donde el sábado tocan los Redonditos de Ricota, Olmedo, The Wall, Sumo, el Bajo Belgrano del flaco Spinetta, los grafitis, Charly o Fito, Freud o Lacan, Rodolfo Walsh, Menotti o Bilardo, el Página 12...
Hace ya tantos siglos de todo aquello.

La vida siguió.
Después, pasados los años, en Madrid, supe lo que ya sabía. En algún punto indescifrable de ese recorrido de turista, en alguna calle de ésas, tan similares y tan distintas, supe lo que ya sabía. En algún momento misterioso, mientras trataba de fijar en mi memoria -como una foto, como una triste foto- esas paredes, esas plazas, esos carteles, lo supe.

Supe que pasaremos, que todas las palabras se borrarán, que cada abrazo es el último abrazo, que cada mirada es la mirada de la despedida, que cada caricia es final.
Que siempre estaremos a punto de comprender, pero no comprenderemos.
Que somos y seremos solamente lo que hemos sido.
Que no hay otros paraísos que los paraísos perdidos.
Que estamos hechos de tiempo y de distancia.
Que sólo nos llevaremos huellas, lejanas pisadas borrosas, marcas de la piel gastadas por los días, tatuajes falsos de nuestros amores, de nuestras caricias, olores y sabores queridos, antiguas carcajadas, antiguas felicidades, viajes que hemos viajado, dos o tres besos que dimos o nos dieron, dos o tres palabras que dijimos. Nada más.
Que debemos ser felices, valerosos, aventureros, nómades, locos.
Que debemos ser salvajes, antiguos corsaros de los mares, astronautas, viajeros incansables, antiguos caballeros de nobleza, pirañas de los ríos, quijotes, cruzar las cordilleras.
Que debemos bailar en las montañas, volar sobre la niebla, morder la vida a dentelladas, jugar a que nadie sabe nada, a que nada tiene algún sentido, jugar a que jugamos.

¿Qué mandato siniestro estableció la ley de las ausencias?
¿Dónde está nuestra manada, nuestra horda, nuestros viejos compañeros, nuestra tribu? ¿Qué perverso plan hizo que olvidáramos reír a carcajadas?
Nos mintieron. Nos dijeron progreso, trabajo, moral, ética, libertad, democracia, religión.
Nos dijeron palabras vacías, cartón y aserrín de un falso decorado, máscaras.
Estamos solos, porque nos separaron. Estamos solos, porque juntos éramos invencibles.

Caminamos, alguna vez, las calles de nuestro barrio, con nuestros amigos, llenos de ideales y sueños, con la fuerza y la voluntad de sabernos indestructibles, de ser el centro del universo, de ser nuestros propios dioses, de ser perfectos. Teníamos las manos listas para cagar a piñas al mundo. Y en algún maldito punto (¿cuándo?, ¿cómo?, ¿dónde?) detuvimos la marcha. Después llegó la desbandada, la huida cobarde... Y no supimos qué trole hay que tomar para seguir...

Algunos benditos dementes nos han susurrado al oído, algunas veces 'no te rindas', 'peleá', 'no tedetengas', 'no olvides'... ¿pero qué importan Artaud, Nietszche, Almafuerte, Ernesto Guevara, Rimbaud, Cioran, Baudelaire, el comandante Marcos, William Borroughs, Bukowski, Bataille o Roberto Arlt, si el mundo nos inyecta desánimo cada mañana?

(-¿un asado? buenísimo, en la semana te llamo... -porque no te pasas por mi casa un día de éstos... -Che, a ver cuándo nos tomamos un café...)

Trabajo, universidad, casa, auto, televisor, novios, novias, maridos, esposas, padres, hijos, dinero, partidos políticos, doctores, bancos, shoppings, farmacias, negocios, escribanos, Tinelli, Mónica y César, restoranes, teléfonos, cementerios, iglesias... Esas cosas nos vencieron. Esas cosas son hoy nuestro mundo. Esa es nuestra dignidad, nuestros ideales. Por eso peleamos.
Eso es lo que quiere la gente.

El individualismo nos llegó de golpe, casi sin darnos cuenta, en algún momento entre la juventud que extrañamos y la madurez que cargamos. Nos enseñaron a seguir nuestro camino. Que debemos pelear solos. Que cada quien es cada cual. Pero, ¿qué camino podemos recorrer olvidando de donde hemos partido? ¿a qué rumbo llegaremos si olvidamos el puerto del que salimos?.
Andamos perdidos, muchas veces, o hemos tomados caminos diferentes, muchas otras. Y cada día que pasa nos resulta más difícil juntarnos, unir ideas, charlar sinceramente, volver a ser los que éramos. (Me da miedo pensar cuánto de mis personas queridas hay en mí. Soy ellos).

(-Hola, ¿cómo estás?... tanto tiempo que no te veía. ¿Tus cosas bien?
Y "bien", en esa maldita frase, dicha por quienes alguna vez fueron nuestros camaradas, nuestros compinches, nuestros hermanos del alma, ahora significa "¿vas por el camino correcto?" "¿no te desviaste ni siquiera un poco de lo que todos debemos hacer?" "¿estás siguiendo la huella marcada?". Todos vigilando, todos controlándonos, los unos a los otros, desde el peor de los resentimientos. "¿Tus cosas bien?" Eramos amigos del alma, ahora somos nuestros propios policías)

¿Cómo pudo pasar? ¿cómo fue que nos robaron nuestra juventud? ¿cómo permitimos que nuestros corazones envejecieran y se doblaran? No lo sé. Pero me siento, muchas veces, culpable.

Mañana sonará el despertador, otra vez, para ir a confirmar que fuimos derrotados. Otra vez la rutina, las frases hechas, las palabras cordiales, los saludos de ocasión, el deber, los compromisos, la responsabilidad, las distracciones pasajeras, el plato de comida que ganamos.
Otra vez la realidad nos dirá que el mundo es un manicomio.
Y allá afuera, en las calles perdidas, igual, con la misma angustia, idéntica, y la misma vida, estarán esperando nuestros amigos, nuestros compañeros, nuestros antiguos proyectos, nuestros sueños olvidados, nuestra tribu.

Es hora de salir a buscarlos.

(Levantate. Vamos afuera, a las calles, a sentir el viento frío en la cara, a los bares, a soñar, a perder el tiempo, a estar vivos sin resentimientos, a pedirles perdón a los amigos que olvidamos, a los sueños que archivamos en cajones viejos... Salgamos, salgamos de las cuevas a tomar otra vez lo que es nuestro, a vivir lo que deseamos y debemos vivir, lo que nos merecemos, lo que no nos merecemos, a ser valientes de nuevo, a perder el sentido, o a encontarlo. Salgamos, ahora que nos dicen que ya no se puede salir a la calle, salgamos a reencontrarnos, a perdernos, a volvernos a juntar. Tomá tus cosas y salí. No es tarde. Vestite y andate)



* A los amigos.


15 noviembre, 2007

El mundo del espectáculo

Nota inédita.-


UNO. Incerteza

¿Cuántas cosas repetimos sin saber absolutamente nada?, ¿de cuántas cosas que damos por verdades no tenemos la más mínima certeza?, ¿cuántas cosas creemos conocer pero ignoramos?, ¿cuántas cosas permanecen profundas en nosotros, porque nunca hemos sabido cómo iluminarlas?.

No hay una sola palabra que digamos que no conlleve su mentira intrínseca.

En este océano de discursos, frases, pensamientos y creencias no hay verdades ni sentidos ni saberes que resistan. ¿A qué le llaman saber?, ¿a qué le llaman conocimiento? ¿a qué le llaman memoria?, ¿qué guardamos? ¿qué nos queda?, ¿qué es lo que realmente sabemos?.

Sabemos que no sabemos nada, pero nuestra única fuerza consiste en ignorarlo, y en demostrarnos (si esto fuese posible) que todo el mundo también lo ignora. Salimos a la calle cada día, a enfrentar a los otros, armados de nuestra ignorancia. Y ahí está la maldita ignorancia de los otros. A ese cambalache de palabras y de gestos, a ese pulular de doctores de la nada se le llama cultura.

Siempre hubo más de una forma, a pesar de tanta prédica de los que siempre propusieron uni-formes, morales y doctrinas. Siempre hubo infinitas explicaciones para todo, tantas como tantas cosas se presentan ante cada persona y ante cada uno de sus cinco sentidos, en cada momento de su sueño o de su vigilia. Sentidos, precisamente, se les llama a esas misteriosas alarmas que inventan un mundo a cada instante, en la sinapsis de tus células cerebrales.

Hay tantas formas y tantos mundos como sensaciones en nuestro tacto, en nuestro oído, en nuestro paladar, en nuestro olfato. Hay una guerra incesante en la frontera impensable de nuestros ojos, donde combaten sin cesar el adentro y el afuera. Hay tanto que es imposible saber nada.

Borges lo dijo claramente, en un maravilloso poema que se llama, precisamente, Poema de la Cantidad: “no me atrevo a juzgar a la lepra o a Calígula”.

Hay tanto, pero nuestra ansiedad denominativa necesitó siempre amarrar a un nombre, a una explicación, a un sentido, todo esto que gira, innominado, a nuestro alrededor. Así funcionó siempre nuestro miedo.

DOS. Proyectar

La vieja y familiar metáfora del viaje, esa línea inverosímil de antes, ahora, después. Esa maldita recta proyectiva de intuición y de esperanza. El viaje, el comienzo, el desarrollo, el fin. La continuidad, la aliteración, el camino secuencial.

¿Qué forma de pensamiento la diseñó? ¿la pura observación de las formas? ¿una razón preexistente?, ¿los fenómenos, en su obtusa simpleza?. ¿Cómo ha surgido? ¿qué íntimo deseo la proyecta, qué sensación de nuestros cuerpos la alberga y la sostiene? ¿No la habrá diseñado, acaso, nuestro miedo?

TRES. Creencia

La geografía, estudio del espacio, y la historia, estudio del tiempo, son también arbitrariedades, como las nociones mismas de espacio y de tiempo. Ambas nos dicen cosas que nunca sabremos, que no podremos confirmar, simples creencias con status de verdad. Creer, ésa es la clave de todo nuestro sistema de vida. Creemos, al levantarnos cada mañana, que el sol volverá a estar ahí. Sin creencias, claro, no podríamos vivir.

Y es raro comprobar que nuestras creencias no se discuten ni se ponen a prueba, como si dudar de ellas nos pusiera, de algún modo, en peligro.

Hablo de creencias a los locos de este manicomio, a los dementes que nos creemos normales. Digo, por ejemplo: “en este mismo momento se mueren mil quinientos chicos de hambre en el mundo”, y mi interlocutor seguramente me mirará con gesto extraño: -“no lo creo”. Es quizá la misma persona que cree, con total seguridad, que un crucificado resucitó, una virgen concibió y las aguas de un mar se abrieron. Y no lo justifica ni siquiera el hecho (por cierto, innegable) de que nunca hubiese llegado a creer semejantes disparates si no fuese por el gigantesco aparato de propaganda que, desde los años más tiernos de su infancia, se encargó de propagar en su cabeza esos absurdos. No lo justifica, pues pudo darse cuenta, y nunca lo hizo. Ahora, claro está, le daría miedo empezar a dudar de sus propios delirios. Está más cómodo así.

Ya sabemos: cualquier estupidez, con miedo, puede convertirse en una irrefutable verdad. Creemos que sabemos algo, pero si alguna vez nos sinceramos (esas cosas que sólo suelen hacer los tipos raros), sólo llegaremos a la conclusión, como Sócrates, que sólo sé que no sé nada.

Me resulta increíble ver, a mi alrededor, a todo el mundo actuando como si supiera. En realidad somos chiflados convenciéndonos, los unos a los otros, de que el cielo es azul y el piso es duro.

CUATRO. Palabras

Destrozar las palabras, capturar las imágenes. Pervertirlas. Aniquilarlas. Matarlas, secuestrarlas. ¿A quienes les pertenecen las palabras, los sonidos, las imágenes? ¿Son de todos, son libres? ¿de quién son?. Lo estamos filmando, para su seguridad, dicen los carteles.

Destrozar las palabras, capturar las imágenes. Llevarlas presas. Eso también hacen los que mandan. Los que tienen el poder para de-nominar y decretar nombres. Los que bautizan. Los que, como alguna vez dijera Pierre Bourdieu “obligan a expresar los problemas que crean con las palabras que imponen”. Los que establecen los mandatos oficiales.

¿De quién son las palabras? ¿del diccionario? ¿del gobierno? ¿de la calle?. Capturar las palabras nuevas, crear palabras nuevas; y en ellas, mostrar el poder desnudo de los que mandan.
El Poder debe mostrarse lo suficiente, y ocultarse lo suficiente. Mostrarse, exhibirse, como se exhiben los ricos, las ceremonias oficiales, la realeza, para decir quién nos manda. Ocultarse, para que no veamos, para que no sepamos, es evitar que el Poder entre en riesgo. Hablamos con palabras establecidas, oficiales. Y casi nunca nos detenemos a pensar cómo y cuánto cambia el sentido de las palabras que usamos.

Palabras prohibidas, palabras tabú. Malas palabras. Palabras vergonzantes y riesgosas: aquí, en Argentina, hace algunos años, algunas palabras podían llevarte al calabozo, a la mesa de tortura, a la ignominia, a la muerte: guerrilla, comunismo, clase, lucha de clase, revolución, cambio social, capitalismo, explotación, desigualdad, dominación, imperialismo.

Palabras, sonidos, imágenes, que crean valores, que nos dicen qué cosa es el mundo, qué cosa tiene que ser el mundo, que nos educan, que dan sentido. Y, por ejemplo, cuando decimos “educación”, ¿en qué pensamos?. Seguramente, en los recursos “institucionales” de siempre: la escuela (el “Ministerio de Educación”), los medios masivos de comunicación, las iglesias, y la familia. (Hoy un padre educa a sus hijos según lo que él aprendió en... ¿dónde? ¿en su escuela?, ¿en la tele?, ¿en la calle?).

¿Quiénes manejan, aparentemente, el mundo? Ya sabemos: empresarios, altos funcionarios internacionales, periodistas, dirigentes políticos, militares y religiosos, filósofos, terratenientes. ¿Qué dicen estos señores? Dicen palabras nuevas, palabras que siempre están de moda, palabras prestigiosas, palabras buenas: mundialización, flexibilidad, gobernabilidad, empleabilidad, desregulación, exclusión, nueva economía, tolerancia cero, multiculturalismo, posmodernidad, minoría y mayoría, identidad, fragmentación, modernización, etc.

Si, de palabras, de frases, de creencias, de imágenes, de símbolos, esta diseñado todo este maldito Plan que nos gobierna. Este Plan que nos ha dejado, fatalmente, en el mundo del espectáculo...

CINCO. Matriz

¿No lo viste? ¿No te diste cuenta todavía? Estás en él, adentro de él, encima de él, frente a él, está a tu alrededor... Si, claro, igualito, como en Matrix... En esa película (estoy casi seguro que la viste...) Neo, el personaje de Keanu Reeves, intuía, y finalmente descubría, un complot mundial de máquinas, que sostenían para su provecho una realidad completamente ficticia, que sujetaba a la población del mundo a vivir en un mundo idealizado, una proyección continua de imágenes y sensaciones que la población finalmente aceptaba como su realidad, mientras era esclavizada así a un sistema productivo determinado, del que ni siquiera podían tener conocimiento o conciencia...

En nuestro mundo wi-fi, en este mundo hollywoodense de Al Qaeda, Bush, internet, Bin Laden y messenger, donde todo sucede ya, en todos lados, en todas partes, sin cesar y sin importarle un carajo a nadie, esas fantasías nos parecen peligrosamente cercanas, peligrosamente reales...

SEIS. Ficción

En este mundo del espectáculo la realidad nos resulta siempre sospechosa, siempre falseada, un dibujo mal hecho, una máscara, una caricatura de mundo, una especie de truchada...
Woody Allen dijo, alguna vez, que la realidad era un invento de los yankis...

Miren ahora las noticias: dicen también, por ejemplo, que nunca hubo un tipo pisando la luna, dicen ahora que aquel acontecimiento, presentado entonces como el más grande de la historia, y que marcó al mundo para siempre, para bien o para mal, fue filmado por un grupo de cineastas, y hasta hay foros de Internet que discuten pistas, pruebas, datos, rumores, análisis fotográficos... Dicen ahora que la NASA ha extraviado las cintas originales de aquel hecho, y que todo quedará así en la nebulosa de la sospecha continua e incomprobable... ¿Será cierto que nunca fueron a la luna? ¿Para qué mierda lloraron mis tías de emoción frente a la tele en blanco y negro?

¿Y lo de las Torres Gemelas, y lo de Afganistán, y Panamá, Chechenia, Irak, Sarajevo, Bosnia, y Bin Laden? ¿será cierto que el mundo se llenó de terroristas? ¿será cierto, como acaban de informar los servicios de inteligencia británicos, que pensaban volar diez aviones con bombas de shampoo y gel para el pelo? ¿será cierto que ya no se puede vivir con tanto miedo? ¿será cierto que ya no se puede salir a la calle, por tanta inseguridad? ¿será cierto?

¿será cierto que Israel invadió El Líbano para liberar a un soldado secuestrado por terroristas de Hezbollah? ¿será cierto que los argentinos somos derechos y humanos? ¿será cierto que el sida lo contagió un mono? ¿y el riesgo-país, será cierto?

SIETE. Miedo

Lo acaba de decir el mismísimo presidente del mundo, George Bush: "los occidentales no podemos darnos el lujo de dejar de tener miedo"... Si, ésas fueron sus exactas palabras... Se refería, creo, a la lucha contra el terrorismo...

“Sin el miedo nuestra doctrina no hubiera sido posible” ¿quién lo dijo? ¿Tony Blair? ¿Condoleeza Rice? No, lo dijo, creo, Santo Tomás de Aquino, en lo más oscuro de la edad media... Claro, sin el miedo al infierno esas ideas no hubieran sido posibles... Por las dudas, siempre era adecuado que las autoridades fueran por las plazas de los pueblos quemando a algunos reos, a la vista de todo el mundo, en un bonito espectáculo en vivo y en directo, no muy alejado de ciertas películas y ciertos programas actuales de televisión, no vaya a ser cosa que se olvidaran de tener miedo por un rato...

Claro, Santo Tomás de Aquino se refería a ciertas ideas religiosas, a la educación de las masas incultas, al cristianismo, no al terrorismo... ¿será cierto que son dos cosas distintas?

OCHO. Guy Debord

Bienvenidos, amigos, al mundo del espectáculo...
Muchos intelectuales lo supieron y lo advirtieron, hace muchos años ya... Entre ellos, sin duda, el francés Guy Debord, escritor y cineasta, una de las cabezas visibles de aquel mayo francés del 68’, hoy revisitado y redescubierto en toda Europa, dada la punzante claridad y actualidad de su pensamiento y su intachable resistencia a renegar jamás, como tantos otros, de su condición de intelectual revolucionario...

Fue Guy Debord, precisamente, uno de los que advirtieron la llegada fatal y progresiva de este nuevo mundo. Ya en los lejanos años 60 intuyó la paulatina aparición y consolidación, tras la (anticipada por él) previsible caída del muro de Berlín, y con ese símbolo la caída de un mundo polarizado, de este nuevo mundo, el mundo del espectáculo globalizado...

Una nota aparecida recientemente en Le Monde Diplomatique lo rescata, recordándonos que fue Guy Debord, precisamente, quien advirtió que la lógica de la mercancía, la lógica del consumo por el consumo mismo, la lógica del capitalismo globalizado y sin trabas, empezaba poco a poco a adueñarse del mundo.

Esa lógica de la mercancía, cuya relación con el sistema de producción había analizado Marx en el siglo XIX, se ha extendido ya a todos los aspectos de la vida cotidiana; el “ocio” resultante del progreso técnico, lejos de suscitar libertades suplementarias, desemboca en la expansión total del espectáculo, que promueve constantemente necesidades ficticias incesantemente renovadas, y somete nuestras vidas a representaciones manipuladas y falseadas, que se convierten en nuestra relación con el mundo...

El espectáculo –escribe Debord en los sesenta- “no es un conjunto de imágenes, sino un vínculo social entre personas, mediatizado por imágenes; la “sociedad del espectáculo” no es tan solo el predominio y la hegemonía del modelo mediático o publicitario sino, más allá de eso, el reinado de la autonomía mercantil, que ya ha conseguido un estatuto de soberanía irresponsable, y todo el conjunto de las nuevas técnicas de gobierno que acompañan a este reinado”. Para el mismo Guy Debord la resistencia a este mundo completamente mercantilizado pasa por afirmar, hacia y contra todo, que es posible vivir de un modo distinto del que nos imponen.

Y fue el mismo Guy Debord quien, tras la caída del muro de Berlín, en 1988, advirtió que la oposición “concentrada” del espectáculo (por ejemplo, los viejos regímenes comunistas) y su forma “difusa” (el capitalismo occidental) estaba a punto de fundirse en lo “espectacular integrado”, que impera ya sin restricciones a nivel planetario...

Y fue él quien advirtió de los nefastos rasgos característicos del mundo del espectáculo global...

¿Cuáles son esos rasgos? La incesante renovación tecnológica, que aleja cada vez más a las personas comunes de los lugares de decisión política (por ejemplo, la imposición de la mercancía informática como único modo de vida posible, que transforma a todo usuario en cliente cautivo y permanente), la fusión entre lo económico y lo estatal, que ha logrado absorber totalmente al Estado por el Mercado, el “secreto generalizado”, donde las verdaderas decisiones son inaccesibles, y triunfa en la instancia política el modelo mafioso; lo “falso sin réplica” (donde por primera vez en toda la historia humana, los dueños del mundo son también los de sus representaciones) y, finalmente, el “presente perpetuo”, que termina por abolir toda conciencia histórica.

Así, de todos estos rasgos ha surgido un universo de servidumbre voluntaria sin precedentes en toda la historia. Ha surgido nuestro actual mundo del espectáculo.

Evidentemente en este mundo no es tiempo ya de grandes utopías colectivas, el espectáculo ha invadido todo, absorbido todo, hasta las críticas parciales, localizadas, de su sistema, que apuntan tan sólo a los efectos periféricos.

NUEVE. Plan 9

Y detrás de cada imagen, de cada noticia, de cada mentira presentada como verdad, está la gente que muere, las víctimas que no vemos, que no nos dejan ver, que no queremos ver...

Y detrás de cada muerto, de cada víctima, de cada guerra mentida, de cada infierno, se está llevando a cabo el Plan. ¿Será cierto, como en Mátrix, que detrás de todo hay un plan? ¿será cierto que hay un plan?

Estamos aquí, en el mundo mediatizado. Aquí, en esta nada hecha un videoclip.

DIEZ. Auto-cine

-No hay ninguna otra cultura más que esta cultura, dice la voz del miedo en tus oídos.
-No hay ninguna otra forma de vivir, dice la voz de la resignación cobarde.
-Debes seguir el camino marcado, dice el resentimiento del atrapado.
-Consíguete un lugarcito, dicen tus vecinos.
-El que abandona no tiene premio, dice la rutina del vacío.
-¿Qué cárcel?, preguntan los barrotes.

Ciegos de la peor ceguera posible, nadie advierte la maquinación horrorosa de un plan perfectamente proyectado, ensayado y ejecutado con rigor de cirujano. Ese plan que, disfrazado de cínico humanitarismo, trata incansablemente y en todas partes de diseñar y equilibrar este demencial Orden Social Establecido.

No hay casualidades. El golpe genial del Plan es que nadie cree que exista el Plan. Pero entonces, ¿quién regula, diseña y distribuye el Orden?. Pues el Orden debe mantenerse y perfeccionarse siempre, más allá de moldear el comportamiento de los individuos que conforman esta Sociedad Anónima, Establecida y Aceptada. Sí, aún más allá. Pues el Plan también digita la vida y la muerte. La vida es lo que el Plan nos dice que sucede dentro del Plan.
En los bordes, acecha la muerte. La población excedente rebasa constantemente los márgenes de este sistema social creado en torno a la oferta y la demanda, en torno al consumo hedonista y acumulativo, en torno al mantenimiento del poder de una casta dominante que se reproduce a sí misma, una y otra vez, generación tras generación. Y el excedente debe ser eliminado.

Así, ese Plan monstruoso ocurre cada día a nuestro alrededor, frente a nuestros propios ojos, pero increíblemente no lo advertimos. Consta de hospitales donde la muerte de la población marginal se decreta y se acepta con resignación indigna. Consta de instituciones carcelarias, militares, policiales, judiciales y represivas que mantienen a raya a esa misma población marginal con el antiguo remedio del castigo, el temor, la tortura y la amenaza. Consta de instituciones escolares donde se enseña a cada nueva generación a repetir y reforzar la misma decadencia degenerativa que consumió a sus padres. Consta de instituciones religiosas que controlan y reprimen los impulsos vitales afirmativos y liberadores de la gente, desde la más tierna infancia, especulando con la obtención de poderes ilimitados, basados en la proyección continua de pautas morales preestablecidas autoritariamente, y no surgidas a partir de las experiencias vitales de cada pueblo o persona. Consta de gigantescos aparatos de propaganda, donde se consolida la hegemonía de un mismo discurso repetido como una letanía, y aplastante como un garrotazo en el ánimo.

Sí, existe esa maldita manipulación. Está en todos lados, a tu alrededor. Está sucediendo ahora mismo, mientras te lavás los dientes y mirás tu cara en el espejo del cansancio. El Plan está cumpliéndose, mientras vos hacés la lista del supermercado, y mirás la cara de idiota de Santo Biasatti.

El Plan sucede en el silencio de nuestros actos, en el miedo de esta espera que no se des-espera ni nos compromete, ni nos arriesga, ni nos mata. El Plan es el intento esquizofrénico de alcanzar lo inalcanzable, de acumular poder en los cofres de la ausencia, de sostener la proyección continua de un dolor insostenible, de trascender a un más allá quimérico que sólo nos reafirma el dolor del que queremos fugarnos, como un perro que busca morder su cola, sin alcanzarla nunca.

El Plan nos ha dejado solos, ante nuestros vacíos.
Es el final. Hemos dejado de advertirlo. El Plan no sucede en realidad. Hemos entrado al nuevo mundo, al mundo del espectáculo. Perdimos.

Bienvenidos.


E. S.




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Chau. Hasta la próxima vez