LA MOSCA & EL MERCADO / PRESENTACIÓN






Hicimos "La Mosca & El Mercado" allá por el 2000, 2001.
Teníamos entonces la inconciencia de la aventura y los sabores del riesgo, y la falta absoluta de planes como timón de tormenta.
Teníamos entonces la guerra a flor de piel, y anunciábamos con estridencia revoluciones que nunca llegarían.
Hablábamos de cosas inmediatas, sin saber que acaso repetíamos un mandato quejumbroso y tanguero de una época lanzada hacia su límite. Amigos que bardeaban de pólitica y moral con aforismos nietzscheanos y preocupaciones vagas.
Ahora tenemos -inexorablemente- unos cuantos años más, y muchas canas más, y la extraña sensación de que esos años se desvanecieron sin sentido, perdidos en intentos de nada sobre nada y hacia nada.
Si sólo resguardáramos hechos, noticias, fragmentos del olvido, simples nociones de inmediatez, podríamos decir, con verdad: pasaron tantas cosas desde entonces...
Si sólo resguardáramos hechos, simples nociones superficiales encadenadas a impulsos primitivos de certezas, podríamos entonces registrar nuestras inmóviles estatuas de sal: las asambleas barriales y aquellas tardes de domingo en Parque Centenario (¿te acordás?), Duhalde, el corralito, los golpes con martillos de los viejos frente a los bancos blindados, el puto de Rodríguez Sáa, el default, el riesgo-país, las colas frente a las embajadas, los cinco presidentes en una semana, el tres por uno, y al final Javier asomándose a una política que yo no entendía, y yo escondiéndome en aquella pensión de Seguí para salvar el esqueleto, con poca guita en el bolsillo y los pibes aquellos con los que salvamos las pocas viejas estructuras que por todas partes ya venían cayéndose a pedazos, y con ellas salvar de la deriva mis sentidos más profundos, más ocultos, más míos.
Y después Luján nuevamente, y la historia gota a gota, soneto por soneto, piedra por piedra, escape por escape, y el barco enfilado hacia un rumbo distante y extraño, tripulado por el fuego de aquella piba de Mercedes...
Entonces (creo) éramos más serios que ahora, y menos dolidos.
Todavía no habíamos sido capturados por la aliteración obscena de los mensajes de texto del sin-espacio y el sin-tiempo, ni por la resignación cobarde del enjaulado. Internet no era aún para nosotros este mandato ordenador de nuestras grietas y nuestros descontentos.
La mayoría de los amigos de entonces se perdieron en un limbo.
Las últimas noticias de la derrota siguieron su marcha, infructuosas, incesantes, girando alrededor de los mismos abismos, incólumes, haciendo de cuenta que nada pasaba, que todo era normal y cotidiano. Afganistán, Irak, Al Qaeda, Blumberg, Tinelli, Bush, Guantánamo, Bin Laden, Duhalde, el codificado de los domingos, Clarín y Telenoche... todo con la misma cara de póker de los presentadores de los noticieros y los vecinos de tu cuadra.
Pasaron siete años como siete letanías, y siempre intentando (sin ganas) volver a editar aquella revista, aquel jolgorio de quejas, aquellas pastillas contra el aburrimiento...
Entonces teníamos ganas, desconfianza, vanidad, carácter.
Nos enorgullecimos entonces con cada gesto, con cada palabra de aliento, con cada aceptación.
Ahora tenemos más certezas, o acaso las mismas más hondas, más altas, más claras.
Entonces teníamos la decisión y el tiempo. Podíamos esperar, podíamos esperar a des-esperarnos.
Ahora el hielo de esta congeladora comenzó a descongelarse.










DESPLEGÁ EL ARCHIVO Y CONSULTÁ TODAS LAS NOTAS QUE HEMOS PUBLICADO EN...

DESPLEGÁ EL ARCHIVO Y CONSULTÁ TODAS LAS NOTAS QUE HEMOS PUBLICADO EN...

Y A PARTIR DE AQUÍ, LAS ÚLTIMAS NOTAS DE...

Y A PARTIR DE AQUÍ, LAS ÚLTIMAS NOTAS DE...

15 mayo, 2010

PASIÓN POR DEBATIR (4) "Gloria Polo Positivo & Negativo"



Luján, octubre 2009.-


Atte. Prof. G. C.:


Ref. Asunto: nueva contestación, esta vez sobre el video de Gloria Polo… (¿o será “Apolo”?)


"Cuestiones edificantes (o electrificantes): Gloria Polo positivo y negativo"




Estimado G.:

Se va la segunda. Parece ser que la lectura de la primera contestación fue superficial, o quizás yo fui demasiado poco claro. Seguramente esto último, que Ud. sabrá disculpar. Pero son temas éstos profundos y difíciles, y cualquier avatar puede y debe ser subsanado. Es cuestión de insistir.

Pues, sin duda alguna, en estas cuestiones, ¡qué difícil es definir términos, la mayoría de las veces! ¡Qué paradoja que los términos no terminen, sino comiencen verdaderamente los debates, cualquier debate!

A veces nos queda ese gusto amargo, quizá pesimista, de inferir o presentir que la comunicación humana se torna mucha veces ó es (casi) imposible, cuando en realidad, sin embargo, es exactamente al revés: no hay (o no debería haber) nada más fácil, pues el humano es social por su misma definición, gregario en su instinto básico, parte ineludible de un todo social, de un grupo, de una tribu, de una manada, del hecho simplísimo (pero a la vez muy profundo) de compartir un código común, tradiciones y lenguajes determinados, y todo un campo de experiencias comunes…
A este respecto nos invade habitualmente la sensación, a quienes hemos optado por la/s ciencia/s de la comunicación social humana, de que estamos operando en ocasiones sobre un campo de impossibilitas, sobre utopías (“no hay tal lugar”, en su raíz griega).


Así que por esta vez seré breve, amigo, a pesar de las dificultades, y en la mayor medida de lo posible, quizá demasiado contundentemente breve. Pero creo que Ud. lo sabrá entender.


Aquí voy, punto por punto:


1) Soy agnóstico.


Es decir, no soy ateo, y mucho menos nihilista, pero no soy tampoco creyente de ninguna fe de tipo extra-terrenal.


A la manera de los marxistas, me defino como materialista-histórico, es decir creo que lo que somos hoy es producto de lo que fuimos antes, materialmente hablando, y que la vida social humana es un proceso temporal fatal, necesario, incontrastable, de lo real, de las fuerzas que operan en lo real. La palabra devenir lo define quizá más certeramente, mejor acaso que ninguna otra.


No sé qué cosa es per-se la “naturaleza” (fuese lo que fuese), ni el “universo” (fuese lo que fuese), ni la vida como atributo. Lo único que se puede afirmar (creo) es que la vida es una fuerza integrante del todo cósmico, como la gravedad, la luz, el electro-magnetismo y la materia (fuesen lo que fuesen).


Es decir, en el profundo sentido griego de la palabra, soy trágico.


La vida es un drama trágico. (-Espere, no se alarme, no se precipite, que aquí se operó por el cristianismo una sustitución nefasta de sentido). Es decir, originalmente “drama” (movimiento, acción) “trágico” (sin explicación posible). Es decir, un constante devenir


(Ejemplo al margen: agarre un microscopio y vea un átomo –fuese lo que fuese-, un solo átomo en su soledad, y lo comprenderá, viéndolo en vivo y en directo… Allí está claramente manifestado el drama trágico…)


En concreto: Soy agnóstico. No sé qué será de mí cuando me muera.


Y no sé siquiera si ese “mí” que menciono en la frase con aparente o forzada convicción significa algo realmente… Creo que ése es el mayor miedo y angustia del ser humano, que exige verdaderamente mucha valentía y entereza para asumirlo, y creo que allí radica la fuerza ideológica de su religión, en el pensamiento proyectivo que anula necesariamente la fuerza reguladora de los instintos... Allí, y en el control político de la sexualidad humana. El control sobre ambas fuerzas o afectos es un cóctel verdaderamente explosivo: de allí el innegable poder de la ideología cristiana, que se re-produce y se re-significa constantemente… De allí también que el cristianismo se arrogue para sí mismo el derecho aparente de controlar la conformación político-social de la sexualidad humana: si no, vea cualquier debate sobre los temas “familia” y/o “aborto” y después me cuenta…

En fin, soy agnóstico porque me abstengo de opinar (y mucho menos predicar, y muchísimo menos evangelizar) sobre estos puntos tan íntimos y a la vez –paradójicamente- tan públicos (pues es lo que nos sucede a todos, invariablemente), como son el punto de la muerte y el de la sexualidad.

Por eso soy agnóstico. Sólo sé que algo soy y algo hay en mí. Sólo sé que existo. Que hay ser. Sólo sé que mi voluntad desea. O lo que es exactamente lo mismo, que soy parte de lo que es. Que soy en el ser de todo. Que soy un fragmento de la vida. Y nada más. Pero lo más importante: ¡¡¡Y nada menos!!!
Por eso no soy ateo (quienes no otorgan la posibilidad de existencia a un dios, a cualquier tipo de dios) ni soy nihilista (quienes creen que lo único que hay es la nada). Creo que lo único sagrado o lo más sagrado (“sagrado”, “sacrificio” y “sangre” tienen la misma raíz genealógica ¿sabía?), lo único sagrado o lo más sagrado, decía, debería ser el cuerpo y el deseo del cuerpo, como lo fue para tantas culturas y tantos pueblos originarios, masacrados a su debido tiempo por el avance de su religión…

Soy agnóstico, es decir que contemplo la posibilidad de que seamos la azarosa combinación atómica de las fuerzas naturales que mencionaba, que es lo mismo que decir que creo en los múltiples dioses de la naturaleza, como creían los antiguos.
Soy agnóstico: es decir que creo que la vida (la vida como fuerza, como voluntad, como potencia) es lo que está por encima de cada uno de nosotros, individuos fragmentados de ella. La vida es nuestra única madre divina. La vida es lo que continuará, no sus momentáneos –temporales- fragmentos.

Me resultaría imposible creer que puede haber un solo dios, único para todo el universo, como una entelequia encerrada en sí misma, y me resisto a creer que los humanos somos el centro absoluto de todo, el ombligo del universo, la justificación de la vida, como un únicuum.
Creer en un solo dios, ser monoteísta, es una forma fundamental de odiar y defenestrar ésta vida, la vida tal cual es, y tal cual nos es dada.

Creer en la existencia de un pueblo elegido de un único dios es una forma fundamental de fascismo, de negar la diferencia, que es quizá la única ley posible para afirmar sobre la vida o sobre eso que denominamos la naturaleza.
(Y para entender a fondo estas dos últimas frases hay que leer con mucho cuidado y atención a Nietzsche, amigo: no queda otra).

Repito: Soy agnóstico. No sé qué será de mí cuando me muera.
Por lo tanto, tal definición, cuando un hombre ya puede asumirla en todos sus alcances, necesariamente implica un largo camino recorrido, no siempre fácil… Y necesariamente implica una visión ideológica particular de la vida, y de la organización socio-política del conjunto, de lo social…

(Otra anotación al margen: pienso ahora al releer la última frase que los dos últimos sustantivos empleados allí, -organización y conjunto- hace treinta años podían delatar a un posible “subversivo” y eran consideradas palabras “negras”… En fin…)

Entonces, retomando, también cabe necesariamente preguntarse, siguiendo las consideraciones que le mencionaba antes: para un agnóstico, para la particular visión del mundo de un agnóstico, en su particular cosmovisión, ¿quién debe legislar sobre el cuerpo humano, sobre su deseo y sobre su sexualidad, o, abarcándolo todo, sobre su voluntad? ¿La familia, como enclave monogámico? ¿La iglesia católica? ¿Cualquier iglesia? ¿El estado? ¿Nadie, es decir, el propio individuo?


Yo creo íntimamente esto último –siguiendo, por ejemplo, las argumentaciones de Max Stirner en “El único y su propiedad”, entre muchos otros-, por lo que me defino también con un término que de tan bastardeado que está hoy ya es casi ininteligible, o directamente peligroso, o directamente tabú, y que es el siguiente:

2) Soy anarquista.

Decirlo en esta época particularmente oscura es como decir soy trotskista, o pederasta, o subversivo, o algo así como decir “la concha de tu madre”. Casi un grave insulto. Y antes de que lo diga o lo piense Ud, se lo aclaro yo mismo de antemano: muchas veces me han reprochado la aparente contradicción entre querer la libertad del individuo y a la vez apoyar el estado, pero creo poder salvarla, pues según cada contexto histórico, otros poderes enormes suelen también operar sobre el individuo (nosotros lo vimos perfectamente en nuestro país, en décadas pasadas): esos poderes a veces son el Mercado, a veces la Iglesia, a veces la Mafia, a veces la Costumbre, a veces la Tradición, a veces los Mass-Media, a veces el Capital, etc. Así que estamos obligados necesariamente a no descuidarnos. Estamos obligados a no dejarnos alienar. Estamos obligados a soñar con un estado superior conformado por individuos libres.
Por lo tanto le manifiesto que yo, en definitiva, entre la Iglesia y el Estado, me quedo siempre con el Estado. Trabajo cotidianamente en el Estado, y apoyo a un tipo de Estado particular (el nuestro), y he luchado y seguiré luchando para que ese Estado no sea copado o cooptado por cualquiera de los otros poderes que le mencionaba, y entre la “libertad de mercado capitalista, occidental y cristiana” que continuamente nos amenaza y nos avasalla (y tras haber comprendido lo que eso significa en realidad, oculto casi siempre por sus máscaras cínicas e indignas), y por otra parte el estado rigurosamente laico o eventualmente socialista (que aparentemente sería demasiado sobreprotector o controlador, censurador u opresivo), sin duda que me quedo con esto último. Creo (como Marx) que el Estado no debería (idealmente) existir, que es una inconcebible abstracción (como señaló acertadamente Borges…), pero entre la dictadura del capital y la dictadura del proletariado, me quedo con los últimos, siempre… Y aquí (lo admito) soy un tanto irracional: antes que por convencimiento filosófico o empírico, lo deseo y lo asumo así por pura pasión… Entre la continuidad resignada de lo mismo de siempre y una eventual (fracasada) revolución social, opto sin dudas por lo último, aunque más no sea por cambiar un poco alguna vez…


Le doy un ejemplo de este argumenthum ontológicum bien cercano y concreto, para entenderlo: para mí era infinitamente preferible (repito: infinitamente preferible) que ondeara sobre nuestra querida patria el “sucio trapo rojo” ateo y comunista, inclusive (si quiere) hasta el punto indescifrable y neurótico del kaos absoluto (así, kaos con k de kirchner) en que todos corriéramos en pelotas por la calle fagocitándonos los unos a los otros, era infinitamente preferible eso a tener que admitir y convivir con la insoportable realidad de un ejército y una policía, con la suma del poder público, secuestrando, violando, robando, torturando hasta el sin-límite de la bestialidad y arrojando vivos al mar a un sólo joven y a un solo/a adolescente, por más "guerrilleros" que fuesen… Y sin embargo, ya ve…
Así que esa aparente contradicción de afirmarme libertario (ésa era la palabra original que definía al movimiento de los anarquistas, antes de que la secuestrara para su usufructo el sistema capitalista, y que la re-significara hasta mal-decirla) y defender a la vez la presencia fuerte y actual del estado, esa aparente contradicción, decía, queda zanjada por el apremio de las actuales circunstancias. Si me permite la metáfora de índole sexual y un tanto grosera, si nos han de romper el culo de todos modos, yo prefiero que me lo rompa el bien público, y no una élite acomodada de poderosos y parásitos…


Así que ya sabe. Ahora me he confesado (casi) ante Ud. y ya conoce mis secretos un poco más, y sin siquiera utilizar el féisbuc. Soy en cuestiones de fe agnóstico, y en cuestiones políticas anarco-libertario, pero absolutamente estatista bajo las actuales circunstancias. Ahora veamos las cuestiones morales. Y acá viene el plato principal, con la guarnición y todo, porque viene el término más difícil de definir, y que se presta a mayores confusiones. Es el siguiente:

3) Soy anti-cristiano.


No anticristo, a la manera de una especie de diablo, demonio, poseído, etc, de ésos mostrorum artifex que uds. propugnan, encerrando toda crítica posible dentro de su propia lógica, sino anti-cristiano, es decir, enemigo intrínseco de todo lo que tenga que ver con la base ideológica de la primitiva religión judeo-cristiana: católicos apostólicos romanos, judíos ortodoxos y no ortodoxos, protestantes, anglicanos, evangélicos, mormones, ortodoxos rusos, griegos, ucranianos, testigos de jehová, etc, etc, etc. Es decir, todas las caras emanadas de la misma moneda: el monoteísmo hebreo o mesopotámico apoyado o plagiado en las tradiciones solares del antiguo egipto y propagandizado en Roma y en Grecia, y posteriormente en todo el globo (con la espada y la cruz, con el garrote, el potro, el látigo y los misiles inteligentes…) propagado y propagandizado, decía, con la figura emblemática del tal Jesús… (que, como dice Sabina, si fue cierto que existió debió ser un verdadero revolucionario comunista, lo que se dice, un rojo…)
En definitiva, esa definición tan problemática se basa en que creo que, más allá de sus buenas intenciones o de su aparentemente bien intencionada doctrina de justicia social (intenciones siempre puestas en el primer plano de cualquier intento de debate sobre el tema, quizá para ocultar el trasfondo…), más allá de eso, decía, considero al cristianismo como algo nefasto, algo que debe necesariamente ser superado, dejado atrás. Es más: lo considero como el mayor mal que jamás se abatió sobre los seres humanos, que ha causado más daños que cualquier otra cosa, nunca, en todo ese lapso de 2 mil o 3 mil años que soberbiamente designamos La Historia.


Nada ha causado mayor extravío, mayor pérdida del sentido humano, mayores desigualdades, mayores miserias, mayor aceptación indigna de la miseria, mayores torturas carnales y/o espirituales, mayores miedos y angustias, mayores represiones, mayor resignación y abatimiento, mayores dolores o penas. Nada: ningún tornado, terremoto, tsunami, guerra, etc. Considero al cristianismo como el responsable en última ratio de la gran mayoría de los millones y millones de esclavizados, torturados, asesinados, humillados y vejados de estos últimos mil ó 2 mil años que le mencionaba… Esa ideología extraviada que determinó la existencia única de un solo dios ut supra, y en ésa idea la consideración de ésta vida (la del lado de acá, o la única determinable) como pecaminosa, y que debe necesariamente todo otro dios posible ser conquistado y anulado, ésa idea, decía, está en la raíz causal de casi todas las guerras, invasiones, purgas, progroms, matanzas y conquistas sangrientas del último milenio o de los dos últimos milenios… Detrás de su máscara valorativa de amor y paz se esconde la negación de la raíz del conflicto social y la propagación de valores que representan la continua e ininterrumpida decadencia del ser humano, su lento suicidarse, y que hoy ha llegado a estar internalizada, incorporada como un sufrimiento interno, como la cárcel propia de nuestros más humanos instintos, sentidos y afectos… Casi como algo “natural” (?????!!!!!)
No se preocupe: aquí no voy a citar autores. Pero le aseguro que fue mucho lo que forzosamente necesité, lo que tuve que leer para entenderlo. Considero también la posibilidad de que tales afirmaciones le suenen a Ud. difíciles cuanto menos, o hasta agraviantes, pero no puede haber medias tintas en éstos temas tan profundos, influyentes y conflictivos. Quizá sea éste un tema de fe, o de la influencia nociva de la fe utilizada como argumento. Su fe, precisamente, quizá le veda o directamente le impide a Ud. leer para profundizar, discutir fundamentos o meramente tratar de entender… Quizá cree (como San Agustín creyó) que la búsqueda de su felicidad, de su consolación metafísica lo exime de la responsabilidad socio-política que acarrea el tema… Bué, así estamos, por confundir fe con conocimiento, fe con justicia, fe con política…


Y como se entenderá, ni hace falta aclarar que como anti-cristiano que soy y me defino, soy también y por ende, la representación social de dos figuras ciertamente modernas que son por Uds. aborrecidas: el laicicista y el pro-abortista. Es decir, considero en primer lugar que la educación de la juventud, toda la educación, no puede estar jamás y bajo ninguna circunstancia en manos de sacerdotes (de ninguna religión). Pues propugnar el laicicismo no es propugnar el ateísmo o cualquier clase de ateísmo, como Uds. quieren hacer ver continuamente, sino que es propugnar que el estado se libere por fin de las ataduras que suelen cohibirlo en su defensa de los derechos de todos los individuos, crean lo que crean o se consuelen metafísicamente como se consuelen… Es decir, si ha de haber educación estatal, políticas estatales educativas, ésta y éstas no deben estar al servicio de ningún concepto religioso, quedando en última instancia estas manifestaciones de fe personal o metafísica en la esfera de las creencias privadas, como cualquier otra creencia privada, y con la misma entidad y el mismo derecho a existir y expresarse allí: el feng-shuí, la carta astral, el horóscopo chino, el umbanda, san la muerte, el gauchito gil, el opus dei, el voodoo, el monismo, quetzalcoatl, la patafísica, la magia negra, la abducción óvnica o la kabbalah…
En segundo lugar, considero la defensa social de la vida como una prioridad impostergable, pero de toda vida: como dice la canción de León Gieco, la tuya, la mía, de un perro, de un gato, de un árbol, de toda la gente… Y en el tan difícil tema de la legislación sobre los cuerpos (legislación que es siempre y necesariamente represiva) mientras haya estados deben ser éstos los que detenten únicamente esa responsabilidad, bajo la premisa de igualdad material de oportunidades y derechos de todos los individuos… hasta que llegue el día ideal, superada la lucha entre clases poseedoras y desposeídas, en que pueda el propio individuo detentar el poder de decisión y legislar libremente, anárquicamente, sobre su propio cuerpo… O hasta que llegue el día super-ideal, el día nietzscheano, en que –como sucedió en Grecia en la denominada edad de oro- sean los filósofos los que digan qué se necesita y sean los artistas quienes lo inventen o lo creen…


(Y aquí inserto necesariamente una postdata, y me pregunto: ¿y acaso no habrá sido así antes de estos 2 o 3 mil años que llamamos soberbiamente “La Historia”? ¿Cómo creemos que ha sido para el hombre en los anteriores 997 ó 998 mil años, si contamos que el mismo tiene sobre la tierra al menos un millón de años, según las estimaciones conocidas? ¿No sería factible también entonces poder hablar de “La Historia” de estos 2 ó 3 mil años como la aparición en el mundo de las políticas represivas del Estado, de todo estado?). ¡Indaguemos aquí! ¡Indaguemos!
Mientras tanto, decía, sólo el estado, en re-presentación de la comunidad (¡veamos “El mundo como voluntad y como representación”, de Arthur Schonpenhauer!) podría tener esa suma del poder público, y nadie más. ¡Y nadie más! Pues, ¡si la religión se apodera del estado como ente legislador ya sabemos lo que pasa! ¡Y si no lo sabemos es por que no queremos ver!


La iglesia opinando y legislando sobre el aborto es una aberración desde todo punto de vista: ético, jurídico o moral… Piense si tuvieran el poder de legislar sobre el aborto (pues el derecho a opinar sin duda lo tienen) los seguidores de Moon, los umbanda, los seguidores de la diosa Kali o los seguidores de San La Muerte… La iglesia azteca, por dar otro ejemplo al azar entre miles posibles, legislando sobre su propio estado y sus propios individuos produjo horrendos asesinatos y sacrificios en masa, pero bajo el punto de vista comparativo se trataba -en ése entonces y ahora, con este tema- de la preeminencia de una misma lógica, ésa lógica que defiende, cuando se aplica políticamente, los intereses que se adecúan a su cosmovisión religiosa particular y nada más. ¡La iglesia es, por lo tanto, de todos los actores sociales implicados en el tema, precisamente quien en último lugar, como última instancia debería opinar y/o legislar sobre los cuerpos, pues lo que propugna la iglesia, detrás del remanido tema del aborto, detrás de su preocupación por la vida nonata, es mantener su porción de poder que le asegura el hecho de detentar el control sobre la sexualidad y la reproducción, y no resignarla en manos de un estado laico! ¡Eso, únicamente eso y nada más, es lo que quiere la Iglesia cuando habla del aborto!
Pues, en este caso en particular, cabría con legitimidad preguntarnos ¿por qué habría de importarle a la iglesia más la vida por nacer que la vida ya nacida? En concreto, podemos también con legitimidad preguntarnos (porque atañe necesariamente a este tema), ¿dónde estaba y aún dónde está la iglesia en todas y cada una de las persecuciones ideológicas, matanzas y masacres producidas por los propios intereses que dice defender, ya sean negros, moros, judíos, subversivos, comunistas, indios, villeros, brujas, pueblos originarios, minorías religiosas, étnicas y/o sexuales, iraquíes, afganos, terroristas árabes, animales y plantas consumidas mecánicamente por la industria, travestis, musulmanes, homosexuales, palestinos, y todo un extraordinariamente largo etcétera?


Es patético, pero increíblemente cierto: ¡Uds. están continuamente presos de su lógica cíclica! ¡Siguen afirmando que su Iglesia está más allá de todos los hombres que en toda época la han conformado e integrado! ¡Siguen afirmando continuamente que la Iglesia es una entidad, entelequia ó idea que está por encima de los circunstanciales hombres –que son pecadores y nunca están a la altura- y los muertos y los horrores se siguen sucediendo ininterrumpidamente! ¡No hay ninguna diferencia entre el discurso contextual de cualquier papa, cardenal, monje u obispo medieval y nuestro actual Bergoglio! ¡A esa misma lógica que es el punto crítico en la idea básica del judeo-cristianismo Uds. deberían aplicarla a este concepto lógico desviado! ¡Pero no lo hacen! Porque, si proponen la idea de un mundo más allá de éste, ¡necesariamente terminan por considerar a éste como malo ó pecador! ¡Pero no operan así cuando les toca hablar de su propia Iglesia, aquí siempre los malos son los hombres, no la idea! ¡Y jamás aceptan o conciben discutir sobre ésa idea, sobre las ideas fundantes de su Iglesia, que permanece siempre intocada, inmaculada, y a salvo de cualquier crítica que la discuta ó menos aún que la ponga en entredicho!
¡Y hablan del aborto! ¡Pero con qué autoridad moral lo pueden hacer!!! ¡¡¡¡Han obtenido su poder sobre cadáveres, sobre miles de millones de cadáveres, y dicen defender la vida!!!!!


¡Sólo el Estado puede legislar sobre los cuerpos! ¡Y precisamente el estado laico, laico absoluto, es decir conformado por individuos que no tengan ningún tipo de motivación de carácter religioso! ¡Ésa es la condición sine qua non para poder hacerlo!...
En fin. Ha sido largo, al fin de cuentas, este intento de definir términos, quizá más de lo que esperaba. Pero espero profunda y humildemente que lo haya comprendido.


Así que ya sabe, amigo (si es que nuevamente no he fallado), ya han quedado más claros los significados: soy agnóstico, anarquista y anticristiano (ja, casi tan atemorizante hoy como cualquier otra “triple A”…)
Tales definiciones, sin embargo, no invalidan nada, le aseguro, política o socialmente, salvo en las particularidades o especificidades que le acabo de mencionar… Tras haber intentado definir estos términos, de ningún modo debería Ud. temerme o guardar hacia mí prejuicios de ninguna índole… Sepa que he estado y estoy abierto a toda discusión o intercambio, que me considero un agradecido receptor de novedades y un incondicional agradecido a quienes me han aportado algún tipo de conocimiento o sabiduría, o me han ayudado a entender… En fin, creo ser la mayoría del tiempo una buena persona, y quisiera vivir tranquilo y en paz, y que así también me dejen vivir… Suelo ser feliz en el arte, en la música y en la amistad, y suelo tener a veces sueños modestos, bastante bien adaptados a los tiempos que corren, y otras veces sueños de un mundo casi imposible, sin los horrores del extravío…


Así que (llegando por fin al punto en cuestión de ésta, la segunda contestación que le envío), como agnóstico, anarquista y anticristiano que soy, el hecho de recibir su “dividí” de “Gloor Apollo” (“glorificación de la forma”… ¿qué casualidad, no?) ha sido casi como si un celíaco recibiera de regalo un pan francés recién horneado, o como si un manco recibiera un par de guantes… Casi casi una falta de respeto, o al menos de tacto, apenas disimulada… Pero lo más triste de todo es que quizás ni tomándome el trabajo de remarcárselo nuevamente me libre respetuosamente de su misión santa: pues si seguimos así, a futuro se me presenta el incierto panorama de que Ud. (como todo buen cristiano) no reconoce ni reconocerá bajo ninguna circunstancia al otro, a cualquier otra otredad, y seguirá convencido de que si yo soy lo que soy es porque seguramente Ud. no supo convencerme o mostrarme la luz, o porque quizá yo sea el producto de una educación desviada o fallida… Y después seguramente vendrán los pasos siguientes, inexorables, como oveja descarriada que soy: seré culpable de no querer entender, pese a todos los muchos esfuerzos evangélicos llevados a cabo en mí entendimiento, y pasaré irremediablemente a ser carne de escarnio: contra mí serán lícitas todas las represiones y/o marginaciones, y finalmente (a falta de actuales Torquemadas) seré un nuevo expulsado del paraíso, y caerán sobre mí todos los males… cualquier circunstancia adversa podrá ser mi castigo divino, cualquier desgracia que caiga en mi vicisitud será finalmente su sentido gozo, su re-sentido gozo, su cristiana revancha… Como me diría el amigo F., hablando precisamente de este video en cuestión, y de éstas cuestiones del video, la metafórica, simbólica y ejemplificadora frase de “¡cómo te vas a arrepentir!”…

Así que permítame, para terminar, a manera de compensación simbólica, sintetizando in extremis, y sin ninguna otra pretensión más que brindarle (nuevamente) mis modestísimos puntos de vista, dejarle algunas consideraciones particulares sobre el video que me dio, y que son las siguientes:

1º) ¿Dice la verdad la Sra. Polo? ¿Dice alguna verdad? Enfáticamente no. Dice todo el discurso esperable de la cooptación mediata de los incautos… Todo, todo el choclo desde Saulo de Tarso hasta acá, está bien resumido allí… Nada se discute en su discurso, en la circunstancia particular que aparentemente le tocó vivir: todo queda incólume. Todo sirve (lo nuevo, lo raro, lo particular, lo incierto) para demostrar lo que ya sabíamos que venía a demostrar. Allí está bien adobada toda la doctrina, toda la información “catequizada” que un sufriente o miedoso normal de hoy en día puede asumir ante la certeza de su muerte (de cualquier muerte), de su horror (de cualquier horror), para caer en la duda ante los poderes “monstruosos” de la vida, y terminar creyendo en cualquier cosa que se le presente para al menos no sentir… La anestesia de lo real. El auto-flagelo personal transformado en un patético “toda-vida-debe-también-flagelarse” para encontrar la posterior salvación y/o recompensa divina…
Toda la gnosis teocrática está en su discurso: no revela ningún error, no corrige nada, no aporta algo nuevo, sino que confirma que todo era y es verdad, desde las primeras teogonías del Siglo I hasta las creencias que se fueron anexando con el correr del tiempo y las luchas políticas… Un compendio de actualización doctrinaria, un manual, con su respectivo ataque a la new wave y a los posibles puntos conflictivos de la discusión ideológica actual… Todo, todo está ahí, perfectamente estudiado y representado: el túnel con la luz de Víctor Sueyro más la correspondiente crítica a las modas modernas ya condenadas por la jerarquía eclesiástica…

Y lo que es peor, tremendamente peor: allí está también (como siempre) la teatralización simbólica y morbosa que en otra época reunía a los súbditos en las plazas, alrededor de las hogueras y de los suplicios, para ver en vivo y en directo las torturas, los alaridos, los hedores, las heces, y poder hacer así aquello tan preciado que los griegos llamaban catarsis… (con la salvedad de que ellos lo hacían a través de las artes, los mitos trágicos, la música, los bailes orgiásticos o dionisíacos, y de la sensualidad…) Nosotros, en esta época, al menos tenemos la televisión, o you tube… Y aquí ya estoy dudando un poco: ¿qué sería mejor? ¿ver hoy por hoy en vivo y en directo al Ku Klux Klan quemando un negro en la hoguera, o ver “policías en acción”, para demostrarnos que todo negro actual, todo villero, es decir, todo miserable o pobre de esta sociedad es en potencia un criminal condenable? ¿Quién tendría más rating hoy? ¿Tomás de Torquemada o Etchecolatz?
Todo el discurso de la Sra. Polo es, en definitiva, y bien leído, de un cinismo y una frialdad de horror abismal, como sólo es posible en santos y en cristianos fanatizados…

2º) La Sra. Polo no se aprendió muy bien que digamos las lecciones (seguramente a las apuradas) que le brindaron para la realización de este video sobre retórica y enfatización sustantiva de los discursos públicos. Señalarse el costado izquierdo del pecho cuando se menciona el sustantivo corazón o apuntar con el dedo hacia arriba cuando se menciona el sustantivo cielo más que enfatizar o adornar su discurso, lo delata. Así no habla la gente. ¿Acaso no es eso lo primero que se nota allí? Al menos en los videos de hollywood se suele enfatizar la tensión oscilante del “movimiento”, es decir, del “drama”, de la “tensión dramática”, con música circunstancial, generalmente clásica, o con leiv motívs situacionales… No es éste el caso, pero hubiera sido preferible, en aras de la profesionalización audiovisual…

3º) La Sra. Polo parece confiar en la internalización represiva de los afectos que ya ha venido continuamente operando el cristianismo en casi dos mil años, y eso parece evitarle el tener que dar pruebas empíricas de alguna clase para confirmar su caso. Comprendemos que no le habla a marcianos, le habla a quienes están ahí para oír lo que van a oír, seguramente: monjas, curas y feligreses varios que pasan frente a cámara en forma continua. Esto aparentemente la exime de tener que aportar pruebas, pero no puede dejar de mencionar sin embargo los “exámenes y certificados médicos en su página web” (aquí va una expresión de extremo asombro, con muchas ??????? y muchas !!!!!!!). En fin, mejor callar, por pudor…
Y más bizarro aún: la Sra. puede mostrar las pantorrillas en su afán legitimador, allí donde aparentemente ha sucedido un milagro médico y “le ha vuelto a crecer la carne”, pero el prurito católico le impide mostrar las huellas o cicatrices que discursivamente hubiesen sido más convincentes para el caso… Por cierto, ¡un caso clínicamente fantástico e increíble, un acontecimiento que desafía toda lógica, una circunstancia que hasta la mueve a viajar por el mundo exhibiendo su relato, un hecho único entre millones de hechos, y la represión católica de las formas la cohíben para mostrar lo que sería más contundente y convincente mostrar! ¡¡Dice que el cuerpo no importa, que no es lo importante o esencial, que ella estaba antes de la revelación preocupada por la belleza y por las turgencias, por cosas mundanas sin importancia, y que ahora ha comprendido que la verdad no está en el cuerpo!! ¡¡¡¡Pero no puede mostrarlo!!!!!! ¡¡¡Juro que yo le creería a la Sra., amigo C. -al menos algo más sinceramente- si al menos me mostrara las tetas!!!!! ¡Si están quemadas y ya no importan, si sólo son restos moralizantes de una vida pasada y no-escencial!!!! ¡¡¡Si sólo son cicatrices!!!!! ¡¡¡Quiere enseñarnos sin enseñar!!!!! ¡¡¡Quiere enseñarnos por señas!!!!! ¡¡¡Gloria, mostrá las tetas!!!!!...

4º) Como diría Dolina, amigo, pasados los treinta años las apariencias nunca engañan, y cada uno es fatalmente responsable ya no sólo de las actitudes que toma, sino también de la cara que porta. En tal sentido, tras haber visto su video, he llegado a una certeza: el presentador de cultivida es un reverendo pelotudo. Y peor aún: una clase peligrosísima de pelotudo, el pelotudo fascista. Aquel que cree, con sinceridad y con profunda convicción, que todo el mundo, todo el universo inclusive, debería ser también tan pelotudo como él. Si me permite la variación latina en versión libre, perfectamente lo podríamos definir como el “Ars Pelotudum”.

En tal sentido, no puedo dejar de pensar que todo este evento que muestra el video, y cualquier otro evento de esta naturaleza (o de esta anti-naturaleza, para hablar con más precisión) que Ud. sin duda querrá presentar como algo bien intencionado, sirve únicamente de marco o de excusa para hacer lo que este muchacho viene a hacer en la oportunidad: levantar el diezmo, generalmente de los más miserables (por amedrentamiento, por presión, o por miedo o, si es posible, de los más poderosos, por conveniencia ideológica, o mejor dicho por connivencia ideológica entre iglesia y business…). Y tampoco hace falta ser muy malintencionado para darse cuenta de dónde, por ejemplo, suelen salir las costosísimas campañas legales (y muchas veces ilegales) en contra de cualquier intento de establecer leyes o políticas de contención pro-abortistas, campañas que encabeza su Iglesia directamente, cuando no a través de innumerables asociaciones fantasmas como la tal cultivida, o a través de grupos de fanáticos, cuando no de pelotudos similares a éste en cuestión… Para dar un ejemplo cercano de estas campañas que mencionaba, pienso, por caso, en el “Encuentro Nacional de Mujeres” llevado a cabo en la provincia de Tucumán en este mes de octubre, días pasados, y en cómo actuó su iglesia e innumerables grupos como éstos en desprestigiar, boicotear, defenestrar o directamente atentar contra tal encuentro, sus organizadores, su difusión y sus protagonistas… Sin importar ninguna consecuencia ni respetar ningún límite, casi como una cruzada… Y se me ocurren cientos de otros ejemplos similares, actuales o anteriores, pero que ya ni vale la pena mencionar…

5º) También, si no es molestia, le vuelvo a sugerir tenga la amabilidad de no confundirme a mí con alguien que sería de alguna forma capaz de ser receptor (o al menos tele-vidente) de tal video, al que me cuesta muchísimo definir sin utilizar de buenas a primeras algún término o adjetivo que pondría en dificultades nuestra relación de respeto y amistad… Había pensado, en principio, en el término lacra, pero temo que Ud. se sienta sobre-afectado o lo tome como una agresión personal… Así que, pensándolo mejor, llego a la conclusión que, ya que estamos aquí tratando de definir términos, tal video y tales personajes serían, a mi juicio, la exacta definición de lo in-humano

Y por último, en 6º lugar, permítame una gaffe, a manera de distención…

Sí, es cierto: es realmente grave, gravísimo diría yo, el tema del calentamiento global que nos afecta hoy en día… ¡El clima está cada vez más enrarecido, y ya no nos brinda ni las seguridades que antes nos solía brindar! ¡Hasta los temibles rayos, otrora infalibles y arrasadores, fundadores de dioses, religiones y lenguajes, aquellos mensajeros abismales del dios Thor, el dios de tor-nados y tor-mentas, vienen ahora con una evidente y pusilánime disminución voltaica! En fin, qué le vamo’ a hacer…

Finalmente, más allá (o más acá) de bromas y afines, con más (o menos) respeto del que quizá nos merezcamos, con la incontrastable fuerza del misterio de la voluntad y de la incerteza, devolviéndole con esta contestación su video –menos la cajita, que me servirá seguramente para guardar algún CD de mi música preferida, la música anticapitalista y anticristiana, y, sobre todo, la música dionisíaca-, y a la espera de su nuevo intento evangélico que seguramente no se hará esperar, lo saluda –incólume a todo genero de decadent, y siempre de pie, venga lo que venga- su amigo,

Eduardo Spalletta.

PD: Humildemente espero que este intercambio de pareceres que mantenemos no afecte en lo más mínimo ninguna de las características de nuestra relación, ya sea laboral, de camaradería o de amistad. Y si al fin de cuentas afectase de algún modo nuestra relación, espero que sepamos remediarlo, y aceptemos nuestras diferencias. Y si no, que un mal rayo nos parta



 

No hay comentarios.:

VIDEOS & SITIOS WEB RECOMENDADOS POR...

VIDEOS & SITIOS WEB RECOMENDADOS POR...
Todos los videos se relacionan con contenidos de "La Mosca & El Mercado".
También podés recomendarnos tus favoritos...

TAMBIÉN PODÉS ESCUCHARNOS EN LA RADIO

TAMBIÉN PODÉS ESCUCHARNOS EN LA RADIO
Y POR INTERNET EN WWW.RADIO.UNLU.EDU.AR

Cita de Abajo

Cita de Abajo
Chau. Hasta la próxima vez