Introducción:
Hoy, que dos modelos antagónicos de país se enfrentan duramente, jugándose nuestro destino posterior como sociedad libre, plural y democrática…
Hoy, que pasaron tantos años ya desde aquel marzo de 2002 cuando el siguiente previsto número de “La Mosca & El Mercado / últimas noticias de la derrota" debió haber salido a la calle y no lo pudo hacer (porque el desánimo y la crisis terminal de aquel nefasto y corrupto modelo de país nos obligaron a todos al abandono de tantas ideas, deseos y sueños…) y quedando así el proyecto de aquella revista trunca, con un número entero en imprenta y sin poder salir…
Hoy, que también parece ya lejano aquel octubre de 2007 donde nació esta “versión blog” que intenta desde entonces recuperar aquellos textos viejos y agregar nuevos…
Hoy, 16 de mayo de 2010, descubro por casualidad en un viejo diskette un (olvidado) archivo llamado “aclaración para el próximo número”, que iba a aparecer en aquella edición de la revista que nunca salió, y que ya no recordaba en absoluto…
Hoy, 16 de mayo de 2010, lo copio textual aquí. No toqué ni una coma, lo juro.
Me da nostalgia, claro, y también un poco de tristeza. Creo que no ha perdido vigencia.
Suena a derrota, y creo que no lo es. Lo copio ahora, que se están planteando luchas que en aquel 2002 parecían inconcebibles, y un gobierno popular, nacional y democrático ha logrado avances económicos y sociales que entonces hubieran sonado a utopías…
Fue escrito en aquel mes de marzo de 2002, y nunca vió la luz hasta hoy. Era la aclaración a los lectores y amigos de porqué ese número de "La Mosca..." salía con retraso...
Lo copio a manera de reivindicación, ahora que la lucha esencial continúa. Tengamos esperanza, y no bajemos los brazos.
Un abrazo. Éste es el texto "rescatado":
Este número de “La Mosca & El Mercado”
Sacar a la calle este número de La Mosca & El Mercado fue muy difícil.
Incluso esta revista, que en su origen (y en su presente) no pretendió ir más allá de una tirada modesta, que pudiera conservar la calidad de su contenido y la comunicación con sus lectores por sobre la realización de algún supuesto negocio editorial, se vio muchas veces al borde de su desaparición, por tornarse, ante los fríos números de hoy, en un proyecto inviable.
Es que incluso un plan simple, de intenciones modestas, como este lanzamiento, se vuelve en la Argentina actual una odisea. Pero acá estamos. En nuestro segundo año, en nuestro sexto número. Contra todos los problemas y contra el bajón que nos quieren imponer.
Hacerla, por ejemplo, nos costó un 170% más que el número anterior, en impresión, papel e insumos. Se requería un dinero del que no disponíamos, y que resultaba cada vez más difícil conseguir.
Andar la calle, entre quejas y más quejas, nos cansaba, nos desanimaba y nos mostraba una realidad cada vez más compleja. Pero los obstáculos fueron superándose, y de ellos pudimos aprender muchas cosas.
Este número seis, para poder mantener una mínima regularidad en su salida debió haber aparecido en el mes de marzo. No pudo ser. Fue realmente imposible. Mas que nunca debimos respetar aquella broma de “aparece cuando sale”. Pero en un momento específico, en un día de estos duros meses, sentimos otra vez la enorme necesidad de poder vencer este vacío que unos pocos miserables, desde la acumulación perversa de un poder ilimitado, nos han dejado como realidad cotidiana. Nos dijimos “debe salir como sea” aunque no la lea nadie, aunque parezca su sencillez no servir para nada. Comprendimos que, simplemente, sacar a la calle este número era una cuestión personal, de enfrentamiento con una realidad angustiante y decadente, que busca paralizar las reacciones, apatizar los ánimos y someter las voluntades.
En el camino, entonces, nos dimos cuenta de esto: en las calles de nuestro país, hoy, se está librando una batalla de palabras, una verdadera guerra de términos y de sentidos que, arrojados como bombas desde los centros de poder y los medios masivos de comunicación, limitan y terminan por matar los impulsos positivos de la gente, su resistencia y su capacidad de reacción ante los acontecimientos. Palabras disparadas como balas, para tirar la basura debajo de la alfombra, para ocultar una realidad monstruosa. Palabras usadas para engañar, para mostrar blanca una realidad negra, para adormecer la conciencia ya aletargada de una población que una y otra vez es robada y postergada hasta en sus más mínimos derechos.
Este verdadero enemigo que es el poder económico globalizado llama “devaluación” al saqueo irracional de una población hambreada, y todos terminamos hablando por igual del dólar, como una letanía. Llama “corralito” al más grande robo de la historia, efectuado ante las narices de un pueblo impotente, y todos terminamos hablando del corralito, los bancos y los cajeros como de algo natural y cotidiano. Llama “ley de quiebras” a la vergonzosa garantía de impunidad mafiosa. Llama “déficit fiscal” a la mentira perversa y cínica que busca ocultar y justificar la extracción de todos los recursos económicos del país, para beneficio de unos pocos. Llama “deuda externa” a la aceptación morbosa de la esclavitud y la miseria de los pueblos para con las minorías poderosas. Y así podríamos seguir hasta cansarnos. Porque este enemigo no sólo se contenta con habernos robado nuestro futuro, quiere también ordenar nuestros pensamientos y garantizar nuestra sumisión, quiere hablar con nuestras palabras y apoderarse de los restos de nuestra cultura.
Por eso, en este reencuentro con nuestros lectores, nos atrevemos a recomendar esto: volver a leer hoy (si fuese posible) la nota-editorial “El valor de decir No” con la que presentamos el lanzamiento del primer número de la revista, allá por abril del año pasado, y comprobar (como nos pasó a nosotros) que las palabras cobran nuevos y extraños sentidos, a medida que suceden los acontecimientos. Si hace un año “Decir No” era una postura filosófica ante la vida, hoy “Decir No” es una imperiosa necesidad de sobrevivencia. Nos jugamos la vida en ese “No”. En cada palabra que decimos, en cada actitud que tomamos, en nuestra posición misma ante la vida y ante la realidad, nos estamos jugando la vida, siempre.
Nos atrevemos a hablar en este nuevo número de dignidad, porque creemos que no es digno vivir resignados para volver a comer otro plato de fideos mañana. Nos atrevemos a hablar en este nuevo número de rabia y de resentimiento, porque acaso sean los últimos sentimientos nobles que poseemos. En definitiva, por sobre todas las cosas, en el hecho mismo de hacer circular esta revista nuevamente, estamos atreviéndonos a hablar. Con nuestras propias palabras, con nuestras propias fuerzas, por pequeñas que parezcan, porque creemos que vendrán tiempos peores.
Es por eso que La Mosca & El Mercado debía seguir en las calles, sea como sea. Para responder palabra por palabra, tiro por tiro, a ese enemigo, desde cualquier lugar en el que estemos.
A todos los amigos, lectores y anunciantes que confiaron y siguen confiando en nosotros, y a los que se niegan a aceptar la derrota del mundo, muchas gracias.
Incluso esta revista, que en su origen (y en su presente) no pretendió ir más allá de una tirada modesta, que pudiera conservar la calidad de su contenido y la comunicación con sus lectores por sobre la realización de algún supuesto negocio editorial, se vio muchas veces al borde de su desaparición, por tornarse, ante los fríos números de hoy, en un proyecto inviable.
Es que incluso un plan simple, de intenciones modestas, como este lanzamiento, se vuelve en la Argentina actual una odisea. Pero acá estamos. En nuestro segundo año, en nuestro sexto número. Contra todos los problemas y contra el bajón que nos quieren imponer.
Hacerla, por ejemplo, nos costó un 170% más que el número anterior, en impresión, papel e insumos. Se requería un dinero del que no disponíamos, y que resultaba cada vez más difícil conseguir.
Andar la calle, entre quejas y más quejas, nos cansaba, nos desanimaba y nos mostraba una realidad cada vez más compleja. Pero los obstáculos fueron superándose, y de ellos pudimos aprender muchas cosas.
Este número seis, para poder mantener una mínima regularidad en su salida debió haber aparecido en el mes de marzo. No pudo ser. Fue realmente imposible. Mas que nunca debimos respetar aquella broma de “aparece cuando sale”. Pero en un momento específico, en un día de estos duros meses, sentimos otra vez la enorme necesidad de poder vencer este vacío que unos pocos miserables, desde la acumulación perversa de un poder ilimitado, nos han dejado como realidad cotidiana. Nos dijimos “debe salir como sea” aunque no la lea nadie, aunque parezca su sencillez no servir para nada. Comprendimos que, simplemente, sacar a la calle este número era una cuestión personal, de enfrentamiento con una realidad angustiante y decadente, que busca paralizar las reacciones, apatizar los ánimos y someter las voluntades.
En el camino, entonces, nos dimos cuenta de esto: en las calles de nuestro país, hoy, se está librando una batalla de palabras, una verdadera guerra de términos y de sentidos que, arrojados como bombas desde los centros de poder y los medios masivos de comunicación, limitan y terminan por matar los impulsos positivos de la gente, su resistencia y su capacidad de reacción ante los acontecimientos. Palabras disparadas como balas, para tirar la basura debajo de la alfombra, para ocultar una realidad monstruosa. Palabras usadas para engañar, para mostrar blanca una realidad negra, para adormecer la conciencia ya aletargada de una población que una y otra vez es robada y postergada hasta en sus más mínimos derechos.
Este verdadero enemigo que es el poder económico globalizado llama “devaluación” al saqueo irracional de una población hambreada, y todos terminamos hablando por igual del dólar, como una letanía. Llama “corralito” al más grande robo de la historia, efectuado ante las narices de un pueblo impotente, y todos terminamos hablando del corralito, los bancos y los cajeros como de algo natural y cotidiano. Llama “ley de quiebras” a la vergonzosa garantía de impunidad mafiosa. Llama “déficit fiscal” a la mentira perversa y cínica que busca ocultar y justificar la extracción de todos los recursos económicos del país, para beneficio de unos pocos. Llama “deuda externa” a la aceptación morbosa de la esclavitud y la miseria de los pueblos para con las minorías poderosas. Y así podríamos seguir hasta cansarnos. Porque este enemigo no sólo se contenta con habernos robado nuestro futuro, quiere también ordenar nuestros pensamientos y garantizar nuestra sumisión, quiere hablar con nuestras palabras y apoderarse de los restos de nuestra cultura.
Por eso, en este reencuentro con nuestros lectores, nos atrevemos a recomendar esto: volver a leer hoy (si fuese posible) la nota-editorial “El valor de decir No” con la que presentamos el lanzamiento del primer número de la revista, allá por abril del año pasado, y comprobar (como nos pasó a nosotros) que las palabras cobran nuevos y extraños sentidos, a medida que suceden los acontecimientos. Si hace un año “Decir No” era una postura filosófica ante la vida, hoy “Decir No” es una imperiosa necesidad de sobrevivencia. Nos jugamos la vida en ese “No”. En cada palabra que decimos, en cada actitud que tomamos, en nuestra posición misma ante la vida y ante la realidad, nos estamos jugando la vida, siempre.
Nos atrevemos a hablar en este nuevo número de dignidad, porque creemos que no es digno vivir resignados para volver a comer otro plato de fideos mañana. Nos atrevemos a hablar en este nuevo número de rabia y de resentimiento, porque acaso sean los últimos sentimientos nobles que poseemos. En definitiva, por sobre todas las cosas, en el hecho mismo de hacer circular esta revista nuevamente, estamos atreviéndonos a hablar. Con nuestras propias palabras, con nuestras propias fuerzas, por pequeñas que parezcan, porque creemos que vendrán tiempos peores.
Es por eso que La Mosca & El Mercado debía seguir en las calles, sea como sea. Para responder palabra por palabra, tiro por tiro, a ese enemigo, desde cualquier lugar en el que estemos.
A todos los amigos, lectores y anunciantes que confiaron y siguen confiando en nosotros, y a los que se niegan a aceptar la derrota del mundo, muchas gracias.
"Realidad nacional 2001 / 2002: un monstruo con todos brazos derechos"
* Éste es el (extraordinario) dibujo exclusivo que la artista plástica y amiga Daniela Abbate hizo para ilustrar el número que finalmente nunca salió de "La Mosca & El Mercado". Aquí se publica por primera vez.
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